Great Demon King

Libro 3: La Orden del Manto Oscuro

Capítulo 114: Cambios en el Pantano

 

 

El tronco del árbol había sido inclinado con una serie de cuerdas hasta que su copa estuvo cerca del suelo. La mayoría de ramas fueron cortadas para evitar que estorbasen, con la excepción de unas cuantas que le servían para apoyar los pies. Han Shuo se ajustó el improvisado arnés que lo unía con su planeador y se ató un ovillo de cuerda élfica a la cintura.

– ¡Angélica, comienza a conjurar ese vendaval! – Dijo en voz alta.

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La pequeña recitó la magia de Ráfaga Sostenida con mucha seguridad y un fuerte viento comenzó a soplar de repente en este paraje donde las brizas eran algo muy inusual. Al principio esto levantó una nube de material vegetal seco, que rápidamente se desvaneció en dirección al pantano, pero luego el entorno se asentó y fue posible ver de nuevo.

– ¡Corten la soga! – Gritó Han Shuo.

Gordon blandió su mandoble una sola vez, dejando libre al árbol, que rápidamente se enderezó llevando a Han Shuo consigo hasta que esté dio un fuerte pisotón para impulsarse hacia el cielo y consiguió elevarse a unos quince metros del suelo. Al principio le costó estabilizarse e incluso pareció que iba a estrellarse irremediablemente contra el suelo, lo que arrancó un grito de pánico a las aventureras. Pero las alas de caucho atraparon la corriente ascendente y comenzó a deslizarse en dirección al pantano.

– ¡Funciona! ¡No lo creía, pero realmente funciona! – Exclamó Afrodita anonada, pero rápidamente se recuperó y se volvió emocionada hacia la niña: – ¡Angélica, eres increíble! ¿Puedes llevarlo lo más cerca posible del fruto? –

– ¡Eso es muy fácil, señorita Afrodita! – Dijo la pequeña con una sonrisa adorable: – El hombre malo nos dijo hacia donde llevarlo. Y apenas me cuesta mantener este viento. –


El planeador siguió deslizándose raudamente por el aire, sobrevolando el laberinto de ciénagas. Por suerte el extraño sortilegio que imperaba sobre las aguas putrefactas no podía afectarle mientras no tocase su superficie, de modo que avanzó casi sin problemas hasta pocos metros de su objetivo. En este punto Angélica redujo la velocidad del viento, convirtiéndolo en una briza ascendente que le permitía sobrevolar el islote donde estaba el fruto.

***

 

 

– ¡Creo que ha llegado! – Murmuró Nía, que tenía la mejor visión del grupo e iba indicándole a Angélica la posición de Han Shuo.

– Es muy pronto para celebrar. – Murmuró Trunks para despertarlos de su algarabía. – Para coger el fruto tendrá que acercarse más y los vapores tóxicos comenzarán a afectarle. Luego tiene que encontrar un modo de lidiar con las plantas carnívoras. –

Esas palabras fueron como un chorro de agua halada. La inquietud volvió a invadir el corazón de los aventureros, sobre todo a Eneas y Gordon. Eran guerreros acostumbrados a luchar, por lo que les desesperaba tener que esperar a salvo cuando un compañero estaba por arriesgar su vida.

***


 

 

Mientras tanto, Han Shuo descendía muy despacio, dejando que el viento ascendente fluyera a través de su planeador con mucho cuidado. Necesitaba mantenerse estable para poder tomar el fruto, pero descubrió que sus manos comenzaban a temblar poco a poco y su pulso se volvía errático. Sabía que las toxinas en el aire estaban afectándole. Trunks le había entregado una hierba que podía contrarrestar los efectos, pero no por mucho tiempo; además esto era sólo para mitigar los síntomas, porque la hierba no podía limpiar el veneno de sus pulmones. Por eso estaba esperando hasta el último momento para utilizarla.

Sin embargo, cuando su visión comenzó a desenfocarse, supo que ya no podía retrasarlo más. Liberó una de sus manos y sacó unas cuantas hojas verdes de entre los pliegues de su cuello, para llevárselas a la boca de inmediato. Según Trunks, tenía que masticarlas sin llegar a tragarlas. El sabor era increíblemente amargo y le dieron ganas de escupir, pero rápidamente sintió que su vista se normalizaba y su pulso volvía a ser firme. Este efecto duraría mientras sintiese el sabor de las hojas.

