Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NW)

Volumen 10

Capítulo 94: Dorama

 

 

En el reino de Ranoa se encontraba Sharia, la capital de la magia.

Hablamos de una ciudad estudiantil en la que se encontraba la famosísima Universidad de Magia de Ranoa.

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Y también, en esta misma ciudad, en uno de sus rincones, se encontraba una casa que tenía un pequeño problema.

La que llamaremos cordialmente como mansión Ludeus había sido construida hace más de 100 años, aunque su antigüedad no era el problema en sí. El problema era que se trataba de…

Una mansión embrujada.

Este problema se sentía incluso a simple vista; siendo una mansión construida al estilo occidental, completamente recubierta por moho y enredaderas secas por todo su exterior.

Si una palabra describía a la perfección su aspecto, esa era inquietante.

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La persona que se había atrevido a irse a vivir a esta extraña casa era un joven llamado Ludeus Greyrat.

Se trataba de un joven que había alcanzado a su corta edad el rango A en el gremio de aventureros, y que en estos momentos incluso se encontraba cursando en la archiconocida Universidad de Magia. Y aunque él mismo fue el que decidió comprar la casa para poder casarse, no estaba conforme con la misma.

¿Que qué problemas podía tener con la mansión a parte de su aspecto tétrico?

Pues que nada más poner un pie en la propiedad, se veía como el jardín estaba increíblemente descuidado, la puerta de la casa estaba rota, tanto el techo como las paredes tenían varias manchas de humedad, y hasta había goteras. La única parte que parecía mantenerse medianamente bien eran las chimeneas del edificio, y aún así su estado era algo cuestionable…


En definitiva, verla hacía tener la impresión de que estaba completamente abandonada.

“Debido a que se usaron materiales reforzados mágicamente para la construcción, el edificio ha envejecido bien, pero como era de imaginar, el edificio ha acabado sufriendo el paso del tiempo. Para unos recién casados, la impresión que causa la casa es un tanto…”

En resumidas cuentas, el cliente quería una casa limpia y acogedora, perfecta para una pareja de recién casados.

Y de todos los artesanos de la ciudad, solo un hombre se atrevió a aceptar la ardua tarea de remodelar la vivienda.

Se trataba de Balda de las Grandes Cuevas, un maestro artesano especializado en arquitectura y remodelaciones, y miembro del gremio de magia en el Ducado de Basherant. Balda, un veterano con 30 años de experiencia en el sector capaz de ocuparse de cualquier tarea; desde la planificación de una nueva casa hasta la construcción de la misma.

Entre sus logros se encontraba el uso de las técnicas de que había aprendido en el continente Milis, llegando incluso a encontrarse entre los constructores que dieron vida a la mismísima Universidad.

Y aunque se trataba de un hombre un tanto tosco y brusco, seguía siendo una persona con la que uno podía acabar llevándose bien; por no hablar de que su habilidad estaba más que asegurada.

Para distinguirle, decir que siempre llevaba un mantillo consigo colgando de su cinto, permitiéndole estar preparado para arreglar cualquier pequeño detalle de una casa en cuanto se lo pidieran, demostrando así el espíritu de un verdadero artesano.

Vaya, con ese martillo no solo arreglaba edificios, sino hasta a sus propios discípulos; hecho que le llevó a ser conocido como Balda el del Martillo.

“Buenas, veo que has venido. Vaya, así que tú eres Quargmire, ¿eh, chico? ¡Me he enterado de que vas a casarte!”

Hoy, algo poco habitual había pasado, ya que la persona que venía a ver a Balda no era la inmobiliaria, sino el propio cliente; cliente que además era bastante conocido en la ciudad y en varios gremios como Ludeus el Quagmire, que llevó que hasta Balda le saludara con entusiasmo.

“Así es. Estoy a su disposición, Balda-san.”

Pero Balda había escuchado antes el nombre de Ludeus, puesto que era un viejo amigo de Talhand, persona que acompañó a Paul Greyrat de aventuras. No obstante, la persona que le habló de Ludeus no fue el propio Talhand, sino Elinalise, otra camarada de aventuras del minero del carbón.

“Como puedes ver, aunque compré esta casa para casarme, su estado actual es un poco inadecuado.”

“De momento, mejor será echarle un buen vistazo al interior.”

“Por supuesto, adelante.”

Pero en cuanto Balda fue a entrar en la casa, no pudo evitar hacer una mueca de descontento.

“¡Eh! ¿Qué demonios ha pasado aquí? La puerta está en un estado horrible… como si hubieras intentado arrancarla de cuajo, vete tú a saber por qué.”

“Eso es debido a que cuando vine a ver la casa, la puerta se había desencajado y era imposible abrirla sin romperla.”

“Habrase visto… los niños de ahora van por ahí rompiendo a sus anchas todo lo que se les pone delante sin pensar en las consecuencias… No respetáis la importancia de las cosas que tenéis.”

“Tienes razón… esta juventud…”

El cliente se desentendió del comentario del indignado artesano como si no tuvieran nada que ver con él; una actitud que casi hacía pensar que él no era el que había acabado rompiendo la puerta.

Balda por su lado no podía aceptar la actitud del chico; pero de momento, no tenía más remedio que controlarse.

