Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 3

Capítulo 1: La Vida en el Pueblo

Parte 2

Después de los eventos en la plaza del pueblo, Rio regresó a la casa de la jefa del pueblo y comenzó a preparar el desayuno. El pueblo tenía poca carne seca y condimentos, especialmente sal, por lo que se sumergió en las reservas de su Almacenamiento de Espacio-Tiempo para complementar su receta. Después de todo, había suficientes ingredientes y especias almacenadas en el interior para que duraran varios años.

Sin embargo, ocultó la existencia del Almacenamiento de Espacio-Tiempo, ya que era demasiado problemático para explicarlo. Simplemente sacó suficientes suministros para que pareciera como si los hubiera sacado de su mochila. Sin embargo, todavía era una cantidad bastante grande de carne y condimentos, suficiente para hacer feliz a Yuba.

“Esto es maravilloso. La carne seca es un lujo por aquí, y tenemos muy pocas oportunidades de comprar sal, así que nunca hay suficiente. ¿Estás seguro de que está bien? Todos estos ingredientes no habrán sido baratos, ¿no?” Preguntó Yuba con indecisión.

“No me importa”, contestó Rio, agitando suavemente la cabeza. “No tiene sentido dejar que se desperdicie, así que, por favor, acéptalo como alquiler para mi estancia. Voy a hacer el desayuno con esto ahora… Suficiente para servir a cinco personas, ¿no es así?”

“Sí, Sayo y Shin vendrán más tarde. Gracias. Ruri, ve a pararte con él y observa.” Yuba los despidió cuando Rio y Ruri fueron a la cocina juntos.

Como iban a vivir juntos de ahora en adelante, necesitaban averiguar qué tan buenas eran las habilidades culinarias de Rio. Él prepararía la comida solo, y Ruri actuaría como su juez.

“La leña ya ha sido preparada. Te mostraré dónde está más tarde. Todos los utensilios de cocina y vajilla están en ese armario. Si hay algo más que necesites saber, no dudes en preguntar.”

“De acuerdo. ¿Qué debo hacer con el agua? Puedo generarlo con artes espirituales si es necesario.”

“Ah, puedes usar el agua de esa jarra de ahí. Ya sea la abuela o yo usamos artes espirituales para rellenarlo una vez al día, ¿pero supongo que tú también puedes usar artes espirituales?” Preguntó Ruri con las cejas levantadas. Las artes espirituales eran más comunes que la hechicería y la magia en la región de Yagumo, pero el número de usuarios era bastante pequeño.

“…Sí. Así que, ustedes dos también pueden usarlo…” Los ojos de Rio se abrieron un poco sorprendidos.

“Sí. Nuestra línea familiar siempre ha tenido una gran aptitud para las artes espirituales, a pesar de que somos plebeyos. Esa es parte de la razón por la que la abuela es la jefa del pueblo. Aparte de mí, Sayo y su hermano mayor Shin también tienen la habilidad de usar artes espirituales, así que todos hemos estado aprendiendo juntos desde que éramos jóvenes.”

“Ya veo… Así es que así es como es.” Rio asintió con la cabeza.

Cuando se les compara con los elfos, enanos, hombres bestias y otras personas espirituales, los humanos generalmente tenían una baja aptitud para usar las artes espirituales. Sin embargo, en muy raras ocasiones, nace alguien con una gran aptitud para su uso. Esto significaba que su padre, Zen, probablemente también podía usar las artes espirituales, Rio reflexionó para sí mismo. Hubiera sido casi imposible para su padre hacer el duro viaje entre las regiones de Yagumo y Strahl sin ellos.

Rio encontró esa información fascinante, pero no podía permitirse el lujo de dejar que su meta cayera en el fondo de su mente.

Después de usar artes espirituales para encender la leña en el horno de la cocina, comenzó a cocinar. El menú incluía arroz, sopa de miso, carne y un sofrito de verduras, junto con las verduras encurtidas que Yuba ya había hecho.

Por cierto, había muchos condimentos disponibles en Yagumo que le recordaban a los alimentos asiáticos en la, Tierra incluyendo la salsa de soya y el miso, lo que facilitó a Rio recrear el sabor de la comida japonesa. Rio había encontrado todo tipo de ingredientes y condimentos durante su estancia en el pueblo de la gente espiritual, pero el hecho de poder recoger los que no había visto antes en la región de Yagumo le hizo sentir una gran satisfacción.

