Great Demon King

Libro 3: La Orden del Manto Oscuro

Capítulo 95: El Bastión del Manto Oscuro

Clark viajó temporalmente junto al grupo de los necromantes cuando exploraban el Bosque Oscuro con la excusa de tener compañía durante el recorrido. Sin embargo, no dejó de desdeñar a casi todos los alumnos y desde el principio quedó claro que el único motivo por el que los acompañaba era para cortejar a la Maestra Fanny. Obviamente eso no le gustó a Han Shuo, por lo que se dedicó a hacerle la vida imposible todo lo que pudo hasta que al final consiguió deshacerse de él con una inteligente y muy poco honorable estratagema. Así pues, era la última persona con la que hubiese esperado encontrarse nuevamente y menos cuando ni siquiera había pasado un año.

Duke y Clark ingresaron al interior de unos establos donde se criaban los animales para las prácticas de equitación y combate montado. En ese momento se encontraban desocupados por lo que no había ningún cuidador cerca, pero de todas formas Erick se quedó montando guardia en la entrada y el Archimago colocó una especie de barrera mágica alrededor de ellos para que nadie se les acercara o pudiera oírlos.

Cuando Han Shuo atrapó a Duke reuniéndose con Camilla era bien entrada la medianoche, quizá por eso ninguno de ellos pensó en construir una barrera mágica, pues el uso de su poder podría haber alertado a otros de su presencia en lugar de ocultarla.

Han Shuo no se atrevía a medirse todavía contra un Archimago, así que alejó a su Demonio Original de la barrera y renunció a espiar esa conversación. Esta no fue muy larga, porque al poco tiempo la barrera desapareció y el trío abandono los establos casi de inmediato. El Demonio Original los siguió en silencio hasta que el Archimago se separó del grupo y regresó a la Escuela de Magia de Viento. Luego Erick se fue por su lado y Clark entró a la Escuela de Caballeros para practicar sus técnicas en los Campos de Entrenamiento.

Sabiendo que seguramente no obtendría nada más ese día, Han Shuo decidió dejar su escondite y también ingresó a los Campos de Entrenamiento para buscar a Lawrence, tal y como habían acordado.

Conforme avanzaba iba admirando las instalaciones: Varios tipos de Arenas de Combate, pistas de obstáculos, objetivos para todo tipo de armas blancas y arrojadizas, jaulas con bestias mágicas capturadas para entrenar, caballerizas repletas con Corceles de Batalla, filas y más filas de armas o armaduras de todo tipo.

La principal diferencia entre los Caballeros y los Espadachines era que los primeros también dominaban el arte del combate montado, que los hacía más veloces y letales durante las batallas. Dominar una montura era la más básica de las habilidades que un caballero tenía que poseer y tomaba años perfeccionarla para aprovechar apropiadamente todas sus ventajas. Pero si el conseguía tener éxito se trasformaban en los combatientes definitivos, ya que casi no había forma de superar la velocidad, poder y agilidad de un Caballero Montado cuando no existía una abrumadora diferencia de nivel entre los oponentes.

Lawrence se encontraba entrenando en ese preciso momento. Estaba usando una excelente armadura de hierro forjado de cuerpo completo y sólo pudo reconocerlo porque alzó la visera de su yelmo por unos instantes para recuperar el aliento. Montaba un enorme corcel de guerra tordo que también estaba equipado con su propia armadura especialmente diseñada y lo hacía trotar, galopar y saltar entre varios tipos de obstáculos a lo largo de un sendero serpenteante rodeado con vallas, únicamente con los movimientos de sus piernas. Y es que los caballeros combatían mientras cabalgaban, así que necesitaban tener las manos libres en todo momento. Lawrence sujetaba un poderoso escudo ovalado en la mano derecha y en la otra una imponente lanza de madera con una punta de hierro muy afilada.

El entrenamiento era exigente. Cuando se acercaba a un objetivo tenía que galopar a toda prisa hasta el último momento; luego se paraba sobre los estribos, un par de piezas que colgaban a cada lado de su silla de montar, para alzarse sobre el animal y descargar un terrible golpe.

