Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 10

Capítulo 4: La Llave Del Mundo

Parte 5

Dos horas después.

“Me pregunto…” La voz de preocupación de Suzu resonó por la sala de estar. Se calló, sus vagas preocupaciones tan borrosas como su declaración.

Kaori, que estaba sentada a su lado, preguntó: “¿Qué te preguntas exactamente, Suzu- chan?”

“Umm… todo, supongo? Me pregunto si Nagumo-kun está bien. Me pregunto si realmente podemos regresar a Japón. Me pregunto si Kouki-kun está bien. Ya sabes. Me pregunto si podremos salir vivos de la capital de los demonios…”

A pesar de que parecía que estaba recostada y descansando, al parecer Suzu tenía muchas cosas en la cabeza.

“Todo estará bien Suzu-chan. No importa lo duro que se pongan las cosas, Hajime-kun siempre se recupera. Y también tiene a Yue con él, así que no hay nada que no pueda hacer.”

“Kaorin…”

“En cuanto a Kouki-kun, es el único que puede hacer algo para mejorar su situación. Por supuesto, ayudaré todo lo que pueda, pero al final depende de él. Y Eri-chan… Bueno, actúa primero, piensa después. No importa cuánto lo pienses, no sabrás cómo será tu reunión hasta que suceda.”

Los intentos de Kaori de tranquilizar a Suzu fueron tan desordenados que Suzu no pudo evitar reírse.

“K-Kaorin… Hahahaha. Eres demasiado genial. Supongo que Nagumo-kun se te ha pegado.”

“Te equivocas, Suzu. Kaori siempre ha sido así. Una vez que se decida a hacer algo, seguirá avanzando hasta que esté hecho.”

“Hey, eso es grosero, Shizuku-chan, Suzu-chan. Haces que suene como si yo fuera como Ryutarou.”

“Hey, Kaori. ¿Qué tiene de malo ser como yo? ¿Estás buscando pelea?”

Ignorando las protestas de Ryutarou, Kaori frunció los labios y hizo pucheros. Pero un segundo después, lo superó y se giró hacia Suzu mientras apretaba el puño.

“De todos modos, aunque no sepa cómo van a ir las cosas con Eri-chan, al menos me aseguraré de que no te haga daño. Estaré contigo todo el tiempo y si ella trata de matarte, lo desintegraré todo y nos dará tiempo para correr.”

Suzu y Ryutarou levantaron las cejas ante la declaración de Kaori de “Desintegraré todo”.

Parpadeando de sorpresa, Suzu preguntó: “¿Vienes con nosotras, Kaorin?”

“Por supuesto que sí. No voy a dejarte sola, Suzu-chan.”

“Pero Nagumo-kun…”

“Como dijo Shizuku-chan, no es como si fuéramos a estar separados por mucho tiempo. Además, no es que yo pueda ayudarlo a añadir encantos que hagan imposible que nos llamen de nuevo, o que consiga a Myu-chan y Remia-san para él, así que mejor te protejo a ti, Suzu- chan.”

“Oh, Kaorin… Eres una niña tan buena… Te quiero.”

“Suzu, ¿por qué hablas así?”

Suzu había estado tan abrumada por la amabilidad de Kaori que empezó a actuar como una tonta para ocultar su vergüenza.

Sonriendo mientras veía jugar al grupo de amigos, Tio dijo: “Si Kaori está contigo, no tengo por qué preocuparme. Hrmmm, supongo que debería regresar a mi propia aldea al menos una vez antes de seguir al Maestro a su mundo. Debo completar mi misión, después de todo.”

“Oh, sí, estabas investigando a Tortus en nombre de tu clan, ¿verdad, Tio-san? Me olvidé por completo de eso hasta que Hajime-san lo mencionó hace un tiempo.”

La cara de Tio se desilusionó. No podía creer que Shea había olvidado un hecho tan importante.

“Shea. Deseas reunirte con Cam-dono antes de irte también, ¿correcto?”

