Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 9

Bonus 6: Cuentos De Hadas Comunes, Momotarou

Hace mucho tiempo, una pareja de ancianos vivía junta. Todas las mañanas, el anciano iba a la montaña a dar un paseo, mientras que la anciana iba al río a lavar la ropa. Hoy no fue una excepción, y los dos terminaron sus respectivas tareas sin incidentes. Naturalmente, ninguno de ellos vio un melocotón modificado genéticamente de gran tamaño flotando por el río o algo así. Sin embargo-

“¡Querido! ¡Mira, delante de la casa!”

El viejo, con los ojos cansados, vio algo delante de su casa. Él y su esposa se apresuraron y encontraron a un adorable bebé durmiendo dentro de una canasta que habían dejado en la puerta de su casa. Ambos creían que el niño era una bendición enviada por Dios…. o lo habrían hecho, si fueran tontos. No, sabían que la criatura probablemente había sido abandonada por su hija amante de la aventura, que estaba demasiado enamorada de la aventura como para cuidar de un bebé. Como disculpa, su hija también había dejado un melocotón, la fruta favorita de la pareja, en la canasta.

“Esto es un gran problema… Sé que dijimos que queríamos ver a nuestro nieto pronto, pero no así. Ni siquiera sabemos el nombre de la pobre criatura”.

“De hecho… Bueno, nuestra hija también nos dejó un melocotón en la cesta, así que, ¿por qué no llamarlo Momotarou?”

“¡Querido, eres un genio! ¡Me he enamorado de ti otra vez!”

“¡Oh, me estás haciendo sonrojar!”

La pareja de cabeza hueca entró y decidió criar al niño. Más tarde, llegó a resentirse de su nombre demasiado simplista, pero por lo demás, creció sano y fuerte.

Finalmente, Momotarou cumplió diecisiete años. Ignorando las miradas que sentía constantemente en él cada vez que salía, le rogó a su abuelo que le diera un regalo.

“¡Abuelo, quiero ingredientes transmutadores!”

“¡No somos lo suficientemente ricos para pagarlos!”

Eso no fue una sorpresa. Después de todo, el viejo pasaba todos los días dando paseos por la montaña en lugar de trabajar. La casa de Momotarou era apenas autosuficiente, y cada invierno se preocupaban de si sobrevivirían o no para ver la primavera. La gente que parecía seguir a Momotarou dondequiera que iba, a menudo compartían su comida con él en invierno, que era la única razón por la que él y su familia habían llegado hasta aquí. Por esta razón, Momotarou no pudo denunciar a sus acosadores a las autoridades competentes.

Sin embargo, esto significó que se vio obligado a vivir una vida acechada por miradas desconocidas, sin dinero para practicar su amada transmutación. Momotarou estaba harto de este estilo de vida. Pero un día, un cierto rumor llegó a sus oídos. Aparentemente, vivía un demonio muy peligroso en la mítica isla de los demonios. Dicho demonio supuestamente amaba el oro y la plata y obligó a toda la gente a su alrededor a traerle esos metales preciosos como tributo. Sabiendo que el demonio tenía un escondite tan grande, Momotarou ideó el plan perfecto.

“Está bien, matémoslo y tomemos su tesoro”.

La pobreza realmente cambiaba a la gente. Momotarou creó rápidamente un revólver con los pocos metales que había conseguido encontrar en la montaña cercana, así como unas cuantas granadas de mano. El diseñó algunas otras piezas de equipo y emprendió su viaje para escapar de la pobreza. Al salir de la casa, fue interceptado por un extraño.

“Momotarou-kun, ¡Momotarou-kun! ¡Hola, soy una faisána parlante! ¡Por favor, llévame en tu viaje y cásate conmigo eternamente!”

Momotarou desperdició una de sus preciosas balas disparando a esta “Faisán”. Aunque tenía alas, esas alas eran de plata, y parecía mucho más humana que animal. El faisán, al que mentalmente había decidido llamar campesina, soltó un gemido erótico y cayó al suelo. Sin embargo, se levantó y gritó: “¿Por qué me disparaste?”

“Porque tú eres la que me ha estado acechando”, dijo Momotarou, diciendo la verdad. Una campesina se frotó la frente hinchada y trató desesperadamente de ganarse el favor de Momotarou.

“¡Te prometo que seré útil! Mira, ¡puedo desintegrar las cosas!” La campesina reclamó mientras desataba una cegadora luz plateada, y las preciosas herramientas de excursión del abuelo de Momotarou se convirtieron en polvo. Su abuelo soltó un grito de desesperación y por alguna razón hizo que el humor de Momotarou mejorara.

“De acuerdo, bien. Te lo debo por darme comida de todos modos…. Gracias por eso.”

Ver su cara sonrojada fue suficiente para que a la campesina le sangrara la nariz. Sonriendo radiantemente mientras la sangre brotaba de sus fosas nasales, la campesina siguió a Momotarou en su búsqueda de matar a un demonio para obtener ganancias materiales. Después de un tiempo de viaje, la pareja se topó con una coneja salvaje.

“¡Momotarou-san, Momotarou-san! ¡Por favor, dame uno de los martillos en tu cintura!”