Sus blancos eran diferentes y estaban repartidos por toda la pista de obstáculos. Los más sencillos eran trozos redondos de madera pintados con una diana del tamaño aproximado de un plato, luego estaban las piezas de metal que tenía que atravesar con la fuerza de su golpe, pero los más sorprendentes eran los anillos. Se trataba literalmente de sortijas que cabrían en un dedo humano y que colgaban de finos hilos a ambos lados del campo de entrenamiento. El reto era utilizar la lanza con suficiente precisión como para ensartarlos en la punta a pesar de la alta velocidad y el movimiento irregular del animal.

Lawrence galopaba entre los distintos obstáculos y acertaba a la mayoría de los objetivos, aunque no todos. De vez en cuando asestaba un fuerte golpe hacia las placas de hierro, entonces la punta de la lanza arrojaba destellos gloriosos como relámpagos cuando el Aura de Batalla se manifestaba para destruir su objetivo.

Han Shuo se quedó admirado por su técnica durante un buen rato, hasta que finalmente el Caballero pareció hacer una pausa. Entonces se le acerco mientras saludaba:

– ¡Buen día, Señor Lawrence! –

El joven volvió la mirada y sonrió, pero luego pareció tener una idea y espoleó a su corcel con los talones para que saltara sobre la valla de la pista de obstáculos al tiempo que preparaba su lanza para soltar un feroz ataque sobre Han Shuo. La punta afilada iba directamente contra su pecho, acompañada del terrible sonido de la carga del caballo.

Aunque tenía que admitir que nunca había experimentado un ataque tan rápido y feroz, Han Shuo no entró en pánico, en cambio se mantuvo impasible hasta que Lawrence estuvo casi frente a él. El Caballero alzó el brazo para descargar su golpe y en ese momento Han Shuo llamó a su Filo Asesino de Demonios, ya imbuido con una fuerte cantidad de energía demoníaca, para lanzar una puñalada directamente contra la larga lanza.

Su hoja atravesó de lleno la punta de hierro y continuó abriéndose camino por el astil de madera, dividiendo la lanza limpiamente en dos partes. Por suerte Lawrence se dio cuenta a tiempo y soltó su arma, de otro modo podría haberse lesionado seriamente los dedos o incluso perderlos a pesar de llevar puesto un guantelete metálico.

Aun así, la fuerza combinada del golpe más la velocidad del Corcel de Batalla estuvo a punto de abrumar a Han Shuo, casi obligándolo a ceder y fue suficiente para entumecerle el brazo con el que había contraatacado, que ahora estaba temblando de forma involuntaria.

“¡Un ataque devastador y sorprendentemente preciso! Lawrence aún no es un maestro y su bestia es un caballo regular ¿Cómo habría sido su golpe si estuviese montando una bestia mágica? Debo evitar enfrentarme con Caballeros. Y si por algún motivo no me queda más opción que lidiar con uno, me aseguraré de que sea a pie, por sorpresa o en medio de la oscuridad. Porque con una montura y sujetando una lanza… ¡bien podrían ser invencibles!”

Lawrence detuvo a su caballo con un grito y desmontó, luego se apresuró a quitarse el yelmo para después correr entusiasmado al lado de Han Shuo con la mirada fija en el Filo Asesino de Demonios. De inmediato exclamo con asombro:

– ¡Que arma tan impresionante! ¡Jamás había visto una hoja como esa! Y su filo es formidable. Estaba usando una lanza de práctica, pero aun así… –

– Ja ja. Fue forjada personalmente por los Enanos, maestros inigualables en el arte de la herrería. Ellos la moldearon usando Mineral de Oro Negro, Hierro Negro y muchas otras aleaciones únicas. Un filo extraordinario era algo de esperar. – Explicó Han Shuo después de guardar su espada.

