Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 10

Capítulo 4: La Llave Del Mundo

Parte 6

Cuando se fueron, Kouki miró intensamente a Hajime. No había emoción en sus ojos. Pero eso fue porque estaba haciendo todo lo posible para no dejar que su rabia y frustración se manifestaran.

“Kouki.”

Shizuku lo llamó. Pero Kouki no dijo nada. De hecho, él hizo un paso hacia adelante.

“¡Kouki!”

“¡Ah!”

Shizuku lo agarró del brazo y lo miró con ira. Su agarre era como el hierro. Aterrorizado por la mirada en sus ojos, retrajo su pie extendido y lentamente empezó a dar unos pasos hacia atrás. Pero un segundo después—

“¿Qué está pasando?”

“¿Es una película?”

“¿Está mostrando una… caverna oscura?”

Una proyección de un lugar desconocido apareció frente a Shea y los demás. La proyección se reflejaba en una fina película de niebla densa, y la proyección misma estaba hecha de maná. Shea y los demás miraron la extraña escena, olvidándose de que se suponía que se iban.

Suzu murmuró: “Se parece al laberinto de Orcus…”

“Ciertamente, las únicas cavernas que conozco que están iluminadas por una piedra incandescente verde son las del Gran Laberinto de Orcus.”

Tio asintió de acuerdo. Es cierto que sólo el Gran Laberinto de Orcus tenía ese brillo verde.

Sin embargo, la razón por la que Suzu parecía incierta era que la caverna parecía mucho más natural que los túneles artificiales que formaban los pisos superiores del Gran Laberinto de Orcus. Parecía como si no hubieran sido moldeados por manos humanas. Además, la caverna era mucho más amplia y espaciosa que cualquiera de los pisos que Suzu y los demás conocían. Pero a medida que el video se desarrollaba, todos se dieron cuenta rápidamente de lo que estaba sucediendo.

En lo profundo de la oscura caverna había una intersección de cuatro direcciones. Dentro de esa intersección había un conejo de pelo blanco. Sus patas eran extrañamente agrandadas, venas oscuras y abultadas corrían a lo largo de su cuerpo. Otro pulso de maná sopló a través del grupo, éste llevaba emociones con él.

“¿Esto es… incomodidad? ¿O impaciencia?”

“Yo también siento miedo… Creo que este video es un recuerdo.”

“Sospecho que es la memoria del Maestro. Un recuerdo de su tiempo en el lugar que describe como el abismo.”

Las deducciones de las chicas resultaron ser correctas. A medida que el video seguía emitiéndose, más emociones se derramaban del maná que salía de Hajime. Miró al monstruo desconocido con miedo e inquietud. Nadie tenía idea de cómo o por qué se reproducían los recuerdos del pasado de Hajime, pero todo el mundo estaba seguro de que éste era el pasado de Hajime y los sentimientos que se transmitían a través de su maná eran sus verdaderos sentimientos. No había dicho casi nada sobre el tiempo que había pasado en el abismo antes de conocer a Yue. Esos acontecimientos ya habían quedado atrás y Hajime no era el tipo de persona que se jactaba de todo el sufrimiento por el que había pasado, ni de lo dura que había sido su vida, ni de nada.

Shea y las otras chicas se miraron entre sí. Esta era una oportunidad de oro para aprender más sobre el pasado de Hajime y no querían perdérsela. Sus sentimientos se unieron, asintieron una a la otra y decidieron quedarse. Se giraron hacia la proyección, mirando con atención absorta. Ninguna de ellas quería perderse lo que podría ser su única oportunidad de saber lo que había convertido a Hajime en la persona que era ahora. Ryutarou, Suzu y Kouki también observaron. Ellos también tenían curiosidad sobre la transformación de Hajime.

Mientras el extraño conejo saltaba hacia Hajime, alguien dio un grito ahogado.

“¡Hajime-san!”

“¡Hajime-kun!”

Shea y Kaori gritaron reflexivamente advertencias. La proyección se difuminó un poco y el miedo en el maná de Hajime creció tremendamente. Todos vieron cómo el conejo jugaba con él. Le aplastaba el brazo izquierdo y la angustia comenzaba a mezclarse con el miedo en sus emociones. Shea y Tio apretaron sus dientes en sincronía y la cara de Kaori se retorció de dolor.

