Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 9

Capítulo 3: Emociones Cargadas

Parte 1

Shizuku se sentó en su asiento familiar junto a la ventana, mirando fijamente al aula de su escuela primaria. Estaba tan cansada que apenas podía mantener los ojos abiertos. Sus extremidades se sentían pesadas. Si no fuera por las leyes de la física, se habría fundido en su silla, en el suelo, y se habría quedado allí para siempre.

“¡Creo que Shizuku-chan debería ser la elegida!”

“¿¡Huh!?” Shizuku saltó cuando escuchó su nombre. Pero luego se tranquilizó y recordó que estaban en medio de la clase. Y hoy estaban decidiendo los miembros del elenco para la obra de teatro de la clase.

“Yaegashi-san, ¿qué opinas? ¿Quieres hacerlo tú? Shirasaki-san parece pensar que encajas a la perfección” preguntó suavemente la clase de Shizuku.

Sí, me gustó mucho la sonrisa de esta profesora. Shizuku pensó distraídamente, la pregunta de su profesora entrando por un oído y salio por el otro.

“¡Vamos, Shizuku-chan! ¡Tienes que hacerlo! ¡Tienes que ser la princesa!”

“¿K-Kaori?”

Al ver a su mejor amiga mirándola con emoción, Shizuku finalmente recobró la cordura. La obra que estaban haciendo era tan cliché como habían visto. Una historia de princesas, caballeros y dragones. La bella pero tímida princesa es salvada por el caballero después de una larga y ardua aventura y los dos se enamoran.

¿Por qué quiere que haga de princesa? Shizuku no necesitó pensar mucho para encontrar la respuesta. Más bien, era obvio desde el principio. Kaori era mucho más perceptiva de lo que ella decía. Sabía que Shizuku secretamente amaba las cosas lindas, y quería parecer más femenina que ella.

“Pero…”

“¡Te verías muy linda con un vestido de princesa! Vamos, ¿no quieres hacer algunos recuerdos en nuestro último año de primaria?”

Había una obra de teatro escolar cada año, pero Shizuku nunca había desempeñado un papel tan bonito y femenino. Medio insegura, medio avergonzada, y un poco asustada por el entusiasmo de su mejor amiga, Shizuku trató de encontrar una respuesta. Por supuesto, era consciente de que estaba secretamente feliz de que Kaori pensase que sería una buena princesa. Y definitivamente quería intentarlo. Kaori se dio cuenta de los deseos internos de Shizuku y, como siempre, decidió darle un empujón más.

“Shizuku-chan, si te conviertes en la princesa, ¡puedo jugar al caballero! ¿¡Qué te parece!?”

“Um… Bueno, si eso es lo que…”

Ruborizándose un poco, Shizuku pensó para sí misma, Quizás debería intentarlo después de todo.

“¿Eh? ¿No debería ser al revés?”

Se sentía como si alguien hubiera tirado un cubo de agua fría a la cara de Shizuku. La afirmación de su compañera de clase apagó su entusiasmo.

“¡Kaori-chan debería ser la princesa y Shizuku-chan el caballero!”

“¡De qué estás hablando, un tipo tiene que hacer de caballero!”

“¡Yegashi-san es más varonil que cualquiera de ustedes, así que debería hacerlo!”

“¡Sí, exactamente! Incluso hace kendo, ¡así que es una verdadera espadachina!”

“¡Quiero ver cómo Yaegashi-san se viste de caballero!”

En segundos, todos los demás en el salón de clases clamaban por que Shizuku hiciera de caballero. Kaori se puso en pie y empezó a agitar los brazos alocadamente, intentando convencer a la gente de que Shizuku debía ser la princesa. Pero desafortunadamente, sus poderes de persuasión eran escasos. Las lágrimas comenzaron a brotar en los ojos de Kaori, y la maestra de la sala de clases golpeó sus manos contra el podio en un intento por calmar a los estudiantes.

“Cálmense todos. Lo más importante aquí es lo que Yaegashi-san quiere. Yaegashi-San,
¿qué papel quieres desempeñar?”

Aunque la maestra sonreía amablemente, se veía bastante severa. El estómago de Shizuku se sentía como plomo. Oleadas de cansancio la bañaron, y había perdido la voluntad de resistirse a su tirón. Shizuku había esperado este desarrollo. Después de todo, no era la primera vez.

“…quiero jugar al caballero.”

“¿¡Shizuku-chan!?”

Shizuku sonrió suavemente, como si realmente quisiera jugar al caballero. Luego se giró hacia Kaori con una sonrisa juguetona mientras empezaba a hablar con ella.

