Great Demon King

Libro 3: La Orden del Manto Oscuro

Capítulo 106: Un Enemigo Aterrador

El nombre de Trunks era suficiente para sembrar el miedo o la cautela entre los aventureros y también para el grupo de Odiseo. Cuando supieron quién se encontraba ante ellos, renunciaron inmediatamente a cualquier pretensión de recuperar el Dragón Bicéfalo. Su única preocupación era que Han Shuo pudiera decir algo que irritara al Cazador de Monstruos antes de que pudieran retirarse, pero jamás imaginaron que ni siquiera dudaría en disparar a matar.

Trunks evadió el virote. Hacía mucho que la expresión de su rostro había cambio de “peligrosamente entretenida” a peligrosa sin más, y su mirada era bastante parecida a la de un león hambriento, igual que la de su Mantícora. Con esos ojos se fijó directamente en Han Shuo, mientras decía:

– ¡Así que tienes agallas! –

Ya no hizo otro movimiento para extraer los colmillos venenosos, sino que desenvainó su espada ancha y comenzó a caminar lentamente hacia Han Shuo, mirándolo con una expresión bastante ominosa.

– ¡Espera! ¡Espera! ¡Fue un accidente! ¡Seguro fue un accidente! ¡Nuestro amigo debe haber apretado el gatillo si querer!¡Si nosotros…! – Odiseo se adelantó un paso y gritó desesperadamente en un intento por tranquilizar a Trunks. Pero antes de que el pobre espadachín pudiera decir algo más, hubo un sonido metálico a su espalda.

Cuando volvió la vista hacia atrás, pudo ver estupefacto que Han Shuo ya había recargado su ballesta con un nuevo virote y estaba apuntándole a Trunks de nuevo. Antes de que su boca pudiera emitir un sonido, Han Shuo disparó.

Si alguien hubiera abofeteado a Odiseo por sorpresa, no habría obtenido una expresión más pasmada. El espadachín no podía creer lo que veía al principio, pero cuando lo asimiló, no pudo evitar morderse el labio tan fuerte, que su boca pareció desaparecer.

Mientras tanto, Trunks seguía acercándose lentamente. No le costó tanto esquivar ese segundo disparo con sus rápidos reflejos. Después se limitó a seguir hacia Han Shuo, con los ojos fijos en él. La tensión era tan gruesa en ese momento que casi era posible palparla.

Por su parte, Han Shuo se veía muy calmado. Era la serenidad homicida que había desarrollado desde hacía mucho. Con esos dos disparos fallidos había podido medir la velocidad aproximada de Trunks, así que arrojó la ballesta a un lado, pues sabía que no le serviría en un combate a corta distancia. Luego respiró profundamente, tensó los músculos e invocó el Filo Asesino de Demonios mientras que murmuraba en un tono perfectamente audible:

– ¡Veamos si como chillas, muerdes! –

Al oírlo, Trunks se detuvo un momento y respondió con frialdad: – Vas a pagar por decir eso. ¡Todos ustedes pagarán por esto! –

– ¡¿Eh?! ¡¿Dijo que… todos… nosotros?! – Murmuró Afrodita, mientras su expresión se volvía helada.

– ¡Carajo! ¡Bueno pues, ya que estamos en esto hasta el cuello, bien podemos zambullirnos de lleno! ¡Preparase para pelear! – Dijo Odiseo con un tono entre resignado e iracundo. Había tratado de evitar un conflicto con Trunks a toda costa. Pero rápidamente asumió una actitud desafiante en cuanto entendió que no había forma de solucionarlo pacíficamente

Al ver a su líder listo para la batalla, sus cinco compañeros dejaron de vacilar y rápidamente desenvainaron sus armas, mientras se esparcían por el terreno para poder apoyarse mutuamente y reaccionar mejor ante este peligroso adversario.

Trunks continuaba avanzando con pasos lentos y controlados, como los de un gato, sin siquiera mirar a los aventureros. Estaba a unos diez pasos de Han Shuo, cuando de repente pareció desaparecer, mientras que un destello blanco refulgía en medio de la oscuridad.

