Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 2

Capítulo 7: Invitado No Invitado

Parte 1

Un día en particular, después de que la vida de Rio en el pueblo había pasado el plazo de seis meses…

En las partes occidentales de la tierra salvaje, en una cordillera en particular, un grifo solitario agitaba sus alas, volando muy alto en el aire.

Los grifos eran llamados los leones de los cielos, famosos por ser los gobernantes de los cielos, sólo por detrás de la familia de los dragones. Eran criaturas extremadamente inteligentes, pero tenían temperamentos salvajes, y en su mayoría habitaban en zonas montañosas. Como la parte superior de sus cuerpos eran aves rapaces, uno de sus rasgos característicos eran sus chillidos agudos. Sin embargo, para algunos ciudadanos del país, eran bestias para ser mantenidas como animales de monta.

“S-Sr. Reiss. ¿Está bien estar tan lejos por aquí?”

Dos humanos se sentaron en la parte de atrás del grifo. Uno de ellos, un niño pequeño con la apariencia de un aventurero, le hizo una pregunta al hombre de túnica negra llamado Reiss, sentado detrás de él con las riendas en las manos.

“Sí, está bien. Sin embargo… si esto es suficiente para asustarte, entonces tal vez no eres muy adecuado para ser un miembro de nuestro escuadrón de mercenarios después de todo, ¿hmm?” Reiss dio un gran suspiro, siendo la pregunta una que ya había respondido muchas veces.

“¡N-No, eso no es lo que estaba diciendo! Sólo quería saber adónde íbamos. Ya han pasado varios días desde que entramos en la tierra salvaje.” El muchacho se apresuró a explicarse, haciéndolo parecer aún más asustado.

La naturaleza llenaba el paisaje ante sus ojos. No había incluso como mucho un rastro de presencia humana, sólo bestias peligrosas merodeaban por la zona, por lo que era natural que un aventurero en ciernes como él se asustara.

Hasta hace poco, el niño había formado parte de un pequeño grupo de aventureros que luchaba contra monstruos débiles por dinero de bolsillo. Como un novato fresco en la escena, cada día era un obstáculo para cruzar, hasta que un día, fue abordado por Reiss, quien lo invitó a entrar en el famoso escuadrón de mercenarios llamado así por los grifos: Los Leones Celestiales. Al principio había considerado a Reiss como una figura bastante sospechosa, pero una vez que los Leones Celestiales fueron criados y se le dijo que estaban explorando a jóvenes aventureros para que se entrenaran personalmente, decidió al menos escucharlo.

Así, después de que se le mostrara la insignia de Los Leones Celestiales, e incluso un grifo en sí mismo, el deseo del muchacho de convertirse en un héroe se había despertado fácilmente, y se encontró alegremente aceptando unirse a la escuadra antes de que se diera cuenta.

Una vez que lo hizo, se le dio inmediatamente una misión para completar como tarea de iniciación. Los acontecimientos continuaron progresando ante sus confusos ojos, hasta que finalmente se encontró a sí mismo cabalgando casualmente sobre la espalda de un grifo, lamentando a medias todo.

“Fufu, hemos llegado a nuestro destino. Bajemos aquí,” dijo Reiss, controlando las riendas de sus manos para bajar el grifo por la ladera de la montaña. La montaña en la que aterrizaron estaba hecha de lecho rocoso expuesto y carecía de mucha vegetación.

¡S-Si voy a hacer esto, lo haré bien! ¡Me pondré mejor! Cuando llegaron a su destino y aterrizaron en el suelo, el niño ya había tomado una decisión.

“Vamos,” dijo Reiss, y de repente se fué.

“¡Sí!” El niño asintió con gran entusiasmo, corriendo detrás de él.

Después de caminar una hora hacia la cima, se encontraron con una gran caverna justo antes de la cima.

“Oh, ¿vamos a entrar ahí?”

“Así es. Ya se han completado las investigaciones preliminares. El maestro de esta cueva debería estar a la caza de comida en este momento, y no regresará por un tiempo, así que no hay necesidad de preocuparse,” explicó Reiss en tono tranquilo, haciendo que el niño suspirara aliviado.

“Puedes esperar aquí. Volveré en unos minutos.” Dicho esto, Reiss no dijo nada más y entró en la tranquila cueva. Luego, fiel a sus palabras, regresó de la cueva unos minutos después.

Gracias a Dios. Ahora podemos volver, pensó el chico. Pero justo cuando el alivio lo inundaba, se dio cuenta de que el objeto que Reiss llevaba con ambas manos estaba rígido y conmocionado.

“S-Sr. Reiss, ¿qué es eso?”

“¿No te das cuenta? Es un huevo,” respondió Reiss con indiferencia.

“¿Q-Qué clase de huevo?”

“Oh, ¿tienes curiosidad?”

“Ah, no.…” Asustado de descubrir la verdad, el niño sacudió la cabeza reflexivamente.

Aunque en realidad era sólo un huevo, tenía un diámetro de más de 30 centímetros. Su cáscara era tan gruesa que parecía que necesitaría un arma contundente para romperla, y su peso era fácilmente de 10 kilogramos también.

