Assassins Pride (NL)

Volumen 2

Lección 07: El Negro Ríe y La Oscuridad Perdura

Parte 1

Shenfa Tsubetok quien llegó tarde a la sala del trono, al ver la escena que le esperaba frunció el ceño amargamente. El suelo y los pilares de cristal fueron cortados, como muestra de la violenta batalla. En medio de eso, dos hermosas hadas de cabello dorado y plateado se abrazaban mutuamente.

—No, para ser exactos la chica de cabello plateado lloraba y por otro lado la de cabello dorado la abrazaba amablemente.

Al ver el estado de ambas, el resultado del encuentro era claro como el agua.

–¡Shenfa Onee-sama!

Ante la voz que la perseguía desde atrás, Shenfa se dió la vuelta mientras desenvainaba su espada. Eran Daisy June quien blandía un báculo y Priss Auguste quien empujaba su mosquete. Las armas de cada una golpearon la espada que Shenfa levantó.

Ellas no estaban luchando. Mientras fingían que luchaban, en una postura de empuje mutuo, hablaban en secreto. Daisy quien dirigió su atención hacia la sala del trono, demandó mientras sudaba frio.

–¿¡Q-Que está pasando, Onee-sama!? ¡Elise-sama perdió!

–Qué tontería… que Elise-sama fuera derrotada en una lucha uno a uno…

Priss también estaba apretando sus dientes. Estas dos estudiantes de segundo año a cambio de cooperar en la batalla de selección, le habían exigido alguna clase de compensación a Osello quien era la educadora de Elise. Ellas quienes no tenían ojos para nada más que la recompensa, contrariamente, no habían considerado en absoluto el riesgo de ser cuestionadas por su responsabilidad.

Shenfa era diferente.

Su objetivo no era ayudar a Elise, sino el no dejar que Melida destacara. Incluso si la probabilidad era escasa, si Melida terminara siendo elegida como <Luna Lumiere>, estaria en una posición donde reuniriá la atención no solo de todas dentro de la academia, sino que también de las estudiantes de la academia de formación vecina.

Solo eso debo evitarlo a toda costa. Porque—

Porque si el presentimiento de Shenfa era correcto, la Clase que Melida poseia no era <algo que debia hacerse público>. Desde el momento en que observó el torneo público del semestre anterior, Shenfa lo había intuido ligeramente. Y al unirse a su entrenamiento especial durante este mes, esa sensación de incongruencia se hizo evidente.

Incluso si pertenece a la casa de Duques caballeros, a la casa principal de los Angel, la Clase que Melida-san alberga, probablemente—

También se dió cuenta de que Kufa Vampir quien era su tutor privado, intentaba ocultar eso de los alrededores. Shenfa sintió lo mismo. Si se consideraba la situación de Melida, un escándalo como ese por ahora no debía hacerse público.

En consecuencia, Shenfa se postuló como miembro de la Unidad de Melida y la saboteó. En la segunda prueba filtró la estrategia de Melida hacia Kira quien era su oponente y en esta tercera prueba, cooperando con Priss y Daisy, estableció el escenario para el duelo uno a uno de las primas Angel.

Si hacia eso, Shenfa estimoó que Melida perdería sin falta. Su número de votos bajaría y el asiento de <Luna Lumiere> se distanciaría definitivamente, en compensación a la tristeza y humillación de esa valerosa estudiante dos años menor, la seguridad de la propia Melida podría ser protegida por el momento—o así debería ser.

A pesar de eso—

–Melida-san… realmente, eres mucho más tenaz de lo que presentí, ¿Eh?

Mientras se llenaba de pensamientos superfluos, Shenfa miró fijamente a la hermosa chica de cabello dorado. Ella y su tutor privado Kufa, intentaron eliminar completamente cualquier adversidad a la que se enfrentaran. Por el contrario, el dilema preparado por Shenfa incluso podría haber tenido como resultado el aumento del índice de apoyo a Melida.