“No serías capaz de hacerlo, Kaori. Te lastimarías si te dejáramos sostener una espada. Aunque hiciera de princesa, probablemente me cansaría de verte revolotear e intentaría pelear yo misma”.

El resto de la clase empezó a aplaudir. Sin embargo, Shizuku nunca olvidaría cómo su
maestra de aula no parecía tan emocionado como el resto de la clase. O la mirada dolorida y abatida que Kaori le dio. ¿Cómo puedes decir eso con una sonrisa? Su mirada parecía decir, como una mezcla de ira y tristeza en sus ojos.

Kaori estaba tan enfadada que Shizuku había dicho que haría de caballero que no había hablado con ella durante tres días seguidos. Pero como era Kaori, tampoco había podido dejar a Shizuku. Así que, en realidad, había sido un poco incómodo.

¿Estás realmente contenta de anteponer las necesidades de todos a las tuyas? Esa voz atravesó el corazón de Shizuku, forzando su pensamiento al presente. Miró hacia el oscuro pasillo que estaban atravesando, con el agujero en su corazón cada vez más grande. Fragmentos de recuerdos salieron de ese agujero, derramándose sobre el insensible hielo.

Yaegashi-san, ocúpate del resto por nosotros. En la secundaria, Shizuku había respondido a esas peticiones con un guiño y un “Claro, déjamelo a mí”.

Yaegashi, puedes encargarte de esto tú sola, ¿verdad? En el instituto, Shizuku había respondido a esas peticiones con una sonrisa y un “Por supuesto que puedo”.

Shizuku, puedes hacer cualquier cosa, ¿no?

No puedo. No puedo. Realmente no puedo. Shizuku pensó para sí misma con una triste sonrisa.

Shizuku, no me dejarás, ¿verdad?

¡Deja de aferrarte a mí todo el tiempo!

A este ritmo, pasarás el resto de tu vida cuidando a las personas, ocupándote de sus problemas y protegiéndolas….

“¡Basta!” Shizuku intentó gritar. Quería ahogar la voz que resonaba en su cabeza. Pero esas palabras se fundieron en una oscuridad sin forma, escapando de sus labios como un silencioso suspiro.

Tú… No, voy a terminar completamente sola…. Shizuku ya no podía decir si era la voz que decía esto, o si estaba reviviendo uno de sus viejos recuerdos. De cualquier manera, todo lo que podía hacer era seguir gritando “¡Eso no es verdad! De repente, la voz en su cabeza cambió de la suya propia a la de alguien a quien antes consideraba un amigo.

Odio que siempre intentes lucir mejor trabajando tan arduamente. Shizuku de repente se dio cuenta de la naturaleza de la oscuridad en su corazón. Era su propio malestar sobre si estaba realmente trabajando tan duro por el bien de los demás. Esa comprensión lentamente empezó a enrollarse alrededor de su corazón, y Shizuku sintió como se le apretaba el pecho. Odio este lugar… Shizuku miró a su alrededor salvajemente, buscando una salida.

“¿Qué…? ¿Quién es usted?”

Había alguien de pie a su lado.

¿Cuánto tiempo llevan ahí? La figura no era más que una silueta borrosa; Shizuku no podía discernir ningún rasgo. Pero poco a poco se fue concentrando, y Shizuku se dio cuenta de que tenía una cola de caballo blanca, y unos ojos rojos oscuros e  indescriptibles. La pálida figura se mofó, sus labios formando una fina media luna. Señaló a Shizuku y susurró, Mira, tú… No, ya no vivo en la luz. Shizuku sintió como si su corazón estuviera atrapado en un vicio.

“¡Bien! ¡Basta ya!”

Los ojos de Shizuku se abrieron. Por un momento sus pensamientos fueron confusos, pero luego recordó rápidamente cuando y donde estaba. Estaban en una pequeña habitación a unos cientos de metros del final del laberinto. Habían pasado unas tres horas desde que Hajime y Yue casi habían follado en el salón de los espejos y habían sido físicamente sujetados por Shea. Los incesantes susurros habían agotado el estado mental de Kouki, y Hajime había decidido descansar aquí antes de enfrentarse a todo lo que había al final del laberinto. Shizuku se había sentado con la espalda contra la pared y se había quedado dormida con la cabeza metida dentro de sus rodillas. Estaba cubierta de sudor frío y se sentía helada hasta los huesos. Y no por la temperatura exterior. Agitó la cabeza, intentando desterrar los pensamientos no deseados, y se giró hacia la fuerte voz que la había despertado. Shea tenía a Hajime con el brazo cerrado y parecía estar gritándole.