Después de todo, había escuchado los rumores de lo aterrador que podía ser Ludeus el Quagmire cuando se enfadaba.

¿Y qué tienes pensado hacer con la puerta?”

“¿? ¿A qué te refieres, Balda-san?”

“A los materiales, diseño y demás… Si no me das indicaciones concretas, yo mismo elegiré lo que crea conveniente.”

“Pues… en cuanto a materiales no tengo ningún tipo de preferencia, solo que me gustaría que fuera una puerta robusta. Y sobre el diseño, me gustaría que tuviera una aldaba o similar para poder llamar a la puerta.”

“Era obvio que iba a tener aldaba, piensa que es la puerta principal.”

Pero en cuanto el maestro artesano dio un paso en la vivienda, tuvo que ocultar una expresión de preocupación.

“Está en bastante mal estado…”

“¿T-Tanto?”

“El suelo es sólido y los cimientos se encuentran en buen estado, el problema son las paredes y el techo. Casi parece como si la parte más importante de la casa fuera el sótano y el resto fueran simples decoraciones sin importancia.”

“¿Eres capaz de saber todo eso a simple vista?”

“Para algo me dedico a esto, chico.”

A ojos de un artesano con tantos años de experiencia, distinguir las secciones de una casa que se encontraban en buen estado de las que no, era una tarea sencilla.

El suelo, las escaleras de subida y bajada, el comedor, la cocina y las chimeneas… Todo eso fue construido con mucha atención al detalle y se mantienen bastante bien. Casi parece que un prodigio de la construcción se hubiera pasado 100 años de su vida aprendiendo el oficio solo para construir esta casa.

El problema es que las paredes, el techo y hasta la segunda planta parecen edificaciones posteriores y de mucha peor calidad… Qué raro…

“Igualmente, soy capaz de arreglar algo así sin problema.”

El maestro artesano le dijo estas palabras con plena confianza al cliente, causando en este una enorme sensación de tranquilidad.

Tras esto, fueron a una sala grande que seguramente fuera el comedor.

“Es una gran sala… Por no comentar que tiene buena iluminación…”

“¿En qué estado se encuentra la chimenea?”

“Déjame ver.”

A simple vista, la chimenea parecía no estar en su mejor momento; pero extrañamente, los ojos del maestro artesano Balda se iluminaron al examinarla.

“Es una buena chimenea que funcionará bien para calefacción. Puede que sea bastante vieja, pero mejor no toquetear nada de ella.”

“¿Está seguro?”

“Fíjate aquí, ¿ves esa firma del creador grabada en esta zona?”

Balda alzó su mano señalando a una sección de la chimenea que había pasado desapercibida hasta ese momento, donde se encontraba un sello familiar.

“Esta es la firma del prodigio Maestro Creador de Objetos Mágicos, persona bastante famosa hasta hace unos 100 años; pero de la que se desconoce su nombre. Pero si te sirve de referencia, en el reino de Asura, los objetos mágicos con este sello se venden por un dineral, por mucho que sean cosas sencillas. Y pensar que alguien tan famoso había fabricado un sistema de calefacción mágico en una casa de esta ciudad…”

“…..”

Balda no paraba de hablar maravillas sobre esta persona misteriosa, pero su cliente se encontraba pensativo analizando el sello que tenía delante.

El motivo de este interés, es que ese mismo sello lo había encontrado en otra parte de la casa; en concreto, en un libro indescifrable escondido en una sala oculta.

De un modo u otro, el primer dueño de la vivienda había diseñado la chimenea como un objeto mágico antes de continuar su investigación sobre el muñeco autómata.

“Bueno… en todo caso, ¿para qué piensas usar una sala como esta?”

“Pues… no lo sé. ¿Qué haría con ella la mayoría de clientes?”

“Aprovechando que es una sala espaciosa, la mayoría colocaría una gran mesa en ella para celebraciones y festejos. Aunque para ello, tendrían otra sala donde comer normalmente, y que pudieran venirse aquí en los momentos que hubiera más gente.”

“¿Por lo general apenas usarían esta sala?”

“Por lo general no. Aunque para personas con estilos de vida más modestos; con un solo comedor es suficiente.”

“¿Verdad? … Pues en ese caso, lo que haré será usar la otra habitación grande como comedor, y esta otra como una habitación en la que estar cómodamente.”

“Perfecto.”

La otra será el comedor, y esta será el salón propiamente dicho…

Tras anotar esto, los hombres continuaron haciendo la ronda por la casa.

“Vaya, 2 cocinas… Aunque la otra no tiene ventilación ni fogones.”

“Sin ventilación no se puede usar para cocinar, ¿no?”

“Depende, aunque viendo que hay desagüe, podría usarse como sala de lavandería, o hasta un baño…”

“… ¿Oh…? ¿Baño…?”

El maestro artesano fue a examinar ambas habitaciones, comprobando que estuvieran en buen estado y sin ninguna clase de atranque en el desagüe ni en la ventilación.

Finalmente asintió.

“No hay nada en particular que necesite arreglos importantes.”

“Señor Balda… Hay un asunto que me gustaría consultar con usted.”