“Oh no… Hajime-san, ¿cómo puedes ser derrotado tan fácilmente por…”

“Este es el Nagumo-kun que conocíamos. Era tan débil que apenas podía luchar.”

Por un momento, el video se cortó. Hajime tenía tanto miedo del conejo que cerró los ojos. Cuando todo el mundo se ahogó en su terror, volvió a abrir los ojos. Delante de él, el conejo que lo había estado torturando antes se encogía de miedo. Siguiendo la mirada del conejo, Hajime encontró a un oso de pelo blanco mirándolo fijamente.

Incluso a primera vista, sabía que estaba en un nivel completamente diferente al del conejo. El oso partió el conejo por la mitad de un solo golpe y se lo comió. A través del video, Shea y los demás pudieron ver con sus ojos.

Con su nivel de destreza actual, un simple oso de garras no era una amenaza. Pero la forma en que miraba a Hajime, como si sólo fuera comida, le explicaba en gran medida por qué estaba tan aterrorizado por la criatura. Las niñas vieron con horror cómo el oso acorralaba a Hajime, le cortaba el brazo izquierdo y se lo comía justo delante de él. Su amor por Hajime hizo la escena mucho más dolorosa.

Por las emociones que salían del maná de Hajime, se notaba que quería escapar de la realidad, pero el dolor de perder el brazo y la sangre que brotaba del muñón lo obligó a aceptar lo que estaba sucediendo. Aunque no podían oír los gritos de Hajime, ya que la proyección era sólo visual, las ricas emociones que venían de su maná ayudaban a los que la veían a recrearlas en su mente.

Siendo tratado como nada más que comida, el miedo de Hajime llegó a un punto de inflexión. Ya no le importaba lo patético que parecía, huyó tan rápido como pudo, aterrorizado por lo que tenía adelante. Incapaz de correr, transmutó un pasaje en la pared y se adentró cada vez más en la oscuridad. Había tantas emociones corriendo por su mente que eran difíciles de identificar.

El video continuó, mostrando a Hajime sollozando mientras seguía gateando. Al poco tiempo, esos sollozos desaparecieron, las brasas de su vida comenzaron a desvanecerse lentamente.

“Hajime-san…”

Lágrimas brotaron de los ojos de Shea y se mordió el labio. Kaori, Shizuku y Suzu se taparon la boca con las manos, temblando. Parecía que podían sentir el dolor de Hajime. Por otro lado, Tio había cerrado los ojos y estaba haciendo todo lo posible por mantener sus emociones bajo control.

El video se oscureció cuando Hajime se desmayó y luego regresó unos segundos después. Confundido de que aún estaba vivo, Hajime empezó a transmutar más allá del camino que había creando.

Finalmente, se encontró cara a cara con el maravilloso cristal cuyo líquido le había salvado la vida. La Piedra de la Divinidad, que en aquel entonces había estado tan llena de maná que estaba goteando Ambrosía. Hajime lamió el líquido curativo y se acurrucó en un rincón, con el corazón destrozado.

Durante días esperó la salvación que nunca llegó. Sus recuerdos de esa época eran claramente confusos, ya que el vídeo se cortaba con relativa frecuencia. Sin embargo, las emociones que sentía todavía se transmitían claramente a través de su maná. Shea y los demás sintieron de primera mano lo solo que se había sentido, esperando inútilmente la ayuda que nunca llegaría.

La oscuridad en la que vivía era tan absoluta que a veces casi se olvidaba de quién y qué era. El hambre lo había roído en cada momento de su estadía en ese lugar. Y para colmo, el dolor fantasma de su brazo perdido lo dejó en completa agonía. Día tras día, Hajime vivió una tortura agonizante.

Eventualmente, se acostó y deseó la muerte, pero el líquido milagroso que lo mantenía con vida evitó incluso eso.

A partir de ahí, pasó de desear intermitentemente la muerte, a desear desesperadamente sobrevivir. Como si fuera una radio rota, siguió intercambiando entre esos dos modos. Una y otra vez, se preguntaba a sí mismo cómo habían llegado las cosas a esto. Sin una salida para sus emociones, eventualmente se dedicó a odiar a sus compañeros de clase y a maldecir la injusticia del mundo.

