Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 10

Capítulo 1: La Princesa Vampiro Super Poderosa Y La Gran Batalla De La Conejita Divina

Parte 5

Después de cinco minutos de trotar por el túnel de hielo poco iluminado, las orejas de Shea se levantaron. Había movimiento adelante. Sonrió, reconociendo el sonido de esos pasos.

Pasada la siguiente curva en el túnel era un callejón sin salida. Pero la mejor amiga de Shea, cuyos pasos acababa de captar, ya había pasado ese callejón sin salida. Significa que la pared que estaba en el camino de Shea estaba a punto de ser pulverizada. Sus tendencias se habían vuelto bastante violentas recientemente, pero en lo que respecta a Shea, ir a toda velocidad era la única opción. Después de todo, la autoproclamada luchadora más fuerte no tenía nada que temer.

“¡Los obstáculos están hechos para ser aplastados!”

Shea pasó de trotar a correr en el lapso de un solo paso, confiando en que existía otro camino más allá de lo que parecía ser un callejón sin salida. Levantó a Drucken y lo golpeó con todas sus fuerzas.

“Uryaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah— Qu!?”

Justo antes de que su martillo impactara, la pared de hielo frente a ella desapareció. Drucken se balanceó por el espacio vacío, desequilibrando a Shea y haciéndola caer hacia delante. Casi se plantó en el hielo, pero consiguió convertir su caída en un balanceo en el último segundo. Luego se puso en pie de un salto y levantó las manos en el aire, como si la maniobra acrobática anterior hubiera sido totalmente intencionada. Sus mejillas ligeramente sonrojadas hicieron obvio que no lo había hecho y que estaba avergonzada por su error. Aún así, ella sonrió en un intento de convencer a todos los que la veían de que quería hacer eso.

“Y-Yue-san. ¡No es lo que piensas! ¡Lo hice a propósito!”

Shea miró a su alrededor, buscando a su amiga. Su agudo sentido del oído le había dicho antes que estaba aquí en alguna parte. Shea estaba preocupada de que Yue se burlase de su torpeza, pero se dio cuenta de que no tenía que preocuparse de que eso pasase. Yue estaba aquí, pero no miraba a Shea. Tampoco había estado prestando atención cuando Shea la llamó por su nombre.

“¿Yue-san?”

Shea la llamó de nuevo, pero no hubo respuesta. Yue estaba en silencio frente al árbol de hielo en el centro, sin siquiera molestarse en mirar por encima de su hombro. Shea no tenía forma de saber que tipo de cara estaba poniendo Yue. Pero sintió que no debía acercarse más.

Por un momento, Shea se preocupó de que Yue hubiese fallado en su juicio, pero un segundo después esa preocupación fue borrada. Al inspeccionar más de cerca, Shea se dio cuenta de que había otros dos caminos que salían de esta habitación. Uno debió ser por el que había entrado Yue y el otro los llevaba a otra parte. Su copia no estaba en ninguna parte. Era prueba de que Yue había completado su juicio. Pensando que Yue probablemente no la había oído, Shea se dirigió al centro de la habitación. Fue entonces cuando se dio cuenta.

“¿Eh?”

Para su total incredulidad, Yue parecía muy golpeada. Por supuesto, gracias a su regeneración automática, Yue no tenía heridas físicas, pero sus ropas y accesorios destrozados dejaron claro que acababa de pasar por una pelea agotadora. La oponente de Yue había sido naturalmente una copia de sí misma. A diferencia de la lucha de Shea, que había sido una batalla de pura fuerza, la lucha de Yue había sido una guerra mágica.

Además, el estilo de combate preferido de Yue era dejar que los ataques enemigos la golpeasen y dejar que su regeneración automática se encargase del daño, mientras que ella se concentraba únicamente en contraatacar con ataques aún más poderosos. Era lógico que no saliera ilesa. Pero ahora que la lucha había terminado, Yue debería haber restaurado su ropa con magia de restauración. En retrospectiva, Shea se dio cuenta de que era extraño que Yue se quedara ahí parada en vez de avanzar también hacia adelante.

Insegura de lo que le pasaba a su mejor amiga, Shea dudó en acercarse más. Pero un segundo después se deshizo de esa vacilación y gritó alegremente: “¡Yue-san!”