Sabiendo que no le quedaba mucho tiempo Han Shuo descendió un poco más rápido, pero cuando se encontraba a unos diez metros de la superficie, se escuchó un sonido desgarrador de tierra y lodo siendo removidos.

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Lo sorprendió una visión terrible: Varias hileras de dientes afilados que de algún modo salivaban en medio de un capullo de hojas, raíces se alzaban como las patas de una mantis religiosa o alguna otra horrible clase de criatura insectoide y pequeñas espinas que comenzaron a asomarse de entre las flores anaranjadas que crecían a su lado.

La Planta Carnívora lo había detectado de algún modo misterioso a pesar de no contar con nada parecido a ojos u oídos. Su monstruosa boca parecía capaz de tragarse a un hombre entero con absurda facilidad. Lo más aterrador era el contraste entre la actitud inanimada que había tenido en un principio y la rapidez vertiginosa que ahora mismo estaba demostrando, capaz de superar a la mayor parte de los animales en el Bosque Oscuro. Se parecía más una gigantesca araña extremadamente rápida, que una planta.

Han Shuo comenzó a pensar en una solución, mientras en silencio agradecía el haber pensado un modo de acercarse volando. Esa planta parecía perfectamente capaz de dejar su emplazamiento para perseguirlo por la tierra, así que era bueno que pudiese mantenerse a salvo fuera del alcance de esa boca horripilante.

Great Demon King Libro 3 Capítulo 114 Novela Web

 

Pero en ese momento las hermosas flores anaranjadas que crecían alrededor del tallo se abrieron para revelar un grupo de al menos cuatro espinas extremadamente afiladas por cada una de ellas, de las que goteaba una sustancia claramente venenosa. Las flores comenzaron a disparar estas espinas con una potencia aterradora, tratando de derribar a Han Shuo del cielo. Unas cuantas lograron golpear las alas de su planeador y atravesaron la tela de caucho limpiamente, dejando pequeños agujeros en su superficie que se iban incrementando poco a poco.

***

 

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– ¡Elévalo, Angélica! ¡Tienes que elevarlo! – Gritó Nía, que contemplaba todo lo que ocurría con sus ojos de elfa. La pequeña murmuró un conjuro para manipular el viento y el planeador de Han Shuo volvió a ascender rápidamente.

– Ya está, hermana Nía. ¿El hombre malo está bien? – Preguntó Angélica angustiada.

– Creo que sí. – Respondió Nía con alivio, pero su expresión volvió a ponerse seria de inmediato. Aunque Han Shuo estaba a salvo, todavía no estaba fuera de peligro. Esa planta carnívora era mucho más aterradora de lo que nunca hubiera imaginado. Nía miró a Trunks de reojo y notó que la preocupación oculta en su mirada. Parecía que incluso él no había esperado que esa planta en particular fuese un ejemplar tan violento.

Entonces los ojos de Trunks se abrieron un poco por la sorpresa y Nía volvió a mirar hacia el pantano, solo para quedarse horrorizada.

***

 

 

En ese momento Han Shuo agradecía en silencio. Se dio cuenta de inmediato que la pequeña elfa lo había salvado y prometió que sería menos rudo con ella. Pero no tuvo mucho tiempo para sentirse aliviado, pues se dio cuenda de que los agujeros en la tela de caucho comenzaban a agrandarse poco a poco. No podría durar mucho, así que tendría que apresurarse y aún no sabía muy bien cómo obtener el Fruto de Dragmar.

El principio quería usar el hechizo de Fuego-Glacial Místico para quemar a esa maldita planta hasta volverla cenizas, pero tenía miedo de destruir su premio en el proceso. Además si cometía un error, el fruto podía terminar aplastado o caer en una de las ciénagas, lo que era igual a perderlo para siempre.

El sabor amargo de las hojas que estaba masticando comenzó a perder un poco de su intensidad. Han Shuo miró hacia abajo con algo de angustia y quedó asombrado.

