Uchi no Musume no Tame naraba, Ore wa Moshikashitara Maou mo Taoseru kamo Shirenai

Volumen 7

Capítulo 2: Secuela, La Pequeña Camarera Adorable y el Cachorro y el Cachorro y el Cachorro

Parte 1

“Sí, supongo que ya es hora de que regrese a casa por un tiempo”, dijo Hagel un día, varias semanas después de que Dale y Latina regresaran a Kreuz y a sus vidas cotidianas, mientras levantaba lentamente su enorme cuerpo.

“¿En serio?”, Preguntó Latina, inclinando la cabeza, solo para que Hagel le devolviera el saludo.

“Ahora he experimentado esta” vida en la ciudad “de las razas del hombre, que siempre quise hacer al menos una vez”.

Dale pensó que gracias a la influencia de su abuela en su pueblo natal, una rara bestia mítica como Hagel conocía esos términos sencillos. También sintió que era inusual que las bestias míticas salieran en algo parecido a unas “vacaciones”.

“¿Entonces regresas? Realmente se sentirá solo por aquí, entonces”.

“Fue muy divertido beber contigo, después de todo”.

Esas reacciones habían venido de los veteranos que constituían los asiduos del Ocelot. En algún momento, la bestia mítica se había convertido en un compañero de bebida para algunos de ellos. Era difícil decir qué era más digno de comentario: cuán sin precedentes era la situación o cuán abiertos eran los veteranos.

El mundo era vasto, pero seguramente no había otras historias de una bestia mítica asentado en un bar.

Con los ojos ligeramente nublados, Dale miró a su “hermano mayor” Kenneth. El hombre había estado observando a su amada hija deambular, solo para luego mirar a su “hermano pequeño” con una mirada asombrada.

“Aparentemente, tu abuela lo introdujo a la bebida”.

“¡Esa maldita bruja…!”

Efectivamente, la abuela de Dale, Wendelgard, había sido la culpable.

“Hey, cuida tu boca alrededor de Emma”.

Dale no dijo una palabra sobre el hecho de que Kenneth se había vuelto completamente blando con respecto a su hija. Eso fue porque sabía que hacerlo haría que todas las personas en la tienda declararan por unanimidad: “usted es la única persona que no tiene derecho para hablar”.

“Latina creció para ser una buena niña, a pesar de que estaba a mi lado”.

“Creo que es una prueba más de cuánto los verdaderos padres de Latina la habían criado juntos”, respondió Kenneth sin rodeos, y luego levantó a Emma. Dale sabía que Kenneth, que se preguntaba si preferiría un niño o una niña para su tercer hijo, recientemente había reiniciado su entrenamiento que había descuidado después de retirarse del servicio activo.

Puede haber sido en la forma de su “maestro”, pero Kenneth había vigilado el crecimiento de Latina como uno de sus guardianes, viendo en el proceso cuán rápido las niñas alcanzaron la mayoría de edad.

Emma era muy pequeña en este momento, pero seguramente maduraría hasta convertirse en una adulta sorprendentemente rápida también. Kenneth se dedicó a su entrenamiento, para cuando llegue “ese día”.

Dale pensó bastante en Kenneth y en el estado en que se encontraba.

No tiene mucho espacio para hablar de mí…

Por cierto, Kenneth sintió la necesidad de enseñarle a su hija técnicas de combate y cómo defenderse en mayor medida que él para su hijo. Dale estaría de acuerdo con el plan, por lo que los hijos de Kenneth se volverían lo suficientemente hábiles para defenderse de un aventurero razonablemente exitoso, pero aún pasaría algún tiempo antes de que eso sucediera.

Todos, incluidos los clientes habituales, hicieron la vista gorda ante el hecho de que este único bar de la ciudad poseía un exceso de poder militar tan grande que incluso superarían a un ejército.

Con el aire de viejos amigos de muchos años sobre ellos, Hagel y los asiduos hablaron, como si detestaran separarse.