Finalmente, se le rompió el corazón. Pero no terminó ahí. Al descartar emociones innecesarias y retener solo el deseo de sobrevivir, Hajime se transformó en el tipo de persona que podía matar a cualquiera que se interpusiera en su camino sin dudarlo. La extrema presión a la que había sido sometido reforzó su voluntad en una hoja irrompible.

Una vez que decidió que saldría vivo de allí, Hajime empezó a actuar. Miró hacia la pequeña depresión llena de ambrosía. Se arrastró hacia ella y la abrazó como un perro. Como siempre, sólo curó sus heridas físicas, sin hacer nada por su hambre o dolor. El rostro reflejado en ese pequeño charco resplandeciente era el rostro de una persona diferente. No era el mismo Hajime que había sido antes de caer aquí. Con los ojos brillantes de odio, Hajime dejó el pequeño refugio que había construido para sí mismo. La única arma a su disposición era su capacidad de transmutación, una capacidad tan débil que difícilmente podría llamarse un arma. Aún así, se armó con ella y se dispuso a cazar monstruos.

Desde allí, mató a su primer monstruo y—

“Ngh, eso parece tan…”

“Mencionó que había tenido que comer monstruos, pero… esto es horrible…”

Kouki y Ryutarou vieron, horrorizados, como Hajime comía carne de monstruo por primera vez. Sus manos, ropa y rostro estaban manchados de sangre. Realmente parecía nada más que un monstruo salvaje. Sin embargo, después de unos segundos, dejó caer su comida y empezó a gritar.

En su confuso dolor. Hajime empezó a golpearse la cabeza contra el suelo una y otra vez, el vídeo se cortó varias veces cuando la carne de su cuerpo se destruía y la Ambrosia lo unía nuevamente. Fue un espectáculo horrible.

A medida que se desarrollaba la escena, el maná de Hajime transmitía lo dolorosa que había sido esa primera transformación. Si el infierno existiera, ese era el tipo de sufrimiento que le esperaba a la gente. Si Tio no hubiese usado magia espiritual para estabilizar los estados mentales de Ryutarou, Suzu, Shizuku y Kouki, se habrían desmayado sólo por los sentimientos transmitidos a través del maná de Hajime. Tal como estaba, todo el mundo tenía la cara pálida. Incapaz de soportar mirar más, Ryutarou apartó la mirada… mientras Suzu hacía todo lo posible por no vomitar.

Finalmente, la transformación terminó y la figura de Hajime se reflejó en los charcos de sangre y Ambrosía que habían derramados a su alrededor. Se veía igual que ahora. Su obsesión por la supervivencia y su odio por el mundo se habían fortalecido junto con su cuerpo. Ese fue el momento en el que realmente se había convertido en el monstruo del abismo.

Usando sus habilidades otorgadas por su común trabajo de sinergista, que era quizás el trabajo más genérico en Tortus, creó armas de las que había aprendido en un mundo diferente. Le tomó semanas de práctica constante y miles y miles de intentos, pero finalmente, logró crear un arma. Luego desafió al Oso de Garras, que era el mismo monstruo que una vez había aplastado su espíritu, para que demostrarse a sí mismo que podía abrirse paso a través de cualquier cosa que se pusiera en su contra.

Después de una feroz batalla, conquistó al Oso de Garras. Fue entonces cuando se dio cuenta de cuál era su verdadero deseo. Es decir, volver a casa. Como si respondiera a ese deseo, el maná de la habitación latía. Luego se contrajo, rodeando solo a Hajime y Yue.

Quiero volver a casa… Era un deseo puro y simple. Shea y los demás estaban tan conmovidos por la profundidad de ese deseo que podían sentir que sus pechos se estrechaban.

El maná carmesí de Hajime brillaba con una luz deslumbrante, mientras que el maná dorado de Yue lo sujetaba desde un costado. La deslumbrante columna de maná se oscureció lentamente y luego empezó a girar alrededor de Hajime y Yue. Iluminando a Shea y a los otros como si una galaxia girara alrededor de ellos dos.

