Great Demon King

Libro 3: La Orden del Manto Oscuro

Capítulo 108: Acorralando a un Enemigo Poderoso

 

 

Aún herido y con una flecha profundamente incrustada en el muslo, Trunks era lo bastante rápido como para escapar a una velocidad vertiginosa. Ya fuesen las raíces de los enormes árboles, los tupidos arbustos o las características del terreno; nada parecía afectar su ritmo. Dentro de este enmarañado bosque era como un pez en el agua.

Sin embargo, una segunda mirada podía revelar que esta ya no era la máxima velocidad que normalmente podía desplegar. En cambio, Han Shuo estaba en óptimas condiciones y tenía la ayuda de los Demonios Originales, que seguían levitando sobre su presa de forma inexorable, como fantasmas salidos del mismísimo averno. Las ramas de los árboles eran aún menos obstáculos para sus cuerpos etéreos. Y de este modo, la distancia entre ambos fue reduciéndose poco a poco.


Trunks aún no era consciente de que lo estaban persiguiendo, por lo que en cierto momento detuvo sus pasos y se arrodilló en el suelo para romper el astil de la flecha en su mulso, aunque se cuidó muy bien de no tratar de extraer la punta por el momento, pues sabía que eso simplemente causaría que se desangrase más rápido mientras se movía. En cambio, sacó un pequeño frasco de uno de sus bolsillos, el cual contenía miel silvestre mesclada con algunas hierbas, la cual procedió a colocar alrededor de la herida. La miel tenía propiedades desinfectantes que lo protegerían de las bacterias que pudiera haber en la madera o el metal hasta cierto punto, mientras que las hiervas poseían propiedades analgésicas. Después vendó hábilmente la herida e incluso se aplicó un ligero torniquete para reducir el flujo sanguíneo.

Todas estas preparaciones eran rudimentarias, pero tendrían que valerle hasta que pudiera llegar a un refugio apropiado. Sabía que debía agradecer a los dioses que la flecha no le hubiese perforado ninguna arteria importante o que la punta no estuviese envenenada, pero la ira y la frustración acumuladas por el desastre en que terminó convirtiéndose su cuidadosa emboscada no le dejaban experimentar ningún sentimiento de gratitud. Sólo podía consolarse a sí mismo al considerar que, al menos, no recibió una herida lo bastante profunda como para inutilizarle una extremidad o de otro modo moriría sin remedio, incluso si al final conseguía escapar.

Estaba considerando tomar un sorbo de licor para reducir aún más su dolor mientras descansaba un momento y revisaba el estado de sus otras lesiones. Pero de pronto sintió que alguien se aproximaba hacia él con una intensión claramente asesina.

– ¡Mierda! – Exclamó airado, pero no le quedó más remedio que dejar de atender sus heridas y volver a escapar rápidamente. Esta vez eligió a propósito uno de los trayectos más tortuosos a su alrededor para despistar al que lo estuviese persiguiendo; serpenteó entre los troncos y raíces más enrevesados, asegurándose todo el tiempo de no dejar rastros.

Sin embargo, la presencia continuaba acercándose sin detenerse.

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Entonces Trunks comenzó a sentir la presión y recurrió a los mejores trucos que conocía: Dejó rastros falsos, se roció con polvos que ocultaban su aroma, incluso comenzó a recorrer rutas usadas por las criaturas mágicas para disimular aún más sus huellas. Pero a pesar de todas estas precauciones, Han Shuo no perdía su rastro e incluso acortaba la distancia cada vez que el Cazador de Monstruos intentaba dar un rodeo para perderlo.

Desesperado, Trunks dejó de lado toda pretensión de ocultarse y comenzó a huir a toda velocidad. Su resistencia a pesar de estar herido era extraordinaria, pero lamentablemente se estaba enfrentando con un depredador muy diferente a los que estaba acostumbrado.

