Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 2

Capítulo 7: Invitado No Invitado

Parte 3

El día después del Gran Festival Espiritual…

Rio se despertó con los rayos matutinos que se filtraban a través de su ventana. Ninguno de los otros habitantes de la casa estaba despierto todavía, así que cocinó un puré de avena para todos, que era fácil para el estómago, y comía solo. Después de dejar una nota, salió y deambuló sin rumbo por el pueblo. Después del banquete de ayer, había mucha menos gente despierta y caminando afuera de lo normal.

Rio se dirigió a la plaza desierta de la aldea, y luego procedió a tumbarse en el suelo, boca arriba. Cerró los ojos y sintió el viento en su contra, y permaneció así durante lo que podrían haber sido varias horas.

“¿Onii-chan?”

Una ansiosa voz resonó desde lo alto de su cabeza. Rio parpadeó y Latifa le miró con la cara hacia abajo.

“¿Cómo sabías que estaba aquí?” preguntó Rio con una expresión algo tensa.

“Soy una hombre zorro, ¿recuerdas? Tengo un buen olfato, y nunca olvidaré el de Onii- chan.”

“Oh, eso fue cierto. Entonces, ¿qué pasa? No te ves muy bien.”

“No, estoy bien. Onii-chan no estaba allí cuando me desperté, así que me asusté mucho por un momento. Pensé que quizás Onii-chan se había ido y se había ido muy lejos.” Latifa sonrió con una mirada de profundo alivio, agitando la cabeza.

“…Hey, ha pasado más de medio año desde que llegamos a este pueblo, ¿verdad? ¿Te estás divirtiendo viviendo aquí?” preguntó de repente Rio, una mirada contemplativa en su rostro.

“¿Hm? ¡sip! ¡Es súper divertido! Sara y las demás chicas están aquí, Vera y los otros niños están aquí, Ursula y los ancianos son muy amables y, sobre todo, Onii-chan está aquí.” Latifa asintió, radiante con una sonrisa despreocupada. Rio sintió una punzada profunda en su pecho, pero tuvo que seguir adelante. Después de varios segundos de vacilación, habló.

“…Latifa. Estoy pensando en dejar este pueblo después de un tiempo.” No estando seguro de cómo romper el hielo. Él terminó expresando de forma bastante directa. Él esperó su reacción.

En algún momento, mientras estaba distraída, todos los rastros de emoción habían desaparecido de la cara de Latifa. Estaba congelada, mirando la cara de Rio en blanco, a pesar de que había estado sonriendo tan tiernamente hace apenas unos segundos.

“¿Te…. vas?” Latifa se las arregló para preguntar con voz ronca.

“Sí, tengo que irme. Recuerdas cómo me dirigía originalmente hacia el este, ¿verdad?” Rio le contestó sinceramente con una cara seria, haciendo retroceder a propósito sus propias emociones.

“…No.” Latifa murmuró en voz baja, pero Rio siguió hablando de todos modos.

“No podré llevarte conmigo, Latif—”

“¡N-No! ¡Nunca!” Latifa gritó fuerte, como para ahogar la voz de Rio.

“Latifa, por favor, escucha lo que tengo que decir.”

“¡No estoy escuchando! ¡No quiero!” Latifa retrocedió inquietamente. Sus ojos se abalanzaron alrededor, antes de que de repente se escapara de Rio, negándose a escucharle.

“¿¡Eh, Latifa!?” Rio llamó después de que ella volviera huyendo, pero Latifa no hizo ningún movimiento para detenerse. Quizás había aplicado el arte espiritual de la mejora física que aprendió de su reciente progreso en el entrenamiento, porque su pequeña y ligera estructura corría como el viento.

¿Adónde se dirige? Rio se preguntaba, su expresión se oscurecía.

Al menos, no se dirigía hacia la casa. Ella estaba corriendo en una dirección alejada del centro de la aldea. Los movimientos de Rio habían sido entumecidos por su culpa hacia Latifa, incluso si él la perseguía ahora, era obvio que cualquier conversación que tuvieran se volvería amarga.