Quiero regresar a casa a Japón… El deseo de Hajime era un deseo tranquilo y subyugado. Pero al mismo tiempo, era un deseo que nunca vacilaría y la profundidad de su apego a él era aplastante. El Hajime del vídeo miró al oscuro techo y cerró silenciosamente los ojos, reafirmando su determinación. Cuando los abrió de nuevo, se reflejó en ellos una voluntad increíblemente poderosa.

Hajime se adelantó, dirigiéndose hacia el fondo del abismo. Ya no se contentó con la idea de avanzar hacia la oscuridad sin fin. Desde allí, el vídeo se desvaneció y el maná que lo creaba fue absorbido por el remolino que se arremolinaba alrededor de Hajime y Yue.

Shea, Kaori, Tio y Shizuku estaban sollozando. No tenían palabras para describir las emociones que estaban sintiendo en ese momento. Pero todos estaban sonriendo mientras lloraban. Estaban orgullosos del hombre que había logrado superar la desesperación y salir arrastrándose del infierno con pura fuerza de voluntad.

Incluso Ryutarou y Suzu se sintieron abrumados. Al mismo tiempo, se dieron cuenta de que esa era la razón por la que siempre habían sentido que no podían competir con él. Mientras que estar en el grupo de Kouki significaba que habían tenido su parte justa de batallas duras, siempre habían tenido a Meld y a sus experimentados caballeros apoyándolos. Además, siempre habían tenido camaradas tranquilizadores a su lado, y cada uno de ellos los ayudaron a dominar sus propios poderes. Si le hubieras preguntado a Suzu o a Ryutarou si serían capaces o no de superar ese duro abismo, ambos habrían dicho que no. Sobre todo, porque sabían que lo poco que habían visto era sólo el principio. No había forma de que pudieran haber resistido lo que les esperaba.

Kouki, por otro lado, miró débilmente a su alrededor, con los ojos vacíos. Pensó en cómo había dicho que habría sido mejor si hubiera sido él quien hubiera caído en el abismo en su lugar.

Hasta hace unos momentos, realmente creía que era injusto que Hajime fuera tan fuerte a pesar de que aparentemente no lo intentaba en absoluto. Aunque Shizuku le había dicho a Kouki cuando Hajime había regresado que probablemente Hajime había pasado por una buena parte de sus dificultades, Kouki no se lo había creído. Había pensado que Hajime había ganado fuerza solo por ser arrojado al abismo y ahora estaba haciendo lo que quería. Pero ahora que Kouuki lo había visto todo a través de los ojos de Hajime, se dio cuenta de que se había equivocado.

Quieres irte a casa, ¿eh? Kouki pensó para sí mismo. Se preguntó a sí mismo si alguna vez había tenido tantas ganas de regresar. Y al mismo tiempo, se dio cuenta de lo débil que había sido su propia convicción. Había dicho que sería un verdadero héroe y que salvaría a todos los que necesitaban ser salvados, pero nunca se había decidido a hacerlo.

N-No, eso no está bien. Yo no soy el que se equivoca. Claro, ahora entiendo de dónde viene Nagumo… pero aún así… me quitó todo… Kouki intentó desesperadamente convencerse de que no estaba equivocado. Pero a medida que pasaba por su dilema mental, el hechizo de Hajime y Yue progresó.

Sus manos se abrieron como una flor en ciernes y el maná carmesí comenzó a verterse en la Piedra de la Divinidad y en otros minerales que sostenían. Los metales comenzaron a fusionarse y a moldearse en algo nuevo. Todo el maná circundante comenzó a ser absorbido por esos minúsculos minerales. Estaban siendo transmutados. Limpiándose las lágrimas con el dobladillo de su manga, Kaori miró con curiosidad.

“¿Esa es… una llave?”

Como ella dijo, los minerales estaban tomando la forma de una llave. Un cristal carmesí translúcido, en forma de dodecaedro, ubicado en la base de la llave, desde donde se sostenía. Motas de maná dorado brillaban dentro del cristal como pequeñas estrellas. La llave en sí misma parecía una especie de vieja llave antigua con todo tipo de detalles artísticos añadidos.