“Ah-”

Agitándose, sorprendida, Yue miró por encima de su hombro. Vio la sonrisa radiante de Shea y entrecerró los ojos contra su deslumbrante luz.

“Shea…”

“Así es, Yue-san. Soy yo.”

Shea se rió un poco, y Yue finalmente sonrió. Sus hombros se desplomaron y relajó sus músculos previamente tensos.

“¿Nuestras habitaciones estaban conectadas?”

“Eso parece. Seguí el camino que apareció después de superar el juicio y me trajo hasta aquí. Parece que tú también derrotaste al tuyo, Yue.”

Shea no se molestó en mencionar las ropas rasgadas de Yue y en su lugar se giró hacia el pasillo que llevaba hacia adelante.

“Mmm… Fue pan comido.”

Fue en ese momento cuando Yue finalmente se dio cuenta en que estado estaba su ropa. Al darse cuenta de que Shea parecía completamente ilesa, se sonrojó de vergüenza y rápidamente se lanzó magia de restauración. Shea observó cómo se cosía la ropa de Yue y se preguntó si estaba bien o no preguntar sobre su juicio. No había forma de que Yue hubiese flaqueado, o no habría despejado su juicio. Pero al mismo tiempo, estaba claro que Yue seguía preocupada por algo. Lo suficiente como para que se olvidara de arreglarse la ropa y ni siquiera darse cuenta de la primera vez que la había llamado Shea.

¿Qué ha pasado? Yue-san no parecía que los susurros la estuvieran afectando tanto. Y no creo que nada de lo que diga nadie pueda hacerla dudar de su relación con Hajime o con el resto de nosotros. Por lo que puedo decir, la oscuridad en el corazón de Yue tiene que ver con su traición de hace 300 años… pero siento que ella no es el tipo de persona que deja que eso la arrastre a este punto. Pero, ¿qué le digo a ella? ¿Debería preguntarle qué está pensando? ¿O debería estar aquí para ayudarla hasta que lo supere? Shea agonizaba sobre la mejor manera de ayudar a su mejor amiga.

“Shea, estoy bien… Sigamos adelante.”

Sintiendo la angustia de Shea, Yue le sonrió.

“Yue-san… Sí, tienes razón. ¡Vamos a buscar a Hajime-san y a los otros!”

“Mmm… Quiero volver a ver a Hajime.”

“¡Fufu, lo mismo digo!”

Shea sabía que Yue solo intentaba parecer fuerte para ella y eso causó que sus orejas de conejo se marchitasen preocupadas. Pero al mismo tiempo, sabía que no tenía sentido esperar. Además, encontrarse con Hajime para que Yue pudiese coquetear con él era probablemente la mejor forma de animarla. Shea se recuperó y sus orejas de conejo se levantaron. Caminó hacia delante, con una nueva fuerza en su paso. Yue la siguió, y ambas entraron en el recién abierto túnel de hielo.

“¿Crees que todos están bien? Parecía que no les iba muy bien cuando empezaron a llegar los susurros, pero…”

“Mmm… Buen punto. Shizuku y el héroe especialmente.”

“Me sorprendió que Shizuku lo estuviera pasando tan mal. Siempre estaba tan tranquila y calmada cuando estábamos en el laberinto de Haltina… pero Kaori estaba muy preocupada por ella aquí.”

“Shirasucky tiene problemas, así que probablemente lo esté pasando peor que Shizuku.”

“¡Ya empezamos otra vez! Yue-san, realmente te gusta Kaori-san, ¿no?”

“Yo no…”

Las dos charlaron normalmente mientras se abrían paso por el túnel. Como siempre, Shea fue la que sacó los temas y Yue simplemente respondió. Pero esa era la dinámica que tenían las dos.

Las respuestas de Yue eran claras y concisas, y ocasionalmente incluso hacía chistes. Sin embargo, había un leve indicio de malestar que se superponía sobre todas sus acciones. Shea se dio cuenta. A pesar de mantener la conversación, la mente de Yue estaba en otra cosa. Algo que la hacía actuar un poco más distante de lo normal.

En realidad, Yue seguía pensando en la batalla que había tenido con su copia.