Date A Live (NL)

Volumen 20

Capítulo 4: El Último en Pie es…

Parte 3

 

 

— ¡Jaja…!

Nia se quedó sin aliento mientras corría por el sendero del bosque donde los árboles crecían en abundancia.

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Desde atrás, se escucharon los sonidos de la tormenta que Kaguya y Yuzuru convocaron y la colisión de innumerables Marías.

Es correcto. Gracias a pedirle a María que contuviera a las hermanas Yamai, Nia pudo sobrevivir.

A pesar de decir eso, ella todavía no estaba segura. Incluso a través de un ataque sorpresa, las hermanas Yamai no podían ser completamente derrotadas, incluso si hubiera más Marías, sería difícil detenerlas. Una vez que se rompiera el muro de Marías, Kaguya y Yuzuru seguramente la alcanzarían, ya que su velocidad era la más rápida entre los Espíritus. Entonces, todo se envolvería en un solo volumen.

Por eso Nia tenía prisa… Para encontrar un nuevo compañero para reemplazar a Mukuro.

— ¡¿Quién queda ahora…?! ¡Dime Rasielmon…!


Nia gritó cuando apareció <Rasiel>, manteniendo sus pies enfocados en escapar mientras recorría la página sin detenerse.

En términos de espionaje, <Rasiel> era extremadamente útil. Debe haber Espíritus supervivientes. Si es posible, ella esperaba la clase de Espíritu ya fatigados de luchar. Debido a eso, es más probable que busque ayuda. Aunque había personas a las que no les gustaba un frente unido por credo personal como Mukuro, no había nadie que no quisiera el poder de <Rasiel>. Si ella pudiera negociar hábilmente…

… Justo en ese momento.

— ¡Uwah!

Nia, que estaba corriendo mientras pensaba esto, de repente chocó con algo, cayendo sobre su trasero.

Por un momento, pensó que era madera o algo así, pero no era eso. Lo que Nia sintió era más suave pero flexible.

―Duele; duele…… qué diablos…

Entonces, Nia de repente dejó de hablar.

Había notado la verdadera identidad de lo que había golpeado.

―… Ara, ara, Nia-san. ¿Por qué tienes tanta prisa?

Piel blanca y pelo negro atados desigualmente en ambos extremos, adornados en su cuerpo, era un hermoso vestido astral rojo y negro decorado con una cruz.

La chica parada allí, con un reloj inconfundible en su ojo, sonrió con gracia.

― ¡…!

Su expresión suave, su voz suave, pero Nia sintió la ilusión de hielo empujado detrás de su espalda.

―K-Kurumin…

―Sí, sí.

Cuando Nia llamó a ese nombre con una voz temblorosa, esa chica… Tokisaki Kurumi asintió de forma juguetona.

―Ahora, a pesar de que realmente no me gusta pelear. Si hay un encuentro, hay que luchar… Esa es la ley de este campo de batalla.

Kurumi dijo tristemente de una manera juguetona. Nia respondió con “jaja, bonita broma” en voz baja.

―En cualquier caso, déjame preguntarte primero. ¿Algunas últimas palabras?

―Eh, uh, Kurumin. Déjame preguntarte, ¿quieres unirte conmigo…

— ¿… Para qué sería eso?

Después de eso, el Espíritu, sosteniendo el mismo <Rasiel> que Nia, reveló una sonrisa sádica.

───Espíritus restantes, 8 de 10.

***

 

 

―… Ahí está Nia.

―Confirmación. Es Nia.

Después de que Kaguya y Yuzuru repelieron al ejército de María, miraron hacia el camino del bosque, mirando a una mujer tendida en el suelo y murmurando como una rana aplastada.

Sus dedos de los pies ocasionalmente todavía se contraían cuando su Vestido Astral la dejaba en un estado semidesnudo. Parece haberse desmayado, aunque a veces todavía gemía como si estuviera atrapada en una pesadilla. Fue una derrota espectacular.

―A mitad de camino, las Marías desaparecieron. ¿Podría ser que…… fue atacada por alguien aparte de nosotras?

―Conjetura. Ese es probablemente el caso. Por supuesto, una rebelión de María tampoco puede ser negada.

―Ah…

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Kaguya murmuró: “Eso tampoco es imposible”, en frustración mientras golpeaba el suelo con sus pies.

―Horrible… ¿quién era? Esa persona ha robado nuestra presa. Todavía quiero vengarme.

―Suspiro. No se puede evitar. No tiene nada que ver con quien haya derrotado a Nia.

―Eso también es cierto… aah, se ha quedado dormida tan tranquilamente.

―Precaución. Un Vestido Astral no se ha manifestado, lo que indica que Nia ha sido eliminada. Entiendo el sentimiento de querer venganza, pero es contra las reglas dañar a alguien ya eliminado.

―E, eso lo sé.

Después de escuchar lo que Yuzuru había dicho, Kaguya ejerció un poco de moderación contra su fervor.