La planta carnívora estaba ocupada matando salvajemente a los otros ejemplares menores de su misma especie que crecían en el islote, usando sus raíces como afiladas cuchillas para destrozarlas de raíz. Estas plantas podían permanecer inmóviles durante meses e incluso años, nutriéndose del agua maligna de las charcas, pero su principal fuente de alimento era la carne. En cierto modo, estas plantas habían creado una relación simbiótica con la Gorgona, pues ellas devoraban las presas pequeñas que eran atraídas por la música de la bestia. Sin embargo, era muy difícil que una presa grande se atreviese a ingresar al laberinto de charcas y si lo hacían, la Gorgona sería la primera en despacharla. De modo que el alimento de las plantas escaseaba en todo momento. Por eso no era extraño que una planta carnívora disparase rápidamente sus dardos venenosos en el instante que detectaba a un ser vivo en las proximidades para inmovilizarlo, pero su principal objetivo era matar primero a las otras plantas alrededor, para asegurarse el alimento.

Al principio Han Shuo se horrorizó por el espectáculo, pero rápidamente entendió que esta era su oportunidad. Rápidamente posicionó a sus Demonios Originales alrededor del islote para no perderse un solo detalle de lo que ocurría, mientras invocaba su Filo Asesino de Demonios.

Lo que iba a intentar era una aplicación avanzada de la Ley de Uso Óptimo para Encantamientos Mágicos. Antes no estaba seguro de poder hacerlo, pero después de todo su entrenamiento, juzgó que ya era lo bastante poderoso. Cerró los ojos para concentrarse y con mucho cuidado comenzó a imbuir su arma mágica con parte de sus poderes, para reforzar su filo e incrementar su velocidad. Mientras tanto no se perdía un solo movimiento de la planta carnívora, que para entonces había matado a casi toda su competencia, arrastrándose entre el lodo usando sus raíces, como una asquerosa mezcla de insecto con gusano.

Cuando la planta estuvo cerca del centro del islote lodoso, Han Shuo soltó un grito y el Filo Asesino de Demonios salió volando a una velocidad muy superior a todo lo que había hecho hasta el momento. Fue tan rápido que hizo silbar el aire a su alrededor, pero antes de que el sonido llegase a escucharse ya estaba al nivel de la planta carnívora, atravesando de una sola vez todas las raíces que le servían como patas delanteras.

La planta soltó una especie de sonido difícil de describir y se desplomó en el suelo por su propio peso, sin poder alzarse nuevamente. De inmediato quiso moverse, pero el Filo Asesino de Demonios la perforó nuevamente, esta vez en el capullo de hojas que ocultaban su monstruosa boca.

El arma mágica atravesó todo el capullo de una sola vez, hasta salir por el otro extremo del cuerpo de la planta. Pero no se detuvo ahí, sino que siguió perforando la planta y llenándola de agujeros una y otra vez.

Han Shuo sabía que las plantas en general tenían una resistencia natural que era superior a la de los animales, por lo que tardaban más tiempo en morir. No podía darle la oportunidad de que se moviese de repente y aplastase el fruto con su cuerpo.

Esta aplicación de la Ley de Uso Óptimo para Encantamientos Mágicos era bastante poderosa, pero implicaba un gran riesgo, pues para mantener esa velocidad el Filo Asesino de Demonios tenía que consumir la energía mágica imbuida a grandes cantidades. Si de repente se quedaba sin poder, era posible que su arma cayese en una de las ciénagas sin que pudiera llamarla de vuelta, pero realmente no tenía otra opción que apostarlo todo a esta única oportunidad.

El ataque no duró ni siquiera cinco segundos. Desde el punto de vista de alguien normal, parecería que una fuerza invisible había llenado de agujeros a la planta carnívora de un momento a otro. Han Shuo llamó a su arma de regreso justo a tiempo y la guardó de inmediato junto a su cuerpo para que pudiese recuperar la energía mágica perdida con mayor velocidad. Solo entonces se permitió abrir los ojos.

El Fruto de Dragmar estaba intacto, pero el peligro no había terminado. Las plantas carnívoras supervivientes parecieron percibir la muerte del ejemplar más grande y ahora se arrastraban hacia ella con la intención de desgarrarla o quizá incluso devorarla.