Hajime y Yue, que habían tenido los ojos cerrados todo este tiempo, finalmente los abrieron. Parecía como si no estuvieran mirando nada, pero al mismo tiempo también se miraban el uno al otro. A medida que se desarrollaba la escena mística, alguien tragó saliva.

Los dos abrieron la boca simultáneamente y dijeron: “¡Abran la puerta a nuestra tierra deseada!”

Sus voces resonaron por la habitación como el tañido de una campana. Los dos se iluminaron, brillando más que el sol. La galaxia arremolinada de maná a su alrededor estalló como una supernova y la habitación se inundó de luz roja y dorada, borrando todo. El maná llevaba consigo una voluntad inquebrantable e indestructible. La fuerza del maná noqueó a Shea y a los demás por un segundo, pero recobraron el conocimiento antes de caer al suelo.

Cuando volvieron a estar lúcidos, la luz había desaparecido. Trastabillándose, Shea y los demás recuperaron el equilibrio y observaron cómo esa tremenda cantidad de maná se vertía en el cristal de la llave. Por fin, Hajime había creado lo que quería. Una clave que los llevará a casa.

Más específicamente, un artefacto de teletransporte mágico conocido como la Llave de Cristal.

“¡Hajime-san! ¡Yue-san! ¿¡Están bien!?”

Shea se apresuró a acercarse a sus dos compañeros. Hajime y Yue se sentaron junto a la Llave de Cristal, cayendo uno contra el otro. Todavía tomados de la mano. Kaori y los demás también corrieron hacia Hajime, un segundo después de Shea.

“Kaori-san, ¿cómo están?”

Shea se giró hacia Kaori, con una mirada de preocupación en su cara. Después de una breve pausa, Kaori se relajó y dijo: “Están bien. Usaron tanto maná que perdieron el conocimiento.”

Todos respiraron aliviados al escuchar el diagnóstico de Kaori. Kaori rápidamente lanzó un hechizo para transferir parte de su maná a Hajime y Yue. Después de unos segundos, los dos gimieron y abrieron los ojos.

“¿Eh? ¿Cómo nos fue?”

“Mmm… ¿Dónde está el artefacto?”

Kaori les dio un rápido resumen de la situación y les entregó la Llave de Cristal.

“Ustedes dos se desmayaron después de usar todo su maná. Les he dado un poco del mío, así que ya deberías estar bien. No estoy segura si tuviste éxito o no, pero este es el artefacto…”

“Ya veo. Gracias Kaori. Ha pasado mucho tiempo desde que me desmayé por el uso excesivo de maná. No estaba seguro de cuánto necesitábamos, así que usé todo lo que tenía, pero… tú podrás ajustar cuánto usaremos la próxima vez, ¿verdad?”

“Mmm… Sí. Creo que ya le he encontrado el truco. La pregunta es si seremos capaces de mostrar un deseo lo suficientemente fuerte como para convertirlo en un concepto la próxima vez.”

Hajime se giró hacia la llave que tenía en sus manos y la examinó con su Ojo de Demonio. Estaba saturado de más maná que cualquier otra cosa que hubiera hecho antes y a través de su Ojo de Demonio parecía un pequeño haz de luz.

“Hicimos un buen trabajo… Puedo sentir la energía dentro de ella. Se siente como la brújula de los caminos eternos.”

Hajime sonrió satisfecho. Incluso Yue no podía leer las emociones en sus ojos mientras miraba la Llave de Cristal.

Hajime estaba tan conmovido que le temblaban las manos. Todo su viaje hasta ahora había sido para obtener esta llave. La Llave de Cristal tenía el nombre que tenía porque era una cristalización de los sentimientos más fuertes de Hajime.

Yue sonrió suavemente y puso su mano sobre la de Hajime.

“Gracias, Yue.”

“Mmm…”

Hajime no sólo le estaba agradeciendo por ayudarlo a hacer esta llave. Él le estaba agradeciendo por mantenerlo humano cuando la encontró por primera vez en el abismo, por estar siempre a su lado, por amarlo y, por supuesto, por crear la encarnación de su voluntad con él. Le estaba agradeciendo por todo.

Mirando hacia arriba, vio que Shea y las demás también le miraban suavemente. Sintiéndose un poco avergonzado, Hajime aclaró su garganta en voz alta y dijo: “Vamos a probarla.”