Con la ayuda de la Esencia Mágica y el entrenamiento en Magia Demoníaca, Han Shuo se estaba convirtiendo en un señor de la oscuridad; y poco quedaba en él que recordase al enclenque que alguna vez fue. Tras todas esas sesiones de dolorosísimo entrenamiento había adquirido una fortaleza y resistencia superlativas, junto con una personalidad testaruda que Trunks ni siquiera alcanzaba a imaginar. No solamente era capaz de seguirle el paso al Cazador de Monstruos, también disfrutaba con esto, regocijándose cada vez más en la persecución del que anteriormente le parecía un enemigo alto e imponente.

A pesar de que Trunks tenía increíbles instintos y conocía mejor que nadie el terreno del Bosque Oscuro, no podía ver al Demonio Original que levitaba invisible a cinco metros por encima de su cabeza, siguiéndolo mejor que su propia sombra. Sin importar lo que hiciera era imposible para él escapar de la vista de esta criatura sobrenatural, que transmitía todo lo que veía directamente a la mente de su amo, mientras que los otros tres estaban atentos a cualquier peligro inesperado.

***

 

 

La noche estaba quedado atrás y los primeros albores ya se distinguían. Trunks detuvo sus pasos, pues comprendió que no tenía sentido seguir huyendo. Si no había podido escapar al amparo de la oscuridad, menos aún podría hacerlo cuando el sol estuviese en lo alto. Además, estaba perdiendo sangre por la herida y debilitándose cada vez más. En ese momento sintió un fuerte mareo, que le confirmó lo precario de su situación.

De modo que exhaló un suspiro y se apoyó en un árbol. Poco después escuchó unos pasos cuando Han Shuo emergió de la espesura. Al verlo, Trunks soltó un suspiro de alivio porque fuera él y no otro el que lo estuviese siguiendo. No le importaba tanto morir como el hecho de que lo matase un aficionado. “Al menos si tengo que cruzar el puente, lo haré con algo de dignidad.”

Han Shuo se detuvo a veinte pasos, pero no hizo ningún ademán de adelantarse. En cambio, comenzó a mirar a su alrededor. Al verlo, Trunks recordó a los dragones cuando mataban a una presa e inmediatamente se volvían cautelosos por miedo al ataque inesperado de algún enemigo oculto que intentase robarles su premio. Esto le hizo alzar una ceja y sonreír de modo sardónico mientras decía: – Así que eras tú el que me estaba siguiendo. ¿Por qué viniste solo? ¿Tienes tantos deseos de que te mate? –

Han Shuo lo ignoró por completo y en su lugar continuó explorando el entorno con sus Demonios Originales, mientras aprovechaba para recuperar el aliento. Después de todo, había estado corriendo durante casi cuatro horas. Cuando estuvo seguro de que no había ninguna trampa preparada para él en este sitio, comenzó a avanzar hacia Trunks muy lentamente con una expresión indiferente en su rostro, sin odio ni pena.

Si bien él disfrutaba con la venganza, realmente no odiaba a Trunks hasta el punto de empecinarse en matarlo, pero se había convertido en su enemigo, era peligroso y su rango de actividad estaba muy cerca de su centro de operaciones. Podía causarle muchos problemas en el futuro, así que la conclusión racional era terminarlo ahora.

Pero aún herido, seguía siendo un Maestro de Espadas y Han Shuo no pensaba subestimarlo en lo más mínimo, sobre todo porque todavía no sabía qué tan lastimado estaba realmente. Si bajaba la guardia, podía recibir un contrataque fatal.

“La serpiente herida muerde con más fuerza e inyecta más veneno con sus últimas fuerzas que durante toda su vida. Mejor me aseguro.” Pensó, mientras consideraba la mejor forma de proceder.

