Uchi no Musume no Tame naraba, Ore wa Moshikashitara Maou mo Taoseru kamo Shirenai

Volumen 8

Capítulo 1: Secuela, El Rey Dorado y la Princesa Platino

Parte 4

Como el señor local que gobernaba Kreuz, el Conde Kleinmifel terminó siendo el primer noble de Laband en recibir al grupo de enviados de Vassilios, la nación vecina con la que no tenían ningún intercambio hasta ahora.

Las instalaciones gubernamentales en Kreuz estaban ubicadas en el centro de la ciudad, comenzando por la mansión del señor. Y así, allí se dirigían los enviados después de pasar por la puerta sur. El Rey Dorado que había llegado en un vehículo tan espléndido que podría llamarse una obra de arte, llevaba un velo de gasa oscura. Incluso el conde no pudo ver su hermoso rostro rumoreado.

El gobernante de Vassilios, el Primer Señor Demonio, también dirigió el templo de Banafsaj, el dios más venerado en esa nación.

Los humanos no tenían mucha fe en Banafsaj, y casi nadie sabía de los rituales del dios. Y ni siquiera sabían de las costumbres de la nación, así que cuando les dijeron que el gobernante de la nación era un símbolo religioso y no se dejaban ver fuera del templo, simplemente tenían que aceptarlo.

Aparentemente, eso fue solo cuando se trataba con un número indeterminado de personas, y no solicitó conferencias ni banquetes de bienvenida.

El encargado de guiar a los enviados era el tercer hijo del primer ministro, Duque Eldstedt, y era por derecho propio un famoso campeón y espadachín. Según su propuesta, se prepararon dos asientos adicionales para el banquete de bienvenida.

No había una persona viva que no conociera a su amigo jurado, el Héroe Platino. Y él fue el encargado de guiar al gobernante de Vassilios.

Y cuando uno escuchó que el Héroe Platino estaría acompañado por una belleza famosa, la Princesa de Hadas naturalmente vino a su mente.

Cuando el conde vio al Rey Dorado y a la Princesa de las Hadas juntos en el banquete, se olvidó de respirar por un momento. Aparte del color de sus ojos, eran completamente idénticas, por lo que no había necesidad de explicar su relación.

Tanto la joven gobernante como su hermana tenían cuernos negros elegantes y de forma similar, y llevaban colgando de ellas decoraciones similares de oro y plata con muchas joyas, todas delicadamente elaboradas en un estilo extranjero. Y su ropa tenía un estilo completamente diferente al de Laband, pero a partir de las fajas finamente elaboradas y el material liso y brillante, estaba claro que eran atuendos adecuados para personajes tan nobles.

“＊＊＊ 、 ＊＊＊＊＊＊＊＊”

La bella princesa de ojos grises tradujo las palabras del rey de ojos dorados.

“El rey expresa su gratitud por esta bienvenida”.

Su suave sonrisa cautivó incluso al anciano conde, y no solo por su belleza. Para empezar, el hombre había sido amigable con otras razas, pero esto le hizo repensar el asunto aún más.

Una gran cantidad de nobles y personas en general no sintieron nada más que terror y se encogieron de hombros ante el término “señor demonio”, pero ver a esta Princesa de Hadas frente a ellos seguramente le daría vueltas a ese tipo de pensamiento. El Rey Dorado era naturalmente no menos hermoso, pero con el aire increíblemente gentil que la rodeaba, su hermana tenía un encanto completamente diferente.

Los miembros de la guardia de la ciudad en Kreuz fueron encargados de vigilar el banquete, pero incluso ellos olvidaron sus deberes, distraídos por la vista. Era difícil culparlos, considerando lo abrumadoramente hermosa que era.

Para empezar, se había informado que muchos miembros de la guardia habían ofrecido renunciar a su día libre para asumir esta misión. Teniendo en cuenta su entusiasmo hacia su trabajo, podrían ser perdonados por la distracción momentánea.

El capitán a cargo de los guardias estaba en la edad en que pronto se retiraría, pero aparentemente se sintió profundamente conmovido al recibir una tarea de tal honor al final de su carrera.

Cuando la Princesa de las Hadas le sonrió y le dio las gracias personalmente, estaba tan abrumado que terminó secándose el rabillo del ojo con un pañuelo.

Como ambos eran invitados a una fiesta nocturna en la capital, él ya conocía al héroe platino de cabello negro y vestido. Después de ofrecer un saludo perfectamente compuesto de estilo Labandese, el hombre se movió suavemente para escoltar a la princesa desde Vassilios.

Con cada pequeño movimiento, el brillante cabello platino de la princesa se balanceaba. La forma en que le sonrió cálidamente a Dale dejó en claro de dónde provenía el “Platino” en su apodo.

Parecería que el Héroe Platino y la Princesa de las Hadas fueron tan parecidos en realidad como lo fueron en el canto épico sobre ellos.

Esto también hizo bastante obvio cómo un héroe se había familiarizado con el Rey Dorado, un señor demonio.

Un héroe que jugó el papel principal en la derrota de los señores demonios llamados calamidades, y la hermana menor de un señor demonio… Realmente eran un símbolo brillante de la nueva relación entre Vassilios y Laband.

Bueno, eso fue todo lo que el conde Kleinmifel pensó, pero la realidad de la situación fue, en última instancia, un poco diferente.

“¡No puedo, no puedo, simplemente no puedo…!”, Dijo Latina, suplicando desesperadamente su caso a Dale mientras su sonrisa anterior cambiaba a una expresión más firme.

“Eso no es cierto en absoluto. Te estás comportando como una princesa adecuada “, respondió Dale, consolando a Latina en voz baja mientras su sonrisa se atenuaba a través de la alta sociedad permaneciendo firmemente en su lugar.

“Chrysos, no dijiste nada acerca de persistir en fingir que no entendías el idioma…”

“Simplemente es más conveniente de varias maneras si no empleo a Western Continental”, respondió Chrysos, sonando desinteresada. Ni una sola vez había dejado de observar atentamente a los invitados Labandeses. La chica distante del Ocelote ya no se veía por ninguna parte, reemplazada por un rostro resuelto que correspondía al gobernante de una nación.

“Dale, tú también eres diferente de lo normal…”

“Bueno… Después de un tiempo me acostumbré a comportarme en lugares como este, supongo…”

Si bien el nivel habitual de intimidad entre los dos faltaba en la conversación, para los estándares del mundo en general todavía actuaban lo suficientemente familiar.

Latina lo había pensado lo suficientemente para estar preparada para actuar como princesa de Vassilios, pero resultó que esto era demasiado para la niña que estaba tan acostumbrada a la vida como plebeya.