Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 10

Bonus 5: Cuentos de Hadas Comunes: Aladino

Hace mucho tiempo, vivía un pobre chico llamado Aladino. Sus padres habían malgastado todo su dinero comprando artículos de anime y habían caído en la pobreza. Pero Aladino era un otaku, así que no podía quejarse.

Sin embargo, un día, un mago que decía ser un pariente lejano de él apareció ante Aladino. El mago estaba cubierto de pies a cabeza con una larga túnica, incluso su cara estaba escondida bajo una gran capucha. Aunque decían ser un pariente, le parecían bastante sospechosos a Aladino. De hecho, nunca había visto a nadie más sospechoso en su vida. Estaba seguro de que el mago era un estafador de algún tipo. Y recordando, recordó que había muchos estafadores recientemente que habían estado por ahí diciéndole a la gente que había trabajos increíbles en los que podían ganar miles de dólares al día haciendo relativamente poco trabajo, cuando en realidad estaban corriendo en busca de gente para secuestrar y traer de nuevo a prostíbulos y cosas por el estilo.

Creyendo que el mago era uno de esos estafadores, Aladino sacó la pistola que llevaba para defenderse y la apuntó al mago. Sorprendido, el mago saltó hacia atrás y bajó la capucha. Miraron a Aladino con más detenimiento, y luego con voz sorprendida dijeron: “Lo siento… Mentí. No estoy emparentado contigo. Soy tu esposa.”

La declaración del mago sólo la hizo parecer aún más sospechosa. Naturalmente, Aladino respondió: “Ya veo. Eso tiene sentido. ¿Cuándo celebraremos la boda?”

Parecía que se había tomado las palabras del mago al pie de la letra. Desafortunadamente, su belleza lo había cautivado, impidiéndole pensar con claridad. Fue su culpa por ser tan bonita. Incluso si esto fuera algún tipo de fraude matrimonial, Aladino dejaría felizmente que esta bella maga lo defraudara.

“Esta tarde…”

Los ojos de la maga brillaron. Ya ni siquiera estaba pensando en defraudar a Aladino. Al principio, ella se había acercado a él con la intención de estafarle, pero ahora todo lo que le importaba era convertirse en su novia. Y así, la pareja se casó pocas horas después de su primer encuentro. Pero antes de que pudieran celebrar su boda, la maga pidió una petición a Aladino.

“Antes de casarnos… ¿puedes ayudarme a sacar una lámpara mágica de una cueva?”

“¿Qué clase de lámpara mágica?”

“Mmm…. Supuestamente, un genio que puede conceder cualquier deseo vive dentro de la lámpara. Si es que tenemos eso…”

“Si tenemos eso, ¿entonces qué?”

“Seremos capaces de celebrar la mejor boda de la historia.”

“Maga… ¿eres una genio?”

No había nadie alrededor para detenerlos. Aladino y la maga se dirigieron a la cueva para su primera cita, coqueteando todo el tiempo. Entraron juntos en la cueva y exploraron sus profundidades, mientras hablaban de los otros deseos que le pedirían al genio una vez que hubieran terminado su boda. Estaban cansados del desierto, así que pensaban pedirle al genio que les construyera una bonita casa blanca en la costa. Una casa con una cama king size, por supuesto. No se precipitaron al abismo, ni tuvieron que preocuparse por las ovejas, ni luchar contra los peligrosos guardianes de la cueva para llegar a la lámpara. De hecho, lo encontraron muy fácilmente. Creyendo que ya habían tenido éxito, tomaron la lámpara y se dieron la vuelta para irse. Desafortunadamente para ellos, las pruebas a menudo aparecen cuando uno menos las espera.

“¡Espera ahí, Aladdin-kun! ¡No dejes que esa bruja te engañe!”

La princesa del país apareció de repente a la entrada de la cueva con un séquito de soldados.

“¡Cómo te atreves a engañar a Aladdin-kun para que te siga a esta cueva, bruja! ¿Qué clase de cosas obscenas planeabas hacer? Quiero decir, ¿qué clase de travesura… Quiero decir, ¿qué clase de cosas horribles planeabas hacerle?”

“¡Estoy preocupado por este país con usted al mando!”

La maga miró a la princesa, preguntándose cómo se las arregló para gobernar este país cuando sus dirigentes eran así. Ella, por supuesto, no era consciente de la ironía de que había estado actuando básicamente de la misma manera hace unos momentos.

“¡Ahora ven, Aladdin-kun! ¡Cásate conmigo en su lugar!”

Sonriendo, la princesa le propuso matrimonio a Aladino. Los soldados que estaban detrás de ella la miraron con desilusión. Era obvio que también estaban preocupados por el futuro de este país.

Al oír la propuesta de la princesa, Aladino dijo: “Uhhhh, ¿quién diablos eres tú?”

Miró a la princesa sospechosamente. En realidad, la princesa tenía los ojos puestos en Aladino desde hacía bastante tiempo. Incluso se podría decir que ella lo había estado acosando. Sin embargo, nunca se habían conocido antes. Pero cuando la princesa vio a una bruja aparecer repentinamente ante él, salió corriendo sin considerar lo extraño que era para ella perseguir a un hombre con el que nunca había hablado. No es de extrañar que los soldados parecieran tan decepcionados.

“Hmph, parece que estás malinterpretando algo, Princesa. Aladino ya es mi marido. Ahora, vete de aquí.”

La bruja se aferró a Aladino y sonrió a la princesa. Aladino abrazó a la bruja y los soldados de la princesa empezaron a instarla a que volviera al palacio. Sin embargo, la palabra retiro no existía en este diccionario de la princesa enamorada.