“¿Qué estás haciendo Shea? Me vas a romper el brazo.”

“¡Sí, claro, ambos sabemos que esto no duele! Además, Yue, si no te detienes, te golpearé con mi Explosión Rompecorazones de verdad”.

“Mmm…. Lo siento. Pero Hajime se ve tan lindo cuando trata de contenerse”.

“¡Este no es el momento ni el lugar para este tipo de cosas!”

Shea apretó su mano contra Hajime, manteniendo sus brazos firmemente fijos en su sitio. Era una marca de lo lejos que había llegado que podía localizar incluso a él. En verdad, Hajime estaba orgulloso de su crecimiento. Shea, sin embargo, estaba demasiado ocupada asegurándose de que Hajime no tirara lo último de su dignidad para estar contento por ello.

“Cálmate, Shea. nunca tendría sexo aquí en público”.

“Entonces, ¿por qué miras así a Yue-san?”

“Yo no, tú sólo estás imaginando cosas. Sólo pensé en pedirle a Yue que alivie mi alma maltratada. Todos estos susurros se han hecho notar…”

“¡Mentiroso! Conozco esa mirada, Hajime-san. ¡Esa es la mirada que siempre tienes cuando mientes!” Shea señaló con el dedo a Hajime como un abogado que acababa de encontrar algo a lo que objetar en el argumento del acusado. Por supuesto, el propio Hajime había admitido que las voces no le molestaban mucho, por lo que era obvio que era una mentira que necesitaba recuperarse. De hecho, lo único que parecía estar haciendo el susurro era aumentar su deseo de follar con Yue, y aumentar el deseo de Yue de follar con Hajime. En otras palabras, ambos estaban bien. Después de pensar durante unos segundos, Hajime contestó con cara seria.

“Necesito reponer mi suministro de Yueinium.”

“Te voy a dar un puñetazo de verdad”.

Shea pellizcó la mejilla de Hajime y le dio una mirada que avergonzaba a la de Yue. Para todos los demás, parecía que Shea estaba coqueteando con Hajime tanto como Yue.

“Qué cruel”.

“Es porque yo también soy tu novia. ¡Es mi trabajo corregir tus faltas!”

Shea se sonrojó un poco, y Hajime sonrió. Apreciaba que ella no tuviera miedo de regañarlo todavía.

“Mmm…. Buena chica, Shea”.

Yue también asintió satisfecho. Los dos se sentaron frente a Shea y aceptaron mansamente su castigo. No tienes que arrepentirte tanto. Shea pensó para sí misma, nerviosa. Hajime y Yue sonrieron ante la adorable reacción de Shea.

“Hm, ciertamente parecen amantes.”

“Ahahahaha, sí, lo hacen.”

Tio sonrió calurosamente y Kaori asintió de acuerdo. Al principio, se había sentido como si Shea siempre siguiese detrás de la sombra de Hajime y Yue. Sin embargo, ahora que había sido aceptada como novia de Hajime, estaba empezando a actuar como si estuviera en pie de igualdad con ellos. En vez de seguir a Hajime y Yue, Shea caminaba junto a ellos. De hecho, incluso hubo momentos en los que ella fue la que los empujó hacia adelante en lugar de hacerlo al revés. Como ahora mismo. Se sintió completamente natural que los tres estuvieran juntos en todo momento. Aunque no a todos les pareció tan reconfortante como a Tio y Kaori.

“……”

“¿Shizushizu? ¿Qué pasa?”

“¿Eh? Oh, estoy bien. ¿Qué hay de ti, Suzu? ¿Cómo lo llevas?” La expresión de Shizuku
se endureció durante un momento, pero luego sonrió y se giró hacia Suzu.

“Shizushizu, no te esfuerces demasiado. Si hay algo que te molesta, siempre puedes contármelo”. Suzu puso un frente fuerte y sonrió tranquilizadoramente a Shizuku. El susurro también le estaba afectando. Sentía como si estuviera siendo aplastada por el peso de sus remordimientos. Incluso el simple acto de respirar dolía. Pero aún así, estaba más preocupada por Shizuku que por ella misma. Era obvio que algo andaba mal en la forma en que Shizuku miraba a Hajime y a los demás. Todos sonreían felices, pero parecía como si se hubiera tragado un limón.

“Te preocupas demasiado, Suzu. Además, tú lo tienes más difícil que yo. ¿Estás segura de que estás bien?”