La visión de esas raíces ominosas arrastrando esas bocas llenas de dientes afilados era bastante perturbadora. Han Shuo no podía permitirse demorar más, pues el sabor amargo de la hierba en su boca estaba desvaneciéndose y a lo sumo duraría un par de minutos más. De modo que extrajo el pedazo de cuerda élfica que había atado con la forma de un nudo de ahorcado y la dejó caer sosteniéndola por un extremo.

El viento de Angélica que lo mantenía suspendido en el aire ahora jugaba en su contra. Pero a pesar de todo consiguió envolver los frutos gracias sus sentidos amplificados y la propia magia élfica que poseía la cuerda.

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Con un fuerte tirón, Han Shuo consiguió arrancar los tres frutos con parte de su tallo antes de que unas cinco plantas carnívoras con las fauces abiertas como la boca de un tiburón le cayesen encima. Pero como sólo tenía una mano libre ya no podía recoger la cuerda, así que no le quedaba más remedio que confiar en la suerte mientras se dejaba arrastrar por el viento de regreso a la orilla del pantano.

***

 

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– ¡Ya lo tiene Angélica! Ahora tienes que elevarlo unos veinte metros con mucho cuidado para que el fruto no se caiga. Luego puedes conjurar una briza en esta dirección. – Dijo Nía sin poder evitar sonreír por el alivio y la emoción de haber conseguido lo que vinieron a buscar.

– Muy bien hermana Nía. No te preocupes por nada. Ahora mismo traeré a ese hombre malo de vuelta para que podamos seguir jugando. – Dijo la pequeña elfa con una sonrisa adorable. Luego se concentró completamente en manipular el viento con una actitud muy responsable.

– ¡Creí que me iba a dar un infarto! – Dijo Afrodita con un suspiro de alivio. – Creo que es justo que nos tomemos un descanso después de todo esto. Pero realmente estoy sorprendida con este joven. ¿Cómo puede hacer tantas cosas increíbles a esa edad? Mi maestro me dijo que siempre debía estar preparada para lo inesperado, pero no creo que ni él pudiese mirar todo lo que ha ocurrido aquí sin sorprenderse. –

– No sé qué decirte, Afrodita. En la legión uno ve un poco de todo: hombres que pueden matar fieras con las manos, sujetos que coleccionan cabezas humanas y las trasforman en copas para sus bebidas, extraños rituales misteriosos… Una vez vi un mago que consiguió voltear a un sujeto desde adentro hacia afuera y nunca pudo explicarse así mismo o a los demás cómo diablos había pasado. Pero admito que incluso entre ellos, este chico se destaca bastante. – Respondió Gordon con una sonrisa.

Las tropas Auxiliares que apoyaban a los Legionarios eran una mezcla de individuos traídos de todas partes del Imperio. Por eso no era raro encontrarse con personas extraordinarias. La vida castrense permitía que muchos límites se volviesen difusos, porque en el campo de batalla los nobles podían sangrar casi lo mismo que el plebeyo más pobre. Por eso los méritos en combate eran la verdadera medida de los soldados y todos apreciaban la fuerza, el valor y la capacidad.

Han Shuo poseía esos tres factores, así que no era extraño que Eneas y Gordon lo respetasen de un modo casi instintivo o que incluso estuviesen dispuestos a arriesgar sus vidas luchando a su lado, a pesar de que solo se habían conocido hace unos días.

***

 

 

Mientras Han Shuo regresaba impulsado por el viento, trató de recoger la cuerda con la que arrastraba el Fruto de Dragmar, pero desistió de inmediato cuando se dio cuenta de que su pulso estaba volviendo a fallar. La planta había perdido su efecto y las toxinas en su sangre volvían a hacerle mella. Puso toda su concentración en mantener el agarre del planeador, pero ya no podía dirigir su rumbo. Con el tiempo se dio cuenta de que estaba perdiendo la conciencia a pesar de que sentía un terrible ardor en los pulmones.