La espada de Trunks era lo bastante corta como para desenvainarla con una sola mano, cosa que hizo con una velocidad vertiginosa, al mismo tiempo que daba un gran salto. Y con el mismo movimiento descargó un terrible golpe vertical, reforzándolo con su Aura de Batalla.

El ataque fue casi instantáneo y provocó un impacto terrible, que resonó como una explosión. Los arbustos alrededor saltaron por los aires al ser desenterrados de cuajo o perdieron la mayor parte de sus ramas. Por un instante el Aura de Batalla resplandeció con tal intensidad que cegó a los aventureros.

Otro podría haber muerto instantáneamente por ese feroz ataque, sin siquiera llegar a reaccionar. Pero Han Shuo no era cualquiera y además se mantuvo tranquilo todo el tiempo. Había visto pelear a Phoebe lo suficiente como para comprender bien cuan aterradora era la velocidad que poseían los espadachines, así que estaba confiado en poder adaptarse a cualquier ataque. Sin embargo, en el mismo momento en que Trunks se movió, descubrió con sorpresa que la fuerza detrás de este corte vertical era mucho más agresiva y dominante de lo que hubiera podido imaginar. Aun así, no se desesperó. Tal vez unos meses atrás no habría podido defenderse, pero ahora era mucho más poderoso.

Gracias a sus sentidos sobrenaturales, Han Shuo pudo notar el desenvaine de Trunks. Inmediatamente activó su Hechizo de Fuego Glacial Místico e insertó parte de su Esencia Mágica en el borde de su Filo Asesino de Demonios. Su arma resplandeció rápidamente con un destello de color rojo carmesí, a la vez que arrojaba un tajo hacia arriba a toda velocidad.

Cuando las armas chocaron, generaron el impacto que terminó abriendo un pequeño cráter redondo de aproximadamente medio metro de profundidad. Después el aire se llenó del olor a quemado, porque el calor fue un poco más lento en esparcirse, pero ya estaba quemando las plantas que los rodeaban hasta volverlas cenizas.

Trunks se quedó de pie, sin moverse. Sus ojos aún miraban fijamente a su objetivo, pero ahora podía verse un destello de asombro además de su instinto asesino. Han Shuo continuaba bloqueando la espada de Trunks con su Filo Asesino de Demonios, pero frunció el ceño al darse cuenta de que, pese a que había estado preparado, había resultado herido. Ahora la mano con la que aferraba su arma estaba sangrando profusamente. Y, sin embargo, se negó a retroceder un solo paso.

Lo más asombroso era la terrible frialdad de su mirada, la cual no perdía en lo más mínimo ante la de Trunks, pues si el Cazador de Monstruos despedía la sensación de ser un león hambriento, Han Shuo parecía un tiburón, un dragón o alguna criatura de otro mundo, primitivo pero terrible.

Ahora ambas armas estaban entrelazadas en un combate de pulsos, en el que ninguna avanzaba o retrocedía. Y esa situación se prolongó por unos segundos más, hasta que finalmente Han Shuo se movió cinco o seis pasos hacia atrás y una de sus rodillas tocó el suelo con un golpe sordo. La sangre comenzó a correr entre sus dedos en mayor cantidad, afectando el agarre de su arma.

Trunks sonrió sin muchas ganas mientras lo observaba con algo de sorpresa y dijo:

– No estás muerto, perrito. Parece que no eres un mierdecilla, después de todo. –

Han Shuo movió el brazo para sacudir la sangre de sus dedos. Luego flexionó un poco sus articulaciones, mientras que hacía circular la Esencia Mágica por su cuerpo más rápido de lo que nunca había podido hasta el momento. Finalmente se levantó de un salto y se preparó para continuar peleando.

El día que tuvo el enfrentamiento amistoso con Lawrence, Han Shuo aprovechó para estimar un poco sus propios límites e incluso dedujo, bastante acertadamente, que su fuerza física era más alta que la de un espadachín. Pero no llegó a confirmar esto, ya que en ningún momento estuvo en una situación que requiriera emplearse a fondo.

Pero en este intercambio utilizó toda su fuerza física, y aun así resulto herido. Por los rumores que conocía sobre Trunks, suponía que este era un Maestro de Espadas, algo que confirmó al ver que el resplandor del Aura de Batalla era blanco; así que se aseguró de insertar al menos un diez por ciento del poder de su Esencia Mágica en el Filo Asesino de Demonios. Eso debió ser suficiente para desviar el golpe, pero no lo fue.

