Uchi no Musume no Tame naraba, Ore wa Moshikashitara Maou mo Taoseru kamo Shirenai

Volumen 7

Epílogo: La Joven y el Paraíso de los Gatitos

Parte 1

Existía una famosa “mansión de gatos” en el distrito occidental.

Un día, Latina se enteró del lugar a través de Sylvester, un habitual del Dancing Ocelot. La niña era muy aficionada a los animales, pero solía ponerse tan nerviosa que los gatos con los que se topaba en la ciudad siempre terminaban huyendo de ella. Pero en un lugar como la mansión de los gatos con muchas criaturas pequeñas, tal vez finalmente podría tocar una…

Latina tenía 10 años en ese momento.

Esto ocurrió cierto día después de que ella y Dale habían regresado de su viaje a Tislow.

El comienzo de todo había sido una conversación entre Latina y su amiga Sylvia en clase.

“¡¿Una reunión de gatos…?!”

El tema que estaban discutiendo parecía demasiado bueno para ser fiel a la joven.

“Está bien. Todos los gatos se juntan de noche. Los vi en la plaza central, cuando se estaba poniendo el sol”.

“Gatos… ¿Entonces hay muchos gatos?”

“Existen. Tantos es una locura”.

Latina comenzó a verse cada vez más emocionada mientras la conversación continuaba.

“¡Gatos…! ¡Gatos…!”

“Latina, has estado repitiendo” gatos “por un tiempo. ¿Estás bien?” Preguntó Chloe mientras se preocupaba un poco. Sylvia también rió, pero ninguno de las dos pareció llegar a Latina.

¡Muchos gatos…! ¡Podría haber tabbies, y blancos, y también negros! Y si hay muchos, ¡tal vez al menos uno dejará que Latina lo acaricie!

Su mente estaba perdida en los pensamientos de un gatito paraíso.

Latina era una amante de los animales.

Le resultaba fácil ganarse el afecto de un canino, e incluso se acercaban a ella. Eso estaba claro por la forma en que había conquistado no solo a todos los perros en Tislow, sino también a los lobos voladores. Si bien los ejemplos grandes como esos eran raros, los perros domésticos a menudo venían y se acariciaban contra las latinas cuando estaban caminando.

Los gatos, sin embargo, parecían querer mantener su distancia, y eso era algo que Latina no podía hacer. Se emocionaría demasiado por querer acariciarlos y siempre terminarían huyendo.

Por otro lado, esencialmente no había nada como un zoológico en este mundo. No se podría decir que, literalmente, no existía nada de eso porque había coleccionistas ricos que recolectaban flora y fauna raras, pero ese no era el tipo de cosa que la gente común jamás vería. Como resultado, la mayoría de la gente del pueblo solo encontró una variedad muy limitada de animales. En su mayor parte, no fue más allá de las mascotas y el ganado.

La forma en que Latina percibe ciertas cosas fue bastante sorprendente. Aparentemente separó el ganado en su propia categoría, pensando: “Bueno, son lindos, pero su carne es sabrosa”.

Ella nunca podría volverse vegetariana, porque la carne era demasiado deliciosa.

De todos modos, la idea del paraíso de los gatitos hizo que el corazón de Latina bailara de alegría, pero había un gran obstáculo en su camino: el tiempo.

Latina tenía permiso para caminar sola, pero eso se limitaba a cuando salía el sol.

Antes, se había escapado durante la noche santa con su grupo habitual de amigos para ver seres mágicos y la regañaron. Sin embargo, lo que pareció haber tenido un mayor efecto en ella fue darse cuenta de que no solo estaba preocupada por Dale, sino también por Kenneth y Rita. Después de eso, no había tratado de salir a jugar por la noche.

“Latina quiere ver a los gatos reunirse, pero…”

Sin embargo, el horario comercial principal para el Dancing Ocelot era durante la noche. Latina no pudo rogarle a Kenneth o Rita que la llevaran a la plaza central en medio de sus horas ocupadas por una razón tan egoísta.

Mientras tanto, el momento en que Dale regresaba a casa cada día fluctuaba. Y también regresó cansado, por lo que Latina no quería molestarlo innecesariamente. Ella siempre lo había adorado, por lo que nunca se atrevió a hacerle peticiones egoístas.

Como resultado de todo eso, el deseo de Latina permaneció enterrado en su corazón. Todos los adultos estaban confundidos cuando la vieron sentada allí, desanimada mientras cenaba.

Esa noche, Latina tuvo un sueño. Estaba rodeada por todo tipo de gatos, que se estiraban y jugaban libremente a su antojo.

Ella sentía que este era el verdadero paraíso.
En el instante en que extendió la mano hacia un gato atigrado esponjoso, sus ojos se abrieron de golpe. Se tumbó allí en las sábanas, pensando cómo habría sido agradable si hubiera podido ver un poco más.

Antes de darse cuenta, había lágrimas cayendo sobre su almohada.

Después, su corazón quedó completamente capturado por la idea de ese paraíso de gatitos. Todos los adultos a su alrededor podían decir que algo estaba mal.