Lawrence saco un pañuelo y se limpió los rastros sudor en la frente:

– Ya veo, además el diseño es algo que nunca había visto. Pero estoy olvidando la etiqueta apropiada, Señor Bryan. ¡Bienvenido seas! ¿A qué debo el placer de tu visita?… ¿Podría ser? ¡¿Será que ya obtuviste el Mineral de hierro Negro?! –

Han Shuo asintió una vez y sacó una pequeña bolsa de tela que contenía el preciado elemento con una sonrisa:

– Helo aquí, señor Lawrence. ¡Espero que este trozo cumpla con sus expectativas! Ahora, si podemos concluir con nuestro asunto… –

– ¡Es más que suficiente! Dame tu tarjeta de cristal para transferirte los cinco mil oros inmediatamente. Y por todos los dioses, llámame Lawrence a secas. Una transacción como esta amerita que dejemos las formalidades de lado. Gracias por todo Bryan. – Lawrence contemplaba el trozo de mineral con una expresión eufórica y parecía impaciente por pagarle. Era evidente que deseaba comenzar a forjar su arma en el menor tiempo posible.

Han Shuo recibió su tarjeta de vuelta y le bastó un vistazo para confirmar que el dinero ya estaba en su cuenta. No pudo evitar soltar una sonrisa al pensar en su objetivo de refinar sus Zombis de Élite y dijo:

– ¡Que así sea! Muchas gracias por todo, Lawrence. Ha sido un verdadero placer hacer negocios contigo. –

Los dos jóvenes se dieron un firme apretón de manos y sonrieron con la expresión típica de quien está a punto de poner en marcha una serie de planes largamente meditados… y un tanto maquiavélicos. Pero cuando Han Shuo estaba a punto de despedirse, sus finos oídos captaron el sonido de unos pasos que se acercaban a ellos por encima del estruendo de los caballeros que continuaban entrenando.

Naturalmente se dio la vuelta para echar un vistazo y entonces se topó con Clark, el Caballero de la Tierra, que había entrado recientemente en los campos de entrenamiento. Quizá era conocido de Lawrence y quiso acercarse para decirle algo, pero en cuanto vio el rostro de Han Shuo lo reconoció de inmediato a pesar de lo mucho que había cambiado. Su expresión hasta el momento imperturbable se ensombreció de inmediato a la vez que luchaba por contener el enojo.

– ¡Tu! – Susurró con manifiesto desagrado.

Han Shuo también estaba sorprendido, pero se recuperó rápidamente y fingió una expresión amable y cortés:

– Salve, mi señor Clark. Pero que agradable sorpresa encontrarme nuevamente con su ilustre persona. ¡Cómo me hubiese gustado agradecerle apropiadamente por toda la ayuda que nos brindó a mí y a mis compañeros! Lamenté mucho enterarme de su partida. –

– ¡Ja! En esa ocasión mi honor se vio comprometido por las sórdidas intrigas de una alimaña sin valor y no tuve más opción que retirarme. –

Habían pasado muchas lunas desde esa vergonzosa noche en que quedó marcado como un depravado y seguramente fue tiempo suficiente para que dedujera la verdad detrás de ese incidente. De cualquier modo, había una acusación implícita en cada una de sus palabras y gestos. Quizá hubiera sido más sutil de haberlo insultado directamente.

Pero Han Shuo parecía haberse metido de lleno en una piscina llena de aceite, porque todo el odio contenido en las palabras de Clark le resbaló por completo y su expresión inocente no vaciló en lo más mínimo a pesar de la provocación:

– ¡Qué me dice, mi señor Clark! No puedo creer que tal cosa haya sucedido y menos aun tratándose de una persona como usted, cuyo honor nadie puede poner en duda. ¡Cuánta maldad permanece escondida sin ser detectada! –

– ¿De modo que afirmas no tener conocimiento de ello? –

– Que el cielo me libre. Yo no soy más que un hombre de humildes origines, mago por accidente y totalmente entregado a los estudios. ¿Cómo voy a ocuparme de los asuntos de la nobleza y sus vicisitudes? ¡Menos aún enterarme de ellos! –

– ¡Oh, enterado estabas! De ello no me cabe duda ¡Y malo será para ti si en el futuro encuentro una forma de retribuirte adecuadamente por lo que me hiciste! –

Acabcor: Posible Clark, niño engreído, obviamente malo, hipócrita, etc.