El tono del cliente cambió a uno mucho más respetuoso antes de hacerle una sugerencia al maestro artesano; que en cuanto la escuchó, su mirada se encendió con cierta expectación.

“Es una sugerencia como mínimo interesante. Lástima que no tengamos acceso a esos materiales, el precio podría aumentar en exceso-“

“Me encargaré de conseguir los materiales con magia.”

“Así que tú mismo los conseguirás de un modo u otro, nada mal… En ese caso, dalo por hecho, me aseguraré de que salga bien.”

Balda aceptó la idea del cliente con entusiasmo y decisión.

Al día siguiente, Balda junto con 10 trabajadores fueron a la casa para comenzar las renovaciones.

1er Paso – La Puerta

A primera hora de esa mañana, trajeron una enorme puerta al domicilio.

Se trataba de una puerta tallada de madera de gran calidad, solida y con un llamador de metal con la forma de un león con una argolla. Además, en el marco de la puerta, había un círculo mágico pequeño que actuaba como alarma en caso de que fuera forzada.

“El círculo mágico no tiene nada de especial. Simplemente hace mucho ruido en caso de que alguien intente forzar la puerta.”

“Similar a los relojes despertadores, ¿no?”

La sugerencia del maestro artesano causó buena impresión en el cliente, que le llevó a sonreír de oreja a oreja.

2º Paso – El Lavadero

Ese cuarto sufrió un cambio radical de la mano de los trabajadores, partiendo la habitación en 2 secciones.

La sección más pequeña parecía casi un lavadero normal o incluso un pequeño aseo.

Pero la segunda mitad, más alejada de la puerta tenía ahora el suelo entero recubierto de extrañas losas de piedra, formando una muy sutil inclinación en el suelo hacia una de las esquinas donde se encontraba el desagüe.

Por si esto no fuera suficientemente llamativo, en la esquina más alzada de la habitación se había colocado un cubículo de piedra bastante suave suficientemente grande como para que 3 personas pudieran recostarse en él hasta cómodamente. El cubículo además poseía un agujero en la parte más baja del mismo.

Otro añadido a la habitación fue una pequeña ventana casi a la altura del techo.

El maestro artesano había seguido las instrucciones del cliente a rajatabla, pero nosotros nos preguntamos…

Exactamente… ¿qué será esta habitación?

3er Paso – El Sótano

Tanto el artesano como el cliente se encontraban de pie en el oscuro sótano de la vivienda.

“Es un sótano sólido… Siendo así, no hay riesgo de plaga de ratones.”

“Así es. Aunque, sobre esta puerta oculta… en la habitación que hay dentro, me gustaría que hicieras un arreglo para mí… pshshshsh…

“¿Por qué quieres tener una…? Ah, comprendo; no diré nada. Soy un seguidor de Milis, pero no sabía que tú eras distinto, Quagmire…”

Siguiendo la petición del cliente, distintos materiales fueron bajando al sótano, y las zonas más desgastadas y visibles, las manchas y demás pruebas que dejaban claro la existencia de la puerta secreta desaparecieron.

***

 

 

2 semanas más tarde, todo el remodelado de la casa había finalizado y era hora de mostrárselo al cliente.

Cliente que había decidido traer a su futura esposa a ver la casa.

“Me pregunto qué será lo que quieres enseñarme~ Estoy deseando saber de qué se trata~.”

“Sylphy hablas de una forma bastante forzada… ¿No será que me has estado espiando en secreto y sabes de antemano lo que te voy a enseñar?”

“¿Ehhh~? ¿A qué te refieres~? No sé de lo que me hablas~.”

En un tono que demostraba que la pareja estaba flirteando incluso con la novia hablando casi como si leyera un guión; el maestro artesano guió al cliente y a su futura esposa por la nieve en dirección a la vivienda.

“Y pensar que tantos años separados iban a hacer que la obediente y tímida Sylphy aprendiera a mentir de esa manera… Aunque pensándolo mejor, es posible que sea algo necesario para vivir; pero el hecho de que me puedas mentir de esa forma antes de casarnos me hace dudar de que me puedas mentir a menudo en lo que nos depara el futuro…”

“Uuhhh… Pero Ludy, ha sido culpa tuya… Yo no te he espiado, pero usaste el nombre de Ariel como referente para la compra, y sin avisarle ni nada.”

“Ups, supongo que eso fue culpa mía…”

La conversación cercana de la pareja no parecía tener fin.

“No hemos hablado apenas estos días, y estaba preocupada, porque… ya sabes… eres muy atractivo, Ludy…”

“¿Te pensaste que te estaba siendo infiel? Me hieren tus palabras…”

“Noquiero–decirestoyo–….. ya sabes… no soy exactamente… si no mira… soy demasiado… pequeña…”

El cliente, viendo el momento de preocupación de su futura esposa, hizo una expresión retorcida y la abrazó en medio de la calle de forma cariñosa.

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“¿Y eeeso? ¿Qué estás preocupada por tu pecho modesto? No tienes de qué preocuparte, mi pequeño no discrimina por el aspecto físico, a diferencia de algunos bastardos… juejeje…”

“¿Pequeño? ¿Quieres dec-…? Uhh… ¡Ah! ¡No toques ahí de improviso! ¡Para…! ¡Hay gente delante!”

