Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NW)

Volumen 3

Capítulo 23: Motivo de Respeto

 

 

Si me pidieras una descripción rápida del asentamiento Migurd, tendría que describirlo como pobre al extremo; y es que habrá unas 10 casas o así, que no sabría describirlas claramente, pero es algo así como cavar un hoyo y taparlo con un caparazón de tortuga y voilà, una casa.

La arquitectura que he podido ver en Asura está muchísimo más desarrollada comparada con la de este asentamiento, aunque claro, aunque trajeran arquitectos del reino de Asura, no tendrían forma de recolectar madera y otros materiales, por lo que se darían por vencidos y se irían.

Hasta si nos fijamos en sus campos cultivados ordenadamente en el asentamiento, solo encontrarás vegetales resecos y casi marchitos; me pregunto si no pasa nada si las plantas se ven tan debilitadas…

En el diccionario que me regaló Roxy no aparecían demasiados detalles específicos sobre la agricultura, tan solo encontré una nota al respecto que decía los vegetales son amargos y para nada sabrosos.

Es importante señalar, que junto a los campos de cultivo, hay varias flores plantadas con dientes que parecen carnivoras parecidas a las flores Pakkun del super mario. No tengo claro si esas cosas son plantas o monstruos, los dientes asimétricos hacen pequeños crujidos al rozarse; estoy seguro que las usan para bloquearle el paso a las criaturas que quieran invadir los campos de cultivo.

Al fondo del asentamiento, puedo ver varias jovencitas que parecen ser de secundaria rodeando una hoguera y asando algo en ella. Dan la impresión de un viaje escolar al campo o algo similar.

Esas jóvenes están preparando una comida que tan pronto la terminan de hacer, se dedican a distribuirla por el asentamiento, apenas he visto hombres o jóvenes, salvo Robin y el jefe del asentamiento, y tan solo veo algunos niños jovencísimos jugando por la zona.

Si no me equivoco, estarán distribuidos de la siguiente forma, los hombres van a cazar, mientras que las mujeres protegen el asentamiento; estoy casi seguro de que esos son los puestos y trabajos de la comunidad, así que seguramente no veo hombres porque se encuentran cazando en este momento.

“¿Qué hay cercano a este lugar que se pueda cazar?”

“Monstruos.”

Aunque la respuesta responda mi pregunta, se queda un pelín corta, es como cuando le preguntas a un pescador que ha pillado y te responde que pescado.

Pues nada, seguiré preguntando.

“Hmm. ¿y las cosas con la que fabricáis los techos de vuestras casas también viene de monstruos?”

“Sí, la obtenemos de la reina de las colinas, la Gran Tortuga; su caparazón es muy resistente, su carne es deliciosa y de sus ligamentos podemos hacer hasta cuerdas para arcos.”

“¿Es lo que cazáis principalmente?”

“Así es.”

Tiene sentido, si su carne es deliciosa…. aunque me cuesta imaginar el tamaño de esa tortuga, y más teniendo en cuenta que la casa más grande del asentamiento está cubierta por un caparazón de unos 20 metros de largo.

Tanto Ruijerd como Rocks entran en esa casa que estaba observando mientras ando perdido en mis pensamientos, parece que la regla de La casa más grande es del jefe también se aplica en este continente.

“Disculpen la intrusión.”

“G-Gracias por dejarnos pasar…”

En todo caso, Eris y yo mostramos nuestros respetos según entramos por la puerta, al entrar, descubro que el interior se ve más amplio de lo que parecía desde el exterior, además, el suelo está recubierto por pieles y varias decoraciones coloridas y vistosas cuelgan de las paredes.

En el centro de la casa se puede observar algo parecido a una chimenea, con un fuego tenue iluminando la vivienda; no veo nada parecido a habitaciones separadas, sino que cualquiera puede tumbarse sobre las pieles del suelo y taparse para dormir por la noche. Al fondo de la vivienda puedo ver expuestos una espada y un arco, dejando claro que se trata de una tribu dedicada a la caza.

