Great Demon King

Libro 3: La Orden del Manto Oscuro

Capítulo 104: Formando un Equipo para una Aventura

– Dije que buscamos el Fruto de Dragmar, pero solamente estamos probando a ver si tenemos suerte. El Bosque Oscuro es enorme, la zona intermedia no ha sido totalmente explorada. Solo escuchamos un rumor de que alguien lo vio aproximadamente al sur. Quizá sea una falsedad. Quizá alguien ya lo tomó. ¿Seguro que quieres venir con nosotros? Es básicamente una expedición en territorio desconocido. – Odiseo lo miró con seriedad y le explicó las cosas con claridad antes de preguntar.

Han Shuo había adivinado que este grupo no estaba viajando con la certeza de encontrar el fruto y las palabras de Odiseo no lo sorprendieron. Pero la oportunidad estaba ahí. Tampoco tenía nada urgente que hacer inmediatamente, porque su otro plan era ir al Cementerio de la Muerte para dedicarse a sus interminables rondas de entrenamiento.

“Viajar con un grupo de aventureros es una forma de entrenamiento en sí mismo, porque obtendré experiencia. Y quizá la diosa Fortuna vuelva sonreírme si tomo este pequeño riesgo. Si el Fruto de Dragmar es en realidad la Divina Fruta de Enkéfalos, avanzaré mucho más rápido en el Reino del Espíritu Moldeado.”

Incrementar su nivel en Magia Demoníaca también beneficiaría su Fuerza Mental, aumentando el poder de su Necromancia en gran medida. Han Shuo tuvo todo esto en cuenta y decidió que valía la pena arriesgarse. Así que asintió con firmeza y una gran sonrisa en el rostro:

– En verdad me gustaría unirme a tu búsqueda. Estoy dispuesto a ayudarles con toda mi capacidad y creo que descubrirás que puedo serles muy útil. Aunque, si conseguimos encontrar el ‘Fruto de Dragmar’, espero recibir uno también. –

– Bueno, has demostrado ser muy hábil y poderoso, así que nos alegra darte la bienvenida en esta pequeña empresa. Pero insisto en que no tengas muchas esperanzas. En realidad, nuestro objetivo es adentrarnos todo lo que podamos en el Bosque Oscuro para ver si conseguimos algo valioso. Je je, pero si por casualidad encontramos el Fruto de Dragmar, entonces puedes quedarte con todos los que quieras, porque sólo necesitamos uno para completar nuestra misión. – Dijo Odiseo sonriendo.

En las profundidades del Bosque Oscuro se encontraban los tesoros más valiosos: Joyas únicas, hierbas con propiedades mágicas o medicinales, minerales exquisitos y tantas otras cosas. Pero a medida que uno avanzaba hacia el interior, también aumentaba el peligro de encontrarse con criaturas extremadamente peligrosas, tanto plantas como animales. Muchas veces, los tesoros más codiciados eran custodiados por estos seres o incluso eran parte de ellos: Corazones de Dragón, Garras de Grifos, Veneno de Hidra, etc. Cualquiera de esos materiales podía valer una fortuna e incluso ser invaluable. Además, estaban los tesoros mágicos traídos durante siglos por los propios aventureros y viajeros que se adentraban en el bosque, solo para encontrar un final trágico. Armas mágicas, armaduras, báculos, arcos, talismanes, escudos. Miles de artefactos increíbles que fueron acumulándose durante siglos en las profundidades del bosque. Todo eso sin siquiera tener en cuenta los núcleos mágicos de las criaturas, que aumentaban su valor de acuerdo al nivel.

Si uno tenía suerte, podía hacerse rico en un solo viaje. Pero la muerte siempre estaba al acecho, oculta de muchas maneras en la espesura de los árboles.

***

Ambas partes llegaron a un acuerdo y aclararon sus condiciones. Odiseo hizo una breve introducción de sus compañeros, luego hablaron sobre la mejor forma de organizarse y finalmente se pusieron en camino.