Parado y apretando el puño, Rio dudó, preguntándose si debía perseguirla de todos modos.

***

Latifa jadeó con dureza mientras seguía corriendo sin rumbo.

“Hah… hah…”

Su entorno cambiaba a una velocidad vertiginosa, pero no dejaba de correr. Ahora mismo, sólo quería alejarse lo más posible de Rio.

¡No, no, no, no!

Su corazón estaba totalmente concentrado en alejarse de él. En su mente, mientras ella no tuviera que escucharlo, él no se iría.

Esto presentaba una contradicción: aunque ella no quería que se fuera, estaba tratando de dejarlo. Afortunadamente, no había mucha gente caminando por el pueblo debido al banquete, que había llegado tarde anoche. De esta manera, no se encontraría con nadie que cuestionara su comportamiento y tratara de detenerla.

Antes de que se diera cuenta, Latifa estaba fuera de la aldea. Ella no tenía idea de cuánto tiempo había pasado; puede haber sido un minuto, diez minutos, o incluso una hora.

Con todas las demás presencias completamente alejadas de su entorno, Latifa finalmente se detuvo.

Un silencio tranquilo había caído sobre el bosque, sin más sonidos que los chirridos de los pájaros y los gritos de los pequeños animales. El pueblo estaba rodeado de varias capas de fuertes barreras; aunque tenía sus debilidades, en la mayoría de los casos estaba protegido de los forasteros. Incluso si había un intruso, los guerreros de la aldea venían corriendo inmediatamente.

Además, no había carreteras en el bosque, por lo que era muy fácil perderse, aunque Latifa podía regresar a la aldea usando su sentido del olfato en cualquier momento. No había necesidad de que temiera perderse o encontrarse con criaturas peligrosas.

Y, sin embargo, en ese momento…

Latifa se dio cuenta de que el cielo sobre ella era bastante ruidoso y levantó la vista. A través de los huecos de los árboles, vio a varios de los guerreros de la aldea volando por los aires, conversando en voz alta. Fueron Sara, Orphia y Alma.

Latifa miró a su alrededor con pánico, pero suspiró aliviada cuando se dio cuenta de que aún estaba sola.

Con eso, ella huyó una vez más, poniendo más distancia entre ella y la aldea.

***

Mientras Rio hablaba con Latifa en la plaza del pueblo, muy por encima de los cielos cerca del gran bosque, un solo grifo volaba por los aires.

“Sr. Reiss, ¿pasamos por un bosque tan grande de camino aquí?” El niño, que llevaba cuidadosamente el huevo grande, preguntó a Reiss con voz preocupada. Reiss llevaba las riendas del grifo.

“¿Lo hicimos, me pregunto?” Reiss respondió con indiferencia. Su mirada estaba fija en el gran bosque que había debajo de ellos, por lo que apenas le prestaba atención al chico.

Estadísticamente hablando, la mayor parte del campo de fuerza debería cubrir el terreno de abajo. Sin embargo, cuanto más cerca se esté de la aldea, más protegerá el cielo la barrera. Me encantaría llevar esto a cabo de una manera inteligente, pero sólo tengo tres peones para usar, y quién sabe cuándo vendrá por su huevo. Nada arriesgado, nada ganado, supongo, tendré que acelerar las cosas, aunque sea un poco más arriesgado. Reiss miró fríamente entre el niño, el huevo en sus brazos y el grifo entre sus piernas. Con una pequeña risita, adoptó un tono suave mientras se dirigía al chico. “¿Deberíamos tomar un descanso? Me gustaría que el grifo descansara un poco también.”

“S-Sí, señor. Pero, ¿realmente va a estar bien? Descansando en un lugar como este.”

“Bueno, parece un bosque pacífico. Esta es una oportunidad única… ¿Por qué no haces algunos recuerdos en vez de tener miedo? No vuelvas a poner los ojos en la naturaleza de esta manera.”