Las 2 mujeres que hasta ahora acompañaban al jefe no han entrado en la vivienda, ¿por qué lo acompañan solo hasta la entrada? Bah, qué importa.

“De acuerdo, ahora me gustaría escuchar vuestro relato.”

Rocks se sienta junto a la chimenea y nos dice eso. Rujierd se sienta frente a él y yo con las piernas cruzadas me siento al lado del Supard. Me fijo en que Eris continúa de pie un tanto intranquila, porque parece que no sabe dónde sentarse.

“¿Vamos a sentarnos en el suelo aún estando dentro de una casa?”

“¿Acaso no te sentabas en el suelo de tu casa durante las clases de espada?”

“T-Tienes razón.”

Eris no es de las que duda sobre si sentarse o no en el suelo; pero seguramente está un tanto perdida con las diferencias entre lo que está viendo con respecto las clases de etiqueta que recibió en su día.

Ha crecido observando la forma de comportarse de las personas a su alrededor, pero en esta situación la diferencia es tal que la hace estar dudando y confundida. Realmente espero que el viaje y las influencias que recibamos durante el mismo no le afecten para cuando volvamos a casa…

***

 

 

En vez de comenzar explicándole nuestros planes de futuro, comienzo dando a conocer mi nombre, edad, profesión y el lugar en el que se encuentra nuestro hogar. Además, le explico a Rocks mi relación con Eris, su estatus social, y la forma en la que misteriosamente acabamos en Makai.

Decidí no contar nada referente al Dios Humano, como no estoy seguro de la relación que pueda tener este Dios con las razas demoníacas… imagina que lo consideran una divinidad maligna, podrían sospechar de mí o hasta apresarme.

“… Y así fue como acabamos aquí.”

“Hm….”

Rocks se sujeta la barbilla, dándole vueltas a las cosas que le he contado; sigue pareciéndome un chico de secundaria dándole vueltas a una pregunta complicada en un examen.

“….Ya veo.”

Mientras esperaba que Rocks comprendiera la situación y decidiera qué hacer con nosotros, Eris comenzó a quedarse dormida; y es que aunque parezca tener energía ilimitada, al no estar acostumbrada a viajar es normal que haya gastado todas sus reservas. Y más si tenemos en cuenta que lleva seguramente despierta desde anoche que conoció a Ruijerd.

Como era de esperar, ya ha llegado al límite de sus fuerzas.

“Yo me encargaré de hablar con Rocks, así que puedes acostarte ya, si te apetece.”

“… ¿A qué te refieres con que me acueste? ¿Dónde voy a dormir?”

“Es muy probable que se duerma aquí mismo, cubriéndote con las pieles del suelo para dormir en la habitación.”

“Pero no veo ninguna almohada…”

“Siempre puedes usar mi regazo.”

Lo digo igual que Anpanman, dándome una palmada en mi muslo, dejando sonar un resonante pa.

“¿Q-qué quieres decir con eso de usar tu regazo…?”

“Significa que puedes usar mi pierna como almohada.”

“….. ¿En serio? T-te lo agradezco.”

Si fuera la Eris de siempre, seguramente se habría quejado o dicho algo al respecto, pero parece que su barra de sueño está en MAX, porque sin dudarlo, se tumbo y tapo con las pieles, para después apoyar su cabeza sobre mi muslo.

Se muestra un poco tensa y cierra sus puños al mismo tiempo que sus ojos, aunque no tarda ni 1 minuto en quedarse dormida como un tronco. Como imaginaba, estaba completamente exhausta; bajo mi mano para acariciarle su rojizo pelo y se agita como si estuviera sintiendo cosquillas.

Mushoku Tensei Volumen 3 Capítulo 23 Novela Web

 

Fufujaja.

De repente noto como alguien me observa.

“…¿Ocurre algo?”

La mirada burlona de Rocks se clava en mis ojos, lo que me hace sentir un poco de vergüenza.

“Os lleváis muy bien.”

“Es cierto.”

Aunque tengo terminantemente prohibido tocarla, después de todo, nuestra Ojou-sama valora mucho su castidad, y por nuestro acuerdo pienso respetar sus deseos.