“…Hmph. Supongo que eres bastante bueno, Rio”, murmuró distraídamente Ruri mientras veía a Rio preparar los ingredientes con una mano experimentada.

“Muchas gracias. Tengo que ser capaz de hacer esto, ya que viajo solo.” Rio agitó la cabeza tímidamente.

“No, no, esto no es sólo un nivel medio de habilidad. Tu manejo del cuchillo es incluso mejor que el mío.” Ruri dio una sonrisa un poco conflictiva. Los dos continuaron charlando ociosamente y se abrieron uno al otro, poco a poco. Menos de una hora después, habían terminado de cocinar toda la comida.

“Mira, abuela. ¡Rio nos ha hecho un desayuno que huele delicioso!” Con una sonrisa alegre, Ruri llevó los platos terminados a la sala de estar y los sirvió en la mesa.

“¿Oh? Esto ciertamente se ve bien. Parece que no tendremos problemas en dejar a Rio para cocinar.” Yuba sonrió sorprendida al ver los platos en la mesa.

“Umm, disculpe.”

Una linda voz femenina se escuchaba desde la entrada, donde la puerta fue dejado totalmente abierta. Allí estaban Sayo y un chico de pie detrás de ella; tenía más o menos la edad de Rio.

“Ah, Sayo. Bienvenida. Entra, entra. Tú también, Shin.” Ruri les hizo un gesto a los dos para que entraran con una sonrisa.

“D-De acuerdo. P-Por favor, disculpen la intrusión.” Sayo hizo una educada reverencia y tímidamente entró por la puerta.

“Sí, discúlpanos.” Shin la siguió.

“Gracias por venir. Llegan justo a tiempo para el desayuno. Sube.” Yuba los llamó a los dos más cerca cuando Ruri volvió a la cocina.

“Gracias, abuela, por darnos de desayunar.” Shin agradeció a Yuba y se bajó sobre un cojín junto a la chimenea.

“Gracias por la comida, Lady Yuba.” Sayo también se sentó e inclinó la cabeza. Sin embargo, parecía bastante nerviosa cuando sus ojos miraron alrededor de la habitación. Fue entonces cuando Rio salió de la cocina, llevando más platos.

“Buenos días, Sayo.”

“B-B-Buenos días, Sir Rio. ¿Hay algo en lo que pueda ayudarle?” Preguntó Sayo nerviosa, ofreciéndose a ayudar.

“…No, está bien. Acabamos de terminar de servirlo todo. Todo lo que queda por hacer es comer.” Rio hizo una pausa en la forma en que Sayo se había dirigido a él, luego sonrió y agitó la cabeza. Mientras tanto, Shin estaba observando con curiosidad el peculiar comportamiento de Sayo.

“Rio, Ruri, ustedes dos vengan a sentarse también”, ordenó Yuba. Tanto Rio como Ruri tomaron sus asientos.

Todos se sentaron en forma de herradura alrededor de la mesa, con Yuba sentada en el centro. Ruri y Sayo se sentaron a sus lados, mientras que Rio y Shin se sentaron al lado de ellas. Sayo hizo una educada reverencia a Rio, quien se sentó diagonalmente frente a ella, haciendo que Shin mirara con suspicacia entre ellos.

“Esta es la primera vez que se reúnen Rio y Shin, ¿sí? Shin, este chico se llama Rio. Es el hijo de un viejo conocido mío. Se quedará en nuestra casa por un tiempo. Rio, es el hermano de Sayo, Shin.”

Un estado de ánimo indescriptible amenazó con instalarse en la habitación, pero Yuba lo ignoró mientras presentaba casualmente a Rio y a Shin el uno al otro.

“Mi nombre es Rio. Encantado de conocerte.” Rio pegó una sonrisa sociable y se inclinó ante Shin, que se sentaba justo enfrente de él.

“…Cierto. Tú también”, respondió Shin sin rodeos, aparentemente cauteloso de él. Sayo, que estaba sentada a su lado, parecía que tenía algo que decir.