“Aquí. Te estoy entregando esto.”

“¿Hweh?” El chico emitió un sonido de estupefacción.

“Necesitas sostener este huevo, Tengo que dirigir el grifo, después de todo. Me encantaría ponerlo en la bolsa, pero no podemos permitirnos tirar la comida para el viaje de vuelta, ¿verdad?”

“…D-De acuerdo.” Incapaz de argumentar en contra de la desapegada explicación de Reiss, el niño asintió torpemente.

“Bien. Ahora, ¿volvemos al grifo?”

Reiss se marchó, el chico ardía en sus talones. No quería quedarse aquí más tiempo, y se sintió completamente entumecido mientras ellos regresaban a donde el grifo estaba esperando.

“¿N-No se enojará el padre? ¿Y si intenta recuperar su huevo? Quiero decir…” Preguntó el chico con una sonrisa nerviosa antes de montar, golpeado por sus preocupaciones.

“Estará bien, por supuesto.” Reiss pegó una sonrisa espeluznante en su cara mientras respondía. “¿Qué tan lejos crees que está la distancia desde aquí hasta Strahl?”

“Cierto… Por supuesto…”

“Volvamos, ahora. Asegúrate de sujetar bien el huevo, ¿entiendes?” Después de recibir un gesto de reconocimiento del niño, Reiss ordenó al grifo que despegara. Sin embargo, la dirección hacia la que viajaban no era Strahl, sino el gran bosque donde vivían la gente espiritual. Más tarde esa noche, un tremendo y aterrador grito resonó en la cueva que Reiss había visitado.

***

Finalmente, llegó el día del Gran Festival Espiritual. La etapa principal del ritual se celebraría en el santuario de la gente espiritual construido cerca de las raíces del árbol gigante que Dryas protegió. Se tardó media hora (o más o menos una hora regular) en llegar a pie desde el pueblo. Con la excepción del nivel mínimo de seguridad, casi toda la gente espiritual, más de diez mil de ellos, se habían reunido en los magníficos terrenos del santuario.

El espíritu del árbol gigante, Dryas, estaba de pie en un altar colocado en el escenario de la danza del santuario, mirando a los ancianos postrados ante ella, entre los que se encontraban Syldora, Dominic y Úrsula.

“Bajo la divina bendición del Gran Espíritu, que su gracia y protección estén con los espíritus por toda la eternidad…” Un ambiente solemne dominó toda la zona mientras Syldora y los demás ofrecían su oración.

Una vez terminada la oración ritual, los ancianos bajaron del escenario. Luego, Sara, Orphia y Alma aparecieron en el escenario vestidas con trajes ceremoniales, y comenzaron su canto y danza de agradecimiento hacia Dryas.

Dryas miró a las tres con alegría.

“Son tan bonitas…”

Debajo del escenario de baile, Latifa miraba con admiración la danza mágica de las chicas. Después de que las tres chicas terminaron su actuación, Syldora subió al escenario una vez más y comenzó a hablar en un tono majestuoso.

“¡Damas y caballeros! El Festival Espiritual ha comenzado de nuevo con seguridad. Todo esto es gracias a sus incansables esfuerzos, oraciones diarias y dedicación a los espíritus durante el año pasado. No dejes que tu gratitud a los espíritus de los sueños disminuya nunca.” Syldora no hablaba en voz alta, pero el efecto de amplificación de las artes espirituales de viento llevaba fácilmente su voz por toda la zona.

“Ahora, continuemos el ritual,” continuó la voz de Syldora, haciendo que Latifa se estremeciera.

Cada año, durante el Gran Festival Espiritual, era costumbre que los niños de la gente espiritual que llegaban a cierta edad se presentaran a todos en la aldea y recibieran la bendición de Dryas. Latifa fue uno de esos niños este año.

Además, aquellos que recibieron la bendición de Dryas serían bendecidos con un ligero aumento en la oda total y en la afinidad de las artes espirituales, aunque no era tanto como lo que un contrato con un espíritu concedería.

Rio se dio cuenta del nerviosismo de Latifa y se acercó para apretarle la mano. En respuesta, Latifa levantó la cabeza y armó una valiente sonrisa.

Syldora gritó los nombres de los niños para que subieran al escenario de baile. Allí se hizo una sencilla introducción y se saludó a los aldeanos para que se familiarizaran con los niños. Luego, Dryas les dio un beso de bendición en la frente y los cuerpos de los niños brillarían con una luz suave.

El nombre de Latifa fue llamado después de que todos los demás niños recibieron sus bendiciones.

“Hace medio año, uno de nuestros hermanos vino a unirse a nosotros: la hombre zorro, Latifa.”

Después de que la llamaron, Latifa subió al escenario, su pequeño cuerpo temblaba.

“Ella ha sufrido mucho a manos de seres humanos sin corazón, pero al mismo tiempo, está aquí con nosotros hoy gracias al bondadoso humano que extendió su mano en ayuda. Es una chica admirable y amable.” En la presentación de Syldora, Latifa hizo una reverencia incómoda. Luego, al igual que los otros niños ante ella, caminó hacia el altar de Dryas.