Esa respuesta de Shizuku fue exactamente la razón por la que Suzu estaba tan preocupada. Shizuku siempre fue así, embotellando sus propias preocupaciones y sólo se preocupaba por los demás. Incluso Suzu podía darse cuenta de que estaba a punto de llegar a su punto de ruptura, pero incluso entonces, Shizuku se negó a dejar que otros se preocupasen por ella. Se negó a admitir que necesitaba ayuda.

Suzu miró a Kaori suplicándole, rogándole que hiciera algo. Kaori se encontró con la mirada de Suzu. Kaori también había estado vigilando el estado de Shizuku. Pero en vez de hacer nada, Kaori agitó la cabeza en silencio.

¿Por qué? Kaorin, ¿por qué no le dices nada a Shizushizu? La ira surgió en Suzu, pero luego se marchitó un segundo más tarde al notar la seria mirada de Kaori.

Kaorin nunca abandonaría Shizushizu. No sé por qué, pero ahora mismo probablemente piensa que ninguna palabra podría ayudar a Shizushizu.

Suspirando para sí misma, Suzu asintió desolada. Entonces le sonrió a Shizuku y le dijo con voz alegre: “No te preocupes por mí, Shizushizu, estoy bien”. Mientras Shizuku estaba luchando, el que estaba más en peligro de sufrir una crisis ahora mismo era Kouki.

“Hey, Kouki.”

“¿Qué, Ryutarou?”

“Nada en particular. Ojalá pudiéramos salir de este maldito lugar”.

“Sí…”

Cuanto más viajaban, más taciturno se había vuelto Kouki. En este punto, incluso cuando Shizuku, Ryutarou o Suzu lo controlaban, él sólo respondía con una sola palabra. Las oscuras emociones que se arremolinaban tras sus ojos continuaron creciendo en intensidad. Fueron dirigidos directamente a Hajime.

Aunque estaba haciendo todo lo que podía para ocultarlos, Hajime era demasiado sensible a la hostilidad como para perderse lo que estaba pasando. Naturalmente, había estado al tanto de la mirada penetrante de Kouki desde hacía tiempo. Aún así, había evitado a propósito reconocerlo o incluso hablar con Kouki. Sabía tan bien como todos los demás que decir cualquier cosa ahora mismo sólo empeoraría las cosas. La razón por la que estaba tonteando con Yue y Shea era porque quería tratar de aligerar el ambiente tanto como fuera posible. Sin embargo, parte de ello también se debió a que no soportaba permanecer callado en esta atmósfera opresiva.

“Ahora bien, ¿cómo se sienten todos? ¿Estás preparado para continuar?”

Había pasado una hora desde que comenzó su descanso. Tio, que había estado usando magia espiritual para estabilizar los estados mentales de todos, miró a los miembros del grupo.

“Sí, gracias. Mi cabeza está más clara ahora.”

“Sí, creo que me siento un poco mejor…”

Por lo que Hajime podía ver, no había magia contenida en los susurros. Eran sólo voces. Cualesquiera que fueran los efectos psicológicos que estaban teniendo en el grupo, la magia no tenía nada que ver con ellos. Pero ni siquiera la magia espiritual podía revertir los efectos mundanos de los susurros a menos que la persona en cuestión fuera capaz de superar sus inseguridades. En realidad, todo lo que Tio estaba haciendo era ayudar a que el grupo se sintiera un poco más refrescado. Aún así, Shizuku, Suzu y Ryutarou estaban agradecidos por el poco alivio que la magia de Tío les dio. Sus sonrisas eran cansadas, pero en su mayoría genuinas. Sin embargo, había una persona que ya no podía sonreír así.

“Sí, gracias, Tio-san. Me siento genial…” Dijo Kouki mientras forzaba una sonrisa. Desafortunadamente, era obvio por su tono desanimado que no se sentía bien. Su expresión era tan rígida que incluso las máscaras tenían sonrisas más naturales que él. Tio se dio cuenta de que Kouki sólo fingía estar bien, pero ella le dio una palmada en el hombro y cambió de tema.

“No hay necesidad de dar las gracias. Más importante aún, es hora de que dejemos este laberinto. Maestro, usted dijo que la distancia restante debería tomarnos menos de una hora para cubrirla, ¿correcto?”

“Sí. Y eso si nos desviamos. Por lo que puedo sentir en la brújula, nos quedan unos 30 minutos”.