“Sí. Pero ahora hay un artefacto de teletransportación conectando con el pueblo Haulia. Oh sí, tu pueblo está en una isla más allá de las montañas del norte, ¿verdad, Tio-san?”

Shea rebuscó entre sus recuerdos. Aunque Hajime comprendió que todas las niñas querían hablar con sus familias antes de irse, si sus viajes eran demasiado largos, probablemente se cansaría de esperar.

“Ciertamente. Es una distancia bastante larga, sin embargo… ¡Estoy segura de que el Maestro me permitirá ir después de que me castigue por hacerlo esperar! Sobre todo, porque podré volver a casa a través de un portal.”

“Tu familia probablemente se preguntará por qué pareces tan feliz a pesar de estar totalmente herida… Espero que no entren en pánico.”

Tio empezó a babear mientras pensaba en cómo iba a ser castigada por Hajime, y Shea y los demás se retiraron. Estaban acostumbrados a sus delirios masoquistas, pero eso no significaba que quisieran verlos. Shea no quería imaginar lo que pensarían los otros dragones cuando vieran en lo que se había convertido Tio. La princesa a la que todos habían reverenciado era ahora sólo una pervertida.

“Va a ser una tragedia…”

“Algunas personas pueden incluso morir por el shock…”

“Hey, Kaorin. Estaré bien, así que, ¿podrías ir con Tio-san en en vez de conmigo? Puede que necesites devolverles la vida a los otros dragones.”

“Más vale que Nagumo asuma la responsabilidad de lo que hizo. Demonios, debería ir a disculparse personalmente.”

“¿No están siendo un poco crueles?”

Mientras todos bromeaban, la puerta se abrió de repente y Kouki entró.

“Así que aquí es donde estaban todos…”

“Oh, finalmente estás despierto. ¿Cómo te sientes?”

Shizuku había dudado un momento, sin saber que decir, pero luego sonrió a Kouki y preguntó por su salud. Pero se mantuvo cautelosa, por si acaso. Kouki le devolvió la sonrisa, pero era obvio que había una sombra tras su sonrisa.

“Estoy bien. Lamento haberlos preocupado.”

“Está bien. Siempre y cuando no estés herido.”

“Sí, nos alegramos de verte a salvo.”

“Gracias a Dios.”

Shizuku, Ryutarou y Suzu sonrieron a Kouki. Le devolvió brevemente la sonrisa, pero luego empezó a explorar la habitación. Su expresión era inusualmente rígida.

Kaori adivinó fácilmente a quién buscaba y dijo: “Si buscas a Hajime-kun, está escondido en otra habitación.”

“Ya veo… Pensé que debería disculparme por atacarlo, pero…”

Por lo menos, parecía que Kouki no atacaría a Hajime como la última vez. Su estado mental era más estable de lo esperado. Sin embargo, estaba bastante deprimido.

“No tienes que preocuparte por disculparte con Hajime-san. Mientras no empieces a atacarlo de nuevo, probablemente no le importe.”

“Shea-san… Supongo que tienes razón.” Kouki habló con vacilación, como si se estuviera tragando algo amargo al decir eso.

En verdad, aunque Hajime había encontrado que el alboroto de Kouki era una molestia, no lo odiaba ni le importaba lo suficiente como para querer una disculpa. Para él, había hecho lo que había hecho para proteger los corazones de Kaori y Shizuku del trauma. Etiquetar a Kouki como enemigo significaría destruir lo que habían trabajado tan duro para proteger, así que decidió no preocuparse por él. Pero el hecho de que ni siquiera quisiera disculparse demostró una vez más que Hajime ni siquiera lo consideraba un rival.

“Parece que has recuperado el sentido común. ¿O todavía crees que Nagumo kun nos lavó el cerebro a todos?”

La mirada de Shizuku era severa. Aunque estaba contenta de que Kouki estuviese despierto y no en una furia asesina, también sabía que la única razón por la que Hajime no lo había matado era por ella. Lo que significa que era su responsabilidad asegurarse de que Kouki no reincidiera en otro alboroto.

Kouki desvió torpemente su mirada, incapaz de mirar a los fríos ojos de Shizuku. Sin embargo, Shizuku ya no lo mimaría más.

