Death March kara Hajimaru Isekai Kyusoukyoku (NL)

Volumen 7

Capítulo 7: El Pueblo de los Cazadores de Monstruos (Parte 2)

Parte 5

Solo tenía unas cuantas cosas por hacer en Puta.

Hice una gran fiesta en la taberna de los cazadores de monstruos para agradecer a las personas que me ayudaron. Para el joven chico Kon, quien convenció a los otros de no unirse con el enemigo, le hice un simple brazo artificial y algunos equipamientos de buena calidad.

Los tigres blancos no tenían ningún lugar seguro para ir, así que sugerí que se dirigieran a la Baronía Muno. El Barón Muno y Miss Nina no discriminaban a los semi-humanos, y Gargaolon y compañía se volverían poderosos aliados para ellos.

Los criminales que participaron en el ataque, se volvieron esclavos criminales, y los miembros sobrevivientes del séquito del noble pirómano fueron llevados a la vieja capital.

En cuanto al Baronet Poton, el secretario adjunto enviado desde la ciudad de Kuuche confirmó que no había participado en el ataque a la posada.

Sin embargo, los rumores acerca de que había aceptado sobornos resultaron ser ciertos. Decidí dejar que el líder de su facción, el Marqués Lloyd, decidiera que hacer acerca de eso.

Entre la venta de los esclavos criminales y la recompensa por mantener el orden público (que realmente no era más de un compensación), terminé recibiendo un poco de dinero.

No quería acapararlo todo para mí, así que decidí redistribuirlo a las personas menos afortunadas en Ciudad Puta.

Específicamente, lo doné para la reapertura del cerrado orfanato y el establecimiento de una escuela de formación de cazadores de monstruos. Para los profesores, sugerí algunos de los cazadores de monstruos que se habían retirado debido a heridas y demás.

Dejé el manejo de esas instalaciones al antiguo director del orfanato.

En cuanto a sus fondos de operación continua, planeaba darles mi receta de kétchup y derechos de venta exclusivos de esta al Marqués Lloyd.

Entonces, el día de nuestra partida…

— Larvas, hay que decir adiós por ahora.

— Oye, ¿te vas? ¿A dónde vas?

— Nana, ¿te quedarás con nosotros? ¿Por favor?

— ¡No te vayas, Nana!

Nana acarició la cabeza de los niños mientras se aferraban a ella.

Casi esperaba que pidiera llevarlos con nosotros, pero ella estaba siendo sorprendentemente realista acerca de esto.

— Estas larvas tienen una base aquí. El viaje sería demasiado peligroso para ellos, yo concluyo.

La ‘Base’ a la que ella se refería probablemente era el orfanato.

Hasta ahora, todo lo que tenían eran algunas esteras y camas, pero eso probablemente era mejor que dejarlos dormir bajo los árboles o en callejones.

Nana había reunido aproximadamente cincuenta niños de las calles para vivir en el orfanato. En realidad había casi tres veces esa cantidad de huérfanos en total, pero ella no fue capaz de reunirlos a todos. El director y los ciudadanos probablemente podrían encargarse del resto.

— ¡Mr. Noble, venga a vernos otra vez!

— Heh-heh, gracias otra vez, Sir Caballero. No necesitabas darnos un equipo tan bueno al resto de nosotros.

Kon flexionó la mano de su brazo artificial mientras que Kena y el resto de su grupo hacían una pose sexy en sus nuevas armaduras.

Les di unas armaduras de cuero estilo cazador de monstruos, con petos y hombreras hechos del caparazón de un escarabajo monstruo.

Los conjuntos parecían ordinarias armaduras de cuero, pero el interior usaba piel de tritón duro e hidra, así que su defensa era más alta de lo que parecía.

— ¡Sir Caballero! ¡Lleve estos tomates recién cortados con usted!

Un joven chico simio me entregó una gran canasta.

Algunas de las otras víctimas de quemaduras que había sanado y sus familias vinieron a vernos partir también.

Los habitantes de Ciudad Puta—niños, personas bestias, y cazadores de monstruos por igual— todos nos dieron una gran despedida mientras dejábamos la ciudad atrás.

Algunos de los niños más rápidos corrieron junto con el carruaje por un tiempo, pero ellos pronto se cansaron y volvieron a casa.

Nana volteó a mirar la ciudad varias veces, luciendo tan triste como podía con su rostro inexpresivo.

Y así el carruaje tembló por el camino de tierra cubierto de maleza.

Viajamos a lo largo de un camino que incluso los bandidos temían pisar, cruzando las montañas y valles.

— Maestro, hemos repelido al escarabajo lanza, yo reporto.

— ¿Compañíaaa?

— Esta es una serpiente de un cuerno, nano desu.

— Los nagas de ayer fueron deliciosos, pero este monstruo luce como si pudiera tener una espléndida textura.

Exterminamos a cualquier monstruo que se mostrara para ser cazado, disfrutando de la vegetación cambiando gradualmente a nuestro alrededor.

Había incluso algunos árboles y hongos monstruo.

— ¿Hongos?

— Higos.

Entre los afilados ojos de Tama y el amplio conocimiento de Mia sobre las plantas, hemos sido capaces de recolectar una gran cantidad de plantas raras.

— ¡Maestro! ¡Mire esta fruta!

— ¡Hey, es una granada! ¡Hombre, extrañaba esa textura raída!

— Mm. Yummy.

Había una abundancia de crecimiento natural aquí, probablemente debido a la falta de asentamientos en el área.