“Pues volviendo al asunto, ¿cómo pretendéis volver a vuestra ciudad?”

“Ganaremos dinero para poder sobrevivir y viajaremos a pie.”

“¿2 niños como vosotros vais a ganar dinero?”

“No, solo yo me dedicaré a ganar dinero.”

No puedo permitir bajo ningún concepto que Eris, siendo tan inocente y algo ignorante sobre como funciona el mundo, se dedique a ganar dinero de ninguna forma, ¿no crees? Aunque bueno, supongo que somos más o menos igual en la parte de ignorancia del funcionamiento del mundo.

“No irán solos, les acompañaré.”

Ruijerd irrumpe en nuestra conversación, ciertamente sería un aliado reconfortante, y aunque de verdad me gustaría confíar en él, debido a lo que me pasó con el Dios Humano, creo que es mejor que nos despidamos en esta ciudad y nos desentendamos de cualquier cosa que pueda volverse un problema en el futuro.

Aún así, no se me ocurre como rechazar su ayuda.

“Ruijerd, ¿por qué motivo quieres acompañarles?”

Rocks se muestra en desacuerdo dejando ver una cara preocupada, mientras que Ruijerd se muestra ofendido.

“No tengo motivo alguno, simplemente les protegeré y les llevaré de vuelta a su casa sanos y salvos.”

La conversación se torna un tanto delicada con el conflicto de posturas. Rocks deja escapar un suspiro.

“Tendrías que entrar en ciudades, ¿no es cierto?”

“Hmm….”

¿Cómo que Hmm? ¿No entras en ciudades o qué?

“¿Qué pasará si llevas a estos niños a cualquier ciudad? ¿no recuerdas como te fuiste expulsado por los soldados hace 100 años? Llegaron hasta a ofrecer recompensas a los aventureros para acabar contigo, ¿te acuerdas?”

¿Hace 100 años?

“Eso…. pero…. pero si les espero fuera de la ciudad…”

“¿Entonces no te harás responsable de lo que les ocurra dentro de la ciudad?”

Rocks le mira como si estuviera sorprendido, Ruijerd aprieta los dientes con fuerza.

La raza Supard es odiada por todos, y este hecho no cambia ni en el continente demoníaco; pero pagar a grupos de aventureros para que acaben con ellos me suena un poco excesivo, es casi como si los trataran como monstruos, ¿no os parece?

“Si les pasara algo en la ciudad…”

“¿Qué harás si les pasa algo en la ciudad?”

“Rescataré a ambos, aunque tenga que matar a todos los habitantes.”

Sus ojos muestran seriedad.

No bromea, es aterrador. Su actitud me causa auténtico pavor. Es del tipo de hombre que haría cualquier cosa, y más con la convicción que puedo observar en este momento.

“No tienes miramiento alguno cuando se trata de niños… Ahora que lo recuerdo, en un principio te aceptamos en nuestro asentamiento porque salvaste a nuestros pequeños del ataque de monstruos.”

“Así es.”

“Hace ya 5 años de eso, como pasa el tiempo.”

Rocks deja escapar un suspiro casi exagerado y sobreactuado; aunque agradezca que el aldeano nos esté ayudando y nos haya dado cobijo, la forma en la que está actuando tan excesiva me irrita sobremanera.

Es casi como si un niñato creído de 14 años estuviera ridiculizando a un adulto por cometer un fallo estúpido.

“Pero dime, Ruijerd, si hicieras algo así, ¿serás capaz de alcanzar la meta que te propusiste?”

“Mm-……”

Ruijerd frunce el ceño, casi intentando unir sus dos cejas a base de contraerlo.

¿Meta? ¿Qué meta puede tener este hombre?

“Disculpad, pero, ¿cuál es esa meta?”

Les interrumpo.

“Es algo bastante sencillo, tan solo quiero eliminar la mala fama que posee la raza Supard.”

De verdad me gustaría decir que es una meta imposible. Hablamos de eliminar una discriminación racial, no es algo que pueda ser realizado por una simple persona.