Cuando Phoebe peleaba, lo hacía equilibrando velocidad, habilidad y técnica. Sus ataques eran un hermoso despliego de estocadas letales, hechas con precisión quirúrgica. En cambio, Trunks empleaba ataques devastadores, muy superiores en fuerza pura y en ejecución directa. Parecía que su estilo de esgrima se enfocaba más en atacar primero, sin darle al oponente una oportunidad de defenderse siquiera. Era una forma de combate nacida de la experiencia constante contra todo tipo de adversarios. Podía parecer más simple y hasta burdo en teoría, pero en realidad no lo era; porque el mejor espadachín no necesariamente es el más habilidoso, sino el más rápido, tanto con el cuerpo como con la mente.

Ahora Han Shuo entendía que había subestimado a Trunks, y también al poder de los Maestros de Espadas en general.

“Tal vez ni siquiera ha utilizado toda su fuerza en ese corte, pero casi me desarma y me ha lastimado la mano. Si no fuera por mi Esencia Mágica y la resistencia de mi cuerpo, me habría amputado completamente el brazo. Otro que no fuera yo terminaría lisiado de por vida.” Pensó Han Shuo mientras examinaba Trunks, tratando de encontrar un punto débil por donde atacarlo.

– ¡Protejan a nuestro compañero! –Gritó Odiseo con decisión.

El grupo se adelantó de inmediato y rodearon a Han Shuo. Los dos Guerreros se colocaron a ambos lados, para protegerlo. Nía ya había preparado su flecha y disparó contra Trunks para no darle la oportunidad de hacer otro movimiento. Acto seguido, atacaron los magos.

Trunks evadió hábilmente las flechas y la magia, pero no continuó avanzando, sino que se quedó mirando fríamente al grupo. Entonces se oyó un horrible rugido y la mantícora saltó al costado de su amo, con las zarpas preparadas y la horrible cola alzada para atacar.

– ¡Mierda! – Murmuró Gordon. El resto de aventureros tragó saliva, pero no bajaron sus armas.

– ¡Esta bien! – Gritó Han Shuo: – ¡Sólo hay que detener a su mascota un momento! ¡Ustedes distráiganla y yo lo mataré a él con mi próximo golpe! –

Sus palabras no eran meras bravatas. Ahora que sabía lo que Trunks podía hacer, estaba dispuesto a usar todas sus cartas de triunfo para matarlo en el menor tiempo posible. Pero antes de que pudiera pensar en algo más, ocurrió algo inesperado.

Trunks dio un rápido salto y aterrizó sentado sobre el lomo de la Mantícora, entonces dijo con frialdad: – Me ha dado hambre, así que voy a buscarme algo de comer. Ustedes pueden encomendarse a sus dioses o decir sus últimas palabras. Después lávense bien esos cuellos, porque regresaré para cortar sus cabezas. –

Contra todo pronóstico, Trunks decidió retirarse. Le dio unas palmadas a su bestia y ambos desaparecieron a toda velocidad en las frondosas profundidades del Bosque Oscuro antes de que Han Shuo o los aventureros pudiesen reaccionar.

***

Cuando el sonido de la bestia y su dueño desaparecieron, los aventureros soltaron un suspiro de alivio. Algunos incluso se derrumbaron en el suelo por la tensión que habían estado soportando.

– ¡¿Que mierda pasa contigo?! ¡¿Te has vuelto loco?! ¡¿Por qué lo has atacado?! – Odiseo finalmente pudo respirar tranquilo. Entonces se volvió hacia Han Shuo y exigió una explicación.

“Eso quisiera saberlo yo más que nadie, ¿sabes?” Pensó Han Shuo con ironía, pero se tragó esas palabras. A pesar de todo, ellos lo habían ayudado. Era justo responderles, así que habló con un tono respetuoso mientras que negaba con la cabeza:

– Lo siento mucho. No sé qué me pasó, pero de repente no pude controlarme. A veces ocurre que entro en una especie de frenesí cuando alguien me amenaza. Pero no me estoy excusando. Lamento profundamente haberlos involucrado en semejante problema. –

No estaba mintiendo. Normalmente Han Shuo realizaba sus movimientos tras haberlos calculado cuidadosamente. Siempre que le era posible evitaba destacar y nunca buscaba hacerse enemigo de individuos poderosos.

