Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 5

Capítulo 1: Una Reunión de Casualidad y Bienvenida

Parte 3

Mientras Rio se reunía con los ancianos de la aldea y la Gran Dryas, el grupo de Miharu estaba siendo conducido fuera del ayuntamiento por las chicas de la aldea de la gente espíritu. Delante del ayuntamiento había una amplia y espaciosa plaza que servía de patio de recreo para los niños. Los habían echado de menos antes, cuando llegaron por primera vez, pero ahora había niños y niñas corriendo por todas partes.

“El paisaje era increíble para ver desde arriba, pero también es igual de increíble desde abajo. La aldea de la gente espíritu es realmente increíble… Incluso hicieron una casa en el árbol que se parece a esto. Es casi como un rascacielos”, dijo con asombro Masato mientras miraba la casa del árbol que se usaba como ayuntamiento.

Había hablado en japonés de improviso, pero Orphia pudo captar la esencia general de la declaración de Masato a través de su reacción. Ella sonrió agradablemente.

“Fufu, el árbol gigante de la Gran Dryas es varias veces más grande que éste, ¿sabes?”, dijo en la lengua Strahl.

“¿Eh? V-Vaya, ¿aún más… que esto? Me encantaría verlo, si no es mucha molestia.” Sintiendo que era él a quien se le hablaba, Masato se sonrojó, con su respuesta incómoda.

“Borra esa mirada descuidada de tu cara… Hablando como si fueras alguien que no eres.” Dijo Aki, mirando a Masato con asco en sus ojos.

“¿C-Cuál es tu problema, Aki? Esta es mi forma normal de hablar”, objetó Masato con voz aguda, haciendo que Aki se burlara con una carcajada.

“Dices eso, pero tus verdaderos colores ya se están mostrando.”

Mientras tanto, Sara y las demás aún no se habían dado cuenta de lo que estaba pasando, así que miraron con curiosidad a Miharu para que les diera una explicación.

“Masato es bastante tímido con los extraños. Creo que estaba un poco nervioso cuando hablaba con Orphia…” Explicó Miharu.

“¡M-Miharu, no tienes que decirles eso!” Gritó Masato avergonzado.

“No es timidez con los extraños… Masato es débil frente a las mujeres lindas y hermosas mayores que él, más aún cuando son extrañas a las que está conociendo por primera vez”, explicó Aki sin rodeos.

Sorprendido, Masato intentó ahogar la voz de Aki. “Wah! ¡Para, Aki!”

Sin embargo, parecía que las chicas de la aldea de la gente espíritu eran capaces de oírla de todos modos, cuando empezaron a reírse.

“Ahaha, ya veo. ¿Debería estar diciendo ‘gracias’, entonces?” Orphia sonrió tímidamente

“¡Ah, cielos! ¡Nunca podré volver a mostrar mi cara!” Masato se cubrió la cara y se agachó dónde estaba; quería cavar un agujero en el suelo y esconderse en él, pero el gesto sólo hizo que Sara y las otras chicas se rieran aún más.

“Qué niño tan gracioso”, murmuró Alma, sonriendo mientras miraba a Masato.

“Estarás bien si puedes hacer bromas como esa. Nadie se molestará si no te vuelve a ver la cara, así que no te preocupes. Vamos, estás bloqueando el camino, así que levántate ya”, dijo Aki con un látigo verbal despiadado a Masato, que seguía gimiendo de vergüenza.

“Ugh, ya lo sé… Espera, ¿por qué nos mira toda esa gente?” Masato miró al frente y se puso de pie, antes de darse cuenta de que los niños de la aldea los miraban desde lejos; sus edades parecían ir desde los cinco años hasta los primeros años de la adolescencia.

“Probablemente sienten curiosidad por ti, ya que rara vez recibimos visitas de fuera de la aldea”, comentó Sara.

“Parece que sus clases matutinas terminaron y están usando su tiempo para entrenar y hacer ejercicio. Vera y Arslan también están allí”, dijo Alma, señalando a los niños.