Después de eso, Reiss bajó el grifo junto a un manantial adecuado. Por el momento, se encontraban a menos de media hora de la aldea, si viajaban por aire.

El chico llevó al grifo a la fuente por las riendas. Después de atarlo a un árbol cercano, el grifo comenzó a beber el agua del manantial. Luego, el niño se movió para llenar su cantimplora con agua también.

“Ahora, voy a echar un vistazo a esta zona. Volveré pronto, así que trágate esto y espérame aquí.” Reiss le dio al chico una pequeña piedra. La piedra era transparente, como una joya.

“¿Tragar… esto?” El niño, comprensiblemente, expresó cierta resistencia. Después de todo, muy poca gente se tragaría las joyas por diversión.

“Es un tipo de artefacto. Una precaución preparada en el improbable caso de que me separe de ti. A medida que pase el tiempo, se disolverá lentamente dentro de ti. La absorción en sí misma no te hará ningún daño. Pero, si no quieres comerlo, no te obligaré…”

“¡L-Lo tomaré, si eso es todo lo que es!” Tomando las palabras de Reiss por lo que eran, el muchacho aceptó apresuradamente la joya y se la tragó con un poco de agua.

“Bien, ahora puedo irme sin preocuparme.”

“Volverás pronto, ¿verdad?”

“Ciertamente. Si pasa algo, siéntete libre de dejarme atrás y escaparte con el grifo. Por cierto, deberías correr en esa dirección,” dijo Reiss, señalando hacia donde el árbol gigante estaba oculto a la percepción por barreras mágicas.

“¡Está bien!”

“Oh, y una cosa más. Lleva el huevo contigo con cuidado. En el improbable caso de que necesites correr, por supuesto.”

“Entiendo.” Ante el énfasis de Reiss, el chico asintió con una enorme y exagerada sonrisa. “Ahora, si me disculpas.”

Con eso, Reiss se adentró lentamente en el bosque. Menos de un minuto después, la figura del niño en el manantial estaba completamente fuera de la vista.

“Me encantaría llevarme los huevos restantes ahora mismo, pero debo esperar a que lleguen en busca del huevo señuelo primero. Los semi-humanos también pueden aparecer en cualquier momento, así que debo darme prisa.”

Reiss dio un pequeño suspiro. Inmediatamente después, su cuerpo comenzó a flotar en el aire. Se elevó en lo alto del cielo antes de salir volando, poniendo distancia entre él y la aldea.

***

Mientras tanto, Latifa seguía corriendo por el bosque. Un ave de cuatro metros de largo, el espíritu contraído de Orphia, Ariel, había estado volando sobre el bosque cerca de la aldea. Orphia y Uzuma también patrullaban los cielos, junto con varios otros guerreros de la aldea.

“Otro intruso, ¿eh? Eso hace dos en los últimos seis meses. Estos no son tiempos muy pacíficos,” murmuró Alma desde donde se sentó en la espalda de Ariel. Sentada a su lado, estaba Sara.

“Estaría bien si se fueran así,” dijo ella. “Y si son humanos, podemos preguntar cuál es su motivo. Uzuma, asegúrate de no cometer el mismo error que aquella vez con Rio.”

“¡Ya lo sé!” La severa advertencia de Sara hizo que Uzuma asintiera en culpabilidad desde donde ella voló cerca.

Su vuelo urgente continuó durante otro cuarto de hora (aproximadamente 30 minutos). El grupo de Sara llegó a la vecindad donde se observó la mayor reaccion de la oda; todo lo que les quedaba por hacer era investigar el área y localizar el objetivo.

“Orphia, ¿hay alguna reacción sospechosa cerca?” preguntó Sara.

“…Dos cerca del manantial de allá.” Orphia respondió unos segundos después.

“¡Hay un humano! Y eso es… ¡un grifo!” Uzuma vió el objetivo instantáneamente con su aguda visión.

“…Bajemos al bosque primero. Entonces, como hemos discutido antes, escucharemos lo que tienen que decir, pacíficamente. Si el humano trata de hacer una carrera con el grifo, los detendremos.”