Pero desde hacía tiempo tenía problemas con las amenazas. No sabía por qué, pero cada vez le costaba más tolerar las hostilidades de otros, incluso si estaban respaldados por un fuerte poder. Simplemente tenía esta extraña necesidad de lanzarse a pelear a muerte contra cualquiera que intentara intimidarlo.

En realidad, Han Shuo se sintió bastante alarmado cuando Odiseo pronunció el nombre de Trunks y su primer pensamiento fue renunciar al Dragón Bicéfalo y retirarse de inmediato, aunque evitó demostrarlo con su expresión. Había sido esclavo durante mucho tiempo así que no tenía ningún problema en bajar la cabeza una vez, si con eso evitaba volverse enemigo de una persona reconocida como un formidable guerrero.

Pero entonces algo sucedió dentro de él. Fue una especie de impulso, similar a un arrebato de ira, que obnubiló por completo su juicio. Todo su ser se concentró en eliminar a Trunks por cualquier medio posible, sin importar las consecuencias que pudiese desatar.

Han Shuo ya había experimentado eso anteriormente. También era consciente de que su personalidad cambiaba poco a poco cada vez que progresaba en su entrenamiento de Magia Demoníaca. Su suposición era que se trataba de un efecto secundario por usar su Esencia Mágica y constantemente se preguntaba cómo lidiar con ese problema.

Mientras tanto Odiseo finalmente se calmó y dio un largo suspiro. Luego miró un momento a sus compañeros y después se volvió hacia Han Shuo:

– Olvídalo, no es como si yo no hubiera querido darle su merecido. Es normal que quisieras defender nuestra presa, sobre todo porque la obtuvimos gracias a tu ayuda. Tampoco eres culpable de que no seamos lo bastante fuertes como para pelear con Trunks. – En este punto Odiseo sonrió y asintió con la cabeza mientras lo miraba con sincera admiración: – Quizá tengamos problemas en el futuro, pero tengo que decirlo… ¡Eres increíblemente fuerte! ¡Aún no me creo que pudieras medirte con un Maestro de Espadas! –

– ¡Eso es cierto! – Dijo la elfa Nía, mientras se aproximaba sonriendo: – Ya es extraordinario que hayas logrado aguantar un corte directo de su espada. ¡Cualquier otro hubiese muerto! Pero dime ¿tus lesiones son severas? – Añadió con preocupación.

Han Shuo guardó su arma, luego extrajo unos trapos limpios de algodón para vendar su mano, y cuando estuvo listo comenzó a hablar con seriedad:

– Estoy en gran deuda con ustedes por haber luchado a mi lado, a pesar de todos los problemas que les he causado. Tienen mi palabra de que no olvidaré lo que han hecho por mí. Pero me temo que aún debo pedirles su ayuda. Trunks no va a darse por vencido tan fácilmente y definitivamente regresará para vengarse, así que sugiero que nos repartamos el botín del Dragón Bicéfalo rápidamente, para ponernos a discutir de inmediato el asunto de cómo lidiaremos con el Cazador de Monstruos. –

La aparición de este terrible enemigo los tenía a todos tensos y preocupados, pero ningún aventurero era indiferente a la palabra “botín”. En el momento en que recordaron los trofeos que seguían a su alcance, la moral del grupo se elevó como la espuma y de inmediato sacaron sus cuchillos para comenzar a desollar al dragón y despojarlo de todo lo valioso que pudieran extraerle.

Los colmillos venenosos de un Dragón Bicéfalo eran especialmente valiosos, pues resultaban ser excelentes ingredientes para elaborar toxinas aún más potentes. Si un alquimista los transmutaba adecuadamente, incluso podían usarse para crear un tipo especial de flecha, que estallaba unos instantes antes de impactar a su objetivo, liberando una nube de polvo extremadamente tóxico que mataba o neutralizaba a pequeños grupos de guerreros dentro de un cierto rango.