Conforme se adentraban en el Bosque Oscuro, Han Shuo notó que estaban volviendo un poco sobre sobre sus pasos y había la posibilidad de que acabasen encontrando algunos rastros del desplazamiento de los Trol del Bosque. Pero incluso si sólo era por los tesoros valiosos que se encontraban en la Tierra Sagrada, que además era un Emplazamiento Extremo de Madera, él ya consideraba a todo el pueblo de los Trol como parte de su propiedad personal y no pensaba arriesgarla. Así que manipuló hábilmente al grupo, que ya confiaba en sus habilidades de detección, para alejarlos lo suficiente de esa área mediante un pequeño desvío.

A parte de esa eventualidad, la suerte estuvo de su lado y no se encontraron con ningún peligro significativo durante el resto del día. Al caer el crepúsculo había que aprovechar los últimos rayos del sol para organizar un campamento a orillas del río. Siendo tantos, era realmente inútil intentar esconderse de los monstruos en medio de la espesura, así que convenía aprovechar cualquier espacio abierto que les permitiera ver las amenazas a tiempo.

Rápidamente se dividieron las tareas. Los exuberantes arbustos de los alrededores les proporcionaron la leña que necesitaban para la fogata. El fuego proporcionaba luz, calor, permitía cocinar los alimentos e intimidaba a la mayoría de criaturas, así que era importante mantenerlo encendido toda la noche.

El mago sacó un par de tiendas de campaña muy modestas de un Anillo Espacial, parecido al de Han Shuo. No tomó demasiado tiempo armarlas usando algunos palos y cuerdas. En cuanto a la comida, Afrodita era una maga Adepta especializada en controlar el agua, le fue sencillo capturar unos diez peces con un solo hechizo. Rápidamente comenzaron a cortarlos, quitarles las escamas y ensartarlos en ramas para hacerlos como brochetas. Para cuando terminaron, el fuego ya estaba listo, así que comenzaron a cocinar.

Mientras esperaban y también durante la comida, se la pasaron conversando de distintos temas para entretenerse. Los guerreros eran particularmente buenos en esto, pues tenían muchas historias interesantes, tristes o divertidas que contar acerca de su tiempo sirviendo en el ejército imperial. Luego la arquera elfa tomó una pequeña flauta y los deleitó con una música sencilla, pero muy dulce y elegante. Cuando la música terminó, Odiseo se puso de pie y recitó un poema cómico sobre un par de ogros aburridos que decidieron intentar comerse a la misma vaca al mismo tiempo y terminaron matándose mutuamente por accidente.

Han Shuo no se quedó atrás y comenzó a relatar un par de leyendas cortas pero emocionantes, que tuvo suerte de leer en la biblioteca. Precisamente las había memorizado por si alguna vez necesita un tema de conversación y aunque cometió algunos errores, terminó por entretener a los aventureros e incluso recibió felicitaciones.

Terminada la cena había que decidir quienes estarían vigilando durante la noche, pero Han Shuo se adelantó al resto y se ofreció como voluntario para la primera guardia, hasta que la luna estuviera en su cenit. Su entusiasta propuesta fue bien recibida y le ayudó a ganarse la simpatía del resto.

Todos se dispusieron a dormir. La Arquera Elfa y la Maga Afrodita compartían una tienda particularmente espaciosa, reservada para las mujeres. En cambio, los hombres tenían que conformarse con acomodarse como pudiesen dentro de la tienda más pequeña. Pero como eran hombres, sabían sufrir estas cosas con estoicismo varonil. Aunque de vez en cuando había alguno que no aguantaba soltar una pequeña maldición o dos al respecto.

“Algunas cosas nunca cambian” Pensó Han Shuo al escucharlos y sonrió al recordar cómo eran las cosas en el mundo donde nació.

***

Pasaron las horas y los aventureros ya estaban dormidos. Han Shuo decidió continuar con su entrenamiento, no podía permitirse dejar de fortalecerse o podría terminar muerto de forma inesperada.

Se sentó con las piernas cruzadas, cerró los ojos y comenzó circular su Esencia Mágica. Su cerebro comenzó a experimentar la ya conocida sensación del paso entre la calma y el sufrimiento extremo, mientras su cerebro era modificado poco a poco. En esas condiciones no podía vigilar apropiadamente, pero no eso no le preocupaba. No es que fuese descuidado, sino que con sus Demonio Originales patrullando a su alrededor, prácticamente no tenía que temer a un enemigo oculto. No había sombra que guardase secretos para los ojos sobrenaturales de sus criaturas, no había misterio que pudiese eludirlo en la espesura del Bosque Oscuro.