Por orden de Sara, el grupo bajó al bosque y se dirigió hacia el manantial.

***

El niño caminaba en círculos alrededor del manantial.

“Dijo que volvería pronto… ¡Maldita sea!”

Habían pasado 30 minutos desde que Reiss se fue a explorar el área. Sin embargo, aún no había señales de su regreso. En ese momento, los arbustos cercanos comenzaron a crujir.

“¿¡Sr. Reiss!?”

La expresión del chico se iluminó al girar hacia el sonido. Pero en el momento en que vio a quien había aparecido entre los arbustos, el color inmediatamente desapareció de su cara.

“S-Semi-humanos…” El niño murmuró conmocionado al ver al grupo de Sara. El grupo de Sara parecía ser capaz de escuchar sus palabras, mientras sus expresiones se desvanecían en lo más mínimo.

“Nos gustaría hablar con usted. ¿Vendrás con nosotros en silencio sin oponer resistencia?”

“¿Eh? Ah, umm… jaja.”

El chico movió su mano izquierda hacia su cintura en un pánico, pegando una falsa sonrisa en su cara mientras retrocedía cautelosamente hacia el grifo. Echó una mirada hacia donde estaba el huevo.

“… ¿Qué clase de huevo es ese?” Preguntó Sara bajo sospecha y miró el huevo.

“Oh, umm, me pregunto…” El niño cogió el huevo con la mano derecha mientras calibró sus caras para ver si reaccionaban.

“Por favor, absténgase de hacer movimientos bruscos. No deseamos hacer esto de la manera difícil, pero tenemos contramedidas apropiadas preparadas si sentimos alguna hostilidad por sus acciones. ¿Responderá a nuestras preguntas?” preguntó Sara sinceramente mientras intentaba negociar un compromiso.

En realidad, los humanos rara vez pasaban por este bosque. Por eso, los guerreros de la aldea, incluyendo a Sara, no tenía mucha experiencia con situaciones como ésta. No había un protocolo para esta situación.

Cuando Rio había entrado hace medio año, su cautela les había hecho actuar precipitadamente, haciéndoles perder la calma y haciendo que Uzuma entrase en un frenesí. Por eso habían reflexionado sobre esa experiencia y esta vez habían optado por la calma. Sin embargo,

“¡L-Lo siento!”

El niño metió el huevo en su costado y sacó un cuchillo escondido en su cintura, moviéndose para cortar la cuerda que ataba el grifo al árbol. Luego, saltó a la espalda del grifo.

“¡Q-Quieto ahí mismo!” Sara gritó con pánico.

Pero el chico ignoró su orden y ordenó al grifo que despegara.

“¡No tenemos otra opción! ¡Sara, da la orden de atacar!” Gritó Uzuma mientras activaba el arte espiritual que tenía preparado en su mano. Los otros guerreros inmediatamente se prepararon para ir a la ofensiva.

“¡Kuh! ¡Apunta al grifo! ¡Asegúrate de no matar al niño humano!” Sara ordenó, y varios de los guerreros lanzaron al aire ataques de arte espiritual menos dañinos.

Pero los grifos no fueron llamados los gobernantes de los cielos por nada: con su alta inteligencia, podían detectar los ataques de baja potencia dirigidos a ellos y hacer maniobras tranquilamente en el aire para evitarlos.

“¡Kaaaaaah!” El grifo soltó un chillido agudo y agitó sus alas cuando de repente se aceleró.

“¡E-Es rápido! Ve tras él… ¡esa es la dirección de la aldea!” Sara gritó, sorprendida. Los guerreros de la aldea se lanzaron del suelo y volaron en el aire.

“Sara, ¡sube a Ariel!”

En algún momento, Orphia había materializado su propio espíritu contratado. Alma ya había saltado de espaldas, así que Sara se apresuró a unirse a ella.

“¡Sí, vamos!” El grupo de Sara inmediatamente se elevó a los cielos, volando muy alto.