– ¿Maldad y retribución? Discúlpeme noble señor, pero no alcanzo a entender los altos conceptos que usted maneja. ¿Acaso lo he ofendido de alguna manera? ¡Me disculparé de inmediato si es cierto! No hay nada más ajeno a mis deseos que ofender a un héroe como usted. Incluso debo admitir que nunca creí que yo, siendo un simple sirviente por aquel entonces, pudiera ser capaz de hacer algo para incomodar a un Caballero de la Tierra tan poderoso. ¡Y creo que cualquiera dudaría de ello si llegasen a oírlo! –

– ¡¿Es eso una amenaza?! – Susurro Clark, pues había entendido que Han Shuo estaba sugiriendo sutilmente que le contaría a todos los que pudiera sobre las vergüenzas que tuvo que sufrir por causa suya, si llevaba el asunto más lejos.

– ¡Como podría atreverme! Le aseguro que no siento más que respeto y gratitud por su noble persona. Recuerdo claramente cada momento de su glorioso desempeño en combate, la estoica forma en que enfrento tantos peligros… Si, lo recuerdo con lujo de detalles y estoy seguro de que el resto de nuestros compañeros también estarían encantados de dar testimonio de ello a sus conocidos. El Maestro Gene, por ejemplo, no dudaría en alabar su valor y quizá fuese bueno pedírselo. La palabra de un noble es, después de todo, el mejor garante ante los demás. – Han Shuo hablaba con un tono y una sonrisa llena de inocencia, pero sus ojos brillaban con otro tipo de alegría. En su interior estaba pensando. “Te tengo por completo, maldita sabandija pomposa. Fastídiame si te atreves y me encargare de que seas el hazme reír de toda esta ciudad.”

Clark por su parte estaba luchando por contener su ira, pero no se atrevía a desahogarse delante de tantos testigos porque correría el rumor de que un simple liberto lo había sacado de sus casillas.

“Desgraciado liberto. Eres tan astuto como una maldita rata.” Pensó Clark por unos momentos, pero entonces las palabras de Han Shuo le dieron una idea y preguntó:

– ¿Cómo está la Maestra Fanny? Estaba planeando hacerle una visita para disculparme por el malentendido. Ya que eres tan solícito podrías aprovechar para trasmitirle mi deseo y regresar con su respuesta… Confío en que al menos puedas realizar esta tarea que es tan acorde con tus naturales actividades. –

Las últimas palabras de Clark llevaban consigo un claro dejo de desprecio por Han Shuo e insultaban sus orígenes de esclavo. Pero él no se preocupó por eso, sino por el hecho de que otro hombre se atreviera a mencionar tan casualmente a Fanny, que consideraba suya.

“¡Hijo de perra!” Pensó con furia, pues por primera vez había perdido la calma. Su respuesta fue inmediata y mucho más tajante de lo que hubiera querido a la vez que su mirada se cargaba de frialdad: – La Maestra Fanny está muy bien y no necesita que nadie la incordie inútilmente. –

Lawrence se había quedo en silencio mientras observaba este intercambio de palabras con mucha curiosidad. Pero al ver que un brillo peligroso comenzaba a aparecer en los ojos de ambos, decidió que tenía que intervenir antes de que la situación llegara más lejos:

– Hey, hey, ¿Qué pasa con ustedes dos? La gente creerá que estamos a punto de iniciar un espectáculo. ¡Clark, cuanto tiempo sin verte! Creo recordar que te graduaste y con todos los honores. ¿Qué te trae por aquí? ¿Y cómo conoces a Bryan? –

– He venido por un asunto muy grave. Mi hermano menor lleva meses desaparecido y nadie sabe decirnos en dónde está o qué le ha ocurrido. Temiendo lo peor, mi padre me ha enviado a investigar su entorno en busca de cualquier indicio que nos dé alguna luz sobre su paradero. –

– ¡Tu hermano está desaparecido! ¡Nadie me informó de ello! Pero es verdad que no le he visto últimamente. ¿Qué pudo haberle pasado? –