La chica hombre lobo plateado Vera y el chico hombre león Arslan salieron de la multitud y se acercaron al grupo. “¡Hermana! ¿Son estas tres personas los invitados que trajo Rio?” preguntó Vera a Sara con una sonrisa amistosa.

Por consideración hacia Miharu y los demás, hablaba en el lenguaje común de Strahl en vez del lenguaje de la aldea de la gente espíritu.

“Así es. Les estamos dando un recorrido por el pueblo.” Latifa asintió con una sonrisa.

“¡Lo sabía! Tienen el pelo negro como Rio, así que me di cuenta enseguida. ¡Encantada de conocerlos! Soy la hermana pequeña de Sara, Vera.” Vera se enfrentó a los humanos y se inclinó educadamente mientras se presentaba.

“Hola. Mi nombre es Miharu, de la misma ciudad que Haru… que Rio. Es un placer conocerte”, regresó Miharu sin perder el ritmo.

Para que conste, la verdad sobre cómo Miharu y los demás habían venido de otro mundo era información que solo conocía el consejo de ancianos y ciertos individuos. Por eso, Miharu tuvo que explicar que ella y sus hermanos eran todos humanos de la ciudad natal de Rio. Además, decidió no llamar a Rio “Haruto” en esta situación, ya que la explicación sería compleja.

Cuando Vera vio la sonrisa de Miharu, abrió los ojos y asintió. “S-Sí. Wah… ¿No es hermosa, Arslan?”

“¡No me preguntes!” Arslan gritó avergonzado desde su sitio junto a ella, habiendo sido puesto en el lugar. Viéndolo nervioso, Sara se rió.

“El nombre de este chico es Arslan. Es amigo de Vera y Latifa”, dijo Sara, presentándole a todos en su nombre.

“…Soy Arslan. Encantado de conocerlos”, dijo Arslan girando la cabeza, con las mejillas ligeramente enrojecidas por el rubor.

“Soy Masato. Tengo doce años.”

“Mi nombre es Aki. Soy un año mayor que Masato, así que tengo trece.”

“Eso hace que Aki tenga la misma edad que yo, entonces. Me encanta hacer nuevos amigos de mi edad. Espero que todos nos llevemos bien”, dijo Vera con una sonrisa despreocupada.

“Como pueden ver, los dos pueden hablar la lengua Strahl, también. Son buenos amigos de Latifa, así que estoy segura de que tendrán muchas oportunidades de interactuar con ellos en el futuro. Por favor, sean buenos amigos de ellos”, añadió Sara.

“Por supuesto”, dijeron Aki y Masato, asintiendo al unísono.

“Por cierto, ¿adónde va todo el mundo ahora?” preguntó Vera con la cabeza inclinada.

“Estamos a punto de llevar a los huéspedes de Rio a la casa en la que vivirán mientras él termina su charla con los ancianos”, explicó Alma.

“Aww, eso suena bien. ¡Yo también quiero ir!” Vera respondió con celos.

Sara agitó la cabeza con fuerza. “No puedes. Ustedes dos tienen entrenamiento después de esto, ¿no?”

“Así es, Vera. Hoy es el día en que Uzuma nos enseña, así que sería una pena perdérnoslo. ¿Vamos a visitarlos más tarde?” dijo Arslan con impaciencia, tratando de persuadir a Vera de que no se fuera.

“Hmph, bien entonces.” Vera se echó atrás a regañadientes.

“Oye, oye, cuando dices entrenamiento, ¿qué clase de entrenamiento es?” Preguntó Masato con gran interés.

“Entrenamiento de combate, por supuesto. Nuestro instructor es la jefa guerrera de nuestra aldea, ¿sabes?” Arslan respondió con orgullo.

“Entrenamiento de combate, eh…” Masato murmuró asombrado.

“Uso espadas de dos manos”, dijo Arslan. “¿Puedes usar alguna arma, Masato?”

“No, nunca he tenido un entrenamiento como ese antes… Pero me interesa”, respondió Masato con vacilación.

“Eh, ¿Así que quieres aprender a usar una espada?” Preguntó Aki sorprendida, con sus ojos abriéndose de par en par.