En ese caso…

Shenfa miró la medalla que adornaba su propio pecho. Verificando que tenía el valor de 1 punto, murmuró rápidamente hacia las estudiantes de segundo año que continuaban desconcertadas.

–Sera un método violento, pero, concurramos esto en una batalla caótica. Mientras yo ataco a Elise-san, ustedes apunten a Melida-san y si ven la oportunidad, arrebátenle la medalla … no, destrúyanla. Si hacen eso, tendrá que retirarse de esta batalla—

–Onee-samas.

En ese momento—

Una voz infantil resonó, Shenfa, Daisy y Priss aun en su posición de contención, se miraron entre sí. Quien habló, no había sido ninguna de ellas.

Las tres se dieron vuelta al mismo tiempo y miraron a la dueña de esa voz.

***

Un poco antes—

En la pared del <Edificio Sellado> que rodeaba el <Palacio Mundo de Cristal>. En la torre de vigilancia construida en una esquina de esta.

El joven en uniforme militar quien subió las escaleras hasta el último piso, declaró resueltamente.

— —Jaque mate.

La persona a quien le dijo eso, era una chica de cabello negro que estaba mirando hacia abajo desde el mirador. Vistiendo el uniforme de la academia para chicas Saint D’Autriche, el dobladillo de su falda era agitado por el viento.

Con una expresión que parecía considerarlo interesante de alguna manera, se dió la vuelta y dijo.

–Oh… ¿Fui descubierta?

–Tus travesuras llegan hasta aquí, Ojou-sama.

–Que preocupante. Aunque pensé que lo había hecho todo exitosamente.

Mientras cerraba el espacio entre ambos, Kufa se resolvió a que la sensación de incongruencia que sentía no era más que un temor infundado. Eso era casi lo mismo que una confesión. Ella quien le sacó la lengua pícaramente, claramente no estaba siendo tímida, pero, aun así, estaba tensando todo su cuerpo—estaba preparada para luchar.

Kufa colocó su mano izquierda en la vaina de su katana negra, su mano derecha en la empuñadura, y lentamente separó ligeramente sus piernas.

–Lo mejor será que me entregues dócilmente los frutos de tu cosecha. Si no lo haces…

–Me pregunto que pasará.

La respuesta, fué el susurro del viento.

En un parpadeo, la chica de cabello negro fue empujada de espaldas contra el piso. Casi al mismo tiempo, un agudo sonido metálico resonó. Kufa quien se acercó a una velocidad que no podía ser captada por el ojo humano, clavó su katana negra en el piso.

La punta de esa espada, había cosido al piso el bolso de cuero que colgaba del hombro de la chica.

–… Los caballeros, son criaturas agresivas, ¿Eh?

Dejando de lado a la chica quien aún no perdía su expresión de comodidad, Kufa puso sus ojos en el cumulo de metal que vislumbró desde su bolso rasgado. Su uso aun seguía siendo desconocido. Sin embargo—desprendía el aroma de un producto de alta calidad.

En el gremio <Jack Raven> que era completamente devoto a la práctiticidad, nunca había visto alguna vez un objeto como ese.

–Sabes, de alguna manera… mi corazón está latiendo muy fuerte. Es la primera vez que estoy así de pegada con un hombre. Aah, después de esto, ¿Qué castigo debería darte?

La chica de cabello negro que estaba siendo presionada hacia abajo, extendió sus brazos hacia Kufa, quien estaba cubriéndola. Ante la sensación de sus manos acariciando su cuello, un sudor frio corrió por la espalda de Kufa.

–… Hasta cuando piensas seguir actuando.

–Ufufu… tenía un poquito de interés en esto. Entonces, ¿Qué hacemos? En el caso de que seas ignorante de esto, yo, daré lo mejor haciendo servicio voluntario, ¿Estás bien con eso?

–Suficiente coqueteo.

