Uchi no Musume no Tame naraba, Ore wa Moshikashitara Maou mo Taoseru kamo Shirenai

Volumen 8

Capítulo 1: Secuela, El Rey Dorado y la Princesa Platino

Parte 6

En el pico de nerviosismo antes de que comenzara la cena, Latina agarró su tenedor y cuchillo. Si bien sus acciones no fueron apresuradas, claramente se sentía increíblemente incómoda. Parecía así para el ojo experimentado de Dale, al menos, aunque ciertamente estaba logrando evitar parecer grosera. De hecho, ella estaba demostrando los elegantes modales en la mesa que uno esperaría de la realeza, su gracia natural brillando.

Aun así, Latina parecía haber recordado su preocupación anterior, ya que cada vez que verificaba un plato, explicaba sus ingredientes y método de cocción lo más detalladamente posible a su hermana y los enviados.

“Mira, simplemente puedes explicar todo acerca de cada plato que te preocupe al estar aquí conmigo, Platina”.

“Estamos siendo tratados con un festín tan agradable, pero estoy tan nerviosa que no puedo decir lo que estoy probando, lo cual es una pena…”

Las hermanas estaban hablando en la lengua de los demonios, por lo que el vocabulario limitado de Dale le impidió entender toda la conversación. Y todavía…

No sé lo que están diciendo, pero creo que Latina debe estar diciendo algo desafortunado… pensó Dale mientras continuaba comiendo, la expresión formal en su rostro se suavizó en una sonrisa incómoda.

“Hmm…”

“¿Por qué haces esa cara?”

“Puedo decir más o menos qué condimentos usaron, pero parece haber algún tipo de sabor oculto… Pero aun así, no es como si pudiera preguntarles qué es…”

“Para que vayas tan lejos, ¿no sería un mal hábito tuyo, Platina?”

“Quiero decir, cuando se trata de comidas, si solo sé cómo se hace algo, ¡entonces puedo hacerlo yo mismo…! ¡Y la comida deliciosa es importante!”

Ah, sí, definitivamente está diciendo algo realmente lamentable…

Dale se sintió bastante desafortunado, habiendo captado la esencia de lo que estaban hablando de las expresiones en sus rostros, así como las de los enviados.

También había asientos preparados para conversar después del banquete.

Latina estaba sentada junto a Chrysos para traducir, ya que el Rey de Oro era actualmente “incapaz” de entender el Continental Occidental. Aunque Dale estaba lejos de ser un extraño, quedó atónito por lo hermosos que eran las gemelas. Las continuas miradas del conde Kleinmifel y los otros invitados influyentes no fueron una sorpresa.

Algunos intentaron acercarse y hablarles, queriendo acercarse un poco más, pero Latina los rechazó de una manera inofensiva. El conocimiento de actuar como una dama que Rose una vez la había golpeado apresuradamente estaba demostrando ser útil en este momento. Y aparentemente las personas con las que estaba hablando asumieron que su leve incomodidad se debía a que era de una nación extranjera, por lo que no pensaron en eso.

Aun así, de vez en cuando soltaba algunas quejas.

“Caray, quiero irme a casa… quiero ir a casa… Y si no puedo, ¡al menos quiero acurrucarme bajo una manta…!”

Desde que era pequeña, tenía la costumbre de envolverse en una manta cuando sucedía algo aterrador o se sentía incómoda.

“Todavía tienes un largo camino por recorrer…”, dijo Dale con una sonrisa forzada, plenamente consciente de su situación.

Se giró y miró la cara de Latina, viendo que estaba al borde de las lágrimas.

Una vez que vio esa cara, Dale, con su afecto ilimitado por Latina, no tuvo más remedio que consentirla y consolarla. Dio un paso más cerca para levantarla en sus brazos y consolarla como siempre… pero luego notó que Gregor le lanzó una mirada seria.

Retrocedió a su distancia anterior, actua ndo como si nada hubiera pasado.