Además, como toda criatura mágica de nivel dos, poseía un núcleo que podía llegara a venderse por un promedio de mil monedas de oro. Aun así, Han Shuo insistió en que Odiseo y su grupo lo conservaran junto con la mayor parte del resto de objetos valiosos, como una especie de compensación inicial. Pero aceptó algunos de los colmillos venenosos, pues tenía muchas ideas sobre cómo utilizarlos en el futuro, si la oportunidad se presentaba.

***

Para cuando terminaron las tareas de recolección del botín, el cielo comenzaba a aclararse anunciando el fin de la noche y la llegada de un nuevo día. El grupo empacó sus bolsas de viaje y continuó su marcha hacia el sur, adentrándose en el Bosque Oscuro.

Y mientras caminaban, discutían sobre la mejor forma de tratar con Trunks.

– La gente le teme y admira desde que comenzó a merodear por el Bosque Oscuro. Suele adentrarse bastante en sus profundidades, donde las bestias son mucho más poderosas. Normalmente nadie se atrevería a ir tan lejos, a no ser que cuenten con un numeroso grupo de especialistas, e incluso así puede resultar muy peligroso. Criaturas mágicas de mayor nivel implican también una mayor cantidad de valiosos tesoros, así que no es raro que justo después de abatir a una presa estallen luchas entre los grupos de aventureros. Porque las naciones y los idiomas cambian, pero la codicia siempre es la misma. Incluso compañeros de toda la vida pueden llegar a traicionarte si el premio vale lo suficiente. Por eso no es extraño que los que se aventuran en las profundidades del Bosque Oscuro de forma regular, lleguen a desarrollar un corazón despiadado a la par de una fuerza extraordinaria. – Odiseo explicaba todo esto al grupo de forma de clara y didáctica.

– Trunks es exactamente ese tipo de persona. Además, conoce demasiado bien el terreno y tiene un talento natural para aprovecharse de eso a la hora de desatar verdaderas masacres. Así que no me cabe duda de que nos seguirá con paciencia y nos atacará más adelante. Tenemos que estar en guardia constante para evitar ser emboscados. – Aportó Gordon.

– ¿No tiene enemigos que hayan intentado matarlo? – Preguntó Han Shuo.

– Muchos han tratado, pero ninguno lo ha conseguido. Incluso escuché de un grupo entero que se reunió para vengar a su líder, que había sido asesinado por Trunks. Todos eran combatientes expertos, y juraron que no saldrían del Bosque Oscuro hasta matarlo. Pasaron medio año dentro, pero al final solo la mitad de ellos salió con vida y cuentan que ni siquiera llegaron a verlo una sola vez. Según dijeron, los mató uno por uno, ya fuese atacándolos cuando no estaban en guardia, con trampas bien colocadas o atrayendo bestias peligrosas hacia ellos. – Respondió Odiseo.

– Quizá no haya otro ser humano que conozca tan bien el Bosque, así que no tendremos modo de encontrarlo si desea pasar desapercibido. Lo más sorprendente es que casi siempre trabaja solo y aun así ha sobrevivido. – Opinó Nía.

– En pocas palabras, tenemos que vigilar nuestras espaldas todo el tiempo y no descuidar nuestras defensas. Él intentará distraernos, aprovechar nuestro sueño, envenenar nuestra comida o colocar trampas para debilitarnos; es mejor que estemos atentos a cualquier cosa. Porque si no vemos venir su ataque a tiempo, estaremos muertos. –

Odiseo enumeró detalladamente todos los aspectos por los que Trunks era tan temido, a fin de que el grupo estuviese prevenido. Pero cuando terminó su explicación, descubrió con sorpresa que Han Shuo estaba sonriendo con confianza.

– No tienes que preocuparte, amigo mío. Te garantizo que Trunks no va a tener ninguna oportunidad para emboscarnos. – Dijo sin dejar de sonreír.

