Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 5

Capítulo 2: Nueva Vida en la Aldea

Parte 4

Treinta minutos más tarde, Miharu estaba pensando en Rio mientras se hundía en el agua de las aguas termales.

Tendré que agradecerle a Haruto de nuevo alguna vez.

Por supuesto, ella estaba pensando en la situación con Masato. Respetó la voluntad de Masato, se enfrentó seriamente a él en la batalla y aceptó enseñarle a usar la espada. Cuando Masato dijo por primera vez que quería aprender esgrima, Miharu se había imaginado una vaga extensión de algún tipo de deporte. Ella no había entendido bien que las espadas y la esgrima eran armas y técnicas que se requerían en una lucha por tu vida. Quizás, si era Haruto, el Haruto que tenía recuerdos de la vida en Japón, entonces Miharu creía que habría sido capaz de enseñar esgrima desde la perspectiva de un deporte.

Pero Haruto no lo hizo, Rio no lo hizo.

Explicó claramente por qué existían las espadas y el arte de la espada, y luego desafió lo que Masato quería hacer. Debe haber pensado que hubiera sido desafortunado para Masato vivir en este mundo pensando en la esgrima como un tipo de deporte. Miharu podía sentir la cantidad de pensamiento que Rio había puesto en Masato, así como el resto de ellos.

Aunque debería estar recobrándome, sigo confiando en Haruto para todo.

La cara de Miharu se avergonzó. En lugar de recobrar la compostura, había sido poco fiable y necesitaba constantemente el apoyo de Rio. No había hecho nada por Aki y Masato, como su mayor. El hecho de que se sintiera patética era inevitable.

No puedo hacer nada con respecto a la esgrima, pero… Sí, lo menos que puedo hacer es asegurarme de apoyar a Haruto correctamente.

Miharu asintió con firmeza, habiendo tomado su decisión.

Por ahora, tengo que encontrar algo que pueda hacer… Rio era el tipo de persona que podía hacer cualquier cosa impecablemente, así que era difícil encontrar algo que ella pudiera hacer por él. Miharu gimió en voz baja.

“¿Qué pasa, Miharu?” Latifa, que ya se había bañado en la bañera, le preguntó con la cabeza inclinada.

Sorprendida, Miharu agitó la cabeza. “¿Eh? Ah, umm. No es nada.”

“… ¿Estabas pensando en Onii-chan, quizás?” Preguntó Latifa, como si hubiera visto a través de los pensamientos de Miharu.

“U-Umm… Sí. ¿Cómo lo supiste?” Los ojos de Miharu se abrieron de par en par.

“Ehehe, porque yo también pensaba en él”, dijo Latifa, asintiendo con confianza.

“Siempre estás pensando en Rio, Latifa”, dijo Sara en tono exasperado, mientras los escuchaba.

“Heh. ¿No piensas también en Rio a un ritmo bastante frecuente, Sara?” Alma bromeó, saltando en la conversación sin un momento de retraso.

“P-Puede que lo haya estado haciendo ahora mismo, pero no ocurre a menudo.” Sara agitó la cabeza, avergonzada.

“Fufu, ¿estabas pensando en el Rio que vimos antes? Yo también”, dijo Orphia con una sonrisa; estaba sumergida en la bañera. Entonces Sara miró a Miharu, Latifa, Orphia y Alma, las cuatro chicas que estaban en la bañera con ella.

“Supongo que todas pensábamos lo mismo”, dijo con un pequeño suspiro.

“¡Hmph! Yo también estaba pensando en Rio, ¿sabes?” Vera hizo un gesto con los labios mientras hablaba. Aki asintió vacilante a su lado.

“Bueno, yo también… Quiero decir, sobre esa batalla de entrenamiento entre Masato y Haruto.”

“Entonces, ¿qué pensaron ustedes dos después de ver la batalla de hoy?” Preguntó Sara a Vera y a Aki, observando sus expresiones.

“Yo… umm… Honestamente, estaba asustada. Casi pensé que iban a matar a Masato”, dijo Aki con expresión de dolor.

“Tenía escalofríos corriendo por mi espina dorsal. Su intensidad era increíble, aunque yo sólo era un espectador”, coincidió Vera, temblorosa.

“Es un rito de iniciación. Todo esto es para entender que a veces hay que ser implacable antes de la muerte de tu oponente. Puede ser drástico, pero es una experiencia necesaria para convertirse en un guerrero. Tienes que aprender esto, así que es mejor hacerlo antes y en la situación más segura posible”, dijo Sara con una sonrisa tensa.

“Así que, si empieza una guerra, ¿todos los guerreros de esta aldea se volverán como era Haruto hoy?” Preguntó Aki tímidamente.

“…No, no todos pueden mostrar el mismo vigor que Rio, sólo los guerreros que han cruzado la línea de la vida y la muerte antes.”

“Ahaha. Me sentí abrumada por ello, a pesar de que sólo estaba mirando desde un lado.”

“Correcto. Me da escalofríos imaginarme lo que habría pasado si Rio hubiera luchado en ese estado cuando entró por primera vez en esta aldea con Latifa.”

Sara, Orphia y Alma (las tres chicas que a veces tuvieron que convertirse en guerreras) expresaron sus pensamientos.

“… ¿Significa eso que Haruto ha superado tanta carnicería en el campo de batalla?” Preguntó Aki, tragando saliva.

“En un lugar que no conocemos, probablemente.” Sara asintió con una expresión seria.

Cuando llegamos a este mundo, el traficante de esclavos que nos secuestró también parecía tenerle mucho miedo a Rio. ¿Él también lo vio? El Rio de hoy… Aki se imaginó de repente, un indescriptible escalofrío corriendo por su espina dorsal. Se sentía demasiado irracionalmente asustada para pensar más que eso.