“Esto está arruinando la historia. Se supone que me toparé con un mono después, no con una conejita.”

“Por favor, entiendan, ¡es difícil hacer el casting bien cada vez!”

Persuadido por la contundente discusión de la coneja, Momotarou suspiró y asintió. Hizo lo que pudo para ignorar al mono que vio moviéndose detrás de la conejita. Era obvio que ella lo había golpeado hasta casi matarlo, considerando que había sangre goteando de sus nudillos. Pero para Momotarou, la ignorancia era una bendición.

“¡Las conejitas violentas están dentro ahora mismo! Momotarou-san, ¡enviaré a todos tus enemigos volando a la luna!”

Parecía que esta conejita extremadamente violenta deseaba unirse al grupo de Momotarou.

“Uh, claro. Haz lo que quieras, Asesina”.

Y así, la Asesina se unió al grupo. Momotarou continuó su viaje, escuchando a la campesina y la asesina discutir sobre quién sería su primera esposa. Al poco tiempo, se encontraron con otra persona.

“¡Por favor, llámame perra!”

Momotarou intentó escapar de la pervertida, pero ella fue demasiado rápida para él. Una vez que se puso al día, sacó una caja destartalada e intentó hacer la segunda toma. Se sentó dentro de la caja, que tenía las palabras “Por favor, adoptadme” escritas en su costado y miró a Momotarou como una cachorra.

“Momotarou-dono, Momotarou-dono… Lo siento, me refiero al Maestro. ¡Por favor, dame el collar de esclavo que cuelga de tu cinturón!”

Momotarou desperdició la segunda de sus seis preciosas balas en la perra, pero ella sólo chillaba de placer cuando la golpeaban. Por cierto, en realidad no tenía un collar de esclavo.

“¡No temas! Si no tienes uno, puedo darte uno de…”

Viendo que no había logrado vencer al parásito, Momotarou utilizó un tercer disparo. Sin embargo, su intento de eliminarla sólo la excitó más. Al verla jadeando de alegría, perdió la confianza en su propio equipo. ¿Seré capaz de matar a un demonio con esto?

Y así, la acosadora conocida como campesina, la violenta berserker conocida como asesina y la pervertida conocida como perra se convirtieron en camaradas. Avanzaron hacia la isla, enterrando a los enemigos que encontraban con su abrumadora fuerza. El brillante futuro por el que luchaba Momotarou pronto estaría a su alcance. En poco tiempo, llegaron a la isla. Estaba cubierto de nubes oscuras, con la única iluminación proveniente de destellos ocasionales de relámpagos. Durante un tiempo, progresaron sin impedimentos. Pero finalmente, conocieron a alguien.

“¿Hm? ¿Ha venido alguien más?”

Mientras el demonio se levantaba lentamente de su cama, el corazón de Momotarou fue alcanzado por un rayo. Rayos metafóricos, por supuesto. Sin embargo, eso era natural. Después de todo, la demonia era tan hermosa que no podía evitar ser golpeado. Su cabello dorado, sus brillantes ojos carmesí y sus rasgos perfectos eran la combinación perfecta de belleza y seducción. Para ser una demonia, era increíblemente linda. En realidad, la demonia nunca le había pedido tributo a nadie. La gente acababa de empezar a ofrecérselo después de ver lo hermosa que era. Al principio, ella había rechazado los regalos, pero la demonia era un NEET en el corazón, así que para mantener su estilo de vida de no salir nunca de su casa, ella había decidido empezar a dejar que la gente dejara ofrendas en su puerta. Pero antes de que se diera cuenta, su horda del tesoro se había vuelto enorme.

Por cierto, bastantes personas habían intentado forzar a la linda chica demonio, pero ella era lo suficientemente fuerte como para haber destruido fácilmente a cualquiera lo suficientemente tonto como para intentarlo. Pensando que otra banda de rufianes había venido a intentar violarla, la demonia miró lánguidamente a los intrusos.

“¿¡Ah!? T-Tú eres…”

“Momotarou”.

Esta vez fue la demonia cuyo corazón fue golpeado por un relámpago metafórico. Momotarou y la demonia se miraron a los ojos. Campesina, asesina y perra se dieron cuenta de que no podían permitir que los dos se acercaran más. Si lo hicieran, le robarían el corazón a Momotarou delante de sus narices. Los tres atacaron la demonia, con la intención de matarla. Sin embargo, la demonia levantó un dedo que hizo que un rayo literal cayera sobre los tres animales.

“Momotarou-san, te daré todo lo que tengo, así que por favor cásate conmigo.”

Y así, Momotarou-san se casó con su esposa demoníaca. Los tres animales continuaron desafiándola por el corazón de Momotarou, pero a pesar de su persistencia, ella se encariñó con ellas y empezó a tenerlas como mascotas. Otras naciones y tribus la atacaron por sus riquezas, pero ahora que Momotarou tenía materiales con los que trabajar, pudo crear fácilmente una armería lo suficientemente poderosa como para aniquilar a cualquier enemigo. Después de un tiempo, el resto del mundo decidió dejar descansar a los perros dormidos, y evitó su isla lo mejor que pudo. Y así, Momotarou vivió feliz para siempre con su esposa demoníaca.

– FIN DEL VOLUMEN 9 –