– ¿Qué te pasa? ¿Acaso tus bolas desaparecieron de pronto? ¿Por qué no me atacas de una maldita vez en lugar de quedarte mirándome? ¿O ya te dio miedo enfrentarme solo? – Dijo Trunks con una sonrisa salvaje. La verdad es que tenía un ataque que podía ayudarlo a revertir su situación, pero sólo tendría una oportunidad y podía fallar. Para asegurarse, necesitaba que Han Shuo se acercase cuando menos a diez pasos, entonces estaba seguro de poder matarlo.

Y al principio pareció que sus palabras habían funcionado. Han Shuo avanzó cinco pasos, pero volvió a detenerse para responder con tranquilidad: – ¡Que grandes palabras! No me da pena admitir que soy más débil que tú, pero ahora estás herido. ¿Puedes realmente matarme cuando ni siquiera estás en condiciones de escaparte de mí? –

– Quizá tengas razón. – Dijo Trunks con una expresión despectiva: – Pero no creo que tengas el valor para averiguarlo. –

Mientras tanto, Trunks había desenvainado su espada muy silenciosamente, ocultándola detrás de su cuerpo en un ángulo que estaba seguro, Han Shuo no podría ver. Pero los Demonios Originales si lo vieron y trasmitieron todo.

“Con que realmente puede contraatacar.” Concluyó Han Shuo, pero pretendió ser inconsciente del peligro. Retrocedió un par de pasos y extrajo su ballesta. “Veamos que truco empleas ahora.”

Cuando Trunks vio lo que hacía se puso aún más pálido, pero apretó los dientes para contener la maldición que pugnaba por salir de su garganta e hizo un último intento para incitarlo a acercársele al insultarlo con un tono lleno de desdén: – ¡Un simple cobarde, ni más ni menos! ¡¿Ni siquiera te atreves a pelear conmigo como un hombre?! ¿Dónde está todo el coraje que mostraste ayer? ¿Quizá necesitas que tus amigos te den la mano para atreverte? ¿O ya no eres tan gallito ahora que estás solo? ¿eh? ¡Ven aquí, maldito hijo de la gran puta, si es que te atreves! –

Todos esos insultos simplemente resbalaron sobre Han Shuo. Había escuchado peores cosas cuando era un simple esclavo, así que las palabras de Trunks no podían importarle menos. De hecho, lanzó un suspiro de decepción mientras le respondía como si estuviese hablando con un mocoso pequeño que todavía no entiende cómo es la realidad, al mismo tiempo que preparaba su ballesta para disparar usando movimientos intencionalmente pausados:

– Debes pensar que soy el estúpido más grande del mundo si esperas obligarme a moverme con esa provocación. De hecho, no tengo problemas con ser valiente por los motivos que me parecen apropiados: Proteger a los míos, cortejar a una hermosa mujer o ganar una valiosa recompensa. ¡Por eso estaría dispuesto a arriesgar mi vida! Pero… ¿por ti? ¿Por qué demonios tendría que arriesgar mi pellejo para matar a un sucio ladrón como tú, cuando puedo hacerlo cómodamente desde aquí con un solo tiro? No tengo nada que demostrarte y definitivamente no me importa la opinión de un sujeto que estará muerto dentro de poco. Aunque… – Han Shuo sonrió con ironía mientras extraía lentamente un nuevo virote para ponerse a contemplar la brillante punta metálica a la luz del nuevo día, como si estuviese meditando algo: – Admito que estos son un poco caros y ya me gasté demasiados por tu culpa. Claro que, por el bien de mi paz mental… – En este punto la falsa sonrisa de Han Shuo desapareció por completo y una terrible frialdad asesina inundó su mirada cuando dijo: – Bien puedo gastar uno más. –

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Trunks estaba conmocionado. No solamente vio desaparecer su última esperanza de asegurar el éxito de su contraataque, sino que finalmente entendió que había subestimado completamente a Han Shuo. Inicialmente pensaba que se trataba de un loco impulsivo, un salvaje; ahora sabía que estaba tratando con un demonio de sangre fría al que nunca debió hacer su enemigo. Tragó saliva y se preparó mentalmente, pues ya no le quedaba más alternativa que arriesgarse.