Ni siquiera algo tan sencillo y diminuto como una víctima de bullying escolar es algo solucionable por una sola persona; mucho menos si esa persecución es algo arraigado en el mundo entero. Si hasta cuando Eris conoció a Ruijerd tuvo una reacción similar a cuando Vegeta se encontró con Broly. Estamos hablando de algo que se ha inculcado desde pequeño, los padres le cuentan a los hijos que los Supard vendrán a comérselos, ¿cómo va una sola persona a solucionar esta discriminación?

“Pero, ¿acaso es incierto que los Supard atacaron tanto a enemigos como aliados durante la guerra?”

“¡¡Pero-!!”

“Por mucho que quieras alterar la fama a algo más positivo, lo cierto es que la raza Supard es peligrosa…”

“¡No! ¡Eso no es cierto!”

Ruijerd me agarra del cuello de la camisa, me muestra una mirada increiblemente aterradora.

Mierda, estoy temblando. Awawawa…

“¡Todo fue una conspiración por parte de Laplace! ¡La raza Supard no es peligrosa!”

C-C-¿cómo? Pero antes de nada, por favor, para, me estás asustando. Mi cuerpo no para de temblar, ¿aunque ha dicho que fue cosa de una conspiración? ¿Qué tipo de conspiración? aunque, ahora que lo pienso… ¿Laplace no es alguien de hace 400 años?

“¿Q-Qué es eso de Laplace?”

“¡Ese bastardo se aprovechó de nuestra lealtad!”

La fuerza con la que me agarraba mermó ligeramente, y dándole unos golpecitos en la muñeca finalmente acaba liberándome de sus manos que aún continúan temblando.

“¡Ese bastardo… ¡Ese bastardo…!”

Ruijerd continúa maldeciéndole mientras aprieta sus dientes.

“¿Podrías contarnos lo ocurrido detalládamente?”

“Es una larga historia.”

“No importa.”

Ruijerd comienza a relatarnos lo ocurrido en aquel entonces, que acabaría convirtiéndose en historia.

***

 

 

Laplace fue un héroe que tras unificar la raza demoníaca, reconquistó varios territorios que había tomado la raza humana.

A su mando, casi desde el principio, había estado la raza Supard apoyándole. En concreto, un grupo de guerreros Supard, que poseían una destreza sin igual junto con una habilidad temible para detectar y rastrear enemigos; que más tarde se convertirían en las tropas de elite de Laplace por su gran capacidad ofensiva, especializados en las emboscadas e incursiones nocturnas.

El ojo de su frente actuaba como un radar que escaneaba el campo de batalla, por lo que nunca fue posibles emboscarles a ellos o soprenderlos, y les permitían hacer a la perfección estás tácticas junto con los asaltos nocturnos, en las que el enemigo no podía verles con facilidad, pero al contrario sí.

Y ese fue el simple motivo por el que se convirtieron en las fuerzas de élite.

Hasta este punto y desde siempre, la raza Supard había sido muy temida y respetada en el continente demoníaco.

Pero en la parte intermedia del periodo en el que Laplace se incorporó a la guerra, exactamente cuando acababan de empezar a invadir el continente central, Laplace visitó al grupo de guerreros trayendo lanzas consigo. Las lanzas del Diablo. Aunque Ruijerd dice que ese no era el nombre original, sino que simplemente las acabó llamando de esa forma.

Laplace les ofreció como obsequio estas lanzas a los Supard que formaban parte del grupo de guerreros. Estas lanzas se asemejaban bastante a los tridentes propios de un Supard, pero el color principal era de un siniestro color negro; a simple vista uno podía notar que se trataban de lanzas mágicas.

Por supuesto, varios en el grupo se negaron a aceptar las lanzas, ya que para un Supard, la lanza con la que nace es parte de su ser; y por este motivo no querían descartar las que desde el día que nacieron fueron sus armas.

Pero como se trataba de un obsequio en nombre del Lord para el que trabajaban, Ruijerd, como líder de los guerreros, decidió en última instancia obligar a todos en el grupo aceptar el obsequio y utilizar estas lanzas nuevas como símbolo de lealtad a su Lord Laplace.