Ella distraídamente estaría pensando en algo y suspiraría. Pero luego, cuando alguien le preguntaba por la mirada triste en su rostro, ella simplemente sacudía la cabeza y decía: “no es nada”. Y luego, de repente, una expresión feliz se disparaba en su rostro mientras estaba sentada allí perdida en sus pensamientos.

Los adultos quedaron desconcertados, sin tener idea de lo que estaba pasando.

Además de eso, estaba el asunto de su “ofensa anterior”. Todos los adultos tenían recuerdos amargos de haber sentido que algo estaba mal, pero decidieron esperar y ver acercarse, solo para que ella rompiera su propio cuerno porque se había sentido tan arrinconada.

No dejarían pasar esta anormalidad.

“¿Pasa algo, Latina?”, Preguntó Dale de repente con una mirada seria, actuando en nombre de todos los adultos del Ocelot.

Y así, cuando Latina explicó desesperadamente la razón detrás de sus acciones, Dale se derrumbó aliviado.

¡Muy lindo…!

“¿Dale?” Gritó Latina mientras lo miraba y sacudió los hombros, pero Dale no podía responder. Se sentía mal por Latina cuando ella hablaba tan en serio, pero confiaba en que estaba a punto de comenzar a reír. Su alivio solo se sumó a ese sentimiento.

Fue entonces cuando Sylvester intervino sobre la mansión del gato.

“Si solo quieres ver gatos, no tienes que salir por la noche. Hay una famosa mansión de gatos al lado de mi casa en el distrito occidental”.

Latina se volvió e hizo una mueca que pareció exclamar: “¡¿Qué acabas de decir?!”

Al enterarse de que había otro paraíso así, aparte de la reunión de gatos, las latinas tenían sentido cuán pequeño era el mundo que aún conocía.

Cuando Dale finalmente recuperó la compostura y levantó la vista, encontró que la atención de Latina se centró en Sylvester.

Ya era demasiado tarde.

Dio su aprobación porque ahora no había ayuda, pero todavía era una lástima haber perdido la oportunidad de escuchar, “¡Latina realmente te quiere mucho, Dale!”. Sentía que podía morder un pañuelo y desgarrarlo

“¿Puede Latina ir a la casa al lado del Sr. Syl? ¿Está bien?”

“Bueno, está justo al lado, así que nos conocemos bastante bien. Hablaré de las cosas con él”.

“¡¿De Verdad?! ¡Gracias, señor Syl!”

Sylvester estalló en una sonrisa descuidada por la forma en que Latina le agradeció con una amplia sonrisa. La sonrisa en el semblante intimidante de Sylvester fue tan poderosa que llamarla “sonrisa” en realidad no la cubrió, realmente.

“Es un anciano que aparentemente vino de una nación isleña al otro lado del mar, con el nombre de Gojo Ciges. Es un nombre extraño, ¿no?”

“¿Hmm? Sylvester, ¿podrías decir el nombre de ese viejo una vez más?”

“Es Gojo Ciges. Es un ex aventurero”.

“… De hecho, lo conozco”, espetó Dale después de buscar en sus recuerdos. Tanto Sylvester como Kenneth parecían sorprendidos.

“Si estás hablando del Viejo Ciges … Mucha gente de nuestra generación de aventureros le debe uno, pero para cuando entraste en el negocio, Dale, debería haber estado completamente retirado”.

Kenneth debería haberlo sabido, porque él mismo fue quien le enseñó a Dale las cuerdas de ser un aventurero.

“Tengo la sensación… de que un viejo con un nombre como ese vino al funeral de mi abuelo. Mi abuelo era un aventurero antes de casarse con el clan, así que tal vez se conocían desde entonces”.

El abuelo de Dale, Reinald, se había casado con la cultura única de Tislow desde el exterior. Era conocido como un hombre de carácter, y a pesar del hecho de que originalmente era un extraño, no había una sola persona en la aldea natal de Dale que hablara mal de él. Solo la declaración, “Bueno, pudo casarse con la abuela Wen” fue suficiente para convencer incluso a la generación más joven que no lo conocía de lo grandioso que debe haber sido un hombre. Se destacó tanto con la espada como con la magia, y también fue lo suficientemente culto para actuar como maestro de los niños de la aldea antes de que llegara el Maestro Cornelio.

Y ese hombre que parecía que podía hacer cualquier cosa y todo se había ido y se casó con Wendelgard. De eso hablaron todos en la aldea como una de las siete maravillas de Tislow. La explicación paradójica parecía ser: “Bueno, estamos hablando de Reinald, así que puedo ver que sea posible”. Todos los posibles pretendientes de Wendelgard, no solo en el pueblo sino en la región circundante, se habían encogido ante la idea. . Ese hecho es lo que hizo que la declaración fuera tan pesada.

Wendelgard puede haber sido el jefe del clan ahora, pero cuando era joven, se lanzó completamente en el papel de aventurera. Sin embargo, la razón principal por la que había emprendido ese viaje errante no era para entrenar o para difundir su renombre, sino para buscar un marido.