Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 3

Bonus 3: Las Penas De Una Doncella

En invierno, la primera noche de la estancia de Komomo en la aldea, Komomo llevó a Aio, su asistente personal, y a Ruri a visitar la casa de baños del jefe de la aldea.

“Este es un baño espléndido. ¿Realmente Sir Rio hizo todo esto por sí mismo?” Preguntó Komomo a Ruri con una mirada de asombro mientras entraban.

“Sí. Río sabe mucho de todo y es súper astuto con sus manos. Usó artes espirituales y construyó esto en menos de dos semanas. Se ha convertido en una instalación esencial en nuestra aldea”, respondió Ruri con un toque de orgullo.

“También hay múltiples bañeras”, dijo Aoi mientras miraba la habitación con gran interés.

“Sí. Tener un solo baño grande haría mucho más difícil cambiar el agua, así que se hace de esta manera para que sea más fácil ajustarse al número de personas que se bañan.”

“Ya veo.” Aio tarareó ante la explicación de Ruri, muy impresionada. “Fué hecho con mucho pensamiento, entonces.”

“Ahora que Río nos ha llenado el agua caliente, entremos antes de que se enfríe. De lo contrario, tu cuerpo también se enfriará. Uugh, qué frío.” Ruri se dirigió inmediatamente hacia el área de lavado.

“Tenemos que lavar nuestros cuerpos primero, ¿verdad?”

“Permíteme que te lave la espalda, Dama Komomo.”

Komomo y Aoi siguieron a Ruri.

“¡Puedo lavarte la espalda después!” Le dijo Komomo a Ruri.

“Ahaha. Gracias, Komomo.”

Cuando la sociable Ruri y la demasiado amistosa Komomo se reunieron, las dos se habían convertido en amigas desde el primer día. Ya se han abierto lo suficiente como para hablarse con cariño.

“Ruri, ¿me he perdido alguna mancha?”

“Está bien. Gracias, Komomo, dijo Ruri después de que Komomo la limpiara a fondo”.

“Entonces, ahora te lavaré el frente, dijo Komomo, enrollando sus brazos alrededor del pecho de Ruri por detrás y moviendo con indecisión la toalla”.

“¿Eh…? ¿¡Ah, eh!? ¡E-espera un minuto! ¿¡Komomo!?” Ruri empezó a reírse de la sensación de cosquillas. De repente, las manos de Komomo se detuvieron.

“…Hmph. Son grandes”, murmuró.

“Ahaha. Voy a preguntar sólo para estar segura, ¿pero de qué estás hablando?”

“¡Tu pecho! A pesar de que sólo estás a cinco años de distancia de mí…” Komomo hizo pucheros en sus labios algo infeliz.

“Bueno, todavía estás creciendo, Komomo.”

“…¿En serio?”

“¡Sí! Lo estás. ¿Verdad, Aoi?” Ruri asintió con fuerza con una cara de pánico y giró para pedir ayuda a Aoi.

“S-Sí. Así es, Dama Komomo. Yo era casi tan grande como tú cuando tenía tu edad”, dijo Aoi, moviendo la cabeza con entusiasmo.

“Pero… Aunque Aoi es varios años mayor que Ruri, ¿Ruri es más grande que Aoi?”.

“Ugh…”

El golpe fué suficiente para congelar las manos de Aoi desde donde estaban lavando la espalda de Komomo. Luego levantó ambas manos para acomodar su propio pecho.

“Ahaha. Bueno, los resultados individuales pueden variar”. Ruri evadió el punto con una amarga sonrisa.

“…he oído que los señores prefieren a las mujeres con el pecho más grande. ¿Crees que Sir Rio es igual?” Preguntó Komomo de una forma un tanto preocupada.

“¿¡Señora Komomo!? ¿¡Por qué preguntarías algo así!?” Preguntó Aoi, sorprendida.

  Komomo agitó la cabeza decididamente, presionando aún más a Ruri.

“¿Eh? Ahaha. Umm, ¿quién sabe…?” Ruri inclinó la cabeza con rigidez y se rió secamente. La expresión de Komomo se oscureció con tristeza.

“¡Ah, entonces le preguntaré a Rio la próxima vez que lo vea! Aha, ahahaha…” Ruri lo prometió por alguna razón, probablemente por la torpeza que se elevaba dentro de ella.

“¿¡En serio!?” La expresión de Komomo floreció brillantemente.

Ruri asintió con una aguda voz. “S-Sí. Pero sólo voy a preguntar. No sé si responderá o no…”

¿¡Por qué estoy de acuerdo con esto tan fácilmente!? ¡Esto es demasiado vergonzoso para preguntar! ¿¡Qué voy a hacer!? ¿¡Cómo se lo voy a pedir!?

Ruri estaba llena de arrepentimiento.