Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 3

Capítulo 5: A la Capital

Parte 3

 

 

Al día siguiente, antes del mediodía…

Bajo el deslumbrante cielo azul de la capital, Rio caminó por el distrito comercial del castillo de la ciudad con Sayo, a quien el resto del equipo de comercio le pidió que comprara artículos de lujo.

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En cuanto a los demás miembros del equipo de comercio: algunos habían salido a vender los productos de su aldea, otros habían salido a comprar grandes cantidades de artículos de primera necesidad, mientras que otros se habían quedado para vigilar su alojamiento.

“Hay mucha gente en la capital”, dijo Sayo con curiosidad mientras observaba la carretera.

“¿Es tu primera vez en la capital?” Rio preguntó desde dónde caminaba junto a ella.

“Sí. Mi hermano ha visitado antes, pero yo siempre me he quedado en casa. Siempre me contaba todo tipo de historias, así que realmente quería verlo con mis propios ojos.”

“Me enteré de ello. Shin te acosó para hacer kamutan y ustedes dos terminaron peleando, ¿o algo así?”

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“Sí. No paraba de alardear de cómo fué a la capital, así que me harté un poco. No puedo hacer comida que nunca antes había comido, así que me enfadé”, dijo Sayo con una tímida sonrisa.

“¿Terminaste haciéndolo?”

“No funcionó. Salió un poco viscoso y pegajoso…”

“Aparte de la sopa, se necesita algo más que harina de arroz y harina de trigo para hacer los fideos. Si no tienes el conocimiento, sería imposible de hacer.”

“¿Eh? ¿Sabe cómo hacerlo, Sir Rio?”

“Sí. Aunque no era kamutan, he hecho otros fideos antes.”

“U-Umm… ¿Podrías enseñarme alguna vez, entonces?” Preguntó Sayo con cautela.

“Claro, no me importaría. Intentemos hacerlo juntos cuando volvamos a la aldea”, respondió Rio asintiendo con la cabeza.

“¡Muchas gracias! En realidad, no lo he comido todavía…”

“Entonces, ¿qué tal si vamos a comer juntos después de esto? Ya que estamos en la capital y todo eso”, dijo Rio como sugerencia después de que Sayo le hubiera dado las gracias.

“¡Sí! ¡Me encantaría!” Sayo asintió con entusiasmo.

“Echemos un vistazo a un restaurante mientras compramos los artículos que todos pidieron.”

Con eso, los dos decidieron ir a comer kamutan para almorzar. Sin embargo…

La tienda a la que nos llevó Dola está lejos de aquí, así que no sé a qué tienda ir… Rio pensó sin dejar que se le notara en la cara. Quería arriesgarse para que Sayo pudiese comer comida deliciosa, pero desafortunadamente, no tenía experiencia visitando el Reino de Karasuki.

Tal vez este emparejamiento grupal no fué el mejor para ir de compras juntos… Ni siquiera sabemos dónde encontrar restaurantes. También es la primera vez que Sayo está en la capital. No tenemos ni idea de lo que hay alrededor…

Había pedido a los miembros del escuadrón comercial su razonamiento para agruparlos de esta manera antes de que se fueran de compras, pero ellos se lo habían impuesto por alguna razón desconocida. Los dos tuvieron que caminar toda la mañana en busca de los artículos, comparando los precios de mercado y la calidad de los productos.


Era más como si estuvieran de turismo que de compras; afortunadamente, Sayo estaba de buen humor por estar con Rio, y no parecía particularmente insatisfecha. Estaba disfrutando inocentemente de su tiempo comprando.

Rio había estado secretamente preocupado porque el incidente con Gon la había dejado traumatizada, pero Sayo no mostró ningún indicio de tal cosa ya que insistió voluntariamente en su propia participación en el equipo de comercio. Fue tranquilizador.

“Sir Rio, ¿por qué no le preguntamos a un local si hay una tienda que recomienden?” Dijo Sayo con una sonrisa despreocupada.

“…Tienes razón. Preguntémosle a alguien en la tienda siguiente.” Rio dejó de lado sus preocupaciones innecesarias y asintió, con una sonrisa pequeña.