“Tienes razón. Perdona.”

Cuando por fin llegaron a la entrada de la vivienda, el cliente había recibido un correccional como si se tratara de un perro travieso, y hasta diría que había escondido la cola entre las piernas como un can.

Por su parte, la novia se estaba recolocando la ropa y las gafas, mostrándose ligeramente enfadada.

“Moo-… Tienes que comprender que hay un momento y lugar para esas cosas. ¡Algo así es solo para cuando estemos solos de noche! ¿Comprendido?”  (NT: MOO, Onomatopeya japonesa para mostrar cierto hartazgo o cansancio cuando ves algo que no te gusta. Por lo general es más usado por mujeres).

“Sí, Sylphyiette-san. Me aseguraré de que no se vuelva a repetir…”

“¡Ah! P-Pero si… no pudieras aguantarte por más tiempo… pues… t-te a-ayudaré a…

“¿Qué dices? No he escuchado lo que me dijiste… Estoy mal del oído, ¿sabías?”

Por suerte para el maestro artesano, la pareja por fin se disponía a examinar la casa.

Antes

– El camino de piedra estaba lleno de moho y con varias piedras partidas y sacadas de lugar.

– La casa tenía también moho y enredaderas secas por toda la pared y el tejado.

– Algunos cristales de las ventanas se habían roto y la puerta se había partido por la mitad, con los restos apoyados junto a la entrada.

– La Mansión Ludeus daba la impresión de ser una casa embrujada.

Ahora

– El camino empedrado había sido limpiado y arreglado, quedando todo el recorrido en perfecto estado.

– Se habían quitado las enredaderas, también el moho y aplicado una nueva capa de pintura blanca a las paredes de la vivienda.

– El sucio tejado que antes estaba desgastado por la humedad había pasado a tener un tono verde brillante.

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– La entrada tenía ahora unas puertas dobles majestuosas de un tono marrón oscuro, con la boca de un león dorado a modo de llamador, que daba la impresión de ser un perro guardián.

Al ver esta estampa, la novia fue incapaz de impedir que sus manos llegaran a su rostro para esconder la emoción e incluso quizás las lágrimas.

“¿Qué te parece?”

“Um… Uhmm…..”

“Decidí pintar el tejado de un color similar al que tenía tu pelo cuando nos conocimos. Puede que tengas malos recuerdos de ese color, pero para mí era un tono precioso.”

“¿Eh? Ah… Um… Uhh….”

La novia era incapaz de responder correctamente a las preguntas y palabras de su futuro esposo, quizás debido a la emoción de ver una estampa similar a la casa de sus sueños.

Con las manos aún sobre la boca para contener la emoción, se notaba que no le quitaba ojo a la casa, examinándola con ojos vidriosos.

“Vayamos a ver el interior.”

Siguiendo la sugerencia del cliente, la pareja entró acompañada a su espalda por el maestro artesano Balda.

Lo primero que encontraron fue un felpudo frente a la entrada; que expresaba el disgusto y preocupación que suponía para el cliente la cultura de no quitarse los zapatos a la entrada en este mundo.

“A la derecha se encuentra el comedor y a la izquierda el salón. ¿Cuál te apetece ver primero?”

“Uhh… Pues… ¿Comedor?”

“¡Pues al comedor sea dicho! Perfecto. Estoy seguro de que te encantará el resultado, mira, ven.”

El tono con el que el cliente decía estas palabras, eran similares a las de un vendedor experimentado que intentaba sacar la mayor reacción positiva de sus clientes.

La novia entró en el comedor de la casa.

Antes

– Una gran habitación vacía.

– Paredes ennegrecidas por el paso de los años.

– Chimenea algo desgastada con el paso del tiempo.

Ahora

– Se había colocado una prolongada mesa en el centro de la habitación rodeada de sillas, con capacidad para 10 personas. Aunque de momento no tenía ningún tipo de decoración especial.

– Se habían limpiado las paredes y pintura blanca las cubría por completo.

– En una esquina de la habitación se habían colocado flores en unos jarrones para darle un toque de vitalidad a la sala.

– La chimenea había sido limpiada y los ladrillos habían sido sustituidos por nuevos ladrillos de un vibrante rojo que resaltaban en la sala.

“Wahhh, es preciosa…”

“Podemos, o bien comer aquí, o si lo prefieres, comer en el salón.”

“¿Y por qué la mesa es tan grande?”

“Para que podamos comer junto a los invitados que vengan a visitarnos.”

“Ah, ya veo… es cierto, ¿no? Seguro que nos vendrán a visitar…”

La novia se quitó sus gafas de sol y se rascó por detrás de las orejas por el nerviosismo, a lo que el novio, con una expresión atenta y cariñosa, colocó su mano sobre la cabeza de la chica y comenzó a acariciar su pelo.

“Bueno, ahora toca ir al salón. Es por aquí.”

Siguiendo el circuito que el cliente parecía haber preparado, los 3, con Balda como una sombra silenciosa, se encaminaron a la sala de estar o salón.

Antes

– Estado similar al comedor.

Ahora

– Una habitación acogedora y cálida, que daba la impresión de ser el principal lugar de reunión familiar.