“Fue algo cotidiano, ver a algunos novatos quedar impactados al verte, y luego estar arrastrándose y listos para huir”.

¿No sería un buen ejemplo de interferencia con los negocios?

“Si eso es todo lo que se necesita para debilitarlos en las rodillas, de todos modos no serán de utilidad en el campo de batalla”.

“Eso es seguro. Bueno, cualquiera con incluso la mitad de la columna vertebral se fue al punto de parada en Vassilios, así que supongo que no hay forma de evitarlo”.

La bestia gigante estaba en medio de esos viejos ruidosos que reían como si fuera algo natural.

“… ¿No sería más preocupante que alguien no lo encuentre fuera de lugar?”

“¡Es un poco tarde para decir cosas así!”

“Por cierto, ¿quién pagará la cuenta de Hagel?”

“Latina lo manejará. Ella dijo que era su responsabilidad pagar por su comida”.

Dale pensó en cómo nadie comentó que normalmente la comida para un “perro mascota” no incluiría alcohol.

Fue entonces cuando, con Dale mirando, Latina inclinó la cabeza y preguntó: “¿Es solo Hagel? ¿Qué hará Vint? “, Sacando el nombre del otro ” perro mascota “, que actualmente jugaba con el hijo del dueño, Theo, en el patio trasero. Hagel asintió una vez más y dijo: “Volveré con él a mi lado, al menos por el momento. Creo que mi compañera también debería desear ver cómo le está yendo”.

“¿Compañera?”, Cuestionó Latina, inclinando la cabeza ante el poco vocabulario desconocido.

“Pequeña dama, se refiere a su esposa”, explicó uno de los habituales.

“La esposa de Hagel… así que la madre de Vint, ¿quieres decir?”

“En efecto.”

Dale se preguntó por qué nadie comentó sobre el hecho de que las bestias míticas que forman relaciones conyugales se trataban como algo completamente natural. ¿Por qué, aunque ambos eran miembros de las siete razas, la gente de Vassilios no entendía la costumbre del matrimonio, pero estos cachorros sí?

Dale sintió que acababa de vislumbrar el abismo en la comprensión entre diferentes culturas.

“Tal vez deberías pedirle el secreto de la armonía conyugal, ¿eh, señorita?”

Las mejillas de Latina se tiñeron un poco de rojo en respuesta a las palabras del cliente regular. Al ver a Latina actuar tan tímidamente, las personas a su alrededor estallaron en risas burlonas.

Como si le preguntara a un animal algo así, Dale pensó para sí mismo, pero ya era demasiado tarde.

“Los hombres no pueden formar una sociedad por sí mismos. Tratar a las mujeres con el debido respeto es el secreto para lograr la armonía para toda la manada”.

“Realmente también lo tienes duro, ¿no?”

Los veteranos vertieron una botella de alcohol en el plato de colores delante de Hagel, instándolo a seguir bebiendo. Dale se dio cuenta demasiado tarde de que ese plato de color, que normalmente no se usaba en el Ocelot, sirvió como la taza de bebida personal de Hagel, y ya no pudo evitar hacer un comentario …

“Esa es la verdad.”

“Claro que sí, ¿verdad?”

… o estaba a punto de hacerlo, pero cuando su superior en términos del estilo de vida casado, Kenneth, expresó su acuerdo con una mirada seria en su rostro, Dale se tragó sus palabras. Aparentemente, los cónyuges del mundo ocultaban todo tipo de dificultades de las que alguien como Dale no se daba cuenta. Acababa de tener un período dulce de compromiso, después de todo.

Y luego, al día siguiente, Hagel extendió sus alas de par en par en el patio trasero del Dancing Ocelot. Con un fuerte ruido sordo por la aleta de sus enormes alas, dejó algunas breves palabras de despedida a los presentes: “Bueno, que nos veamos de nuevo”.

Ni siquiera esperando una respuesta, Hagel despegó en el aire en el siguiente instante. Sin dudarlo, cambió de dirección para mirar a Tislow, y vieron su silueta despegar hacia el este.