Sin estar convencida, Vera volvió a interrogar a Latifa. “Hmm, aunque no era un Rio que conocíamos… ¿Reconociste ese lado de él, Latifa?”

Latifa agitó la cabeza, con una fugaz sonrisa en su cara. “No, yo tampoco. Pero para mí, Onii-chan es Onii-chan. Nada ha cambiado. ¿Qué hay de ti, Miharu?” preguntó ella. Miharu se había perdido en silencio en sus propios pensamientos. Miharu pareció buscar en su interior sus sentimientos antes de estar de acuerdo con Latifa.

“¿Hm? Sí, estoy de acuerdo con Latifa. Aunque haya una parte de él que no conozco, Haruto sigue siendo Haruto. No creo que eso cambie.”

El Rio que se había enfrentado a Masato era ciertamente más frío y aterrador de lo que ella nunca se imaginó que podría ser su yo habitual. Sin embargo, incluso entonces, había algo triste y solitario en él. Extrañamente, eso no le hacía sentir como una persona diferente a Miharu. Quizás sería mejor decir que el Rio que Miharu conocía no había cambiado en su esencia.

Dicho esto, cuando pensó en ese Rio, algo extraño en su pecho se agitó, como si estuviera en algún lugar lejano, a pesar de estar cerca. Con eso como única preocupación, Miharu sonrió con dolor.

“Ejeje, ya veo. Entonces eres como yo.” Latifa asintió felizmente.

“…Sí, igual que tú.” Esta vez, Miharu pudo sonreír felizmente, y la dolorosa agitación en su pecho se calmó un poco.

“Ya veo. Es cierto, Rio sigue siendo Rio. ¡Creo que ahora lo entiendo!” Vera también parecía comprender algo, radiante.

“Hmph, se siente como si hubieras quitado el foco de atención de ese momento.” Sara hizo un pequeño gesto en señal de protesta.

“Fufu. Entonces eso significa que estás pensando lo mismo. Yo también lo estoy”, dijo Orphia, sonriendo suavemente y divirtiéndose.

Sorprendida, Sara se sonrojó profundamente. “Ugh…”

“Ah, Sara está avergonzada.” Alma sonrió.

“¡Hmph!” Sara se dio la vuelta para ocultar su vergüenza, las demás la miraban antes de reírse. Sara gimió y agachó la cabeza, sus mejillas se volvieron más escarlatas.

“Fufufu, esto es divertido. Si tan sólo apareciera Aishia”, dijo Latifa, con una feliz sonrisa en su rostro.

“Probablemente se ha convertido en su forma de espíritu y se ha dormido dentro de Haruto ahora mismo, aunque a veces se convierte en su forma física mientras duerme y termina enterrándose en la cama de Rio”, recordó Aki, con sus labios tirando hacia arriba en una sonrisa mientras hablaba.

“¡¿Eh, en serio?! Eso no es justo. ¡Quiero dormir en la misma cama con él!” exclamó Latifa con celos.

“¿Eh? Pero ¿no es Haruto como un hermano para ti, Latifa? Eso es… ¿no sería vergonzoso? Dormir junto con tu hermano…” Aki parecía estar imaginándose a sí misma en lugar de Latifa, con un discurso incómodo.

“¿Eh? Eso no es verdad. También quiero bañarme con él”, respondió Latifa con pasión.

“¡¿T-Tomar un Baño?! ¡No, no, no! ¡Nunca! Pase lo que pase, ¡eso es imposible!” Aki agitó la cabeza con una brillante cara roja. Al ver su reacción, Latifa miró de cerca su expresión.

“Hmm. ¿Tú también tienes un hermano, Aki?”

“¿Eh? Sí, así es. Su nombre es Takahisa.”

“Huh, realmente…” Latifa tarareó y miró a lo lejos.

“Hablando de Lady Aishia, hay una cosa de la que tengo curiosidad acerca de…” Sara comenzó vacilante.

“¿Qué pasa?” Preguntó Aki.

“U-Umm, ¿no crees que Aishia se acerca demasiado a Rio?” Dijo Sara, mirando las expresiones a su alrededor.

Las orejas de elfo de Orphia se movieron con interés. “Ah, ese pensamiento cruzó mi mente también.”

“Sí, eso es cierto. Aunque ya me he acostumbrado…” Aki estuvo de acuerdo con una irónica sonrisa.

“¿Ha estado así desde que estuviste en la región Strahl?” preguntó Alma, también intrigada.

Todos estuvieron de acuerdo con este hecho porque Aishia siempre estuvo al lado de Rio. Por ejemplo, se paraban uno al lado del otro como si estuvieran acurrucados, y sus manos y cuerpos hacían contacto constantemente. No era como si Rio la estuviera mimando, pero parecía algo más natural, y terminó llamando la atención de todos los que la rodeaban.

“Hmm. ¿Pero Latifa no se aferra mucho a Haruto?” Dijo Miharu con la cabeza inclinada, pero Sara inmediatamente agitó la cabeza.

“No, es algo diferente a una relación de hermanos…”

“Correcto. Es difícil expresarlo con palabras, pero hay algo peculiar en el aire entre ellos”, dijo Alma, asintiendo con la cabeza.

“Rio es un caballero, por lo que suele mantener una distancia adecuada de ella”, agregó Orphia.

“¡Sí, eso es!” Sara saltó con un feroz acuerdo. “Aunque él sea así, Lady Aishia recibe un trato especial, casi como si fuera natural que ella se apegara tanto a él.”

Las chicas continuaron charlando y chismorreando hasta que terminaron de remojar sus cuerpos.