Poco a poco la luna fue alcanzando su cenit y el tiempo de su guardia se acercaba al final. Fue entonces cuando los Demonios Originales percibieron algo e inmediatamente se lo trasmitieron.

Era un sonido extraño y repentino, en medio de la oscuridad de la noche. Han Shuo abrió los ojos y dejó de entrenar. Alzó una mano para secar el sudor de su frente, mientras que con un pensamiento ordenaba a una de sus criaturas explorar el origen del sonido, el resto permaneció a su alrededor invisibles.

El Demonio Original voló a gran velocidad adentrándose entre los árboles. Su cuerpo inmaterial le permitía avanzar sin obstrucciones entre la maleza y en poco tiempo encontró el origen de la perturbación.

Se trataba de un dragón con dos cabezas, como el que había visto la primera vez que viajó con los Trol del Bosque, pero en aquella ocasión casi no pudo observarlo por la rapidez con la que volaba. Pero este avanzaba por el suelo, sin rumbo y tambaleándose con cada paso. Uno de sus cuellos había sufrido un corte muy severo, del que manaba una sangre verdosa casi a raudales. De vez en cuando lograba sacar algo de fuerzas para volar un poco antes de caer de nuevo al suelo, pero volvía a levantarse sin importarle sus heridas o el lugar al que se dirigía. Cuando el Demonio Original se acercó, pudo ver que todo el cuerpo del Dragón Bicéfalo estaba surcado con heridas y cortes más pequeños, pero no por ello menos dolorosos o severos.

Aunque el Dragón Bicéfalo era en realidad una subespecie y no un verdadero dragón, seguía siendo una criatura poderosa con habilidades bastante letales. Era difícil imaginar qué cosa pudo hacerle tanto daño e incluso forzarlo a escapar desesperadamente por su vida.

Pensando en esto, Han Shuo dio una orden a otro de sus Demonios para que se adelantara en la dirección por la que venía el Dragón Bicéfalo y descubriese si alguien lo perseguía. Pero su criatura no detectó nada, incluso cuando se alejó a varios metros. Esto lo tranquilizó un poco, pero aún quedaba el problema de la bestia herida, que se estaba dirigiendo hacia su campamento.

Así que se levantó de un salto y comenzó a golpear los postes de las tiendas de los aventureros, mientras gritaba a viva voz:

– ¡Despertad! ¡Hay peligro! –

Los jóvenes estaban profundamente dormidos, pero eran aventureros. Se levantaron en pocos segundos y comenzaron a ponerse equipamiento sin hacer preguntas. Los guerreros fueron los primeros en estar listos, de inmediato se colocaron alrededor del campamento para defender a los magos, que necesitaban más tiempo. La elfa ya estaba tensando su arco y Odiseo se ajustó bien las botas para asegurarse de tener buen equilibrio.

El invierno estaba próximo y la temperatura de la noche era bastante fría. El cambio repentino los afectó, tiñendo de rojo sus mejillas. Todos los rostros reflejaban sorpresa o consternación, porque no podían detectar ningún peligro a su alrededor. Ellos no tenían las habilidades de detección de los Demonios Originales, así que no podían sentir al Dragón incluso cuando estaba corriendo precipitadamente hacia ellos. Odiseo exploró su entorno por segunda vez, antes de preguntar confundido: – Todo parece tranquilo. ¿Dónde está el peligro?