“De acuerdo, Rio se tomó la molestia de hacer esta comida, así que comámosla antes de que se enfríe. Podemos hablar más después”, sugirió Yuba. Entonces, mientras sus miradas se concentraban en los platos en el centro de la mesa…

“Oye, abuela… Este sofrito tiene carne. ¿No es un poco elegante para desayunar? ¿Te embolsaste algo extra para ti porque eres la jefa? ¡Qué engañoso!” Los ojos de Shin se fijaron inmediatamente en los trozos de carne del sofrito de verduras.

La carne era un lujo que no se podía comer en el pueblo muy a menudo. Tenían ganado, pero no para el consumo, el ganado en la aldea era valorado por su trabajo, y se utilizaba para cosas como el transporte de mercancías y el arado de los campos. Las únicas ocasiones en que podían comer carne de ganado eran cuando el ganado de trabajo era desechado por lesiones o por vejez, o cuando la distribución de los despojos de caza llegaba a cada familia.

“No hay necesidad de entrar en pánico. No he sido engañosa, es carne que Rio trajo con él”, explicó Yuba con una sonrisa irónica.

“Oh, así que eso es lo que es. Bueno, mientras pueda comer carne, no me importa… ¡Oye, esto es bueno!” Tan pronto como oyó la explicación, Shin se metió el salteado en la boca y halagó el sabor con ojos redondos. Se tragó un poco de arroz mientras el sabor del sofrito todavía estaba en su boca.

“Cuida tus modales en la mesa, Shin”, advirtió Sayo.

“Eso no importa, inténtalo tú también. Es tan bueno. Ooh, esta sopa de miso es genial también!” A Shin no parecía importarle en absoluto la advertencia de Sayo mientras se metía la comida con vigor.

“Cielos…”

Sayo hizo pucheros en sus labios infelizmente, pero en el momento en que probó el salteado, sus cejas se elevaron conmocionadas por el sabor. “¡Es delicioso!”

“¿Verdad?” Dijo Shin asintiendo con suficiencia.

“La sopa de miso también es deliciosa. ¿Realmente hizo todo esto usted mismo, Sir Rio?” Preguntó Sayo con un toque de envidia.

“Sí. Me alegro de que el sabor sea de tu agrado.” Rio asintió con una leve sonrisa.

“Ahaha, ambos dijeron lo que yo quería decir. Es muy bueno, Rio.”

“De hecho, tienes una gran habilidad. Muy impresionante.”

Ruri y Yuba estuvieron de acuerdo con las sonrisas que tirando de sus labios.

“Muchas gracias. Hice arroz extra, así que siéntanse libres de repetir.”

“Whoa, ¡segundos! Gracias, Sayo.” Shin se volvió hacia Sayo que estaba a su lado y ofreció su tazón vacío.

“¡Dios mío, Shin! ¡Ten un poco de contención!”

“Sayo, no hay necesidad de que me contenga. Soy un chico en edad de crecimiento, así que amontona todo lo que puedas.”

“L-Lo siento, Lady Yuba. Mi hermano es… Sólo…. Gracias por la comida.” Sayo inclinó la cabeza hacia Yuba y Rio, y luego empezó a meter arroz en el cuenco de Shin desde la olla que tenía a su lado. Una vez que le devolvió el tazón lleno a su hermano, volvió a comer.

Todos comieron el desayuno que Rio cocinó con gusto. Luego, una vez que terminaron de comer y sirvieron una ronda de té para todos…

“Ahora que ya no estamos distraídos por la deliciosa comida… ¿Vamos al punto principal? Shin”, Yuba se dirigió al chico.

“Hm, ¿qué pasa?”

“Te llamé aquí por una razón. Me gustaría que Rio probara el trabajo que hacen los cazadores. ¿Podrías llevarlo a casa de Dola después de esto?”

“… ¿Huh? ¿Este tipo como cazador? ¿Hablas en serio?” Habiendo olvidado completamente que Yuba le había llamado para algo, la expresión deliciosamente llena y satisfecha de Shin se volvió dudosa ante sus palabras.

“Lo estoy. Me dijo que quería ayudar con el trabajo en el pueblo, así que le pregunté qué podía hacer. Tiene un conjunto muy versátil de habilidades, incluyendo la habilidad de cazar. Dola estaba buscando más gente para ayudar, ¿no?”