Bueno, mientras Sayo se divierta, razonó. Afortunadamente, la cantidad de lujos que tuvieron que comprar no fue tan grande, así que los dos continuaron caminando por el distrito comercial.

“Ustedes dos, jóvenes, por allí. en una cita, ¿verdad?” Una joven llamó a Rio y Sayo. Parecía estar vendiendo baratijas para mujeres, y tenía sus mercancías en una alfombra frente a ella.

“¿Eh? ¿Y-Yo? Eh, ah, no… Erm…” Sayo intentó responder con algo, confundida. Sayo se dio cuenta de que la mercader estaba hablando con ella y se puso roja.

“Vinimos a la capital para vender los productos de nuestro pueblo. Es sólo un viaje de compras”, explicó Rio en nombre de la ingenua Sayo.

Estaba claro que la mujer comerciante estaba tratando de entablar una conversación por el bien de los negocios. Aunque normalmente hubiese sido mejor ignorarla y seguir caminando, Sayo se había detenido pensando en la buena voluntad, así que ahora era un poco difícil irse.

“Ya veo. Es eso así… Hmm…” La mercader asintió vagamente y miró a Sayo, que seguía actuando avergonzada. Las mejillas de Sayo se volvieron escarlatas bajo la mirada de la mujer, que parecía ver a través de ella.

“¿Qué le parece, señor? Un recuerdo para recordar tu paseo por la capital con una dama tan linda a tu lado.” La mujer sonrió, volviéndose hacia Rio en su lugar.

“¡E-Eso no es verdad! ¡Y me sentiría mal! Ah, ¡y no estamos en una cita!” Sayo agitó la cabeza en pánico.

Rio miró los objetos alineados en la alfombra. Para un puesto en la calle, los artículos estaban bien ordenados y parecían ser de buena calidad.

“Tiene talento para esto, señorita. Sayo, ¿hay algo que quieras?” preguntó Rio a Sayo con una leve e irónica sonrisa.

Quería darle algo como una pequeña muestra de su gratitud por cuidar de él, así como disculparse por causar problemas durante el incidente Gon.

“Fweh… ¡E-Está todo bien! ¡No podría pedirte eso!” Sayo puso ambas manos delante de ella y agitó la cabeza con frenesís. Su reacción exagerada imitaba a un pequeño animal, haciendo reír a Rio.

“No hay necesidad de contenerse. Yo también he estado a tu cuidado, así que es un regalo de agradecimiento.”

“Tiene razón. Si un hombre se ofrece a comprarle un regalo a una mujer, entonces es de buena educación aceptarlo. Vamos, ahora… al menos echa un vistazo.” Ante la oferta de Rio, la mercader se rió y le hizo señas a Sayo para que se acercara.

“Eh, ah… Entonces, sólo una mirada…”

A pesar de su desconcierto, Sayo decidió mirar los objetos expuestos. Al principio dudó, pero se dio cuenta de que los objetos eran de su agrado, y poco a poco apareció un brillo en sus ojos.

“¿Algo que te interese?”

“Erm, Cosas como esta me parecen lindas…” A la pregunta de la mujer mercader, Sayo señaló una horquilla de flor que era simple, pero linda.

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¡Oh, qué buen ojo tiene, señorita! Es único en su tipo.”

“Umm, ¿es caro?”

“Hmm, veamos. ¿Qué te parecen dos monedas de plata?” La mujer mercader preguntó algo cautelosamente.

Sayo había elegido uno de los artículos más caros disponibles en la exposición. No era imposible para los plebeyos comprar, pero el precio era suficiente para ser un buen golpe para la billetera si se compraba sin consideración.

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“¿¡M-Monedas de plata!? ¡S-Sir Rio, está bien! yo… ¡yo no lo necesito después de todo!”

Tan pronto como Sayo oyó el precio, rechazó el regalo, sorprendida. Era una gran cantidad de dinero para una chica de pueblo promedio como ella.

“No me importa. Si te gusta, Sayo, te lo compraré.” Rio no mostró ningún signo de preocupación por el precio y expresó su voluntad de comprarlo.

“… ¿Eh?” Los ojos de Sayo se abrieron un poco.