– Rodeando la chimenea se encontraba un sofá bastante extenso, y frente al sofá, una pequeña mesita con un jarrón con agua y un vaso a dejar a modo de decoración o utilitario.

– El maestro artesano había comprendido las nociones del cliente de crear un ambiente familiar y había añadido pequeños retoques y decoraciones en todos los aspectos que le daba un aspecto agradable a la sala.

“Esta habitación es como… maravillosa… ¿no es verdad? ¿Te importa si me siento?”

“¡Claro, siéntate! ¡Aunque, sé lo que quieres decir! ¡El sofá es un tanto duro, ¿verdad?! Pero no te preocupes, con el tiempo se irá reblandeciendo.”

“Pero si ni me he sentado todavía… Ludy, llevas un rato hablando raro, ¿lo sabías?”

“Eso es porque estoy un poco nervioso… jeje…”

La novia se sentó algo tímidamente en el sofá.

“No está especialmente duro… ¿no?”

“¿En serio? Me alegro de que sea así.”

Tras lo que el cliente también se sentó; y Balda, como todo un caballero, y en parte debido al espectáculo, decidió dejarles solos.

Sentados plácidamente, él con uno de sus brazos por encima de los novios de ella; ambos mirándose a los ojos fijamente, con las miradas cruzadas… y la novia cerró los ojos tiernamente alzando ligeramente la barbilla-

Y el futuro esposo se levantó de improviso dejando a la futura esposa en la estacada.

“T-¡¿Te parece si vemos el resto de habitaciones?! Ahora toca ir a la cocina. ¡Vayamos a terminar de explorar los lujos de la mansión Ludeus!”

“-… ¿? ¡V-vale!”

Y en eso que se dirigieron a la cocina.

Antes

– Mucha suciedad por todas partes.

– Simples fogones instalados.

– Ventilación correcta.

– El resto de utensilios no se encontraban en un estado para su uso.

Ahora

– Limpiada en su totalidad.

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– Los fogones y las mesas listas, con distintos utensilios organizados en distintos cajones.

– La nueva mesa de la cocina era tan grande que se podía preparar en ella un jabalí entero.

– En el fogón se encontraba además una cazuela enorme para cocinar en él.

– En distintas zonas de la habitación habían cuencos, jarras y barriles para almacenar la comida.

“Veo que este sitio es bastante típico…”

“Sí, es bastante normal…”

Suerte de que Balda había decidido dejar sola a la pareja para que exploraran la casa, de esa forma había esquivado semejantes comentarios.

No obstante, por mucho que tanto el novio como la novia observaran la habitación sin ningún tipo de reacción especial; tanto el mobiliario como la instalación habían sido realizados con deleite.

Aunque no se podía negar que era una cocina bastante típica en comparación con el resto de la casa que poseía detalles y toques especiales y más llamativos.

La siguiente habitación que les esperaba era la conocida como el Lavadero.

Atravesaron el pasillo interior y cruzaron la puerta al mismo, quedándose la novia extrañada y con una expresión de curiosidad y sorpresa.

“¿? No es un poco… ¿pequeño?”

En la estrecha habitación había una cubeta y una pila donde lavar la ropa, así como una serie de canastas para poder transportarla y almacenarla en una estantería junto a la pared; suficiente para realizar la colada. No obstante, la novia parecía extrañada por el sitio tan poco espacioso.

Aunque le llamó la atención la puerta que comunicaba con la habitación colindante.

“Antes del veredicto, quiero que veas algo…”

El cliente se acercó a la misteriosa puerta y la abrió para mostrar su interior a la novia.

¡Menuda sorpresa!

¡El lavadero conecta con un espacioso baño!

¡Un baño! ¡Qué inesperado!

Antes

– Una habitación espaciosa y desgastada similar a la cocina pero que ni siquiera tenía fogones.

– Su utilidad era o bien un lavadero quizás demasiado grande, o una cocina para emergencias o preparados sencillos.

Ahora

– 2 habitaciones, un baño y un lavadero previo.

– El lavadero aunque simple y pequeño, tenía el tamaño justo para ser funcional.

– El baño, muy espacioso, tenía el suelo cubierto de losetas de piedra, junto a una tina grande para llenar con agua caliente.

– La habitación se había hecho para facilitar el drenaje de agua, consiguiendo que una sencilla habitación se convirtiera en un baño exquisito.

“Esto… Podría equivocarme… ¿pero no es esto un baño?”

“Como esperaba de la guardaespaldas de la princesa, veo que ya habías visto antes uno.”

“Ah, sí… Aunque solo lo he visto en el palacio real… Y todo sea dicho, esta es la primera vez que he visto uno tan espacioso. ¿Será que esto es lo que se conocen como spa?”

“Creo que los spa’s son un tanto distintos.”

La novia no podía contener la sorpresa ante la habitación de cuento de hadas que tenía delante; a lo que su futuro marido, solo podía responder con una mirada tierna.

Tierna, pero con oscuros pensamientos… bien podrían escucharse sus verdaderas intenciones al pedir fabricar semejante habitación digna de un rey.

Estoy deseando darle uso… kukuku…

Lo he dejado lleno de agua para enseñártelo como es debido, pero mi intención es cambiarle el agua cada día.”