Con un rápido movimiento, que contrastaba terriblemente con la lentitud que hasta entonces había usado para cargar la ballesta, Han Shuo disparó directamente hacia el corazón de Trunks. Este a su vez utilizó todas sus fuerzas para dar un salto de al menos quince metros de altura que le permitió esquivar el virote y luego descargar un terrible golpe vertical.

Este era el mejor golpe asesino de Trunks, la Estocada del Dragón Cautivo. Normalmente no lo utilizaba porque consumía demasiada energía, sobre todo si su oponente estaba algo lejos de él. Pero ahora no tenía elección y además tuvo que realizar su técnica todavía en el aire. En un instante gran parte de su Aura de Batalla abandonó su cuerpo para ir a rodear Han Shuo, atrapándolo dentro de un remolino de luz blanca que le impedía ver con claridad.

Han Shuo trató de escapar, pero descubrió que era imposible forzar su escape. El Aura de Batalla no estaba concentrada y aunque tocarla lo lastimaba, el daño no llegaba al punto de ser letal, pero tenía el poder suficiente para restringir sus movimientos.

Trunks sabía que el gasto de energía lo dejaría virtualmente indefenso luego de ejecutar esta técnica, así que no se guardó nada. La esencia del ataque era inmovilizar al enemigo para poder atacarlo por encima de la cabeza, donde siempre hay un ángulo mortal. Una simple pero devastadora estocada con su espada de Hoja Ancha determinaría el combate.

Pero, aunque el cuerpo de Han Shuo estuviese inmovilizado, la Esencia Mágica no lo estaba y tampoco el Filo Asesino de Demonios, que había sido asimilado con la Ley de Uso Óptimo para Encantamientos Mágicos. El poder de su Magia Demoníaca reaccionó como una serpiente dispuesta a atacar, de modo que bastó un mero pensamiento para que se introdujera rápidamente en su arma.

Han Shuo sonrió y el Filo Asesino de Demonios comenzó a emitir un poderoso destello de luz carmesí, al mismo tiempo que comenzaba a levitar alrededor de su cuerpo con una velocidad inconcebible. En un abrir y cerrar de ojos estaba volando tan rápido que ni siquiera su propio dueño podía verlo, pero los efectos de su magia si se sintieron, pues todo el cuerpo de Han Shuo pareció estar rodeado de un capullo de luz roja que destruyó en instantes la restricción del Aura de Batalla.

El furioso sonido del metal chocando contra metal resonó en las profundidades del Bosque Oscuro seguido por un terrible grito de incredulidad. El Filo Asesino de Demonios había regresado a la mano de Han Shuo justo a tiempo para bloquear la estocada mortal de Trunks, que parecía incapaz de entender lo que había sucedido. Ambos se miraron a los ojos durante un instante, antes de que las últimas fuerzas restantes abandonasen al Cazador de Monstruos.

Han Shuo movió el brazo casi con desgana y Trunks fue arrojado a un lado como si no fuese nada. Ahora ni siquiera tenía fuerzas para levantarse por sí mismo, así que tuvo que usar el tronco de un árbol para poder alzarse un poco.

***

 

 

– Ese fue un buen corte. Si fuera un mago ordinario el resplandor blanco afectaría mi concentración y un caballero o espadachín pondrían la mayor parte de su Aura de Batalla en su arma para tratar de cortar sus ataduras. En ambos casos perderían un tiempo precioso que no les dejaría bloquear tu estocada desde arriba. Es una forma muy interesante de utilizar tus poderes y admito que nunca había visto nada igual. Mala suerte para ti que los míos son mucho más rápidos. Aunque me ayudó un poco que tuvieras que saltar tan alto para poder alcanzarme, eso me dio el espacio que necesitaba para reaccionar. Supongo que por eso necesitabas que me acercara más… – Dijo Han Shuo con un tono que demostraba su sincera admiración.