– Aun no lo sé. Pero el jamás se había ausentado tanto tiempo sin dar aviso. –

– Preguntaré a mis conocidos, pero no temas Clark, tu hermano es un Sargento Caballero y muy hábil en combate. Dudo mucho que se haya metido en aprietos. –

– Es hábil en efecto. Pero hasta el mejor guerrero pude caer víctima de una emboscada y Claude aún está en la edad en que uno tiende a confiarse demasiado. Por eso estoy preocupado. –

– Si averiguo algo inmediatamente se lo haré saber a tu familia. –

– Gracias Lawrence. –

Han Shuo tuvo que apelar a todo su autocontrol para mantener una expresión impasible pues el instinto le decía que un grave peligro se cernía sobre él. El miedo comenzó a hacer mella en su interior, pero al final logro mantenerse tranquilo y se preparó para reaccionar.

– En cuanto a este liberto… – Clark se volvió hacia Han Shuo con un gesto hosco: – Como comprenderás no suelo tener tratos con personas de tan baja categoría. Únicamente coincidimos en un viaje y no me causó mayor impresión. Después de todo, no era más que un inútil plebeyo y no se puede esperar que entienda conceptos como la dignidad y el honor. Pero precisamente por eso me vi obligado a buscarlo. Mis fuentes me han informado que la última noche que vieron a mi hermano estuvo comiendo en una taberna de la ciudad de Drol precisamente con este… sujeto. – Entonces la mirada de Clark se volvió claramente peligrosa. – Si llegase a descubrir que has tenido algo que ver con la desaparición de mi hermano, por pequeño que sea… vas a pagarlo con más que sangre. –

Han Shuo le devolvió una mirada algo asustada. “¡Por la gran puta! ¡¿Claude es hermano de Clark?! ¡¿O sea que este es el primogénito del comandante de la Legión Grifón?! ¡Maldito sea este hijo…! ¡Cálmate! Tranquilidad, ante todo. Sólo lo está diciendo porque me odia, pero realmente no tiene pruebas o ni siquiera estaríamos hablando en primer lugar. Ahora que soy un mago no puede matarme muy fácilmente sin llamar la atención, menos aún dentro de la Academia. Incluso si realiza una investigación formal lo único que podría averiguar es que Claude y yo conversamos un poco en presencia de Irene… Bueno, eso quizá me cause algunas dificultades que podrían ser complicadas de manejar. Por ahora vamos a pensar en cómo responder.”

Anteriormente Han Shuo se habría visto abrumado por una situación así. Pero ahora era mucho más experimentado en las intrigas gracias a Phoebe y su cerebro había sido modificado por la magia demoníaca. Las ideas comenzaron a venirle de inmediato y supo que estaba frente a una maravillosa oportunidad. Clark lo estaba acorralando delante de testigos para que todos supieran que sospechaba de él y preparaba el terreno para el futuro, pero eso también significaba que todos aquí escucharían su respuesta.

Ahora estaba rodeado de nobles, muchos de los cuales eran familiares de jueces y vocales imperiales. Otra cualidad de los nobles era que tendían a formar facciones políticas, así que no faltarían enemigos de la familia de Clark en el campo de entrenamiento.

Si lograba refutar sus acusaciones con una lógica aplastante, Clark tendría muchos problemas para volver a acusarlo de algo. Y si usaba la influencia de su familia para forzar su arresto, les daría una excusa a sus oponentes para atacarlo por abusar de su poder. De hecho, ya había algunos que se habían detenido a escuchar disimuladamente mientras pretendían limpiar sus armas o quitarles el polvo a sus animales.

– Pero señor Caballero, ¿acaso insinúa que yo he tenido parte en alguna maldad para con su hermano? ¡¿Qué motivos podría tener para ello?! Yo he sido un sirviente la mayor parte de mi vida y apenas habré visto al señor Claude unas cuantas veces. Pero incluso si tuviese algún rencor irreconciliable contra él ¿qué podría hacerle alguien como yo a un poderoso Sargento Caballero entrenado en el arte del combate desde su niñez? ¿Amedrentarlo con mi elocuencia? – Han Shuo respondió con un tono intrigado pero lo bastante fuerte como para que todos lo oyeran. Su expresión paso de una estupefacción perfectamente fingida al escepticismo y su ironía final arranco sonrisas disimuladas de los nobles a su alrededor.