“Por aquí, Latifa.”

“S-Sí.” Urgido por Dryas, Latifa se acercó a ella.

“Esto te convierte en un residente oficial de este pueblo. Espero que te encuentras en casa aquí,” dijo Dryas, antes de recoger a Latifa en un abrazo. Esto fue mucho más contacto en comparación con los otros, que sólo habían recibido besos. La multitud murmuró en voz baja.

Latifa, en estado de shock, soltó sin querer un grito. “¿¡Fweh!?”

“Fufu. Has sufrido tanto hasta ahora. Pensé en darte un trato especial. Sólo puedo hacer esto por ti, pero espero que siempre encuentres fuerza en tu corazón.”

“¡Sí!” Latifa hizo un gran asentimiento emocional.

Entonces Dryas colocó un suave beso contra la frente de Latifa; una tenue luz comenzó inmediatamente a brillar en el cuerpo de Latifa. A pesar de lo inesperado, Latifa también recibió la bendición de Dryas.

Y con eso, el ritual de bendición se completó.

Si el festival hubiera seguido la misma progresión que en años anteriores, aquí se celebraría la ceremonia de clausura antes de pasar al banquete. Sin embargo,

“Por último, quiero presentarles al que rescató a Latifa. Nuestro malentendido unilateral le causó muchos problemas en el pasado, pero nos perdonó y nos permitió empezar de nuevo. Por lo tanto, estamos en deuda con él. Permítanme presentarles al benefactor de Latifa, y también al nuestro, Señor Rio,” comenzó su presentación Syldora.

Con un ligero asentimiento, Rio subió la escalera del escenario. Una vez que estuvo a su lado, Syldora continuó. “Señor Rio nos ha enseñado muchas recetas interesantes de comida. Son deliciosos, y serán servidos en el banquete subsiguiente, así que espérenlo con ansias.” El ambiente sobre el terreno del santuario se ablandó un poco.

“Señor Rio esta contratado con un espíritu humanoide. Esta es una verdad que ha sido confirmada por la misma Gran Dryas, así que no hay error… ¡Silencio!” Syldora gritó a los bulliciosos aldeanos; sus palabras habían hecho que los terrenos estallaran en ruidosas charlas.

Hasta ahora, el contrato de Rio con el espíritu humanoide se había mantenido en secreto para los que no formaban parte del consejo de la aldea. Pero habían decidido jugar su mano en este mismo momento. El resultado fue perfecto.

“Como miembro del consejo de la aldea, no puedo permitir que alguien que ha contraído un espíritu humanoide sea irrespetado, no importa si es un gente espiritual o no.” Con las palabras de Syldora, todos los ancianos asintieron con la cabeza. El objetivo de su acción era expresar abiertamente la unidad de la opinión del Consejo sobre el asunto.

“Señor Rio es nuestro benefactor. Su maravillosa personalidad ha quedado más que clara en los últimos seis meses de su estancia aquí. Es por eso que estoy considerando aceptar al señor Rio como un amigo jurado de la gente espiritual. ¿Alguien se opone?” Syldora preguntó en voz alta, haciendo que cayese un silencio sobre los terrenos del altar. Al considerar que no había objeciones, Syldora continuó hablando.

“Entonces, me gustaría pedir humildemente que la Gran Dryas conceda al Señor Rio un beso de bendición como símbolo de nuestra amistad jurada. Señor Rio, Gran Dryas.” A instancias de Syldora, Rio se acercó al altar donde estaba Dryas.

“Fufu. Llevémonos bien, pequeño héroe humano.” Dryas sonrió.

Una vez que dio un beso en la frente de Rio, el cuerpo de Rio comenzó a brillar con una luz suave. Después de un rato de silencio, los terrenos estallaron en gritos y aplausos.

“¡Ahora, el ritual ha llegado a su fin! ¡Es la hora del banquete! ¡A Preparar!” Dominic anunció el final de la ceremonia cuando los aplausos se apagaron.

Inmediatamente, el bullicio de los aldeanos se dirigió hacia la comida, y el personal de gestión del banquete comenzó los preparativos con nerviosismo. Utilizaron libremente las artes espirituales para guiar a las multitudes, preparar el área del banquete y distribuir la comida y las bebidas de manera eficiente. Un joven elfo y una bestia alada volaban en el aire, actuando como mensajeros, despachando órdenes de trabajo y guiando a los aldeanos con voces amplificadas por las artes espirituales. Hombres enanos estaban usando artes espirituales para manipular la suciedad, creando mesas y sillas improvisadas por todo el recinto del templo a un ritmo rápido.

Mientras tanto, Orphia y varias otras chicas elfas usaban sus artefactos de almacenamiento de espacio-tiempo para sacar platos y bebidas terminados uno tras otro, mientras los hombres de diversas especies corrían para llevarlos a todas las mesas. Así, el trabajo avanzó a medida que los demás miraban, y en poco tiempo se completaron todos los preparativos. El banquete comenzó con un fuerte brindis.