— Este es un buen lugar como cualquiera, yo digo.

Habíamos estado viajando aproximadamente medio día desde el Pueblo Más Lejano, así que detuve el carruaje, planeando cambiar a la ruta aérea desde aquí.

Revisando en el mapa, me aseguré de que no hubiera nadie alrededor.

Ningún humano de todas formas.

— Tomaremos una aeronave desde aquí, ¿cierto?

— Bueno, ese era el plan en un principio…

En mi mapa, un punto azul se acercaba rápidamente desde el sur.

— ¡Peligrooo!

Mientras hablaba con Arisa, Tama repentinamente rascó mi cabeza, con sus ojos muy abiertos. Ella debe haber sentido al dragón negro aproximándose.

Pronto, el sonido de alas agitándose llenó el aire mientras descendía del cielo.

Levanté a los caballos y runosaurios con Mano Mágica para que así no escaparan.

— < ¡Kuro! ¡He venido a recogerte!>”

— <Hola, Hei Long.>

El impaciente dragón negro había llegado a recogernos dos días antes de lo previsto.

— < ¿Esos caballos y lagartos son para mí?>

— <No, son nuestros compañeros de viaje. Por favor no te los comas.>

— <Muy bien. Comeré un wyvern o un erizo de tierra más tarde.>

— <Suena bien. He estado esperando para probar erizos de tierra.>

Después de una breve charla con el dragón, me di la vuelta para presentarlo a mi grupo, solo para encontrarlas a todas congeladas y con el rostro pálido.

¿Hmm?

Ya les había dicho que me había vuelto amigo del dragón negro. ¿Cuál era el problema?

— G-gusto en conocerlo, Mr… ¿Cuál era?

— Hei Long.

— Wow, qué pena… Muy bien, entonces, Hei Long. ¡Mi nombre es Arisa!

— Tamaaa.

— P-Pochi, nano desu.

Una vez que Arisa saludó al dragón, Pochi y Tama se movieron desde atrás de mí y tímidamente la siguieron.

Sus orejas se aplanaron con miedo, y la cola de Pochi estaba entre sus piernas.

— <Ellas dijeron ‘Gusto en conocerlo.’>

Interpreté las declaraciones de todas al dragón negro.

— <Saludos, pequeñas. Soy el dragón negro Hei Long.>

— <Soy la elfo más joven del Bosque Bolenan, Misanariä Bolenan, hija de Lamisauya y Lilinatoa.>

Mia dio su habitual y larga presentación.

— Li-Liza, de la tribu Escama Naranja.

— Soy Nana, yo declaro.

— S-soy… Lulú.

Liza parecía nerviosa, mientras que Nana era indiferente. Lulú parecía como si estuviera a punto de desmayarse

Bueno, eso debería bastar para las presentaciones.

Hei Long quería que la fiesta empezara de inmediato, pero estábamos algo cerca del pueblo más cercano, así que sugerí ir a otro lugar.

— ¿Nya-ha-haaa?

Nunca pensé que tendríamos que viajar sobre la cabeza del dragón.

Tama estaba jugando alrededor poniendo su peso en el cuerno en el centro de la cabeza, y Hei Long respondía inclinándose en la dirección correspondiente. Él estaba jugando como siempre.

Había otros cuernos además de aquel con el que Tama estaba jugando.

Yo estaba apoyado contra uno de ellos como una silla, sentado sobre un cojín y disfrutando de la brisa.

Normalmente, el viento y movimiento de la cabeza del dragón debería ser suficiente para enviarnos a volar, pero estaba usando Dosel para repeler el fuerte viento y apoyé a todas con Mano Mágica para asegurarme de que no se cayeran.

— ¡Oh, que vista!

— Mm. Lindo.

Arisa y Mia estaban asustadas al principio, pero se habían calmado lo suficiente para disfrutar de la vista.

— Tama, vamos más rápido, yo suplico.

— ¡Okaay!

Como Tama, Nana parecía estar disfrutando del emocionante paseo.

Pero los otros jinetes no parecían tan felices.

— ¡No está bien, nano desu! ¡Vamos a caer, nano desu! ¡Vamos a caer, nano desu!

— ¡Exacto! Tama, baja de una vez. Estamos en el cielo, sabes. Si caes, no serás capaz de volar por tu cuenta.

Pochi estaba sentada en mi regazo, y Liza estaba pegada a mi brazo izquierdo.

— Está bieeen.

Tama estaba imperturbable ante sus protestas.

— N-no está bien, nano desu.

— Escucha, Tama. Tendrás el regaño de tu vida una vez que volvamos al suelo.

Claramente, Pochi y Liza no eran buenas con el viaje aéreo.

La voz de ambas era aterradoramente seria.

Había imaginado que Pochi estaría asustada, pero definitivamente no esperaba esto de Liza.

— ¡Maestro! ¡Deje de reír y mantenga su mano aquí! ¡Si no me sostiene, yo podría caer, nano desu!

Sentada en mi regazo, Pochi se encogía cada vez que el dragón negro inclinaba su cuerpo.

Sus orejas estaban planas sobre su cabeza otra vez. Solo sentarse en mi regazo no parecía calmarla, así que la dejé poner mi mano sobre su estómago.

Por cierto, Lulú estaba silenciosamente aferrada a mi mano derecha con sus ojos cerrados todo el tiempo.

Mis manos estaban ocupadas, así que usé Mano Mágica para delicadamente acariciar la cabeza de todas de modo tranquilizador.