– ¡Resiste! –

Justo cuando estaba a punto de desmayarse y soltar la cuerda, un destello deslumbrante junto con una voz lo despertaron de su ensueño. Eran Bardo y Afrodita, que lo esperaban en el margen del pantano. Detrás de ellos estaban Trunks, Eneas y Gordon, listo para ayudarlo cuando aterrizara.

Han Shuo consiguió resistir hasta salir del pantano. Entonces soltó la cuerda que ya no podía sostener y Trunks se apresuró para atrapar los frutos antes de que se estrellasen contra el suelo.

Quien sí se estrelló fue Han Shuo, pues finalmente se desmayó y no pudo evitar que su planeador impactase contra el suelo, quedando completamente destruido. Eneas y Gordon se apresuraron a sacarlo de entre los escombros para después echarlo sobre la hierba. Trunks dejó los Frutos a un lado y se apresuró a revisar a Han Shuo.

Mientras Nía, Afrodita y Bardo se mantenían a cierta distancia. Trunks les pidió a los guerreros que sentaran a Han Shuo, luego sacó una botella llena de un líquido plateado y extrajo su corcho.

Un olor penetrante parecido al alcohol impregnó el entorno llenando a todos de vitalidad. Trunks acercó la botella a la nariz de Han Shuo y este recuperó la conciencia al poco tiempo.

El Cazador de Monstruos asintió y guardó su botella, luego sacó un odre de su bolsa para tendérselo a Han Shuo mientras decía lacónicamente: – ¡Bébelo! –

Sin fuerzas para preguntar, Han Shuo se llevó el líquido a los labios descubriendo que tenía un sabor familiar. Al poco tiempo sintió que el ardor en sus pulmones se mitigaba, luego su vista se aclaró y los temblores de sus articulaciones se detuvieron. Aun así, prefirió no correr riesgos. Se sentó con las piernas cruzadas, cerró los ojos e circular a su Esencia Mágica rápidamente.

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– ¿Qué me diste? – Preguntó mientras meditaba.

– Leche de vaca mezclada con miel y algunas hierbas medicinales. – Respondió Trunks sin emoción, pero cuando vio las expresiones asombradas del grupo, tuvo que aclarar. – En las minas a veces se envenenan respirando químicos dañinos. Un minero que conocí me contó que, si tomaba un vaso de leche después de trabajar, el envenenamiento se le pasaba. Desde entonces uso leche mezclada con otras cosas para quitarme las toxinas que me entran por los pulmones. –

– Nunca lo hubiera pensado. – Murmuró Afrodita alzando una ceja.

– En la legión usamos miel para desinfectar las heridas, pero nunca se nos ocurrió usar leche para desintoxicar. – Comentó Eneas interesado.

Mientras los aventureros comentaban al respecto, la pequeña Angélica se abrió paso hasta llegar al lado de Han Shuo y se sentó frente a él. Luego llevó una de sus manitos hacia su mejilla con ternura y preguntó:


– ¿Te siente bien, malo? ¿Te duele mucho? –

Han Shuo miró a la niña con una expresión de gratitud sincera. Después de lo que había pasado sabía que, sin la ayuda de esta pequeña, nunca hubiera obtenido el Fruto de Dragmar. Mientras la Esencia Mágica removía los últimos fragmentos de las toxinas en su cuerpo, Han Shuo acarició suavemente la cabeza de la pequeña mientras respondía con una sonrisa.

– Gracias, princesita. Te prometo que algún día te devolveré este favor. –

– Tú me salvaste del feo monstruo serpiente. – Dijo la niña sonriendo de un modo divertido, pero no rechazó las caricias de Han Shuo y en su lugar parecía disfrutarlo. – Aunque eres un hombre malo, puedes ser bueno también. –

Han Shuo estaba a punto de responderle, cuando la sonrisa en sus labios murió y su expresión se ensombreció. Todos sintieron el cambio repentino en su actitud, sobre todo Trunks que de inmediato supo que algo malo ocurría.

Los Demonios Originales seguían levitando alrededor de Han Shuo, pero el vínculo entre ellos se había cortado temporalmente por su pérdida de conciencia. Ahora que estaba recuperado, volvió a tener una visión completa y descubrió que los estaban rodeando.