Han Shuo sabía que era preciso que se apuraran, así que habló rápidamente:

– Es un Dragón Bicéfalo. Está a quinientos metros al norte de nuestra posición y se acerca rápidamente. Parece bastante desesperado, así que si nos detecta podría atacarnos con todo sin pensar en nada más. Tenemos que prepararnos. –

Sus palabras sorprendieron al grupo de distinto modo. Gordon parecía dudar, y estaba punto de abrir la boca para cuestionarlo, cuando Odiseo dio un paso adelante para decir en voz baja, pero con decisión:

– Si es así, debemos prepararnos de inmediato. Los Dragones Bicéfalos son muy agresivos, sobre todo con los humanos. Definitivamente nos atacará si llega a encontrarnos. –

La Arquera Elfa, que se llamaba Nía, sacó dos flechas especiales que tenía reservadas para criaturas mágicas con armadura de escamas. Tenían una punta larga y afilada, como una aguja, pero retorcida, para atravesar las superficies duras cual perno. Mientras comprobaba que estuvieran en buen estado, comentó:

– Se trata de un monstruo complicado. Si bien es sólo una criatura de nivel 2, por sus habilidades puede llegar ser peligroso que una de nivel 3. No solamente escupe un veneno tóxico y corrosivo, sino que cada cabeza funciona de un modo independiente, así que puede morder en dos lugares diferentes con esos dientes afilados. Y su mordida es bastante precisa. ¡Será una pelea difícil para nosotros! –

Han Shuo sacó su ballesta más grande y comenzó a trepar a un árbol cercano, mientras explicaba rápidamente:

– No serán tan difícil esta vez. Este bicho en particular ya está lesionado y ni siquiera puede volar más de unos cuantos metros. Si lo hacemos bien, podemos matarlo con relativa seguridad y no podrá escaparse. –

Al oírlo, los aventureros se miraron unos a otros con sorpresa y luego con cierto alivio. Una pelea con un Dragón Bicéfalo siempre implicaba grandes riesgos y no sería raro que al menos uno o más de sus miembros murieran. Pero si la criatura no podía volar, entonces estaba realmente lastimado y la dificultad se reducía considerablemente. Lo mejor era que no iba a poder perseguirlos si alguno de ellos se lesionaba y tenía que retirarse. Tampoco podría escaparse de ellos si conseguían acorralarlo. Era una oportunidad enviada por el cielo que no podían dejar pasar.

Comenzaron a prepararse llenos de entusiasmo. Algunos treparon a los árboles de los alrededores como Han Shuo, mientras que otros se escondían entre los arbustos circundantes. Todos sacaron sus armas y se mentalizaron para el combate inminente que se aproximaba.

Al poco tiempo escucharon un sonido que comenzó como un susurro entre la maleza y fue aumentando hasta convertirse en un estruendo de árboles destrozados. La expectativa de todos comenzó a elevarse, hasta que finalmente el enorme cuerpo del Dragón Bicéfalo emergió de la espesura del bosque.

La luz de la luna se reflejaba en la sangre sobre su cuerpo, plagado de heridas. De entre todos los aventuraros, Gordon era el que más dudaba de Han Shuo, aunque se guardaba de expresarlo. Pero cuando vio a la criatura, su mirada se trasformó en una de gran respeto y admiración. Rápidamente preparó su montante, una espada bastante vasta que se usaba con dos manos, ideal para pelear manteniendo la distancia. Su plan era atacar con un ataque rápido y devastador a la primera oportunidad.

Mientras tanto la bestia avanzaba sin rumbo ni equilibrio, totalmente inconsciente de que entraba directamente en la formación de los aventureros. Estaba a punto de llegar a la orilla del río, cuando las aguas parecieron cobrar vida y se alzaron con violencia formando una pared, que después se abalanzó contra la criatura. Era una barrera mágica creada por Afrodita, cuyos poderes la habían endurecido de tal modo que su resistencia era similar a la de una placa hecha de hierro, pero manteniendo la versatilidad propia del líquido.

La velocidad de este encantamiento fue tal, que tomó completamente desprevenido al Dragón Bicéfalo e impactó de lleno contra el, quedando desorientado por el golpe. Pero la enorme masa del animal junto con su fuerza era tan grande, que destruyó el muro mágico de agua, causando que se desvaneciese en miles de gotas.

Casi al mismo tiempo, Han Shuo y Nía hicieron su movimiento. La ballesta no podía disparar varios dardos a la vez, por lo que Han Shuo apuntó directamente hacia le herida que la bestia tenía en uno de sus cuellos. En cambio, Nía Disparó tres de sus flechas en sucesión. El Dragón Bicéfalo, ya prevenido, vio venir el primer tiro y consiguió esquivarlo. Pero se trataba de una saeta normal que la elfa disparó a propósito para engañar a la criatura. El movimiento agotó un poco su energía, así que no pudo esquivar las otras dos flechas especiales que se incrustaron profundamente justo en medio de los ojos de ambas cabezas.