“Vale. Aunque… Llegado el momento, tendrás que enseñarme cómo usarlo… ¿vale- ¡Wah!”

El cliente abrazó y casi levantó del suelo a la novia. Parecía que por algún motivo, las palabras de esta le causaron una enorme ilusión.

“Mooo… ¿te has emocionado…?”

“No es eso… es que estaba preocupado de que no quisieras bañarte conmigo… por eso estaba un poco…”

“¿? Un Baño no es algo que se use en solitario, ¿no es así? Después de todo, Ariel-sama siempre lo usaba junto a una acompañante. Es más, de no haberla acompañado en una ocasión, ni siquiera sabría lo que es un baño.”

“… ¿Sabías entonces que según ciertas culturas, el esposo debe limpiar el cuerpo de la esposa y viceversa? ¿Te habían contado esa costumbre?”

“Así que existe esa costumbre… Solo de pensarlo me da vergüenza… p-pero… haré lo que pueda…”

Tras la conversación, la pareja se dirigió al segundo piso.

En esta planta, lo máximo que pudieron observar es que el tejado se había reforzado y limpiado, eliminando cualquier posible gotera y dejando a la vista el interior del mismo de forma bastante ordenada.

Pero el cliente no se detuvo a observar esta sección, sino que siguió avanzando por el pasillo hasta la habitación que se encontraba al fondo.

“De momento esta es la única habitación que he decorado en la segunda planta.”

“… Ah… Es enorme….”

Sin llegar siquiera a dar un paso al interior del cuarto, la futura esposa se quedó atónita al ver la enorme cama que engalanaba la habitación; de tamaño suficiente como para acoger a 3 personas cómodamente.

En cuanto a decoración, la única sección llamativa era la almohada favorita del cliente, que se encontraba coronando el colchón.

“¿Por qué la cama es tan grande?”

“Pues para degustarte entera, Sylphy…”

“… Ah… comprendo… Es cierto… ejeje…”

Sonrisas nerviosas y tímidas florecieron en los rostros de ambos.

Y con esto terminó la presentación formal de la casa a Sylphy.

***

 

Punto de Vista de Ludeus

Habiendo terminado la presentación de la casa, nos quedamos sentados juntos en el borde de la cama, mientras Sylphy me abrazaba con fuerza y mostrándose contenta.

Mushoku Tensei Volumen 10 Capítulo 94 Novela Web

 

Lo cierto es que me encantaría poder estrenar la cama con ella; pero antes, hay algo sobre lo que quiero hablar.

“Sylphy, hace ya 3 semanas desde que aceptaste casarte conmigo. Puede no ser mucho tiempo, pero he estado pensándolo seriamente durante este tiempo.”

“H-Hm…”

Sylphy seguramente se había dado cuenta de la forma seria en la que le estaba hablando, porque nada más terminar mi frase, se recolocó correctamente al borde de la cama a mi lado y mirándome a los ojos.

“Puede que fuera yo el que te pidió que nos casáramos, pero siendo honesto, no sé bien lo que estoy haciendo. Quiero que sepas que no me arrepiento, pero tengo la impresión de que estoy acelerando demasiado las cosas.”

“Y-Yo no pienso igual; prueba de ello es que estoy inmensamente feliz por todo. Y esta casa que has preparado es tan fantástica que, por el contrario, soy yo la que duda de merecerme tanto…”

“No deberías, y me quedo tranquilo sabiendo que te gusta. Igualmente, lo que quería hablar contigo era sobre lo que haremos de ahora en adelante.”

Lo que haremos de ahora en adelante.

Escuchar esas palabras hicieron que la cara de Sylphy se tiñera por completo de rojo y se pusiera bastante inquieta.

“Esto… ¿Cuántos quieres, Ludy? Aunque teniendo sangre de orejas puntiagudas, es posible que me cueste concebir, pero…”

“P-Puede…”

Menudas palabras tan sugerentes acabo de escuchar… y encima no estamos en Japón, aquí no hay problemas económicos y laborales para tener hijos…

Hmmm….. Siendo honesto, entiendo que soy una persona que se deja llevar por sus instintos… quiero decir, el instinto de la humanidad es reproducirse; y para reproducirse… pues hay que seguir el proceso… sí, proceso… de hacer niños…

“¿Pero qué pasará con tu trabajo como guardaespaldas de la princesa Ariel?”

Puede que por lo general un embarazo no sea un problema en este mundo en cuanto a trabajo; pero es fácil imaginar los problemas que puedan surgir de un embarazo para un guardaespaldas.

No sé qué tendrá en mente Ariel, aunque claro… si es por un tiempo, yo o cualquier otro podríamos sustituir a Sylphy. Sé que mi habilidad para el combate no está nada mal; aunque también comprendo que saber escoltar a alguien no se resume en saber pelear.

“¿A qué te refieres con qué pasará…?”

“¿No será difícil trabajar de guardaespaldas llegado el momento?”

“Ya he hablado con Ariel-sama sobre ese tema.”