– ¡Nos atacan! – Susurró a toda prisa mientras se levantaba de un salto y sujetaba firmemente a la pequeña Angélica. Con un preciso movimiento la empujó hacia Nía para que protegiera, luego comenzó dar instrucciones rápidas. Bardo y Afrodita corrieron junto a Odiseo; Eneas y Gordon se posicionaron en frente de los magos; Han Shuo desenvainó su daga junto con su arma mágica.

– ¡Mátenlos! – Un grito estridente desde la espesura interrumpió el silencio que imperaba en los márgenes del pantano. Acto seguido cuatro flechas incendiarias salieron disparadas directamente hacia Han Shuo, que aún seguía un poco confundido. El fuego lo distrajo y no alcanzó a notar que el suelo bajo sus pies se trasformaba en una enorme mano de lodo, hasta que fue muy tarde para esquivarlo.

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La enorme mano se cerró alrededor de sus piernas inmovilizándolo por completo. Han Shuo reaccionó descargando un par de estocadas con el Filo Asesino de Demonios y su daga oculta. La fuerza que desencadenó fue suficiente para destruir el conjuro de tierra de un golpe, pero le dificultó esquivar las flechas y aunque se las arregló para bloquear las primeras tres, no pudo evitar que la cuarta se clavase profundamente en su pierda derecha, al mismo tiempo que lo quemaba, provocándole un terrible dolor.

– ¡Malditas ratas! – Gritó Trunks iracundo mientras esquivaba algunas flechas que habían ido en su dirección. Gordon y Eneas habían tenido suerte de que ninguna saeta los alcanzara, así que rápidamente corrieron donde Han Shuo para ayudarle a hacerse un torniquete. Este ya se había arrancado la flecha y estaba arrodillado mientras circulaba su Esencia Mágica alrededor de la herida para que sanase rápidamente.

El problema era que el sitio en que se encontraban estaba cubierto de hierba seca y el fuego de las flechas comenzó a extenderse rápidamente. Al ver esto, Afrodita entró en acción rápidamente extendiendo una llovizna que contrarrestó las llamas e impidió que se produjera un incendio.

– ¡Tengan cuidado! ¡Ahí están! – Dijo Han Shuo para prevenirlos. Casi de inmediato unas diez personas emergieron de entre los árboles. Cada uno de ellos llevaba un equipamiento similar y estaban bien armados, lo que sugería que pertenecían un mismo grupo de mercenarios o alguna clase de ejército privado con bastante experiencia en combate a juzgar por sus movimientos.

Este grupo se había acercado silenciosamente aprovechando la cobertura de los árboles cercanos y la alta hierba. Como todos habían estado completamente concentrados en Han Shuo, no notaron el peligro hasta que fue demasiado tarde. Su plan había sido matar a los que parecían ser más fuertes con las flechas incendiarias, al mismo tiempo que aprovechaban el humo para confundir al resto. Pero la rápida reacción de Afrodita frustró su estrategia. Aun así, ninguno de los atacantes se veía desanimado, como si no fuese la primera vez que emboscaban a un grupo que contaba con magos.

Han Shuo miró a un costado y vio el Fruto de Dragmar en el suelo. Rápidamente lo sujetó para esconderlo en su Anillo Espacial, pero sólo lo hacía para evitar que se dañase, porque era evidente por su actitud belicosa que estos hombres ya lo habían hecho su objetivo.

Estos mercenarios eran bastante despiadados. Ni siquiera habían dudado en atacarlo cuando estaba cerca de una niña. En ese mismo momento estaban aprovechando que los separaba una buena distancia para recargar sus ballestas sin inmutarse por nada o dar alguna explicación. Han Shuo supo de inmediato que de no ser por su rápida reacción Angélica estaría muerta.

La ira se arremolinó rápidamente en su corazón y una intención asesina podía verse en su mirada. Han Shuo apretó los dientes más por la furia que por el dolor de su pierna quemada y se levantó apoyándose en el hombro de Gordon con algo de dificultad, mientras forzaba su Esencia Mágica al máximo de su capacidad.