“Esto… ¿Líder?”

“En efecto, por aquel entonces, yo era el líder del grupo de guerreros de los Supard.”

“….¿Cuántos años tienes actualmente?”

“Dejé de contar pasados los 500 años.”

“Ah, ya veo…”

Recuerdo que Roxy escribió en su diccionario que la raza Supard era longeva, ¿pero tanto? Bueno, no importa.

Los guerreros Supard dejaron de lado sus lanzas y siguieron combatiendo utilizando las lanzas del Diablo, estas lanzas poseían un poder increíble, reforzando la fuerza del portador hasta duplicarla o casi triplicarla, además conseguían anular la magia de los humanos completamente, y por último, afinaban aún más los sentidos del portador.

Provocaron tanto pavor en aliados y enemigos, que ellos mismos sintieron una abrumadora sensación de omnipotencia.

Poco a poco, la apariencia de los portadores de estas lanzas fueron volviéndose más y más siniestra; parece ser que cada vez que las lanzas eran bañadas en sangre, el alma del portador se tornaba más y más oscura. Aunque ninguno de los guerreros notó problema alguno, porque el alma de todos ellos fue oscureciéndose al mismo ritmo. Hasta que finalmente ocurrió la tragedia.

Los guerreros comenzaron a atacar indiscriminadamente a todo lo que se pusiera en su camino, sin importar si se trataba de aliado o enemigo; hombres, mujeres y niños fueron masacrados sin piedad ni distinción, no había quien escapara de su sed de sangre. Rujierd hasta afirma que el recuerdo de esos actos todavía permanece fresco en su memoria.

Y de la noche a la mañana, rumores corrían por Makai diciendo que la raza Supard se había revelado contras las razas demoníacas, y la raza humana comenzó a decir que la raza Supard eran demonios desalmados. En ese momento, tanto Ruijerd como el resto de sus compañeros escuchaban esta información eufóricos, viéndolo como un honor y algo de lo que sentirse orgullosos.

En el campo de batalla, con enemigos por todos los frentes, la raza Supard armados con las lanzas del Diablo eran sobrecogedoramente poderosos, nadie podía hacerles frente, hasta el extremo que tan solo 1 de los guerreros podía luchar y ganar hasta contra mil personas. Convirtiéndose así en el ejército más temido del mundo.

Pero no existe ejército que nunca se agote o se extinga en una guerra prolongada, y debido a que combatían tanto con humanos como demonios, de día y de noche, sin descanso; el número de guerreros en la unidad comenzó a disminuir, algo que no les importaban, después de todo, morir en combate es el mayor honor que pueden obtener, y continuaron combatiendo embriagados por este pensamiento.

Uno de los rumores que llegaron a sus oídos fue que un asentamiento de la raza Supard estaba siendo atacado, en concreto se trataba del hogar de Ruijerd. Y aunque estaba claro que se trataba de una trampa para arrinconar a los que quedaban vivos de este ejército, ya no quedaba nadie con suficiente juicio como para notar esto.

Los guerreros Supard que en años no había pisado su propio asentamiento, se dirigió a ese lugar……. para atacarlo. Viendo que todavía quedaba gente en la zona, comprendieron que eran enemigos y debían matarlos.

Ruijerd mismo fue quien acabó con las vidas de sus padres, su mujer y sus hermanos, finalmente empalando a su propio hijo hasta causarle la muerte.

Y aunque su hijo todavía no era más que un niño, nunca en su vida detuvo su entrenamiento para convertirse en un guerrero Supard, y aunque no fuera capaz de vencer a Ruijerd, lo que si consiguió su hijo fue romper con su último embite la lanza del Diablo que este portaba.

Y fue exactamente en este instante en el que los sueños embelesados terminaron, y las pesadillas comenzaron. En su ahora cuerda mente, pudo notar como algo crujía todavía en su boca, y en cuanto comprendió que se trataba del dedo de su propio hijo lo escupió espantado.