―…

―…

Kaguya y Yuzuru miraron brevemente la espalda de Nia. Entonces, levantaron sus cabezas al mismo tiempo para mirarse la una a la otra.


―Ahora, no debería haber más inconvenientes.

―Acuerdo. No hay ningún método para bajar un puño levantado en este estado.

―En ese caso.

―Por supuesto.

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Kaguya y Yuzuru se rieron al mismo tiempo, lanzándose al suelo para ganar algo de distancia mientras mantenían a sus respectivos Ángeles.

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Kaguya tomó su enorme lanza de asalto <El Re’em>.

Yuzuru dirigió su péndulo <El Na’ash>.

Las dos armas que formaban el Ángel más rápido, Rafael, tenían pequeñas grietas en la superficie de la feroz batalla entre estas dos.

No, no solo eso. Tanto el vestido astral como la capa atada y las alas en sus hombros se rasgaron en todas partes, revelando débiles partículas de reiryoku de la sección transversal.

Ambas podían entender que estaban cerca de sus límites sin intercambiar ninguna palabra.

No hacía falta decir que no había más remedio que seguir luchando la una contra la otra. Aunque no sabían el estado de los otros Espíritus, era difícil imaginar que quedara alguien en perfecta condición. En ese caso, la posibilidad de que las hermanas Yamai ganaran juntas no era nula.

… Pero Kaguya y Yuzuru no dudaron ni un momento en tomar la primera opción.

Ciertamente, el derecho de confesarse a Shidou era muy atractivo. Incluso para Kaguya y Yuzuru, deseaban transmitir los pensamientos persistentes en sus corazones a Shidou. Tímidamente, el miedo de anticipar qué respuesta se recibiría y las preocupaciones por los demás. La acumulación de todo esto, era un sentimiento importante que fue cuidadosamente almacenado. La oportunidad de revelar todo esto era verdaderamente preciosa.

Pero sobre todo lo demás.

La posibilidad de que una existencia que comparta la misma sangre y pueda llamarse su otra mitad puede ser derrotado por alguien más, la mera posibilidad no podría ser tolerada.

―Vamos, Yuzuru.

―Aceptar el desafío. Eso es justo lo que quiero.

Los dos patearon sus pies contra el suelo al mismo tiempo.

En un instante, los árboles de alrededor crujieron. El suelo temblaba ligeramente cuando se generó una onda de choque un poco después.

Incluso si hubiera un testigo para este encuentro, solo serían capaces de sentir los movimientos de las dos a causa de los cambios en el entorno.

En ese sentido… la velocidad de Kaguya y Yuzuru era tan rápida que era casi imposible ver completamente que su reiryoku estaba a punto de llegar a su límite.





Sin embargo, la pareja captó correctamente los movimientos del otro. Numerosas colisiones se sintieron cuando cada una comprimió su conciencia hasta el límite.

Kaguya sacó <El Re’em> y lo hizo girar como un taladro. Luego, Yuzuru giró alrededor de <El Na’ash> para generar un remolino. Cuando las dos fuerzas chocaron una contra la otra, ambos ángeles fueron derrotados.

― ¡Fu…!

— ¡…Tch!

Sin embargo, las dos no se detuvieron. Kaguya y Yuzuru infundieron reiryoku en su apretado puño, golpeándose la una contra la otra con gran fuerza.

Con los brazos cruzados una contra la otra, ambas aterrizaron un golpe directo en la otra.

— ¡Ka, ah…!

―An…gustia…

Una onda de choque aterradora estalló en donde las dos conectaron sus golpes. En un solo respiro, sus ya arruinados Vestidos Astrales fueron destruidos.

Dejados en un estado semidesnudo, tanto Kaguya como Yuzuru se balancearon y cayeron de espaldas.

Acostadas una al lado de la otra como dos caracteres enormes, sus cabezas estaban una al lado de la otra.

Haah… haah…

―… Fu… ha…

Por un tiempo, los pechos de esas dos se contrajeron violentamente y se expandieron a medida que los sonidos de la respiración pesada dominaban el área.

Luego, cuando las dos finalmente se calmaron… Kaguya rió ruidosamente hacia el cielo.

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―Jajajajaja… ah ~ ah… por supuesto que resultó así. Aunque en serio pensé por un momento en que podía ganar…

Entonces, como para emparejarla, Yuzuru también se echó a reír.

―De acuerdo. Yuzuru también. El momento en que <El Re’em> se rompió, yo también lo pensé.

— ¿Ehh? ¿Tú también? Habiendo dicho eso, ahora es…

―Estimar. Con la excepción de después del sellado, ahora son 100 encuentros, 25 victorias, 25 derrotas… y 50 empates.

Cuando Yuzuru dijo eso, Kaguya rió una vez más.

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―La próxima vez, definitivamente ganaré.

―Impudente. Te devolveré esas palabras totalmente intactas.

Kaguya y Yuzuru se miraron el uno al otro, balanceando sus brazos para golpear los puños entre sí.

───Espíritus restantes, 6 de 10.

Date A Live Volumen 20 Capítulo 4 Parte 3 Novela Ligera

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