“Bien, ahora que hemos llegado a esto, ¡no hay vuelta atrás! ¡Ven, genio del anillo!”

La princesa se frotó el anillo en la mano y cantó un conjuro. Un segundo después, una persona apareció en el aire.

“¿Qué pasa, princesa? Te he dicho una y otra vez que no te reconoceré como mi maestro. Te falta el temperamento sádico para ello.”

Aparentemente, el anillo de la princesa era un objeto mágico que invocaba a una genio pervertida que concedía deseos.

“¡Pervertida del Anillo! ¡Encierra a esa bruja en esta cueva! ¡Entonces teletranspórtame a mí y a Aladdin-kun al castillo!”

“Como dije antes, no tengo intención de escuchar… ¿¡Oho!? ¿Mis ojos me engañan? ¡Ese joven de allí parece tener las cualidades de un sádico maravilloso! Sus niveles de poder sádico son… ¿¡superiores a 9000!?”

Parecía que la pervertida del anillo tenía la habilidad especial de medir los niveles de sadismo de otros. En el momento en que vio a Aladino, su indiferencia hacia los procedimientos actuales desapareció. Cuando la bruja se dio cuenta de que esta pervertida era una amenaza, ya era demasiado tarde.

“¡Por fin he encontrado al a maestro al que estoy destinado a servir!”

“¡Pervertida del ring, por favor!”

“¡Como desees! ¡Toma esto!”

La pervertida del anillo chasqueó sus dedos, y la princesa, sus soldados, ella misma, y Aladino desaparecieron en una nube de humo. Los había teletransportado a todos de vuelta al castillo de la princesa. Al mismo tiempo, hubo un profundo estruendo, y la entrada de la cueva se derrumbó, atrapando a la bruja dentro.

“Maldita sea, princesa…”

La bruja pateó con enojo su pie. Tenía que recuperar a su amado Aladino de alguna manera.

Pagarás por esto, princesa… Pero antes de que pudiera masacrar a la princesa o recuperar a Aladino, necesitaba salir de la cueva.

“Hmph, me subestimaste.”

Una vez que su ira retrocedió un poco, la bruja de repente recordó que aún tenía la lámpara. Lo sacó de su bolsillo y lo miró fijamente. Sin duda la princesa estaba demasiado ocupada adulando a Aladino como para considerar la posibilidad de que pudiera haber un segundo genio invocando a un objeto.

“Espérame, Aladino. ¡Yo te salvaré! ¡Ven, genio de la lámpara!”

La bruja frotó la lámpara, y un par de orejas de conejo salieron de ella en una bocanada de humo.

“¡La conejita de la lámpara ha llegado! ¿Llamaste?”

La conejita salió completamente de la lámpara, sus voluptuosos pechos rebotando hacia arriba y hacia abajo. Mirarlas molestaba a la bruja, pero ella apartó sus sentimientos y aclaró su garganta.

“Sácame de esta cueva”.

“¡Como desees! ¡Raaaaaaaaaaaaaaaaaah!”

La genio cumplió el deseo de la bruja por medios sorprendentemente físicos. Dio un puñetazo y atravesó los escombros de un golpe.

“Ahora, ¿puedes llevarme al castillo?”

La bruja preguntó con vacilación, preocupada de que su deseo se cumpliera de una manera poco amable.

“¡Tus deseos son órdenes! ¡Vamos, súbete a mi espalda! ¡Date prisa ahora!”

“Uhhhh, okay…”

Las esperanzas de la bruja de que la conejita los teletransportara como lo había hecho la pervertida del anillo se vieron terriblemente defraudadas.

“¡Allá vamos! ¡Corre como el viento!”

Como prometió la conejita, corrió como el viento. Llevó a la bruja al castillo en cuestión de segundos, y golpeó a todos los guardias que se interponían en su camino. Luego, abrió de una patada las puertas del castillo y llevó a la bruja a la habitación de la princesa. Sin palabras, la conejita desafió a la genio de la princesa a un duelo. Después de todo, esa era la única manera de resolver esta disputa.

Y así, la conejita de la lámpara y la pervertida del anillo se enfrentaron, mientras la princesa y la bruja se miraban fijamente. La batalla comenzó, y fue tan feroz que una sección entera del castillo fue destruida en la confusión que siguió. Los soldados que custodiaban el castillo comenzaron a considerar un cambio de carrera, mientras que los ciudadanos de la ciudad huyeron de los alrededores del palacio.

“Aladdin-kun, si te casas conmigo, podrás usar la magia especial de la familia real: ¡la autoridad! Podrás conceder todos tus deseos, ¡así que cásate conmigo!”

“Mmm… qué enfoque tan vulgar. No te preocupes, Aladino, yo mismo te concederé cualquier deseo”. La bruja respondió.

“¡Maestro, te concederé cualquiera de tus deseos también, así que por favor hazme tu mascota!”

“¡Aladino! ¿No quieres una esposa conejita? ¡Usaré la fuerza para conceder cualquier deseo que tengas!”

Las cuatro chicas confesaron su deseo de cumplir todos los deseos de Aladino. Y, mientras veía cómo demolían el castillo a su alrededor, expresó el único deseo que tenía.

“Quiero ir a casa…” murmuró con los ojos vidriosos.

Algún tiempo después, se esparcieron rumores por todo el reino de que una cierta región remota del desierto estaba siendo constantemente destruida por cuatro mujeres que estaban peleando por un niño muy afortunado, o quizás muy desafortunado. Pero a pesar de sus constantes discusiones, parecía que todas eran buenas amigas.