Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 5

Capítulo 6: Contra el Ejército Real de Beltrum

Parte 3

Aproximadamente una hora más tarde, en una zona de laderas fuera de la carretera que se extendía al este de la capital real, Beltrant, Aishia y Celia estaban esperando. Celia se aferraba al dobladillo de su falda y miraba el cielo con nerviosismo, a veces mirando a Aishia como si recordara su presencia.

“Hey, Aishia. ¿Rio estará realmente bien?” le preguntó por enésima vez.

“Estará bien.” Aishia asintió con calma. “…Viene hacia aquí”, añadió, mirando de repente al cielo hacia la capital.

“¿Eh? Cómo lo sabes…” Celia miró la cara de Aishia, sorprendida por su declaración. Entonces Rio aterrizó en el suelo suavemente, quitándose la capucha y anunciando su regreso como si hubiera regresado de una caminata tranquila.

“Estoy de vuelta.”

“… ¿Huh?” Los ojos de Celia se abrieron de par en par en shock.

“Siento haberle preocupado, profesora. Todo está bien ahora.”

“S-Sí.”

“Gracias, Aishia”, dijo Rio.

“No, en realidad no hice nada.” Aishia agitó la cabeza como siempre.

“Ahora, ¿nos ponemos en marcha? Me gustaría salir de la capital lo antes posible.”

“Bien. ¿Pero a dónde iremos?”

“Me gustaría encontrar algunas pistas sobre los héroes, también, ¿así que creo que nos dirigiremos hacia el Reino de Galarc en el este? Si no te importa, eso es”, dijo Rio, mirando a Celia.

“… ¿Eh? Ah, no. El Reino de Galarc suena bien.” Celia asintió fácilmente.

Rio notó el comportamiento incómodo de Celia y la interrogó con curiosidad. “Profesora, ¿ocurre algo?”

“N-Nada. Aún no me he dado cuenta, así que me pregunto si esto está bien…” Celia respondió con una expresión que mostraba que su corazón no estaba del todo presente.

“… ¿Quieres volver a la capital? Todavía podemos lograrlo si nos vamos ahora mismo”, preguntó con indecisión, observando el rostro de Celia.

“¿Eh? ¡N-No!, no, ¡no es eso! ¡No me malinterpretes! Me preguntaba si realmente se me permitía ser tan feliz. ¡Simplemente no parece real!” Celia negó el malentendido de Rio con gestos de pánico.

“¿Oh?” Rio inclinó su cabeza en cuestión.

“S-Sí… Por un momento, mi futuro era tan oscuro que pensé que mi vida había terminado. Pero ahora estás aquí y podremos estar juntos por un tiempo… Sólo el pensamiento es…” Celia dijo antes de darse cuenta de que estaba tratando de decir algo extremadamente embarazoso y se quedó sin aliento, pero ya era demasiado tarde para retractarse en ese momento.

“O-Obviamente me alegraría eso, ¿no crees?” continuó ella, apartando la vista.

“… ¿Es así?” Rio sonrió alegremente con una respuesta no comprometida.

“S-Sí. Por eso… puede que haya algunas cosas en mi mente, pero no hay forma de que me arrepienta de nada. ¡En todo caso, tengo que pensar qué hacer desde aquí!” Declaró Celia con motivación.

“Sí. Hablemos de las cosas lentamente. Por el momento, no tengo intención de dejarte vivir incómodamente, así que no te preocupes por eso”, dijo Rio respetuosamente.

“Ajaja, ¿en serio? Pero también quiero pagarte adecuadamente, Rio. Bueno, sólo tengo este vestido ahora, pero… Me pregunto si valdría algo si lo vendieras.” Celia miró su vestido plateado y pensó contemplativamente.

“No, nunca te pediría que vendieras eso. No hay necesidad de que te preocupes por el dinero. Sólo déjame cuidarte en un futuro cercano. Soy capaz de hacer eso.”

“Pero… ¿estás seguro?” preguntó Celia con indecisión.

“Por supuesto. Déjame cuidarte, ¿de acuerdo?” Rio respondió en broma.

“…Gracias. Entonces, aceptaré tu oferta y confiaré en ti por un tiempo.” Celia sonrió, inclinando la cabeza.

Rio asintió aceptándolo. “Por supuesto.”

“Lo mismo digo.” Aishia se unió a la conversación, haciendo que Celia asintiera con alegría.

“Entonces, vamos a movernos”, instó Rio.

“…Entendido. Cuento contigo para un vuelo seguro, Rio.” Celia se aferró a la tela de su vestido y se puso nerviosa ante Rio.

“Sí. Entonces, si me disculpas…” Rio asintió, levantando torpemente a Celia en el estilo nupcial una vez más.

“Fufu, hablemos mucho mientras nos movemos para compensar todo el tiempo que no nos hemos podido ver, ¿Bien?” Preguntó Celia con un leve rubor, pero su sonrisa brillaba con alegría.