– Por lo que he oído eres lo bastante violento como para matar a monstruos que… –

– Opiniones cuestionables de unos estudiantes de magia principiantes sin ninguna experiencia real en combate. – Han Shuo lo interrumpió con una sonrisa condescendiente como si le estuviese explicando a un niño que la noche antecede al día y luego añadió: – Señor Clark, no niego que puedo defenderme en contra de una u otra bestia salvaje, pero usted viajó con nuestro grupo. ¿Acaso me vio lograr proezas extraordinarias? Creo que estará de acuerdo conmigo en que una cosa es matar animales y otra muy diferente enfrentar a un noble guerrero. –

Clark entrecerró los ojos porque el argumento era sólido, pero también ocultaba un dejo de sarcasmo. Han Shuo estaba insinuándole sutilmente que nada de lo que el Caballero había hecho cuando los acompañó al Bosque Oscuro era realmente meritorio.

– Para ser un simple plebeyo eres bastante hábil con las palabras. – Dijo con ira contenida.

Han Shuo se encogió de hombros y respondió:

– Solo afirmo lo que creo. No hay forma en que pudiera ser una amenaza para su hermano y tampoco tendría motivos para ello. –

– Escuché rumores de que hubo un incidente en la Facultad de Magia de Luz. –

– Más bien fue un accidente que no tuvo mayores consecuencias. Descubrirá que media escuela fue testigo de ello. –

– Quizá no tuvieses motivos, pero eso no es prueba de que no le hicieses nada. La plebe siempre ha sido insidiosa, débil y cobarde. Recurrir a la traición es un recurso común de la chusma. –

Clark estaba perdiendo la paciencia y arremetió sin pensar con un insulto. Eso fue un grave error, porque eso confirmó a los que lo rodeaban que sus acusaciones carecían de fundamentos reales.

– Entonces habría que preguntarse ¿de dónde obtuve los medios para ejecutar esa supuesta traición? ¿Quizá usted piensa que contraté a un asesino? Tengo entendido que sus servicios son muy caros ¿de dónde sacaría un mísero esclavo el capital suficiente para contratar a uno? Lo mismo se aplica a un grupo de mercenarios o un envenenador. – Han Shuo hizo una pausa dramática y luego continuó con un tono reticente pero amable, como si no quisiese ofender a Clark: – ¿Tal vez usted cree que lo envenené yo mismo? ¿Cómo hacerlo sin ser visto? Yo nunca supe en dónde se alojaba y aunque lo supiera no me hubiesen permitido el acceso. El único momento en que coincidimos fue en una taberna porque no había más mesas y solicitó compartir la mía, un encuentro que fue totalmente accidental ¿Cree que soy lo bastante hábil como para poner algo extraño en sus alimentos sin que sus agudos sentidos de guerrero lo noten? ¿Podría alguien tan insignificante como yo engañar a un heroico aristócrata como su hermano? –

Lawrence observaba la discusión con una actitud tranquila y despreocupada, pero no se perdía ni media palabra. En secreto no dejaba de admirar la habilidad que tenía Han Shuo para la retórica. Todos los puntos que había tratado eran ciertos y a la vez no lo eran, pero la seguridad con la que hablaba hacía que Clark no pudiese responder en absoluto. Los gestos, su postura, el cambio de tono, el correcto balance entre halagar y atacar, la forma en la que prefería emplear interrogantes en lugar de hacer afirmaciones para revelar la ignorancia de su rival… Todo estaba perfectamente medido, como una serpiente hipnotizando a su presa. Y a Lawrence no se le escapó que, a pesar de todos sus argumentos, en ningún momento había declarado su inocencia.