Vint parecía que estaba a punto de irse tras su padre, pero primero se dio la vuelta y se frotó la cabeza contra Latina, moviendo la cola todo el tiempo.

“Partiendo ahora”.

“Cuídate, Vint. Y dale mis saludos a tu madre, ¿de acuerdo?”

Después de que Latina dijo eso, Vint trotó hacia la puerta sur en las afueras de la ciudad.

Más tarde, Dale fue seriamente nombrado por un guardia como el “dueño” de Vint.

Dado que la posición oficial era más o menos que era un “perro”, sería un problema grave si despegara repentina y descuidadamente en medio de la ciudad. Debido a eso y al hecho de que a menudo usaba el bosque al sur de Kreuz como un patio de recreo, Vint se había vuelto hábil para pasar por la puerta sur en todo momento del día. Había llegado al punto donde el portero estacionado allí simplemente lo dejó pasar sin dudar.

Normalmente, había un peaje por entrar a Kreuz. Sin embargo, cuando Dale le preguntó al portero sobre el asunto, simplemente preguntó con la cara seria: “¿Tomarías dinero de un perro?” Dale se sintió extrañamente insatisfecho con su respuesta.

Y luego, después de menos de una semana en casa, Vint regresó a Kreuz.

Moviéndose al ritmo de su propio tambor, como siempre, Vint trotó hacia el Dancing Ocelot, caminó directamente hacia Latina con la cola moviéndose e informó su regreso.

“¡De vuelta a casa!”

“Bienvenido a casa, V… ¿int…?” Dale escuchó la voz de Latina saltar un latido cuando se convirtió en una pregunta, atrayendo su mirada hacia ella y Vint. De un vistazo, el lobo volador moviendo su cola cerca de la entrada del Ocelot se veía igual que siempre. Todavía llevaba puesto el poncho que Latina había hecho para que ocultara sus alas cuando estaba fuera de la ciudad, que se había convertido en su marca registrada. Se había ensuciado un poco por su viaje.

Sin embargo, Dale pronto pudo ver con claridad lo que su mirada inicial lo había dejado sentir fuera de lugar.

El poncho que llevaba Vint se retorcía. Incluso Dale no pudo evitar sentirse un poco sorprendido.

“¿Qué es eso?”

“¿Qué está pasando?”

“Nacieron”, dijo Vint, dando una respuesta que fue difícil de entender. Sin embargo, antes de que Dale y Latina pudieran pedir una aclaración, se lanzaron tres bolas de pelo.

“Dijo que quería venir, así que no se podía evitar.”

Dijo que “no se podía evitar”, pero eso no parecía del todo correcto para los sentimientos de Vint. Realmente se movió al ritmo de su propio tambor, como siempre.

Mirando de cerca las bolas de pelo, parecían cachorros con alas.

“Traído”, dijo la bestia mítica con una risa avergonzada y luego sacó la lengua. Dos de las bolas de pelo eran del mismo color que Vint, mientras que la otra tenía pelaje negro. Todos inclinaron la cabeza un poco de la misma manera.

Mientras Dale permanecía sentado atónito por un momento, las tres bolas de pelo sonaron en voz alta: “Urf”. “Urf”. “Guau”.

Luego, con una mirada extrañamente satisfecha en su rostro, Dale asintió.

“A diferencia de Vint, pueden dar un ladrido de perro”.

“¡Guau!”

“La tuya suena falsa”.

Mientras Dale y Vint estaban teniendo ese intercambio, las tres bolas de pelo se dirigieron hacia Latina sin ser notadas. La rodearon mientras gritaban con sus dulces y pequeñas voces todo el tiempo, e intentaron subir a su regazo.

“Wah…”

Como amante de los animales, Latina perdió por completo la necesidad de comentar sobre la situación actual, en lugar de eso dobló las piernas y recogió las tres bolas de pelo a la vez. Latina sonrió ampliamente cuando los cachorros en sus brazos felizmente lamieron sus mejillas.