Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 4

Bonus 2: Las Estas Usando… ¿Verdad?

Una noche, varios días después de que Miharu y los demás empezaron a vivir en la casa de roca….

Después de tomar su baño, Rio regresó a la sala de estar. Allí, Miharu y Aishia estaban sentadas una al lado de la otra en el sofá, bebiendo té. Pero cuando Rio vio la apariencia de Aishia, sus ojos se abrieron de par en par en shock.

“¿Eh? Aishia, esa ropa…”

“… Es la camisa de Haruto.”

De hecho, Aishia llevaba la camisa de Rio.

“Umm, sé que Ai-chan puede hacer su propia ropa, pero siempre lleva lo mismo… Así que le dije que sería mejor que durmiera en pijama y regresó vistiendo tu ropa”, explicó Miharu con nerviosismo.

“Ahaha, ya veo…” Rio sonrió con una sonrisa de comprensión, y luego miró a Aishia.

“Es cómodo.” Aishia levantó ambos brazos y los agitó para mostrar la camisa.

“¿Tal vez deberíamos comprar algo de ropa para Aishia después de todo? Aunque dijo que no necesitaba nada la primera vez que fuimos de compras… ¿Qué piensas, Miharu?”

“Umm, me sorprendió cuando su ropa desapareció de repente cuando fuimos a bañarnos. ¿Y qué pasa cuando está dormida o inconsciente? ¿Estará bien eso?”

“Aah, ya veo…” Ante las vacilantes palabras de Miharu, Rio sonrió con culpa, intentando enmascarar sus pensamientos. Había recordado la época en que Aishia se había arrastrado a su cama completamente desnuda.

“Ahora que lo pienso, ¿qué pasaría si Ai-chan se quitara su ropa habitual?” Preguntó Miharu a Aishia cuando el pensamiento cruzó repentinamente su mente.

“Desaparecen si se apartan de mi lado”, contestó Aishia sin rodeos.

“Y-Ya veo…” Miharu asintió, algo confundida.

“Haruto, ¿puedo dormir con esto puesto hoy?”

“No me importa si te lo pones, pero… ¿no duermes en tu forma espiritual?”

Si estuviera en su forma espiritual, no podría usar ninguna ropa.

“Hoy dormiré con Miharu.”

“Ah, ya veo. Entonces… debería estar bien, creo. Supongo que es casi como un vestido de una sola pieza…” Rio asintió confundido, mirando el cuerpo de Aishia.

Debido a que llevaba puesta una camisa de hombre, la talla estaba completamente equivocada; estaba en peligro de caerse en cualquier momento. Sin mencionar la cantidad anormalmente grande de piel expuesta en la mitad inferior de su cuerpo.

Fue todo un espectáculo para los ojos adoloridos. Rio apartó su mirada torpemente.

“Ai-chan, ¿puedo prestarte mi ropa en su lugar?” Preguntó Miharu; debe haber tenido un pensamiento similar al de Rio.

Aishia negó con la cabeza sin rodeos. “Estoy bien.”

“Jaja”, Rio se rió secamente. Miharu también se encontró sin palabras.

“Estoy empezando a tener sueño.”

Con un pequeño bostezo, Aishia se desplomó pesadamente sobre el sofá. Su aspecto era tan indefenso, que efectivamente, se le cayó la camisa.

Miharu intentó que Aishia se sentara en un estado de nerviosismo. “Ai-chan, te resfriarás si duermes aquí. Vamos a mi habitación… ¡¿?!” De repente, su mirada se fijó en la cola de la camisa que apenas cubría la parte trasera expuesta de Aishia, y se ahogó con sus palabras.

“… ¿Miharu?” Preguntó Rio a Miharu con curiosidad. “¡Haruto!” Miharu llamó con prisa.

“¿S-Sí?”

“N-No lo viste, ¿verdad?”, preguntó frenéticamente.

“¿Eh? Uh, claro.” Sin estar seguro de lo que estaba pasando, Rio ladeó la cabeza confundido.

“Gracias a Dios…” Miharu suspiró aliviada, antes de hacer que Aishia se sentara con prisa. “A-Ai-chan, ¡levántate!”

“Mm.…” Aishia se sentó lánguidamente.

Miharu respiró hondo. “Umm, Ai-chan. Las estas usando… ¿verdad?”, preguntó ella en voz baja y tímida.

“… ¿usando qué?”

“Um… tu ropa interior.”

“Nop.” Aishia agitó la cabeza con calma.

“¡¿Qu…?! ¡E-Eso no es bueno! ¡Eres una chica! ¡¿Qué pasa si Haruto te ve?!” Gritó Miharu, con su cara completamente pálida.

“No me importa si es Haruto.” Aishia miró a Rio e inclinó la cabeza con curiosidad.

Miharu estaba totalmente agitada. “¡T-Tienes que tener cuidado! ¡Cielos! Haruto, ¿podemos llevar a Aishia de compras mañana?”, preguntó, dirigiéndose a Rio.

“S-Sí, vamos. tan pronto como sea posible.” Rio asintió con una vergüenza debilitante.