“Mírame, Kouki.”

“Ngh… Sí, ya no lo creo. No estaba pensando directamente en eso.”

Aunque la expresión de Kouki aún estaba nublada, se encontró con la mirada de Shizuku y habló con firmeza. Shizuku lo miró, intentando determinar si lo decía en serio o no. Shea y los otros hicieron lo mismo. Aunque era difícil saber si Kouki realmente lo creía en lo más profundo de su corazón, parecía que al menos creía eso. Pero eso fue suficiente para Shizuku, y asintió.

“Ya veo. Bien. Kouki… ¿hay algo que quieras preguntarnos?”

Intentando disipar la atmósfera sombría, Shizuku sonrió y habló alegremente. Sintiendo sus intenciones, Kouki le sonrió con pesar. Le preguntó qué había pasado después de perder el conocimiento.

Shizuku explicó que todos menos él habían despejado el juicio y que Hajime y Yue estaban trabajando actualmente para dominar la magia conceptual lo suficiente como para crear un camino a casa en la otra habitación. Kouki se sentó en un sofá cercano y escuchó todo en silencio. Su expresión no cambió en absoluto a lo largo de la explicación de Shizuku. Sin embargo, fue el único que no logró despejar el laberinto. No había duda de que encontró en ello una dura verdad que aceptar.

Shizuku también podía fácilmente decir que dudaba sobre si preguntar o no la única cosa que en realidad se moría por saber. Era la razón por la que se había vuelto loco en primer lugar y por la que se había convencido a sí mismo de que a Shizuku le habían lavado el cerebro. Shizuku esperó a que él se lo pidiera, pero al sentir que probablemente no sería capaz de hacerlo, decidió ofrecer la información ella misma.

“Kouki. Estoy enamorada de Nagumo-kun. Y quiero estar con él.”

“Ah…”

Ante eso, la expresión de Kouki se torció. El hecho de que su amiga de la infancia le dijera eso le hizo difícil intentar interpretar la verdad de una manera más conveniente, pero también era una verdad difícil de aceptar. Kouki pensó en lo tranquila que había estado durmiendo Shizuku sobre la espalda de Hajime y de repente sintió un deseo abrumador de arrancarle el corazón.

Manteniendo sus emociones bajo control, Kouki preguntó tan calmadamente como pudo, “¿Significa eso que…? ¿tú también vas a viajar con Nagumo? ¿A pesar de que ya tiene una favorita y a Kaori? ¿No crees que deberías reconsiderarlo? Lo digo por tu bien, Shizuku, tú…”

Shizuku agitó la cabeza y le cortó las palabras.

“Kouki, no te estoy pidiendo consejo. Simplemente te lo hago saber porque eres mi amigo de la infancia.”

“……”

Kouki parecía como si se hubiera tragado mil chinches. Miró a Ryutarou y Suzu para salvarse, así como a Kaori. Seguramente no quieres que tu mejor amiga pelee contigo por el chico que te gusta, ¿verdad? Su mirada parecía indicar. Pero ninguno de ellos lo respaldó. Ya habían aceptado la decisión de Shizuku. Nadie simpatizaría con Kouki en este momento.

El color desapareció de la cara de Kouki. Al darse cuenta de que ya no podía huir de la realidad, la impaciencia, los celos, el odio y la ira se apoderaron de él. Pero no tenía un objetivo válido para su rabia y sabía que no podía simplemente empezar a hacer una rabieta. Después de todo, la última vez que lo hizo, terminó inconsciente.

El amargo conocimiento de que había sido derrotado con facilidad fue una de las principales razones por las que no estaba a punto de volverse loco. Sin embargo, todo el mundo podía darse cuenta de que Kouki se estaba deslizando una vez más por un camino oscuro. Aunque Ryutarou sabía que esta era una prueba que Kouki necesitaba superar, no pudo evitar querer ayudar a su mejor amigo. Miró a Kouki con simpatía, pero Kouki lo interpretó como una lástima, haciéndole sentir aún más enfadado.