Han Shuo por su parte también estaba muy atento a las reacciones de Lawrence, aunque lo disimulada bien. Una palabra suya bastaría para derrumbar el castillo sofismo que estaba construyendo, pues Lawrence había experimentado personalmente su fuerza y además sabia cosas que Phoebe le había contado. Pero por alguna razón el joven caballero prefería callar y hacerse el desentendido en lugar de exponerlo, tampoco parecía que le costase hacerlo. Quizá Lawrence tuviese algún rencor secreto en contra de Clark o su familia; también podría ser una consideración hacia Phoebe; una forma de que Han Shuo le debiese un favor; o un poco de todo.

Clark por su parte estaba cada vez más exasperado. Cada una de sus acusaciones encontraba una respuesta, cada argumento suyo era contrarrestado. Lo peor era que la conversación se daba de tal modo que sus sospechas sobre Han Shuo parecían tonterías que lo dejaban en ridículo delante de todo el mundo. ¡Sentía un deseo inmenso por dejar de hablar, sacar su espada y destajar al miserable liberto de una vez o al menos dejarlo medio muerto! Pero el antiguo esclavo se había vuelto un estudiante y ahora estaba rodeado de testigos, tampoco podía perder el control delante de todos o se convertiría en un hazme reír.

– Recuerdo que esa noche el honorable señor Claude se encontraba con la señorita Irene, de la Facultad de Magia de Luz. Cuando los dejé estaban hablando armoniosamente. Tal vez quieras preguntarle a ella o al resto de sus compañeros si sucedió algo… notable después de eso. – Dijo Han Shuo y su propuesta causó que Clark mostrase una mirada amarga. Era evidente que ya había escuchado algo de la “indiscreción” de su hermano con la prostituta junto con el escándalo que se produjo por eso. Y es que el círculo de la nobleza era, sino uno muy unido, al menos si uno reducido; por lo que los rumores se esparcían a gran velocidad, sobre todo los vergonzosos. Las palabras de Han Shuo claramente estaban insinuándole ese deshonor y el rostro casi se le desencajó por la furia.

Han Shuo sonrió inocentemente y decidió que era momento de dejarlo ahí: – Bueno noble señor, espero haber despejado cualquier duda que pudiera tener. Me encantaría seguir hablando con su ilustre persona, pero tengo asuntos que atender y es preciso que me retire de inmediato por hoy. Pero siéntase libre de venir a buscarme cuando desee si tiene nuevas interrogantes. Le prometo que ni tengo nada que temer ni siento culpa en mi conciencia. –

“Porque el cerdo de tu hermano se merecía morir sufriendo y tú no estás muy lejos de merecerlo.” Pensó para sí.

El rostro de Han Shuo reflejaba la más perfecta cordialidad mientras hacía una sencilla reverencia hacia Clark, luego se volvió hacia Lawrence para despedirse con un gesto y se fue de inmediato sin esperar ninguna respuesta. Cuando salió de la Escuela de Caballeros se aseguró de que nadie lo siguiera o reparase en él, luego corrió a una velocidad vertiginosa hacia la Escuela Necromántica usando las rutas más tortuosas o poco frecuentadas.

En ese momento sintió que sus tres Demonios Originales ingresaban rápidamente dentro de su cuerpo, pues se vieron forzados a regresar debido a la distancia.

“Bueno, eso está resuelto por el momento e incluso si Clark realmente sospecha algo será difícil que supere mi coartada, pero lo difícil vendrá a partir de ahora. Lawrence no ha dicho nada, supongo que me pedirá algo más tarde, aunque quizá sea mejor preocuparme por eso cuando suceda. Pero Clark… algo aquí no está bien, algo no cuadra. Es el hijo del comandante de la Legión Grifón, ¿por qué se reuniría a solas y en secreto con un emisario del Imperio Kasi? No me parece posible que no supiera algo sobre el origen de Duke y Erick. No, no tengo idea de lo que hablaron, pero no puede ser bueno. Creo que esto definitivamente me supera. Ya es tiempo de que lo reporte a mis superiores en el Manto Oscuro, ellos sabrán qué hacer. Es una pena que no pueda apoderarme de la información que Camilla llegase a robar… pero es mejor no correr riesgos innecesarios ni intentar morder más de lo que puedo masticar.”