“Eso es…. cierto, pero… Es un trabajo muy riguroso, ¿sabes? ¿Tiene la resistencia? Parece bastante frágil”, dijo Shin, mirando a Rio con dudas.

“Está bien, no es de los que mienten. Ya he confirmado que puede cocinar y usar artes espirituales, después de todo. Él ha estado viajando por todo el mundo a una edad muy temprana, así que tengo la sensación de que ya es todo un experto. También tiene un arma muy buena…. Puede que incluso sea más fuerte que tú”, dijo Yuba con una sonrisa, provocando a Shin.

“¿Y-y qué? También puedo usar artes espirituales. Veremos lo que tienes.” Shin vaciló durante un momento, antes de dar un aire de serenidad.

“Bueno, esa es la situación. Cuento contigo para que se lo expliques a Dola. Echa un vistazo a las habilidades de Rio, sí parece que puedes dedicarle tiempo, elige a uno de los más jóvenes y asigne a uno de ellos para que lo entrene.”

“Bien, bien. Más vale que no nos haga perder demasiado tiempo”, murmuró Shin con una infeliz inclinación de cabeza, claramente subestimando a Rio.

“¡Shin!” Sayo le regañó, habiéndose dado cuenta de lo que quería decir.

“Está bien, está bien. Eres tan ruidosa. Oye, Rio. No tenemos mucho tiempo, así que pongámonos en marcha.” Shin se levantó y caminó enérgicamente hacia la puerta principal.

“¡S-Sir Rio, lo siento mucho! Mi hermano necesita cuidar más su boca.” Sayo inclinó apresuradamente la cabeza hacia Rio, pero él le sonrió suavemente y agitó la cabeza, como si no le importara en absoluto. Entonces, siguió apresuradamente a Shin.

“Por el amor de Dios. Rio es el más joven por un año, pero mucho más maduro. No te preocupes, Sayo… Hablaré con Rio más tarde”, dijo Ruri con un suspiro exasperado.

“D-De acuerdo.” Sayo asintió tímidamente.

“Ahora, Sayo… Y tú también, Ruri. Ahora les toca a ustedes”, dijo Yuba.

“¿Eh? ¿Nosotras también?” Ruri miró sorprendida, sin esperar ser abordada.

“Sí. Rio acaba de llegar a este pueblo, después de todo. Puede parecer que va a estar bien debido a su comportamiento tranquilo, pero hay muchas cosas a las que todavía no está acostumbrado. Habrá muchos aldeanos que desconfíen de su condición de forastero. Así que, ¿podrían ustedes dos, por favor, cuidar de él?” Yuba dijo en un tono serio e inclinó profundamente su cabeza hacia las dos chicas.

“S-Sí. Por supuesto que lo haremos. Déjanoslo a nosotras.” Ruri se sorprendió al ver a su abuela bajar la cabeza así, pero inmediatamente asintió con una sonrisa.

“¡Y-Yo también haré lo mejor que pueda, si está dentro de mis posibilidades!” Sayo asintió con entusiasmo.

“Hmm, ¿puedo pensar en él como en un nuevo hermanito mío? ¿O un hermano mayor para Sayo? Pero ella ya tiene a Shin”, dijo Ruri mientras estiraba su cuello.

“¡No me puedo atrever a imaginar a Sir Rio como mi hermano mayor!” Sayo interrumpió temerosa ante las palabras de Ruri.

“Ajaja… Por cierto, ¿por qué lo llamas ‘Sir’ a Rio?” Preguntó Ruri con una sonrisa burlona.

“¿Eh? B-Bueno, ¿no crees que parece un poco a la nobleza? Como alguien inalcanzable…” Sayo titubeó, respondiendo con un ligero rubor en sus mejillas.

“Ya veo…” Ruri miró a Sayo con una sonrisa.

“¿Q-Qué pasa, Ruri?”

“No es nada. Ahora, ¿vamos a trabajar? ¡Nos vamos, abuela!” Ruri se levantó rápidamente y condujo a Sayo hacia la puerta.

“¡Ah! ¡E-Espera, Ruri!” Sayo luchó por mantenerse al día.

“Vayan, ahora”, dijo Yuba, viendo a las chicas que se apresuran a irse.

“…Parece que las cosas van a ser muy interesantes por aquí”, ella murmuró, sonriendo.