El Dragón Bicéfalo rugió de dolor y mientras se retorcía para intentar desprender el virote o las flechas de su cuerpo. Eso le dio un tiempo precioso al otro mago del grupo, un Licenciado experto en controlar la electricidad, que había rodeado a la bestia a toda prisa, para descargar un relámpago sobre su espalda desprotegida. El impacto no solamente era doloroso, sino que los músculos del dragón se atrofiaron temporalmente y lo ralentizaron.

Entonces los dos guerreros entraron en acción. Desplegaron su Aura de Batalla y se abalanzaron contra la criatura, descargando una lluvia de ataques terribles para mantenerlo a raya. Gordon dejaba caer pesados golpes sobre el cuerpo, mientras que su compañero mantenía a las cabezas alejadas con su pica. Pero Ulises se mantuvo en la retaguardia, esperando el momento de atacar.

La batalla prosiguió de este modo, pero la bestia herida sacó fuerzas de su desesperación para realizar ataques que normalmente no haría. Esto aumentó la presión sobre los Guerreros, más de inmediato recibieron apoyo, porque Afrodita tuvo tiempo de realizar un poderosos conjuro y creó a dos seres Elementales de Agua. Los Elementales eran formas de vida mágica temporales que poseían una inteligencia rudimentaria. Sus cuerpos eran voluminosos y podían amortiguar algunos de los golpes del Dragón Bicéfalo, mientras luchaban para inmovilizarlo. Esto creó varias oportunidades para que Han Shuo y la arquera Nía atacara, oportunidades que no desperdiciaron.

De este modo el Dragón ni siquiera llegó a tener la oportunidad de escupir su terrible veneno, pues cada vez que intentaba tomar aliento o recuperarse, era atacado de un modo u otro. El cansancio y la pérdida de sangre empezaron a agotarlo. En muy poco tiempo sus golpes se volvieron lentos, desatinados y torpes. Aun así, nadie se confiaba, porque una bestia moribunda era mucho más peligrosa que nunca y en cualquier momento podía sorprender con un contraataque desesperado. Por eso, el momento de darle el golpe mortal era el más peligroso de todos y la responsabilidad de darlo recaía sobre el espadachín.

Ulises sabía que su momento se acercaba, así que desenvainó su estoque y se colocó en posición para dar una estocada mortal. En un instante el Dragón bicéfalo trató de elevarse para aplastar a los guerreros con sus garras e inevitablemente dejó indefenso su torso. Ulises reunió su Aura de Batalla y se precipitó a una velocidad vertiginosa dejando un rastro luminoso. Rápidamente pasó a través de la nube de polvo que se produjo por la batalla, esquivó una de las cabezas del dragón sin detenerse, luego pasó entre las garras de sus patas y finalmente introdujo su espada profundamente hasta alcanzar el corazón de la bestia.

El ataque duró segundos, pero fue terriblemente certero. Ulises no se detuvo a recuperar su espada y se alejó corriendo antes de que el Dragón tuviese oportunidad de vengarse. Este lanzó un último rugido agónico, pero ya no tenía fuerzas para seguir defendiéndose y su muerte era inminente. Se derrumbó en el suelo ahí mismo, respirando de forma entrecortada. Entonces Ulises regresó y extrajo su espada de un golpe para que la bestia terminase de morir desangrada.

La batalla había terminado y no tenían heridos. Todos los aventureros estaban entusiasmados por la hazaña que acababan de realizar, que no era pequeña. Comenzaron a lanzar exclamaciones de alegría, mientras celebraban pensando en los trofeos que pronto extraerían del Dragón Bicéfalo… todos menos uno.

La expresión de Han Shuo se tornó funesta de forma brusca en un instante y de repente gritó con furia:

– ¡Corran! ¡Debemos irnos ahora! ¡Lo que hirió a este lagarto lo estuvo siguiendo! ¡Pronto estará aquí y si nos encuentra moriremos sin duda! –