– ¡Pero eso es imposible! ¡Imposible! ¿Cómo pudiste destruir mi barrera tan rápido? E incluso si lograste hacerlo, ¿de dónde sacaste fuerzas para bloquear mi corte? ¡Era un tercio de todo mi poder total! ¿De dónde sacaste semejante reserva de energía? ¡Es imposible! –

Mientras decía esto, Trunks ni siquiera lo estaba mirando. Parecía que estaba hablando más para sí mismo, mientras que contemplaba algo aferrado a su mano. Cuando Han Shuo se acercó muy despacio, comprobó que la espada de hoja ancha había sido destruida y ahora solamente le quedaba la empuñadura.

El propio Han Shuo no había resultado ileso durante el intercambio y parte de su ropa terminó hecha jirones que ahora colgaban sobre su cuerpo como trapos viejos. El Aura de Batalla terminó causándole múltiples cortes sangrantes e incluso podía verse algo de su carne expuesta en ciertos lugares. Como el propio Trunks acababa de decir, gran parte de su poder se utilizó en el tornado de luz que lo inmovilizó, pero todavía se guardó un tercio para lanzar la estocada final; por ese motivo el Filo Asesino de Demonios se le escapó de las manos después del impacto. Ahora yacía en el suelo, bastante lejos y con sus poderes agotados, pero no había ninguna marca o mella en su superficie.

Trunks aún no se recuperaba de la impresión y seguía murmurando – ¡Imposible! – mientras luchaba por ponerse de pie. Han Shuo se acercó, lo cogió por el cuello con una mano para alzarlo hasta que estuvo a la altura de sus ojos y le dijo: – ¡Nada es imposible! –

Entonces descargó un furioso puñetazo sobre el rostro de Trunks, que lo envió volando contra el tronco. Su cuerpo ni siquiera tuvo tiempo de tocar el suelo antes que Han Shuo le diera una terrible patada en el estómago que lo elevó un metro entero, antes de que finalmente cayese.

Pero si esperaba misericordia después de eso, Trunks se quedó rápidamente decepcionado, porque Han Shuo ni siquiera pensaba darle una oportunidad de procesar su dolor. Inmediatamente descargó sobre él una lluvia de golpes y patadas bastante malintencionadas, que en parte le servían para aliviar la ira que había acumulado.

Hasta los más acérrimos detractores de Trunks estarían conmovidos si hubieran visto como el legendario Cazador de Monstruos, cuyo nombre hacía temblar de miedo y admiración a casi todos los aventureros de la zona, acaba de convertirse en un pedazo de carne magullada que no podía hacer nada para defenderse de Han Shuo; quien se empeñó especialmente en pisotearle su rostro.

Después de darle una paliza por más de diez minutos, en la que se hizo evidente que Trunks estaba tan débil como se veía, Han Shuo sonrió y volvió a levantarlo por el cuello por segunda vez mientras le hablaba con un dejo de sorna: – Bueno señor, tengo que admitir que esto fue BASTANTE interesante, incluso aprendí muchas cosas. Sinceramente se lo agradezco, pero es tiempo de terminar con nuestro breve encuentro. –

El Filo Asesino de Demonios regresó volando lentamente hasta su mano libre. Han Shuo se tomó unos instantes para volver a darle algo más de sus poderes y luego lo colocó en la posición más cómoda para rebanar el cuello de Trunks, pero este logró recuperar un poco de lucidez cuando estaba a punto de matarlo y gritó con la voz ronca por el dolor: – ¡Espera! –

– ¿Si? ¿Hay algo más que pueda hacer por ti antes de convertirte en carroña? – Preguntó Han Shuo con una sonrisa sarcástica.