Hajime sacó la brújula de su bolsillo y se puso en pie. Yue también se levantó, dándose cuenta de que esa era la señal para irse. Su expresión de broma había desaparecido, reemplazada por un fruncir el ceño. Como Hajime, sólo había estado haciendo el tonto para tratar de aligerar el ambiente. Probablemente, de todos modos. Como era de esperar, Kouki tardó en levantarse. Pero también lo eran Shizuku, Suzu y Ryutarou. Había pasado casi un día entero desde que entraron en este laberinto. En ese tiempo habían pasado por múltiples peleas, y luego pasaron horas atormentadas por susurros maliciosos. Aunque habían estado recuperando su agotamiento físico como era necesario, no habían sido capaces de hacer nada por su agotamiento mental.

Kouki y los demás tropezaron lentamente hacia delante, pareciéndose espeluznantemente a los zombis a los que habían matado hace una vida. Sus cansados reflejos les miraban desde las pulidas paredes de hielo, burlándose de su agotamiento. Mientras caminaban, las voces continuaban susurrando verdades y temores desagradables al oído del grupo. Debido a su agotamiento, las diversas trampas y emboscadas a las que se enfrentaba el grupo eran más peligrosas de lo que deberían ser. Aunque Hajime y los demás estaban bien, el grupo de Kouki estaba a la defensiva incluso contra enemigos débiles como los Ogros de Escarcha.

“Maldición,” maldijo Kouki mientras Hajime acababa con un Ogro de Escarcha que le había estado dando problemas. Golpeó su puño contra la pared.

Ves, pasó de nuevo.

Es por eso que siempre te roban las cosas importantes para ti.

Si tan sólo tuvieras más poder.

Los susurros continuaron incesantemente. Incluso cuando no estaban allí, las palabras resonaban en la cabeza de Kouki una y otra vez. Sentí como si alguien estuviera golpeando su cráneo con un martillo.

En un intento de desahogar sus frustraciones, Kouki desató una ráfaga de ataques contra otro Ogro de Escarcha. Pero su ira había hecho que sus movimientos fuesen descuidados, y el ogro pudo esquivarlo. Eso hizo que Kouki se sintiera más frustrado, lo que a su vez entorpeció aún más sus movimientos, provocando un interminable bucle de retroalimentación negativa. Eso, a su vez, frustró a Ryutarou, que tuvo que cubrir el error de Kouki.

“¡Kouki! ¡Deja de atacar y cálmate!”

“¡Estoy tranquilo!” Gritó Kouki. Apenas prestaba atención a otras personas ahora, y sobre todo dependía de los reflejos. Sintiéndose aún peor sabiendo que estaba actuando tan mal que incluso sus camaradas habían empezado a darse cuenta, Kouki se dio la vuelta. Al hacerlo, vio su reflejo en el hielo y se congeló.

No había nada particularmente extraño en su aspecto. Su cara era la misma que se había acostumbrado a ver estas últimas horas. Le miraba fijamente sin entender nada. Pero algo le molestaba.

“Qué…” murmuró. Transfijado, escudriñó su reflexión y-

“¿¡Ah!?”

Un escalofrío bajó por su columna vertebral. Su expresión se endureció. Su reflejo le miraba con la mirada perdida. No estaba apretando sus cejas en irritación y mordiéndose los labios como lo estaba haciendo el verdadero Kouki. A pesar de que su expresión se había endurecido, su reflejo no había cambiado en absoluto. Continuó mirándole fijamente, sus negros ojos clavados en Kouki. Los ojos de Kouki se abrieron de par en par con sorpresa, y un segundo después su reflejo se mofó de él.

“¿¡Waaaaaaaaaaaah!?”

“K-Kouki, ¿qué pasa?”

“¿Estás bien, Kouki?”

Shizuku y Ryutarou se giraron hacia él mientras gritaba y saltaba de la pared. Hajime y los demás se dieron la vuelta y prepararon sus armas.

“¡Hay otro enemigo!”

El sudor frío corría por la espalda de Kouki. Respirando con dificultad, levantó su Espada Santa y la apuntó al reflejo que tenía en la pared. Estaba apuntando con su espada hacia él, con los hombros levantados. Había dejado de moverse de forma diferente que el verdadero Kouki.

“¿Kouki?”

Confundido, Shizuku caminó hacia Kouki. Suavemente puso una mano sobre su hombro en un intento de calmarlo. Kouki tembló, pero luego se relajó un poco cuando se dio cuenta de que la mano pertenecía a su vieja amiga.

Conteniendo su respiración, Kouki logró salir, “Mi reflejo era sonriente. Aunque no estaba sonriendo…. me sonrió. Era como si otra persona estuviera en el hielo…”