Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 4

Interludio 1: A la Deriva en Otro Mundo

Parte 2

Miharu y los demás fueron llevados a un camino en decadencia que claramente no se mantenía. En él había más de diez vagones con caballos que formaban una línea de dos filas; estaban rodeados de hombres armados que protegían su contenido.

La mayoría de los vagones tenían sus cubiertas enrolladas, exponiendo su plataforma interior a la intemperie. Sin embargo, el armazón estaba hecho de un metal tan resistente como una celda de una cárcel, y en su interior había un sinnúmero de personas vestidas con ropas andrajosas.

Para Miharu y los otros dos, que se criaron en la sociedad moderna, estaba claro en ese momento que este era un mundo diferente. Podían ver la clara división de mundos entre los hombres imponentemente armados que rodeaban el vagón y las personas sin vida que se encontraban dentro del vagón. Miharu, Aki, y Masato prácticamente podían sentir y ver la extraña aura que flotaba en el aire sobre el grupo.

Cuando los hombres, los que se habían separado del grupo para recuperar a Miharu y a los otros dos, regresaron, toda la atención giró hacia ellos. Los tres estaban claramente usando trajes que estaban fuera de lugar, atrayendo miradas sospechosas de los hombres. Sin embargo, una vez que la atención sobre sus extrañas ropas desapareció, las miradas de los hombres se dirigieron gradualmente a la apariencia de Miharu.

Con su atuendo y sus rasgos físicos (como su color de pelo, por ejemplo), los hombres tenían claro que era extranjera. Su cara era linda, con rasgos bellamente refinados, y su cuerpo femenino era realmente encantador, era delgada, pero bien equilibrada. De su aura suave que logró ser a la vez elegante y mansa, su educación parecía estar a la par de la nobleza de este mundo.

Sopló un viento suave y engañoso, agitando tanto su falda plisada como su brillante pelo negro que se extendía por su espalda. Los ojos de los hombres se abrieron de par en par al verlo.

Miharu pudo sentir agudamente las presuntuosas miradas que se le clavaban, y se movió incómodamente, apartando sus ojos.

“¿****?” Un hombre bien vestido que había aparecido de la nada se dirigió a los hombres que habían llevado a los jóvenes con una pregunta. Sus ojos aterrizaron en sus ataduras y se estrecharon bruscamente.

” **********. ******, ****, ¿*******? ********.” El líder miró a los tres mientras le decía algo jactancioso al hombre bien vestido, y luego le mostró las mochilas que habían estado llevando.

” ***, *******.” El hombre bien vestido tomó las mochilas y las inspeccionó, antes de expresar un gruñido impresionado.

Los miró a los tres, y con una sonrisa de júbilo, se acercó a ellos con una mirada de apreciación en sus ojos. Examinó sus ropas de cerca, tocando cada una de las telas y abriendo los ojos por la calidad.

Luego, el hombre puso sus ojos en el grupo, antes de moverse justo ante Miharu. Cuando vio su cara temerosa, una sonrisa sádica apareció en la suya. ” ***, ¿*******?” Preguntó, pero Miharu no entendía sus palabras y sólo inclinó tímidamente la cabeza. En respuesta, el hombre bien vestido sonrió vulgarmente.

” *******. **********.” Señaló a Miharu, y sacudió su barbilla hacia los hombres que lo rodeaban para seguir su orden; ellos saltaron para responder rápidamente.

Tiraron de las manos atadas de Miharu por la cuerda, llevándola lejos. El vagón a la que fue conducida era de mejor calidad que las otras, con una cubierta adecuada que podía servir como refugio de los elementos.

Incapaz de soportar ver a Miharu siendo arrastrada, Aki gritó. “¡Miharu, espera!”

“Aki-chan, estaré bien. Tú también, Masato-kun… ¡¿Kya?!”

Miharu se había dado la vuelta para sonreír a Aki y Masato mientras la llevaban, pero la cuerda fue tirada violentamente, haciéndola perder el equilibrio y casi tropezar.

“¡Miharu!” Aki gritó en pánico.

“¡¿Kya?!”

“¡¡¡Whoa!!!”

Un agudo sonido de chasquido resonó, haciendo que Aki y Masato se encogiesen. La fuente del sonido era de un látigo, que el hombre bien vestido controlaba hábilmente con su cuerpo obeso. Continuó moviendo el látigo como una amenaza hacia Aki y Masato.

“Uhh…” Aki se había encogido completamente.

” ****. ** **** ***** *******.” El hombre bien vestido miró el miedo de Aki y Masato y resopló por la nariz con satisfacción, bajando su látigo, y luego dando una orden a los hombres que estaban cerca.