En ese momento Trunks cargó hacia los enemigos dando un aterrador grito de guerra, que fue seguido por el rugido de su Mantícora. La enorme bestia comenzó a correr a gran velocidad para unirse a su amo, pero no fue la única. Bardo disparó una serie de esferas relampagueantes y atronadoras que distrajeron a los enemigos, mientras que Afrodita conjuraba una neblina helada que bloqueaba la visión de estos mercenarios, impidiéndoles apuntar con sus ballestas o encenderles fuego a sus virotes.

Han Shuo sintió que el dolor de su pierna comenzaba a mitigar y el sangrado se detuvo, entonces hizo una señal a Gordon y Eneas, que estaban sujetándolo, para que se uniesen a la batalla. Después echó un vistazo a su daga, cuya hoja se había mellado al defenderse del conjuro de tierra, por lo que la descartó. Luego tomó su Filo Asesino de Demonios y sintió que la mayor parte de sus poderes se habían regenerado.

Con un fuerte pisotón se forzó a sí mismo a pararse firmemente a pesar de su dolor. Una cólera fría hacia estos atacantes traidores se apoderó de su mente cuando dio el primer paso hacia ellos con el único pensamiento de matarlos a todos.

 

 

 

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Cómo están amigos, soy Acabcor de Perú, donde tenemos delfines de agua dulce en el río Amazonas.

En este capítulo hice muchos cambios por motivos de continuidad que se ven mejor en el siguiente capítulo. Estos mercenarios le exigen al grupo de Han Shuo que le entreguen la Sangre de la Gorgona, pero esto hace que nos preguntemos ¿cómo saben ellos esta información? ¿acaso estuvieron ocultos todo el tiempo mientras luchaban con la Gorgona? ¿Por qué no atacaron inmediatamente después, cuando Han Shuo y su grupo estaban agotados? Pero sobre todo ¿Por qué Han Shuo no los vio con sus Demonios Originales en ningún momento? ¿Cómo pudieron tomarlo por sorpresa cuando el mismo Trunks no pudo hacerlo?

Todas estas incógnitas quedan como vacíos de la trama en la historia de Ni Can Tiang, por eso yo decidí dar un contexto más creíble. También cambié la descripción de las plantas carnívoras para que fuesen un poco más aterradoras, de otro modo no se entiende con claridad el por qué Trunks no se metió a sacar el Fruto de Dragmar él mismo.

El detalle del veneno fue magnificado por mí para aumentar la dificultad del desafío para Han Shuo. Quería darle emoción y un sentido de esfuerzo al protagonista para que apreciáramos mejor los méritos de sus habilidades, de modo que no fuese “Han Shuo pasando por cada reto como si paseara por el parque y todo fuese cayendo justo para su conveniencia”. Quería darle un aire más pensativo al protagonista, que se sepa que su esfuerzo e inteligencia son una constante.

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Por ese mismo motivo hice que Han Shuo se estrellase directamente contra el suelo, demostrando que su planeador no es perfecto ni tampoco sus habilidades, porque si no cabría preguntarse ¿Han Shuo es ingeniero? ¿Cómo diablos puede construir un planeador tan funcional con herramientas medievales? ¿Y cómo puede volarlo de un modo tan perfecto?

En el original los mercenarios lo atacan en el aire antes de que aterrice, pero a mí me parecía extraño que esto ocurriese. Si uno nunca hubiese visto un planeador en su vida, no creo que se apresurase a disparar sin antes tener clara la situación.

El detalle de la leche está basado en una experiencia personal. En una ocasión usé productos de limpieza industriales sin mucho cuidado y terminé intoxicado. No tenía dinero para ir a un médico y pensé que me moriría, porque mis pulmones me quemaban. Entonces recordé que mi abuelo me contó una historia de las antiguas huelgas en Perú, cuando los mineros protestaban para que les diesen una botella de leche, la cual les ayudaba a limpiar el plomo de sus pulmones.

Este recuerdo me salvó en esa ocasión, pues justo tenía una caja de leche que no había abierto. Después de tomarla, el dolor fue desapareciendo hasta que finalmente pude descansar tranquilo.

Espero que este capítulo les haya gustado. Sufrí bastante para encontrar las imágenes de las plantas carnívoras que yo quería, así que espero que sean de su agrado. En cuanto al detalle de que estas se matasen entre ellas… se me ocurrió a último minuto.

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