Ah… parece que ya lo han hablado… Bueno, son camaradas, supongo que es normal…

“Todavía nos quedan mínimo 2 años para graduarnos, por lo que deberemos esperar ese tiempo; además, tampoco es que vayamos a regresar a Asura nada más terminar la universidad. Por ese motivo, nuestra idea es permanecer unos 5 años en Sharia. Por eso… pues…”

Por sus palabras, parece que Sylphy no tiene la intención de dejar de trabajar como guardaespaldas de Ariel; además, por el tono con el que ha dicho esto, se nota que la relación con Luke y Ariel es una verdadera amistad.

Si esta conversación la hubiera tenido con la antigua Sylphy, ¿qué habría hecho? Con lo cercana y casi dependiente que era de mí, ¿habría lanzado toda su vida por la borda para venirse conmigo…?

Hubiera tenido cierto encanto, pero…

“Perdona… Supongo que mi respuesta ha sido un tanto egoísta, ¿no es así…? Después de que te tomaste la molestia de conseguir esta casa de ensueño para nosotros, será casi como si no viviéramos juntos porque estaría protegiendo a Ariel-sama… No… No estoy actuando como una verdadera esposa, ¿verdad?”

Apenada, Sylphy agachó la cabeza bajando la mirada a sus rodillas.

El marido trabaja mientras que la esposa se encarga de la casa.

En este mundo, esa norma no está tan vigente; quizás porque la forma física de hombres y mujeres es casi idéntica.

Pero quizás, aunque esa idea no esté instaurada en este mundo… sí lo esté en mí.

“Puede… que no… sea la adecuada…”

Sylphy dijo estas palabras, dejando ver en su todavía gacha mirada como lágrimas se amontonaban en sus ojos. No entendía por qué estaba reaccionando de esta forma.

Quizás esos 2, casi 3 años de abstinencia… han causado que ahora que he recuperado las energías, casi 3 años de espesa energía hormonal juvenil han causado que en mi mente, Sylphy se haya convertido en la persona que me permite dejar fluir mi deseo carnal con ella; y mi cerebro lo haya interpretado como Sylphy = Libido. Vamos, no me extrañaría.

Pero para mí, eso no se puede considerar como algo negativo.

Para mí, el deseo sexual es importante, y Sylphy es la mujer que me permitió recuperar esta pasión; llegó incluso a sacrificar su propio cuerpo para ello.

Tengamos en cuenta que soy una fiera sexual tan grande que hasta los de la raza feral no soportan el olor de mis ansias… Y a semejante fiera le entregaste un afrodisíaco para curarla… Estaba claro que no habría marcha atrás; siendo incluso la primera vez de Sylphy.

Perdí tanto el control que no me cabe duda de que lo pasó mal… y aún así hizo lo que pudo por ocultarlo, y hasta me dedicó una tierna sonrisa cuando despertamos juntos esa mañana.

Si cualquier cosa en su actitud o forma de actuar hubiera sido distinta, es posible que yo no hubiera conseguido recuperar la confianza en mí mismo hasta el punto de curarme. Así que… si Sylphy no es la adecuada para mí, nadie en el mundo lo será.

Si por cualquier motivo no me hubiera acabado casando con Sylphy, y ella se hubiera ido con otro hombre… no me cabe duda de que eso sería algo que yo lamentaría por el resto de mi vida; como si me la hubieran robado de las manos…

Eso mismo… Sylphy YA es mía.

“Sylphy, me perteneces.”

“¡¿Fhe?! S-Sí… S-Soy tuya, Ludy.”

“Por eso, quiero que te cases conmigo.”

Ahora que lo pienso… creo que esta es la primera vez que le he dirigido estas palabras directamente a Sylphy.

“… Sí.”

Sylphy asintió con las mejillas teñidas de un tono rosado reluciente. Lo que me hizo soltar un suspiro que ni yo mismo sabía que me había estado aguantando.

“No te preocupes por tu trabajo de guardaespaldas, porque haré lo que pueda para encargarme de la casa. En definitiva, eres libre de hacer lo que quieras, Sylphy.”

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“Hm.”

“Aunque, bueno… si fuera posible… me gustarí~a poder dormir contigo al menos una vez cada pocos días… Eso es todo lo que pido.”

“¿Hm?”

Sin querer, parte de mis deseos se escaparon entre mis palabras.

“… Con dormir… te refieres a ese dormir, ¿no es así?”

“No, no… por supuesto que no quiero que te sientas obligada. Me encantará dormir a tu lado, para mí es suficiente poder acariciarte los pechos.”

“Hmm… Pero no me siento obligada… además que no quiero obligarte a que te contengas demasiado…”

“No es bueno forzarse a algo, y debes descansar apropiadamente después de un duro día de trabajo. Yo me encargaré de todo por mi cuenta siempre que me dejes sobeteártelas un poco antes de dormir… y luego por la mañana, por ejemplo…”

Si de verdad pretendía controlar mis deseos y no hacerlos tan aparentes, estoy haciendo una mierda de trabajo…

Aunque bueno… delante de Sylphy no sirve de nada fingir; me conoce demasiado bien. No me queda más remedio que aceptar que soy de esta clase de persona.

“¿Tanto te gustan mis tetitas?”

“Con todo mi ser.”

“Pero si Luke dijo que un pecho pequeño no tiene nada de encanto…”

“Las palabras de un niñato ególatra como él no tienen ningún valor.”