– No… sale… a cuenta. –

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– ¿Qué dices? – Como sus palabras no eran el característico “te ruego que me perdones” Han Shuo sintió curiosidad, así que aflojó el agarre para dejarlo hablar.

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– No… puedo… emboscarte. Mi especialidad es emboscar… y a ti no puedo emboscarte. Incluso si te mato, sólo puedo salir perdiendo demasiado si me enfrento contigo. ¡No sale a cuenta ser tu enemigo! –

– Ajá… ¿Y de qué me sirve que te des cuenta de eso? –

– ¡No ganas nada matándome! ¡No te sirvo de nada muerto! –

– Es verdad, pero podré dormir tranquilo sabiendo que no volverás…-

– No puedo volver a atacarte. No es una promesa, sino un hecho. ¡No sale a cuenta ser tu enemigo! Tú mismo lo dijiste: No hay caso en arriesgar el pellejo sin motivo. Solamente peleé contigo por el botín del Dragón Bicéfalo y al final perdí, eso es todo. No es como si hubiera matado a tu familia o tú hubieras matado a la mía, no es motivo para que regrese dentro de veinte años a buscar venganza, no vale la pena ser enemigos a muerte por tan poca cosa. ¡No sale a cuenta! –

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– Tú mismo te lo buscaste, ya gasté demasiados esfuerzos acorralándote como para dejarte ir. –

– Cierto, te costé dinero y esfuerzo, ¿pero qué ganas si me matas? Nunca traigo nada valioso fuera de mi refugio a excepción de mi espada, que ahora está rota. Ni siquiera llevo un Anillo Espacial. ¡No ganas nada matándome! –

– ¿Y que gano dejándote vivo? –

– Tienes que estar buscando algo en el Bosque Oscuro y nadie por aquí lo conoce mejor que yo. Si me dejas vivir, puedo guiarte hasta que encuentres lo que sea que busques. ¡Sabes quién soy y que puedo ayudarte! –

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– ¿Cómo sabré que no me llevarás a una zona peligrosa a propósito? –

– Ya lo intenté cuando te embosqué y no funcionó. No voy a arriesgarme intentando lo mismo dos veces. ¡No sale a cuenta! –

Han Shuo sonrió al escuchar la lógica de Trunks, porque se parecía bastante a la que él mismo utilizaba, así que lo soltó mientras consideraba su propuesta. Había bastante verdad en sus palabras: en principio iba a matarlo para prevenir una posible venganza en el futuro, pero como todo superviviente, Trunks era un apersona pragmática que no se arriesgaría a morir por algo cuando no valía la pena. En principio Han Shuo se sintió encolerizado más que nada porque lo habían amenazado, pero su ira ya estaba satisfecha con la paliza que acababa de darle. Realmente no lo odiaba hasta el punto de querer exterminarlo a toda costa.

– Bueno, tienes un buen punto. – Admitió con algo de renuencia.

– Te digo que no es un mal trato. – Le aseguró Trunks.

– Si, supongo que no lo es. Aunque por si acaso… –

Han Shuo se había estado acercado lentamente con una expresión meditabunda, pero de repente su mirada se enfrió y descargó una serie de puñaladas rápidas sobre Trunks usando el Filo Asesino de Demonios que lo dejaron gritando como un cerdo en el matadero.

Lo que acababa de hacer era perforarle cuatro puntos vitales sobre las manos y los pies. No eran heridas incurables, ni había riesgo de que muriese por ellas; de hecho, fueron hechas con tal precisión que ni siquiera reducirían el potencial futuro de Trunks cuando entrenase más adelante. Pero durante los siguientes días no podría moverse con libertad, ni ser una amenaza para ningún combatiente medianamente experimentado durante ese tiempo.