En ese mismo instante, de inmediato se le ocurrió recurrir al suicidio, pero fue un pensamiento que canceló enseguida; porque había algo que necesitaba hacer antes de encontrar la muerte, en este caso, acabar con aquellos que habían causado este evento, aunque para hacerlo debía sobrevivir al ejercito que les rodeaba con intención de castigar sus crímenes.

A su alrededor, solo podía observar a 10 guerreros de toda su unidad que aún se encontraban en pie, de los aproximadamente 200 que había cuando recibieron las lanzas del Diablo, y de todos esos, tan solo 10 guerreros Supard habían sobrevivido hasta ahora.

Varios habían perdido uno de sus ojos, otros habían perdido una mano, y otros habían perdido en combate la piedra mágica que actuaba como ojo en su frente; así se encontraban los guerreros que habían combatido hasta acabar en un estado tan lamentable.

Y con sus cuerpos en ese estado y cubiertos de cicatrices, todavía eran capaces de mirar con ansia y furia el ejercito que les rodeaba, formado por unas mil personas con expresiones decididas y serias. Y Ruijerd supo que todos en este lugar estaban preparados para morir.

Lo primero que hizo Ruijerd fue destruir las lanzas del Diablo que sus camaradas todavía portaban, y ver como uno a uno todos fueron volviendo en si, hasta acabar deprimidos ante la escena, despertando del sueño y abrazando la pesadilla que era la realidad. Varios entre sollozos se apenaban por haber atacado a sus propias familia, mientras que otro directamente rompieron a llorar por la angustia.

Pero ninguno de esos 10 guerreros protestó por haber salido de ese sueño placentero ni deseo volver, ninguno de los presentes era débil ni física, ni mentalmente; sino que todos y cada uno de ellos juró vengarse de Laplace, sin culpar a Ruijerd por el error de aceptar las lanzas del Diablo.

Habían dejado de ser diablos, pero también habían dejado atrás su orgullo como guerreros, se convirtieron tan solo en demonios mancillados que deseaban venganza.

Ruijerd no sabe lo que les pasó a esas 10 personas, aunque considera que están seguramente muertos, porque en el momento que soltaron las lanzas del Diablo, volvían a ser simples guerreros ligeramente más fuertes que el combatiente medio. Además que ni siquiera portaban sus lanzas personales, sino que se armaron con lanzas que pertenecían a otros para luchar, es seguramente imposible que hayan sobrevivido.

Concretamente, Ruijerd consiguió atravesar el flanco enemigo y huir del lugar, vivo de milagro, tras lo que estuvo rondando durante 3 días y 3 noches entre la vida y la muerte.

La lanza que Ruijerd porta era de su hijo, la misma arma que consiguió romper la lanza del Diablo que Ruijerd portaba, dando su vida y su alma, que ahora reside en su lanza protegiendo a Ruijerd.

Tras el incidente, Ruijerd finalmente obtuvo su venganza, tras varios años de vivir en el anonimato y ocultándose de sus captores; ese día, interfirió en la batalla que estaba ocurriendo entre Laplace y los 3 héroes, consiguiendo la muerte de Laplace, consumando su venganza.

Pero aunque Laplace había sido derrotado, no había forma de cambiar la información que ya se había hecho pública; por esto, la raza Supard fue perseguida, y todos los asentamientos a parte de la que Ruijerd había destruido con el resto de guerreros acabaron dispersos, aislados y ocultos por esa persecución.

Para seguir con vida y escapar de sus captores, Ruijerd se vio obligado a acabar con gente de las razas demoníacas; y hoy por hoy, no tiene claro si la raza Supard ha sido completamente aniquilidada o si continúan viviendo escondidos en un nuevo asentamiento o aldea. Ha comentado que lleva sin ver a otro Supard en el continente demoníaco alrededor de 300 años.

La persecución la que la raza Supard se vió sometida fue gravísima, casi tan potente como el fuego de la venganza que llevó a Ruijerd a acabar con el culpable de esto, Laplace.

“Aún así, también soy responsable de la reputación actual de la raza Supard, y aunque sea el último con vida, mi deseo es limpiar nuestro nombre.”

