Assassins Pride (NL)

Volumen 1

Lección 03: Lo que Significa Vigilar

Parte 1

El séptimo mes llegaba a su etapa final y en el distrito Cardinal el descanso largo que las estudiantes esperaban se acercaba. En la Academia de chicas Saint Frideswide que tendría mañana su ceremonia de clausura, estaba teniendo lugar el torneo público de final de semestre donde las doncellas exponían entre si sus técnicas de batalla.

El campo de batalla era el gigantesco coliseo usado de forma conjunta entre las academias dentro del distrito educacional. En el campo central, cuatro arenas de trecientos metros que simulaban diversos campos de batalla como bosque, llanura, ruinas y la superficie de un lago, estaban instaladas y en estas, las Unidades conformadas por las estudiantes combatían ordenadamente.

Los caracteres “Torneo Publico” que habían sido escritos en letras grandes en una pancarta estaban aumentando la excitación de las estudiantes. La escuela de Ojou-samas que normalmente estaría extremadamente distanciada del contacto con el mundo exterior, solo por este día sería diferente. Ciudadanos de la ciudad, con las familias de las estudiantes como su núcleo, estudiantes de otras academias, espectadores que vinieron a turistear desde lejos, e incluso observadores del Gremio, una cantidad de personas que superaban las mil llenaban los asientos. Las chicas vistiendo sus ropas de batalla especiales también estaban motivándose.

Y entonces dentro de eso, Melida, quien estaba en la sala de espera para las estudiantes de primer año—

–Sensei, ¿No existe alguna técnica para no llamar la atención en la arena…?

Con su expresión nublada, estaba parada en una esquina.

De su ropa de batalla que había Sido preparada con mucho esfuerzo, se desprendía el brillo como el de un ángel del campo de batalla. Como siempre, Melida no podía entrar a los círculos grupales. Es más, como estaba matando el tiempo incómodamente, sus sentimientos melancólicos solo se volvían más grandes.

–¿De dónde viene esa falta de energía? Incluso siendo de la Clase <Samurai>, en el momento de la verdad lo decidirás con un “Zubah” y entonces te llenaran de ovaciones con un “¡Waa!”. ¿Por qué no estás más motivada?

–P-Pero los invitados estarán mirando…

–¿No es esta tu esperada batalla de debut?

–No tengo confianza…

Desde antes de comenzar, Melida ya estaba desanimándose. A pesar de que había estado acumulando entrenamiento durante esta semana esperando con ansias este día donde finalmente podría exponer su <Mana>, cuando llegó el evento principal, parecía no poder deshacerse de ese ánimo pesimista que teñía su corazón.

Estando tensa de esa manera no podría demostrar ni la mitad de su <Estado>. Tal vez porque no podía imaginarse una situación en la que ella misma tenia éxito, Melida estaba haciendo un rostro sombrío como si su derrota ya estuviera decidida.

A pesar de que ya no hay tiempo hasta que llegue su turno de salir, esto es complicado.

Incluso mientras la acompañaba con un rostro fresco, en su corazón, Kufa comenzaba a impacientarse. De alguna manera tenía que darle confianza a Melida.

Entonces, como si se burlara de sus expectativas, una aguda voz se escuchó.

–¡Vaya, Melida! ¿Por qué estas encogida en esa esquina?

Era Nerva Martillo acompañada de su <Blumen>. Como siempre, abrumada por los números, la expresión de Melida se endurecía más y más.

Y para empeorar las cosas, su Unidad eran los oponentes de Melida.

–Te felicito por no escapar. ¿Pero te sientes bien? Pareces un poco enferma.

–Eso es inevitable, Nerva-sama.

–¡Porque después de esto, va a hacer un gran ridículo frente a esta gran audiencia! Claramente viniendo a pelear, las chicas que la rodeaban animaban.

Nerva se rio con un “¡Hahahah!” Que resonaba dentro de la sala de espera.

–¡Así es! Dime Melida, ¿Durante el torneo también piensas acurrucarte en un rincón de la arena? Llegado a esto, debes bailar y entretener a todos los espectadores. Es una orden.

–N-No…

–Tu familia vendrá a verte, ¿No es así? Me pregunto que pensaran de esa antiestética figura tuya. Viendo como todos los otros espectadores alrededor de ellos te señalan y se ríen, ¿Cómo piensas que se sentirán? Dime.

–…

Melida solo se mordió el labio y no respondió. En algún momento la sala de espera había regresado a la tranquilidad y las otras estudiantes las escuchaban con expresiones complicadas.

Como si sus propias palabras representaran las de todas, Nerva arrojó palabras crueles.

–En serio, ¿Por qué alguien como tú esta en nuestra academia? Después de ahora deberías transferirte a una escuela normal y buscar un novio. Es doloroso verte siempre de esa forma.

–… !!…¡¡

Los hombros de Melida temblaron y desde la esquina de sus ojos, lágrimas se filtraban.