Sabiendo que no podía blandir salvajemente su espada contra la gente, Kouki dijo sarcásticamente: “Hahaha, así que ahora todos son sus amigos, ¿eh? Aunque sea un asesino que abandonará a cualquiera que no le guste…”

“¡Kouki!” Gritó Shizuku. Shea y Tio entrecerraron los ojos peligrosamente. Mientras tanto, Kaori miraba toda la escena con una mirada de preocupación. Pero Kouki no notó ninguna de sus reacciones. Aunque lo hubiera hecho, era como un niño mimado que no sabía cuándo era suficiente.

“Tal vez debería haber sido yo quien se cayera de ese puente…”

Kouki había ido demasiado lejos. Kaori, la chica más herida por la presunta muerte de Hajime, abofeteó a Kouki para que se callara.

Acercando una mano a su mejilla, Kouki miró inexpresivamente a Kaori. Con su mano aún levantada, dijo con voz sollozante: “Kouki-kun, eres uno de mis preciados amigos… Así que por favor… no hagas que te odie.”

“Kaori…”

Kouki se quedó sin palabras. Esa bofetada los había derribado a todos. La expresión de Kaori se quemó en su retina. Pero, decidido a decir algo, Kouki abrió la boca. Pero antes de que pudiera hablar, una ráfaga de viento atravesó la habitación. Le siguió una ola de maná tan densa y gruesa que parecía una pared. Aunque nadie había disparado una onda de choque de maná, todos lo sentían así.

“Esto se siente como… ¡Hajime-san! ¡Yue-san!”

De hecho, la pared de maná era una mezcla de carmesí y oro. Shea salió corriendo de la habitación. Nunca antes había pasado algo así cuando Hajime había hecho un artefacto. Más pulsos de maná emanaban intermitentemente de la habitación en la que estaban Hajime y Yue. Lo que sea que estuviera pasando ahí dentro, no era normal. Kaori y los demás entraron en razón una fracción de segundo después y corrieron tras Shea.

Cuanto más se acercaba el grupo a la habitación con el círculo mágico, más poderosas se volvían las olas de maná. Era como si estuvieran tratando de luchar para llegar al centro de un tifón. Si no tuvieran cuidado, el torrente de maná los dejaría inconscientes.

Sin embargo, el grupo finalmente logró llegar a la sala. La puerta estaba abierta y Shea entró primero.

Cubriéndoles la cara, Kaori y los demás hicieron lo mismo. Dentro, encontraron una espiral de maná dorado y carmesí que se elevaba hasta el techo. Hajime y Yue estaban arrodillados en el centro de la espiral, uno frente al otro. Sus ojos estaban cerrados y sus manos juntas. Ninguno de ellos se movió ni un centímetro. Una luz blanca azulada emanaba de sus palmas… y había un cristal resplandeciente en sus manos. Estaba hecho de Piedra de la Divinidad combinada con varios otros minerales.

“¡Sh-Shea! ¿Qué demonios es…?”

“No lo sé. Pero parece que los dos están bien, al menos.”

Las orejas de conejo de Shea se movieron. Sonrió aliviada mientras escuchaba el sonido regular de los latidos de sus corazones. A pesar de la tormenta de maná que se arremolinaba a su alrededor, los dos estaban perfectamente tranquilos.

Kaori y los demás también miraron a Hajime y a Yue. Los dos estaban callados, sin hacer ruido. Estaban completamente concentrados en la tarea que tenían por delante. Ninguno de ellos se había dado cuenta de que Shea y los otros habían entrado, y tenían gotas de sudor en la frente. Claramente estaban vertiendo todo lo que tenían en el lanzamiento de la magia conceptual.

“Si están bien, deberíamos irnos,” dijo Shizuku en voz baja. Tio asintió en acuerdo.

“Ciertamente. Sería una lástima que fracasaran debido a nuestra interrupción… El Maestro probablemente nos castigaría a todos.”

“Por favor, no te pongas tan contenta con eso, Tio-san.”

En silencio, el grupo se retiró de la sala.