Cuanto más joven, más memeces se dicen sobre la importancia de las tetas grandes o pequeñas… con el tiempo descubres, que lo importante no es la copa, sino el contenido. El alma.

¿No es cierto, Oppai-sennin?

“Pero Ludy, las mías no son tan distintas de las tuyas…”

“¿Qué dices? ¿Estos increíbles pectorales míos esculpidos por dioses no tienen nada que ver con la belleza de ese pecho modesto tuyo. Si no me crees, ¿por qué no lo compruebas tú misma?”

“Ah… pues…”

Habiendo dicho esto y siguiendo la conversación, saqué pecho y dejé que Sylphy lo tocara con sus delicadas manos.

“Es cierto que son totalmente distintos… están duros…”

“¡JUM!”

“… ¡Wah-!”

Al escuchar sus palabras, decidí seguirle el juego y darle un pequeño susto, apretando aún más los pectorales, causando que Sylphy apartara la mano asustada.

“Teniendo en cuenta que estos pectorales ahora te pertenecen, puedes tocarlos cuando quiera que gustes.”

“…V-Va- ¡! P-Pero por mucho que sea tuya, Ludy, no debes olvidar nunca el momento y el lugar… ¿de acuerdo?”

“¿Y qué tal ahora?”

“A-¡¿Ahora?! Ahora… pues… e-estamos en medio de una conversación importante, ¿no es así?”

Ups… tiene razón… me he desviado demasiado del asunto.

“En otras palabras y yendo al grano… Para asegurar que nuestra vida de casados vaya viento en popa, de ahora en adelante, me gustaría que hablásemos de lo que esperamos el uno del otro, lo que nos molesta y ese tipo de cosas. Eso es básicamente lo que quería decirte.”

Tras hacer un gran esfuerzo por resumir en pocas palabras el tema sobre el que quería hablar hoy, Sylphy asintió.

“Hm, me parece bien.”

“Por eso, y de momento, ¿hay algo que quieras decirme al respecto?”

Sylphy se quedó pensativa unos segundos, hasta que finalmente agachó la cabeza, sorprendiéndome.

Entonces, con un tono triste, respondió a mi pregunta.

“No desaparezcas inesperadamente, ¿de acuerdo?”

“… De acuerdo.”

Tiene sentido… debió de ser duro para ella todo lo de la Catástrofe Mágica… Sería un duro golpe que ahora fuera a desaparecer sin avisar.

“Te prometo que no me iré a ninguna parte de forma inesperada.”

Decidí decirlo con palabras más formales y claras; sobre todo porque entiendo el dolor que se siente cuando alguien importante para ti desaparece sin decir nada.

“…”

“…”

Parece que de momento ninguno de los 2 tenemos nada importante que decirnos.

Todavía quedan algunos temas por discutir, pero supongo que se irán viendo poco a poco…

“… En ese caso… ¿puedo?”

“A-Adelante…”

Nerviosa, Sylphy descubrió su pecho delante mío, y mi mente se puso a analizar las distintas formas de darles uso y sobarlo.


… Pero decidí controlarme.

Otra vez he estado a punto de perder el control y convertirme en una bestia… Debo aprender a controlarme… y para eso, hoy lo importante es priorizar ser cariñoso por encima de un simple salido…

Habiendo pensado esto, me acerqué a Sylphy y la abracé con ternura; y así abrazados la tumbé en la cama conmigo.

“… N-¿No ibas a tocarme las tetas?”

“¿No dije que eso era para antes y después de dormir?”

“M-mm…”

Tumbados en la cama, nos miramos a los ojos, pudiendo verme reflejado en los algo humedecidos ojos de Sylphy.

Poco después los cerró suavemente, y mientras nos abrazábamos torpemente, nos besamos.

***

 

 

Esa noche, levanté mi cansado cuerpo de la cama para bajar al sótano.

En la habitación, debido a que apenas me acababa de mudar, no había absolutamente nada; sino que a lo sumo, se podría decir que había estanterías vacías en la pared.

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Ignorándolas, avancé por la habitación hasta la zona más profunda de la misma y alargué mi mano hacia el mecanismo que abría la puerta secreta que el maestro artesano Balda había arreglado para mí.

Antes

– El mecanismo de la puerta estaba atrancado o necesitaba mucha fuerza para abrirlo.

– La puerta hacía un fuerte sonido al abrirse.

– La pared se había ido ennegreciendo hasta dejar claro la zona en la que se encontraba la puerta secreta.

Ahora

– El mecanismo había sido engrasado y suavizado para poder abrir la puerta sin dificultad.

– La puerta al abrirse no emitía el menor ruido.

– Las paredes del sótano habían sido remodeladas de forma que ahora es prácticamente imposible saber que hay una puerta secreta.

La puerta se abrió en completo silencio dejando a la vista un espacio protegido de la casa.

En la habitación secreta se encontraba un pequeño altar de piedra negra y lustrosa, en cuyo interior se encontraba una pareja de Reliquias Sagradas.

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La antigua zona de trabajo había sido limpiada y transformada en un divino y majestuoso espacio religioso.

..

.

Cada noche, mientras el resto de habitantes durmieran, mi intención era venir a ofrecer rezos y plegarias a mi Diosa en este consagrado espacio divino.

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