“S-Sí. No nos movemos mucho estudiando todo el tiempo, después de todo.”

“Hmm…”

“¿Q-Qué? ¿Tienes algún problema con eso?”

“Mientras no sea peligroso, supongo… ¿Qué piensas, Miharu?” De repente, Aki se volvió hacia Miharu con una mirada contemplativa.

“¿Eh? No me gustaría que fuera peligroso, pero creo que también me gustaría respetar la elección de Masato… Ah, pero asegúrate de obtener el permiso de Haru… Quiero decir, Rio”, respondió Miharu.

“Rio sería probablemente el instructor ideal. Si Masato tiene el espíritu de lucha para aprender esgrima con seriedad, entonces puede ser una buena idea discutirlo con él adecuadamente”, dijo Sara en un tono algo resuelto.

“Entonces, ¿dices que Haru… que Rio es realmente muy fuerte?” Preguntó Masato, asegurándose de que su tono era educado.

“Sí, no sólo es fuerte en habilidades de combate cuerpo a cuerpo, sino que su combate con ataques de arte espiritual de mediano y largo alcance es claramente lo suficientemente fuerte como para ser el mejor de la aldea”, contestó Sara con orgullo.

“Sara ha peleado con Rio antes”, dijo Alma con una carcajada.

“¡E-Eso va para ti también!”

Justo cuando Sara estaba a punto de empezar a discutir, Orphia intervino con una suave sonrisa. “Está bien, está bien. Ustedes dos han estado trabajando duro en su entrenamiento, así que asegúrense de mostrar su crecimiento a Rio de nuevo más tarde de una manera apropiada.”

“Tal vez consiga que Rio se enfrente a mí alguna vez. Si Masato aprende a usar una espada, al final también podremos enfrentarnos mutuamente. Te entrenaré para que estés a la altura”, dijo Arslan, desafiando a Masato con una sonrisa.

“Aún te queda mucho por hacer. Es demasiado pronto para que entrenes a un principiante”, le dijo Sara a Arslan con una mirada exasperada.

“Jaja, me encantaría entrenar. Intentaré preguntárselo a Rio, ¡pero estaré deseando que llegue nuestro encuentro algún día…. umm… Arslan!” Dijo Masato algo tímidamente, y Arslan asintió enérgicamente a su vez.

“¡Sí, estaré esperando!”

***

Después de despedirse de Vera y Arslan, las chicas de la aldea de la gente espíritu llevaron a sus tres nuevos huéspedes a su nuevo alojamiento. La casa, una casa de árbol sostenida por varios árboles, estaba situada hacia el centro del pueblo, a varios minutos del ayuntamiento.

“De ahora en adelante vivirán en esta casa”, le dijo Sara a Miharu, Aki y Masato después de que el grupo se detuviera frente a la casa.

“…Eso es asombroso. ¿Está bien que vivamos en un lugar tan maravilloso?” Preguntó nerviosa Miharu mientras miraba hacia la casa del árbol.

“Por supuesto”, estuvo de acuerdo Sara. “Esta casa estaba vacía para empezar…”

“…Ya que es la casa en la que Onii-chan y yo vivíamos juntos”, Latifa entró felizmente.

“Oye. Ponerlo de esa manera hace que suene como si tú y Rio vivieron aquí solos. Nosotras también vivíamos aquí, ¿recuerdas?” Sara corrigió con un tono ligeramente malhumorado. Miharu y los demás estaban bastante sorprendidos, con los ojos muy abiertos; Masato especialmente, que era el más sorprendido de todos.

“Umm, ¿ocurre algo?” Preguntó Sara con vacilación, notando el cambio en la expresión de los tres humanos.

“…Cuando dices “nosotros”, ¿te refieres a la Srta. Orphia y a la Srta. Alma también?” Preguntó Masato en voz baja. Todavía se resistía a actuar demasiado amigablemente con el grupo de Sara y aún no podía llamarlos por sus nombres. Seguro que se le pasará pronto.

“Sí”, contestó Sara, asintiendo con curiosidad.