“Bueno, entiendo que no estás acostumbrado a esto, pero estoy justo aquí a tu lado… Y sé que Chrysos fue quien lo dijo, pero si estás en problemas puedes fingir que no entiendes que es lo que dicen y sonríe”.

Dale creía sinceramente que si Latina solo les lanzaba una sonrisa fugaz, la mayoría de la gente cerraría la boca.

Quizás sería un poco contundente decir en voz alta, pero no podía negar que era una posibilidad probable.

Después de que Dale ayudó a Latina a calmarse un poco, la música cambió con la señal del conde y comenzó el baile. Los hombres y mujeres con atuendos llamativos que avanzaron hacia el centro del pasillo se tomaron de la mano y giraron con pasos ligeros y elegantes.

Tal como lo había sugerido el conde Kleinmifel con una sonrisa amable, Latina y Chrysos se sentaron para poder tener una buena vista del salón de baile.

Aparentemente esto fue creado para permitirles disfrutar de la vista de un baile extranjero.

Cuando se enteró de que en realidad no necesitaba bailar, Latina se sintió abrumadoramente aliviada. Después de todo, ella había carecido por completo de cualquier sentido del ritmo desde que era una niña. Si ella fuera invitada a bailar en medio de un grupo tan grande de personas, los resultados serían catastróficos.

“… Dicho esto, no pareces tan interesado, Platina”, dijo Chrysos con un tono un poco burlón.

“Eso no es cierto en absoluto. Este es el mismo tipo de visión que admiraba tanto en mis libros ilustrados. Ver a gente hermosa con vestidos tan hermosos… Lo estoy disfrutando “, respondió Latina, sin apartar la vista de los bailarines.

La gracia con la que bailaron hizo que sus pasos complejos parecieran engañosamente simples. Sin embargo, estaban lejos de serlo, pero la capacidad de hacer que algo difícil pareciera simple para los demás era un verdadero signo de dominio.

Si Latina intentara unirse e imitar su hermoso baile, indudablemente tropezaría con sus propios pies y caería de espaldas. Solo imaginarlo fue desalentador.

Latina frunció el ceño ligeramente al considerar que al menos cuando se trataba de pelar vegetales, podía hacerlo sin problemas y con gracia.

“Quiero decir, no puedo bailar… Simplemente no es posible…”

Rose puede haber enseñado sus modales, pero esas lecciones no se habían extendido al tema del baile. Después de todo, incluso si admiraba los bailes, nunca soñó con asistir a uno como este. No había practicado porque no veía la necesidad, pero si al menos hubiera aprendido lo básico, tal vez las cosas serían diferentes ahora…

Latina hizo un puchero un poco ante ese pensamiento, mirando a Dale. Normalmente él nunca se apartaría de su lado, pero gracias a su posición, era absolutamente necesario que bailara con varias damas nobles. Dale había sido bien conocido en la alta sociedad, y su ascenso meteórico en la fama causó una explosión repentina de personas que querían socializar con él.

Al ver a Dale haciendo muecas que nunca había visto cuando tomó las manos de mujeres que ella no conocía, Latina sintió una leve tensión en el pecho.

“Sé que no hay ayuda porque es por trabajo, caramba. No voy a hacer un berrinche al respecto como un niño, caramba”.

La forma en que terminaba cada frase en “caramba” dejaba en claro cuánto se enfurruñaba Latina.

Chrysos miró a su hermana, pareciendo un poco asombrada.

“No creo que la mayoría pueda ofrecer un servicio tan abierto, con sus palabras y expresiones…”

Dale no pudo ocultar el hecho de que su sonrisa fue forzada y su respuesta no fue más que una formalidad, y estaba claramente, abiertamente disgustada por ser arrastrada lejos de Latina. Pero con eso dicho, al menos en la superficie, él todavía estaba preocupado por sus modales, por lo que no fue un error lo suficientemente grande como para que alguien lo llamara.

Si bien Chrysos no pudo evitar sentirse impresionado. Cuando vio una clara insatisfacción en el rostro de su hermana, a pesar de los motivos abiertamente inocentes de Dale, no pudo evitar pensar en lo parecidos que eran en realidad.