***

Se encontraba frente a una enorme y lujosa mansión en el opulento sector Norte de la Ciudad, a unos 300 metros de la residencia temporal de Phoebe que colapso durante la batalla con Grover. Han Shuo usó sus sentidos y algunos conjuros mágicos para investigar el interior, pero no pudo encontrar ninguna presencia anormal con la excepción de que la puerta estaba reforzada con placas de hierro bien disimuladas. Entonces sacó la insignia que lo identificaba como miembro de la Orden del Manto Oscuro y agitó la aldaba con fuerza.

Pasó un buen rato, pero nadie respondió, así que Han Shuo volvió a tocar varias veces. Cuando estaba por perder la paciencia, escuchó el sonido de pasos seguidos por el inconfundible chirrido de un cerrojo siendo deslizado. La puerta se abrió un poco pero no lo suficiente para dejarlo entrar y un joven bastante menudo asomó la cabeza por el resquicio.

Primero miró a Han Shuo de pies a cabeza y luego preguntó con cierta brusquedad:

– ¿Qué quieres? ¿Qué buscas aquí? –

Han Shuo no respondió y se limitó a entregarle su insignia al joven. Este examino minuciosamente la placa, pero luego relajó su expresión. Entonces abrió completamente la puerta para dejarlo pasar. Una vez dentro cerró con mucho cuidado y lo guio hacia el interior mientras decía:

– Eres un hermano recién admitido ¿verdad? Nunca te he visto antes y esa placa es bastante nueva. ¿Quién es tu superior? –

Mientras seguía al joven, Han Shuo descubrió que la mansión no estaba protegida por ninguna barrera mágica o mecanismos de algún tipo. Esto lo sorprendió, pues esperaba que la cede del Manto Oscuro fuese un lugar impenetrable o al menos bastante vigilado.

Pensando en que quizá había defensas lo bastante sutiles como para engañarlo, volvió a hacer un examen más minucioso a la vez que respondía la pregunta:

– Es cierto que me acabo de unir hace unos días. Mi superior directo es un poderoso mago llamado Cándido. –

– ¡¿Qué?! ¡Pero hombre, ¿estás seguro de lo que dices?! ¡¿El Gran Maestre Cándido es tu superior?! ¡Jamás he escuchado que aceptase ser maestro de un prosélito recién reclutado! – La sorpresa del joven fue inmediata y soltó una exclamación.

Han Shuo se sintió perplejo por un momento, pero luego preguntó despacio:

– ¿Acaso hay alguna clase de inconveniente por eso? –

– Eh… no es que sea un inconveniente. Sucede que la Orden del Manto Oscuro es dirigida por tres grandes Maestres que son quienes toman las decisiones definitivas y su autoridad aquí es prácticamente absoluta. –

– Entiendo, ¿pero eso qué significa? –

– Es que el Maestre Cándido es uno de ellos, he incluso ha recibido un Imperium Consular que le permite desplegar a todas las legiones dentro de nuestro territorio sin necesidad de consultar primero al Emperador. También puede ejecutar directamente a casi todos los aristócratas de rango medio o cualquiera de los oficiales militares de forma inmediata… y sin juicio. Así que entenderás mi consternación al enterarme de que un recién llegado le está reportando directamente. – Dijo el chico, aunque rápidamente añadió: – Sin ánimos de ofender. –

“Muy bien, esto lo confirma. Colocaré a Cándido en la lista de personas que no conviene tener como enemigo.” Pensó Han Shuo para si con un poco de ironía. Luego se encogió de hombros y sonrió mientras respondía: – No sé qué decirte. Él mismo fue quien me reclutó de todos modos y acabo de hacer avances en la misión que se me asignó. Así que estoy aquí para informarle. Por cierto… He mirado los alrededores y esta fortaleza secreta no parece tener ninguna capacidad defensiva. ¿Eso es normal? –

-Je je. Estaba tan sorprendido que olvidé darte la explicación, sangre nueva. Por favor sígueme ¡Te mostraré todo el lugar! – El menudo joven adoptó un divertido tono paternalista mientras sonreía y lo conducía hacia el interior de la mansión.