Al mismo tiempo que Kufa retiró su katana, está destelló—deteniendo el arma que se acercó desde su punto ciego. Las chispas que florecieron en la oscuridad, iluminaron por un instante la sonrisa de la chica que balanceó un arma con la mano derecha.

–Oh, que decepción.

Más que por la destreza de la chica jactándose, Kufa abrió sus ojos enormemente ante el arma que sostenía.

–¿¡Una gran espada…!?

Una robusta gran espada que no encajaba con los delgados brazos de la chica. Nunca nunca había visto a Madia, quien manejaba todas las capacidades de las Clases Bajas, usar algo como eso.

Un presentimiento desagradable lo inundó rápidamente. Justo después de eso, ocurrió.

De todo el cuerpo de la chica tumbada de espalda, estalló un <Mana> negro puro.

Y entonces, Kufa una vez más dudó de sus ojos. No por la presión de su <Mana>. Sino porque desde el punto de contacto entre las armas, el <Mana> que Kufa había envuelto en su katana estaba siendo consumido poco a poco.

Un <ataque de drenaje> que devoraba el <Mana> del oponente. Una habilidad trascendental como esta, en las Clases Bajas como <Espadachín>, <Gladiador>, <Samurái>, <Doncella>, <Bufón>, <Artillero>, <Mago>, <Clerigo>–no existia.

Kufa inmediatamente retrocedió y dejando su katana en el suelo, bajó una de sus rodillas.

–¡D-Disculpa mi descortesía! ¿¡Su nombre es…!?

–¿Oh? Me pregunto si actuaste sin saberlo.

La chica se levantó pareciendo sorprendida, estiró sus pies e hizo un saludo.

–Mi nombre es Mule Le Mor. Hija de la casa Le Mor una de los tres Duques caballeros, heredera de la Clase <Diabolos> (NT: Caballero Demoniaco, en Kanji ).

–¡¡Lo sabía, <Diabolos>…!!

La Clase del agente del Gremio <Jack Raven> a la que Kufa apuntaba, Black Madia, era <Bufón>. Su habilidad le permitía copiar las habilidades de las 7 Clases Bajas, excluyendo las Clases Altas.

Si era así, solo esta chica de cabello negro que manipulaba el <Mana> de <Diabolos>, dentro de los sospechosos que superaban los trescientos incluyendo las estudiantes de Frideswide y D’Autriche, sin duda no podía ser el disfraz de Black Madia.

Justo después de eso, el desgarrador grito de las estudiantes resonó desde la parte baja del mirador

Kufa y la chica de cabello negro, Mule, levantaron la cabeza y lo notaron al mismo tiempo. El <Palacio Mundo de Cristal> que debería poseer una transparencia casi perfecta, repentinamente fué envuelto en un ominoso color sangre.

Naturalmente, la situación en el interior ya no era visible. El pensamiento de “¿Esto también es parte de la prueba?” instantáneamente cruzó por su mente, pero el grito de la Directora Bramanger en las gradas, inmediatamente regresó la conciencia optimista de Kufa a la realidad.

–¡Cálmense! ¡Todas cálmense! ¡No se levanten de sus asientos!

Las profesoras encargadas de la vigilancia también estaban corriendo para controlar a las estudiantes que perdieron la calma. Alguna clase de irregularidad estaba ocurriendo, de eso no había duda.

–¡Fuí engañado…! Lo sabía, cometí un malentendido enorme… ¡Discúlpame!

Después de disculparse con Mule, Kufa con su espada desenvainada se dió la vuelta.

Sin intentar detenerlo, Mule lo observó bajar corriendo como el viento las escaleras de caracol. Pareciendo feliz por alguna razón, arregló su uniforme y su cabello que se habían alborotado al ser empujada violentamente.

–Haa, que alegría. Pensé que iba a matarme.

Levantando sus fascinantes labios, una vez más se dió la vuelta.

Las llamas que brotaban desde el palacio de cristal, comenzaban a iluminar ominosamente el oscuro cielo.