Estas palabras sorprendieron a todos, pero no las negaron de inmediato. Para entonces ninguno de los aventureros dudaba de sus habilidades, pues habían sido testigos de cómo luchaba. Gordon lo miró bastante intrigado y preguntó:

– ¿Por qué? –

Han Shuo respondió con una expresión misteriosa:

– Puedes juzgar por ti mismo. Ese Dragón Bicéfalo estaba casi a quinientos metros y aun así lo vi venir. Para que Trunks pueda emboscarnos con éxito, él o su mantícora tienen que acercarse como mínimo a unos quince o veinte metros de nosotros, y eso no va a suceder conmigo aquí, sin importar cuanto conozca este bosque. ¡No me malinterpreten! No los estoy subestimando. Pero ese golpe que intercambiamos me dijo mucho acerca de su velocidad y reflejos, así que considero que puedo anticiparme a él. –

La verdad era un poco más compleja, pero su afirmación no era imprecisa. Con sus tres Demonios Originales, Han Shuo podía detectar a cualquier persona o bestia que se aproximara. Así que sin importar lo familiarizado que estuviese Trunks con el Bosque Oscuro o sus habilidades para camuflarse con el ambiente, no podría emboscarlos con éxito, porque su Aura era imposible de ocultar. Así que su afirmación no era simple arrogancia, sino una afirmación lógica.

– Además creo que no debemos dejar que su leyenda nos dé una idea equivocada de él. ¿Por qué creen que el renombrado “Cazador de Monstruos” eligió retirarse en vez de enfrentarnos directamente? – Preguntó Han Shuo de forma enigmática.

– ¿Sabes por qué? – Preguntó Odiseo.

– Tengo una muy buena idea. Hace mucho tiempo leí acerca de una legendaria ciudad guerrera. Cuenta la leyenda, que sus hombres eran criados desde su nacimiento para ser los mejores soldados. ¡Una vez detuvieron a un ejército de dos millones de enemigos durante tres días, con sólo trecientos de ellos! Eran temidos por todos sus vecinos, que los creían invencibles. Y, sin embargo, ellos jamás hacían guerras fuera de su territorio, si podían evitarlo. Por eso jamás se expandieron o pudieron convertirse en un imperio. –

– ¿Por qué ocurrió eso si eran tan buenos guerreros? – Preguntó Gordon que, como antiguo legionario, le interesaba mucho ese tipo de historia.

– Porque tomaba mucho tiempo producir estos guerreros, que entrenaban desde su nacimiento. Como solamente producían soldados de élite, no tenían una forma de reponer las tropas que perdían a tiempo para la siguiente guerra. De modo que cada vez eran menos y no podían hacer nada para recuperarse lo bastante rápido, si alguna vez sufrían una derrota. Además, estaba el problema de que la mayoría de los niños simplemente no sobrevivían al cruento entrenamiento. Su problema llegó a ser tal, que en cierta ocasión tuvieron que renunciar a una guerra de vital importancia… porque habían perdido cien hombres ¡Y no podían permitirse ni eso! – Respondió Han Shuo con tono filosófico.

– Entiendo lo que dices. – Dijo Odiseo: – Pero no comprendo cómo se relaciona. –

– Trunks tiene el mismo problema. Es un guerrero de élite, muy poderoso y especializado. Pero está sólo, sin aliados o un lugar en el que refugiarse. Por eso necesita estar siempre en óptimas condiciones ya que, si alguna vez llega a lastimarse seriamente, tendrá muchos problemas a los que enfrentarse. Por ejemplo: ¿A dónde podría ir a curarse? ¿Hay algún lugar lo bastante seguro, dónde no lo encuentre alguien que quiera matarlo, si se enteran de que está herido? ¿Cuánto tiempo le tomará encontrar otra arma si su espada se rompe? ¿Y si su mantícora muere o termina muy mal herida? ¿Cuánto le costará eso? ¿Cuánto tiempo necesitará para domesticar a otra bestia que pueda pelear a su lado o servirle de trasporte en el terrible Bosque Oscuro? No, no, Trunks tiene que ganar sin sufrir daños o podría terminar en la panza de uno de los monstruoso que ha estado cazando durante tanto tiempo. – Contestó Han Shuo con seguridad y una sonrisa maquiavélica: – Si lo piensan bien, incluso si nos mata, él podría salir peor parado de un enfrentamiento contra nosotros. –