Y con estas palabras, Ruijerd llevó el relato a su fin.

***

 

 

Las palabras se atragantaban a veces en la boca de Ruijerd y no lo explicó todo tan claro como hubiera sido oportuno, tampoco usó palabras para describir o dejarnos claro lo que sentía al respecto; pero tanto sus remordimientos, su furia, su desesperación… todo ello fue transmitido en su relato.

Si todo cuanto nos ha contado son mentiras, o si el tono o su voz entrecortada han sido un engaño, Ruijerd se habría ganado mi respeto, aunque fuera en otras áreas.

“Realmente es una historia horrible.”

El resumen en pocas palabras, es que la suposición de que la raza Supard es maligna, es un error.

Aunque soy incapaz de entender el motivo por el que Laplace le entregó a los guerreros estas lanzas del Diablo, aunque considerando lo ocurrido tras la guerra, existe la posibilidad de que la raza Supard haya sido utilizada como chivo expiatorio.

Si eso es cierto, Laplace es lo peor de lo peor… Teniendo a gente tan leal como los Supard, podrías habérselo explicado al menos, estoy seguro que aunque los hubieras sacrificado como a un peón, no hubiera sido necesario un truco tan ruin no solo para abandonarlos a su suerte sino también masacrarlos.

“Lo comprendo, en ese caso, te ayudaré tanto como me sea posible.”

En algún lugar de mi corazón, mi anterior yo pronuncia las siguientes palabras.

¿De dónde vas a sacar tiempo para ayudarle? ¿Acaso tienes la libertad suficiente para preocuparte por alguien más en este momento? Bastante irónico, viendo como años atrás ni siquiera te preocupabas por tus propios problemas como para esforzarte, ¿no crees? Pues despierta, porque este viaje es mucho más duro de lo que te imaginas.

No haciendo oídos sordos a estas palabras, continue hablando.

“Puede que por el momento no tenga ninguna idea para solucionar el problema, pero considero que siendo un niño de la raza humana existe la posibilidad de que sea de ayuda y aporte cambios positivos en tu fama.”

Todo esto no es simplemente por sentir simpatía o por querer ser amable, también tengo planes en mente. Porque si todo cuanto ha dicho es cierto, Ruijerd debe de ser extremadamente poderoso, llegando al nivel de los héroes de antaño; si alguien con esa fuerza nos protege, como mínimo, no deberíamos acabar siendo devorados por las monstruos de este continente.

Si nos acompaña, estoy seguro de que podremos estar más tranquilos mientras tengamos que viajar entre ciudades, aunque implicará un riesgo mayor dentro de ellas; por eso, si conseguimos eliminar este riesgo, se convertirá inmediatamente en nuestra mayor baza en cuanto poder ofensivo.

Por no contar, con como ha ido contando, casi fanfarroneando, de que es un guerrero al que es imposible atacar por sorpresa o al que le puedan asaltar de noche; con su apoyo, la posibilidad de que ladrones o bandidos decidan atacarnos o lo consigan disminuye enormemente.

Aun con todo esto, y aunque no sea algo tan importante ni tenga pruebas al respecto para avalarlo, creo que Ruijerd es de confianza y que es incapaz de mentirnos.

“Te prometo que haré todo lo que pueda para ayudarte a limpiar el nombre de los Supard.”

“A-Ahh..”

Ruijerd se muestra sorprendido, pero quizás sea porque ha visto como he dejado de dudar de sus palabras; me da igual el motivo, he decido confiar en él.

Escuchando una historia sobre como se aprovecharon de su confianza, una historia tan sobrecogedora y trágica que me hace creer en él sin dificultad, y hace que mi otro yo se ría burlonamente, dejándome escuchar una voz en mi corazón.

Mira qué fácil es engañarme ahora.

“Pero la raza Supard de verdad…”

“No importa, Rocks-san, seguro que encontraré la manera.”

Ruijerd nos protegerá fuera de las ciudades, y nosotros pensaremos como protegerle dentro de las mismas; es un toma y daca.

“Ruijerd-san, espero que de ahora en adelante nos ayudemos mutuamente.”

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