Los hombres armados se pusieron en acción, esta vez arrastrando a Aki y a Masato a un vagón distinto a la que habían llevado a Miharu.

Sin otra opción, Aki y Masato subieron al vagón; tenía su plataforma expuesta, y había hordas de niños y niñas de unos diez años de edad reunidos a bordo.

“M-Miharu… ¿Qué debemos hacer, Masato? ¿Qué deberíamos hacer…?” Preguntó Aki a Masato. Ella se paró en el vagón y agarró el enrejado metálico, muy molesta.

“A-Aki, sé cómo te sientes, pero sería mejor que te quedaras callada”, le susurró Masato, preocupada por lo que le rodeaba.

“De qué estás hablando…” Aki empezó a objetar en un tono hosco cuando se dio cuenta de que los otros niños que estaban en la carreta los miraban con ira. Inmediatamente cerró la boca.

No había ni una pizca de energía en sus caras, pero estaba claro que estaban amonestando a Aki y Masato. Quizás querían decirles que no hicieran un escándalo y que no enfadaran a los guardias.

“Sentémonos tranquilamente por ahora. No sabemos qué harán si causamos un escándalo”, susurró Masato su oído, antes de leer la situación y sentarse en el vagón. Con eso, Aki no tuvo más remedio que sentarse junto a Masato y colgar su cabeza en la oscuridad.

No mucho después de eso, los vagones en los que Miharu, Aki, y Masato estaban partieron. Sin embargo, en poco tiempo, se produjo un alboroto. Uno de los guardias a un lado de los vagones señaló hacia fuera del camino y gritó algo.

“… ¿Qué?” Murmuró Aki, levantando la cabeza.

Nerviosamente miró alrededor del vagón y escuchó atentamente. Aunque no entendía sus palabras, se imaginó que había ocurrido algún tipo de perturbación; al mismo tiempo, sintió un ligero tinte de esperanza de poder aprovechar esta oportunidad para escapar, a pesar de que la puerta del vagón estaba cerrada con llave.

En ese momento, Aki vio a una figura acercarse desde el costado de la carretera, justo al lado de la carreta donde estaba Miharu. La figura parecía ser un chico en medio de su juventud.

“… ¿Huh?”

El chico estaba vestido con un abrigo que ella imaginaba que servía como equipo de viaje en este mundo, pero cuando la cara del chico entró en su campo de visión, Aki jadeó. Su pelo era gris, y tenía una cara extremadamente refinada, pero la atención de Aki no fue atraída hacia él por eso.

Ella se quedó boquiabierta porque él parecía ser el más cercano a ella (racialmente) que cualquier otra persona con la que se había encontrado en este mundo hasta ese momento. Si ella tenía que describirlo, parecía medio asiático.

El mencionado chico se acercó al vagón y comenzó a decir algo a los guardias. No podía oír lo que decían, pero los hombres claramente estaban siendo cautelosos a su alrededor.

Poco después, el hombre bien vestido pareció ver lo que estaba pasando. El chico dijo algo a lo que el hombre bien vestido agitó la cabeza bruscamente. Parecía que estaban discutiendo sobre algo.

El chico de pelo gris echó brevemente los ojos sobre el convoy de vagones, y el hombre bien vestido miró el vagón en el que estaban Aki y Masato. Pronto giró su mirada hacia otro lado, pero sus ojos se habían encontrado con los de Aki durante un segundo.

¿Vino aquí para salvarnos? Aki pensó para sí misma esperanzada, con una extraña inquietud en su pecho. La esperanza que brotaba en medio de una situación tan desesperada podía ser sólo el puro optimismo, pero estaba creciendo a un ritmo acelerado.

Aki estaba mirando al chico con una mirada anhelante cuando, de repente, los hombres a su alrededor empezaron a bajar a toda prisa la cubierta de los carros expuestos. La cubierta del vagón en el que estaban Aki y Masato también estaba bajada.

¿Por qué nos esconden?

Aki sintió una fuerte sensación de sospecha. ¿Debería tomar medidas y buscar ayuda? ¿Y si hubiera malinterpretado esta situación? Si lo hace, podría tener que enfrentarse a graves consecuencias más tarde.

¿Creería siquiera sus circunstancias para empezar? Ella no lo sabía.

Sin embargo, este podría ser el punto de inflexión en su destino, la última oportunidad posible para que sean salvados. Si ese fuera el caso, no podría quedarse sentada y esperar.

Incapaz de soportarlo más, Aki se levantó con gran vigor. “¡A-Ayúdenos!”, gritó desesperadamente, buscando ayuda del chico.

La mirada del chico se fijó en los ojos de Aki, y un rato después, la tapa del vagón se bajó ante Aki.