– Ya comprendo. Crees que se ha retirado porque no tenía la certeza absoluta de poder matarnos a todos sin sufrir algún percance. Quizá esté más asustado que nosotros porque, aunque pueda ganar, podría acabar muerto si termina lastimado. ¡Por eso ha preferido acecharnos lentamente y con un método mucho más seguro para él, que conoce muy bien el bosque! – Dijo Odiseo con un tono emocionado y una sonrisa desbordante. Finalmente entendía por qué Han Shuo estaba tan tranquilo. – Pero si realmente no puede emboscarnos… Entonces su ventaja no le servirá de nada. Con la fuerza combinada de nosotros siete, podemos enfrentarnos a él y a su mantícora. ¡Realmente no necesitamos tenerle tanto miedo! –

– Exactamente. – Dijo Han Shuo. – Las emboscadas pueden ser una espada de doble filo, porque tienen la mala tendencia de volverse en tu contra si el enemigo sabe lo que estás haciendo. Cuando Trunks ataque, yo lo veré venir. Entonces vamos a contraatacar directamente. Él no se esperará eso y lo tomaremos desprevenido, quizá incluso podamos acabarlo rápidamente si se da el caso. ¡No le permitiremos escaparse! –

– Entiendo. – Dijo Odiseo asintiendo con la cabeza: – Pero necesito tu palabra. Todo nuestro éxito se basa en la premisa de que lo detectarás a tiempo. ¡Prométeme que no dejarás que se acerque sin que lo veamos! –

– ¡Lo prometo! – Respondió Han Shuo.

***

Continuaron viajando hacia el sur durante los siguientes dos días, pero no sufrieron inconvenientes mayores, ni vieron indicio alguno de que Trunks los estuviese siguiendo. Todo parecía indicar que el Cazador de Monstruos había decidido rendirse con ellos, pero eso solamente aumentaba el recelo del grupo, que tenían bien claro el viejo refrán que dice: Si algo es demasiado bueno para ser verdad, entonces no lo es.

Al amanecer del tercer día, Han Shuo decidió quitarse sus vendajes y entonces todos pudieron comprobar con asombro que su herida no solamente estaba cerrada, sino que había sanado por completo y ni siquiera mostraba signos de tener una cicatriz.

– ¡Esto es increíble! ¡Jamás había visto una capacidad de curación tan rápida! – Dijo Gordon con la boca bien abierta por la sorpresa. Se quedó mirando la mano de Han Shuo durante un buen rato y de vez en cuando se movía un poco para cambiar el ángulo de su visión, como si así pudiese desentrañar el misterio.

Los otros cinco lo contemplaban como si estuvieran en frente de un monstruo o una criatura legendaria. Y es que cada vez que creían conocer bien a Han Shuo, descubrían que había otro aspecto extraordinario que quedaba por revelar. Pero incluso si conociesen las propiedades de la Esencia Mágica o el efecto que había tenido sobre su cuerpo después de tantas sesiones de entrenamiento en Magia Demoníaca, seguirían sin poder entenderlo, ya que ni siquiera el propio Han Shuo sabía mucho al respecto.

Por supuesto que Han Shuo no pensaba compartir sus secretos con nadie, a no ser que fuera inevitable. En esta ocasión logró despistarlos aduciendo que había puesto un poderoso polvo medicinal en los vendajes y al final consiguió que se tranquilizaran.

El resto del día trascurrió con normalidad, sin grandes encuentros con criaturas mágicas. De nuevo no vieron ni rastro de algún enemigo oculto en las proximidades.

Al caer la tarde decidieron montar un nuevo campamento en un espacio rodeado de árboles que parecía seguro. Rápidamente organizaron sus cosas, prendieron una fogata y cocinaron carne asada. Todo seguía tranquilo cuando decidieron ir a dormir a sus tiendas y al cabo de pocas horas estaban profundamente dormidos.

De repente Han Shuo se levantó de golpe y salió al exterior, donde Gordon estaba montando guardia. Le hizo un gesto rápido para que se acercara, mientras fingía estar buscando algo de su equipaje y le susurró:

– Trunks está acechándonos. Parece que va a atacarnos esta misma noche. Despierta a las mujeres, con disimulo. Diles que estén listas para atacar siguiendo mis instrucciones. Yo voy a avisarle a Odiseo. ¡Haremos que el Cazador de Monstruos se convierta en la presa para variar! –

Acabcor: Posible Trunks, antes de atacar con su espada de hoja ancha.