“¿L-Los cinco?” Preguntó Masato una vez más con voz aguda.

“S-Sip”, confirmó Sara, ahora titubeando.

“Wow… Estoy celoso”, murmuró Masato.

A su lado, Aki frunció el ceño infelizmente; con una fría sonrisa pegada en su cara, clavó sus uñas en Masato fuera de la vista de Sara y los demás.

“¿Qué? Has estado viviendo en un hogar con una proporción de género sesgada hasta ahora. ¿Tienes algo de qué quejarte?”

“O-Oww, eso duele, Aki”, se quejó Masato dolorosamente, pero Aki rápidamente retiró su mano y apartó su cabeza con un enfado, ignorándole.

“Fufu, ustedes dos son cercanos.” Latifa se rió alegremente, mirándolos a los dos.

“No, no lo somos. Siempre estamos peleando.” Masato agitó su cabeza cansado.

“Eso sólo significa que son lo suficientemente cercanos para pelear”, dijo Alma con una leve risita.

“Sí, como Sara y Alma”, dijo Orphia con una sonrisa alegre, y luego dirigió su mirada a Alma y Sara.

“…O tal vez no. Retiro lo dicho.” Alma se sonrojó y murmuró con vergüenza.

“Cielos, ¿qué estás diciendo? Entremos ya”, dijo Sara cansada, caminando enérgicamente hacia la puerta principal de la casa, aunque sus mejillas también estaban ligeramente rojas por el costado. Miharu se dio cuenta de que Sara se sonrojaba por la timidez y se sonreía a sí misma.

Latifa tiró de la manga de Miharu. “¿Hm? ¿Qué pasa, Latifa?” Preguntó suavemente Miharu, sonriéndole.

“Umm, ¿puedo llamarte Miharu?” Preguntó Latifa, mirando directamente a los ojos de Miharu con una mirada llena de anticipación.

Los ojos de Miharu se abrieron de par en par por un momento antes de estar de acuerdo. “Por supuesto que puedes.”

“Ehehe. Gracias, Miharu. ¡Háblame mucho de Onii-chan!”

“Umm, seguro… Pero ¿no sabrías tú más de Haruto que yo, Latifa?”

“Mm.… eso puede ser cierto, pero también quiero oír cómo es Onii-chan desde el punto de vista de Miharu. También quiero aprender mucho sobre ti, y me encantaría que supieras más sobre nosotros, porque quiero que nos hagamos amigas rápidamente”, dijo Latifa, sonriendo inocentemente.

Miharu también sonrió relajadamente. “Fufu. Si ese es el caso, entonces… con gusto. Llevémonos bien, Latifa”, dijo ella, asintiendo con la cabeza.

“¡Sip! ¡Vamos, Miharu!”

Como Latifa y Miharu se quedaron en el lugar para conversar, Sara y los demás ya se habían trasladado a la puerta principal.

“Miharu, Latifa. ¿Pasa algo malo?” Sara preguntó a las dos chicas.

“No es nada. Oye, cuando termines de dar el tour de la casa, ¡quiero tomar el té con todos! ¿Hay algún bocadillo?” Latifa cogió de la mano a Miharu y empezó a tirar de ella mientras hablaba.

“Sí, los hay”, asintió Orphia.

“Pero sólo un poco, es casi la hora de comer”, añadió Sara sin perder el ritmo. Miharu miró su intercambio desde un costado y se rió.

Latifa es una buena chica. Sara y las otras también son muy amables.

Miharu había ocultado su preocupación por mudarse a la aldea, por lo que era un alivio ver que todo iba tan bien. En ese momento, sentí que algo bueno estaba a punto de suceder. Era sólo un presentimiento que tenía.

Después de ese intercambio, Miharu, Aki y Masato hicieron un recorrido por el interior de la casa y charlaron con los demás hasta que Rio y Aishia terminaron su discusión. Más tarde, Vera y Arslan también los visitaron igualmente, formando un grupo cercano de niños de edad similar con Latifa, Aki y Masato. Poco después, llegó el momento del banquete.