— —Nerva-sama, ¿Tienes un minuto?

Llegado a este punto, Kufa se paró entre ambas.

Como si estuviese esperando eso, Nerva, levantando las esquinas de su boca, miro en su dirección.

–Ara, sensei, buenos días. ¿En qué te puedo ayudar?

–Si. Hay una cosa que me gustaría pedirte.

–Vaya, si es así, por favor dílo.

–¿Podrías callarte por favor? Parece que mis oídos van a pudrirse. Tu chica mono.

Las mejillas de Nerva se crisparon.

Melida detrás de él y también las otras estudiantes, tomadas por sorpresa, estaban mirando en su dirección.

–¿C-Chica, mono…? No, parece que escuche mal. Me disculpo Kufa-sama, pero, ¿Podrías repetirlo una vez más?

–Cuida tu boca cretina. Te dije que te hundieras en el fondo del canal.

Los alrededores resonaron con un *¡Zawazawah!*. Después de todo, siendo doncellas de Saint Frideswide, nunca habían escuchado palabras tan groseras hasta ahora.

Entendiendo que estaba siendo insultada, los labios de Nerva temblaron.

–¿¡Q-Q-Q-Que cuide mi boca, m-me lo dices a mi…!?

–Por favor disculpa mi falta de respeto. Pero no toleraré que alguien como tú menosprecie a Melida-sama más allá de esto.

–¿¡Que…!?

Kufa se arrodilló y bajó su mirada. En su espalda, podía sentir la poderosa mirada de Melida.

–Tú no sabes nada sobre Melida-sama. Melida-sama es muy noble. Incluso cuando se enfrenta a lo irrazonable ella no se rompe, es tan fuerte que puede levantarse cuantas veces sean necesarias. El simple hecho de que tú, quien miras eso desde un lado y te burlas, hables de Melida-sama es desagradable.

–…

Nerva quien estaba al borde de retroceder un par de pasos, de alguna manera mantuvo su orgullo.

–¡H-Hmph! Me pregunto si te subió a la cabeza que siendo un Noble sin nombre que te volvieras sirviente de una Casa de Duques.

Nerva empujo su dedo hacia Kufa quien seguía arrodillado.

–¡Qué pasa con esa Casa Vampir, nunca he escuchado de ella! Y, de cualquier manera, eso de ser tutor privado,
¿¡No es solo recibir una paga por leer en voz alta los libros de texto!?

–¡¡No maltrates ni menosprecies a sensei!!

Una chica había golpeado lejos la mano de Nerva.

Con un ímpetu ardiente Melida salió al frente.

–¡Él es el mejor sensei! ¡¡No permitiré que te burles de el!!

Después de haber gritado hasta allí, repentinamente cubrió su boca.

Sin duda fue sorprendente para sus compañeras que mostrara así sus emociones. Sin embargo, ninguno de ellas respondió nada en respuesta.

Nerva, después de ampliar un poco sus ojos, levantó las esquinas de su boca pareciendo interesada.

–Heee~ “No lo permitiré”, dices. Entonces, ¿Qué vas a hacer?

–…

Melida mordió sus labios, apretó sus puños—y levantó su rostro.

–En el torneo, ¡¡Te voy a destrozar!!

–Ya lo dijiste, ¿No es así? ¡¡Retrasada!!

Las miradas de ambas chocaron levantando chispas.

–Vamos a divertirnos en el torneo, Melida.

Finalmente, riendo una vez más, Nerva se dio la vuelta. Llevando consigo a su <Blumen> con expresiones confundidas, se marchó de la sala de espera.

Cuando se marcharon, en la sala de espera un ambiente terriblemente torpe flotaba, pero—

–… R-Reunión. ¡Reunión!

Algunas chicas llamaron hacia sus alrededores y el lugar volvió a retomar su cacofonía.

–¡Lo dijee~~~~~! ¿¡Q-Que voy a hacer ahora!?

–Vaya~, realmente lo dijiste, ¿Cierto?

–¿¡Por que pareces feliz por esto, sensei!? Kufa casi quería reír.

Debido a que había encontrado el interruptor que cambiaba su mentalidad.

Al parecer, Melida era el tipo de chica que mostraba su fuerza no por ella misma, sino por el bien de otros.

–Entonces Ojou-sama. Si te acobardas de nuevo en medio del torneo, por favor recuérdame.

–¿A ti, sensei?

Tomando la mano de Melida, la envolvió con las suyas.

–Mi honor está en juego. Quiero que les enseñes a todas las personas en este lugar, que mis enseñanzas no están erradas.

–Por tu bien…

Esas palabras añadieron peso a los hombros de la chica que era dos cabezas más pequeña que Kufa.

Su corazón que estaba flotando se apegó al suelo, con un rostro que parecía demostrar eso, miró hacia arriba valientemente.

–¡Por favor mírame! ¡Yo, me esforzaré!