– Tendrás que disculparme, pero eres demasiado peligroso como para dejarte andar a tus anchas sin tomar algunas precauciones. – Dijo Han Shuo mientras se encogía de hombros, luego hizo una pausa mientras mostraba una sonrisa amable, pero extrañamente aterradora: – Entonces, hablemos de negocios. ¿Serías tan amable de ayudarme si accedo a dejarte vivir? –

– ¡Jajaja! Supongo que hay un nuevo cazador implacable dentro del Bosque Oscuro. – Trunks gimió de dolor al principio, pero luego alzó la mirada y dejó escapar una carcajada que sonó débil porque ya no tenía fuerzas en su cuerpo. El problema era que, con los cabellos parcialmente chamuscados, la armadura destrozada y los moretones en su rostro; se veía verdaderamente aterrador.

– Puede creerme Señor Trunks, ESTOY siendo amable. Cuando decida ser implacable, no te cabrá la menor duda. – Respondió Han Shuo con una ligera sonrisa y luego continuó: – Ahora, ¿cómo exactamente puedes ayudarme? –

– Dime primero qué cosa buscas y te diré como puedo ayudarte. –

A pesar de estar luchando contra un gran dolor y el debilitado estado en el que se encontraba, la expresión de Trunks no tenía ni el menor atisbo de pánico e incluso parecía tranquilo. Viéndolo así, Han Shuo decidió que no valía la pena ponerse a ocultar las cosas inútilmente y respondió directamente: – Estoy buscando el Fruto de Dragmar. –

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Trunks abrió un poco los ojos por la sorpresa, pero luego comenzó a explicar lo que sabía:

– Aunque he vivido en este bosque por muchos años, la verdad es que no lo conozco completamente. Es demasiado grande y está lleno de poderes misteriosos, así que quizá ningún humano pueda llegar a explorarlo por completo. Pero escuché leyendas, descubrí secretos y encontré a muchas criaturas legendarias. Creo que sé dónde puedes encontrar el Fruto de Dragmar, también sé que puedo llevarte hasta ahí, pero no estoy totalmente seguro de cómo conseguirlo. Si me dejas ir en paz esta vez, puedo prometer ayudarte para obtenerlo con todas mis fuerzas y daré por terminada cualquier disputa entre nosotros. En el Bosque Oscuro nadie es dueño de nada a excepción de nuestra palabra.
¡Y yo jamás rompo una promesa! –

Las últimas palabras las dijo con un tono solemne, lleno de poder y voluntad, su mirada tampoco vaciló en ningún momento. Era evidente que Trunks era un hombre que, aunque pudiera actuar de forma cruel o despiadada, también se atenía a un código estricto, el cual valoraba incluso por sobre su propia vida.

Han Shuo lo miró un instante para medir su convicción y al final asintió mientras respondía:

– Sea pues, tenemos un trato. –

 

 

 

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Great Demon King Libro 3 Capítulo 108 Novela Web

Cómo están amigos, soy Acabcor de Perú, donde tenemos el único desierto con “aire acondicionado”. A pesar de que el clima es tropical, hay tanta humedad en el Desierto del Pacífico que la temperatura se mantiene templada.

Bueno en este capítulo los cambios más grandes se han realizado en los diálogos, pueden compararlos con la versión original y decir si son mejores o peores. El ataque de Trunks también recibió unos cuantos retoques junto con una explicación un poco más amplia y sencilla de entender.

El detalle sobre la miel como desinfectante se remite a una crónica egipcia que describe cómo la utilizaban para tratar las heridas de los obreros que trabajaban en las pirámides, que aparentemente tenían una especie primitiva de seguro médico. Los egipcios empleaban miel para desinfectar las heridas y reducir la inflamación. Pero también hay que mencionar que la miel se empleaba para envenenar, pues los antiguos la mezclaban con toxinas, para luego embadurnar a la punta de sus flechas.

Espero que les haya agradado este capítulo, no fue tan largo como el anterior, así que fue más sencillo. Como siempre espero su ayuda o recomendación si acaso hay frases fuera de contexto o errores de ortografía.

Nos vemos en el siguiente capítulo.

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