“Ooh. Ya lo tiene, señor. Pero, quizás deberías aprender a comprar cosas en el mercado un poco mejor…” La mujer mercader sugirió, sorprendida.

Sin embargo, Rio agitó la cabeza con una sonrisa suave.

“No retrocedo por el precio cuando se trata de un regalo para una chica. Ese precio está bien.”

“¡Ahaha, maravilloso! Entonces, debería haberlo hecho un poco más caro, ¿eh?” La mujer se rió a carcajadas.

“¿Es ésta la que quieres, entonces, Sayo?” Rio tomó dos monedas de plata de su billetera y se las comprobó por última vez.

“¿Eh? Ah, p-pero…”


Sayo miró vacilante entre la horquilla y Rio. La horquilla era extremadamente atractiva, y la idea de recibir un regalo de Rio la hacía insoportablemente feliz, pero el precio era lo suficientemente alto como para asustarla.

“N-No lo quiero después de todo…” Justo cuando Sayo trató de decir eso, Rio pagó por la horquilla.

“Está bien, señorita. Dame esa, por favor.”

Era claro de la reacción de Sayo que ella le había gustado esta horquilla, así que él la compró de todos modos. Conociendo la personalidad de Sayo, pensó que ella lo habría rechazado si no lo hubiera hecho así.

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Sayo miró a Rio entregar el dinero con expresión aturdida.

“¡Gracias por la compra! ¿Quiere una caja para protegerla o quiere ponérsela de inmediato?” la comerciante recogió la horquilla y una caja. Se levantó y se acercó a Sayo.

“Eh, ah, umm… ¡S-Sí, por favor!”

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“Toma, lo pondré por ti. Quédate quieta un momento.” Sayo asintió tímidamente mientras la mujer mercader le ponía la horquilla en el pelo. Se congeló en un trance de ensueño cuando la horquilla estaba colocada en su lugar.

“¡Te queda tan bien! ¿No lo cree usted también, señor?”, preguntó la mujer después de arreglar la horquilla del cabello suelto de Sayo.

“Sí, creo que es encantador”, dijo Rio con una sonrisa.

“¡M-Muchas gracias! En serio, Sir Rio.” Sayo finalmente recobró el sentido y movió la cabeza rápidamente hacia Rio.


Seirei Gensouki Volumen 3 Capítulo 5 Parte 3 Novela Ligera

 

“No hay problema. ¿Nos vamos, ahora? Todavía tenemos otras cosas que comprar.” Rio agitó la cabeza, y luego sugirió que siguieran su camino. Sin embargo, de repente recordó algo, y le preguntó a la mujer sobre Kamutan.

“…Oh, es cierto. Señorita, ¿conoce alguna buena tienda de kamutan por aquí?”

“Si lo que buscas es kamutan, entonces las tiendas de comida y comedor están reunidas hacia esa área de allí. Hay una tienda llamada Kuma que tiene buena reputación. Se llena de gente durante el almuerzo, así que lo mejor sería reservar un tiempo para cuando se vaya”, contestó, señalando hacia el área donde se encontraban los restaurantes.

“Ya veo. Muchas gracias.”

“Por supuesto. Vendí algo bueno, después de todo.” La mujer mercader agitó la cabeza, luego se acercó a Sayo a paso de un trote y le susurró al oído con un guiño. “…Ah, Miss Sayo, ¿no es así? Tienes que hacer todo lo posible para ganártelo. Este chico parece un buen partido.”


“¿¡!?” Sayo miró hacia abajo y se sonrojó.

“¡Bueno, entonces! ¡Por favor, vuelve si alguna vez tienes la oportunidad!” La mercader se alejó de Sayo y se despidió de ellos con una sonrisa.

“Lo haré. Vamos, Sayo.” Rio había estado observando a las dos hablar en silencio, pero en la despedida de la comerciante, él respondió con una leve sonrisa. Entonces, hizo un gesto a Sayo, y empezó a caminar.

Sayo empezó a caminar tras él, pero giró para inclinarse ante la mercader antes de irse. La mujer hizo un gesto con una sonrisa.

Había un brinco en los pasos de Sayo mientras se apresuraba a alcanzar a Rio.

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