Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 9

Capítulo 1: El Laberinto Final

Parte 5

Algún tiempo después de que Hajime y los demás se habían alejado, el sonido del hielo rompiéndose atravesó el incesante viento que recorría esa sección de las cavernas.

“Gaaah goooh gugyaaah…”

Gemidos de dolor acompañaban al hielo que se rompía.

***

Ajenos a lo que estaba ocurriendo detrás de ellos, Hajime y los demás siguieron adelante. Ryutarou olvidó varias veces que tenía que agacharse para caber dentro de la barrera de Suzu y Kaori le regañaba cada vez que ella le curaba. Normalmente el grupo tendría que explorar para encontrar el camino correcto, pero gracias a la brújula Hajime siempre supo por dónde ir.

“Esto es demasiado fácil. Hemos llegado muy lejos, pero aún no ha pasado nada”.

Hajime mantuvo la guardia en alto, preocupado por lo suave que había sido su progreso.

“Mmm…. Esto no es normal en un laberinto. Si realmente no había nada aquí, ¿por qué hay tantos cadáveres?”

Yue se refería, por supuesto, a los cadáveres atascados en las paredes. Encontrar aventureros muertos dentro de un laberinto no era motivo de preocupación, pero el número total que el grupo había visto en los últimos minutos era anormal. Especialmente porque este era un camino tranquilo que ni siquiera tenía monstruos. Hajime dudaba que tanta gente pudiese haber sido derrotada solo por el duro clima.

“Ah. Hay más…” Murmuró Suzu. Caminó directamente detrás de Hajime con sus abanicos en alto, manteniendo la barrera. Su expresión era sombría; ver tantos cadáveres había atenuado su humor.

“Demonios otra vez, ¿eh?” Murmuró Kouki. Los cadáveres eran de hecho los de los demonios, de piel oscura y orejas puntiagudas. Había tres de ellos alineados uno al lado del otro. Al igual que el resto, estos hombres también parecían estar durmiendo.

“Ya debemos haber pasado los 50 o así. Y la mayoría de ellos eran demonios”.

Shizuku suspiró con fuerza. A pesar de que estaban ostensiblemente en guerra con el reino de los demonios, ella no pudo evitar sentir lástima por estos demonios. Por otro lado, Hajime no parecía afectado en absoluto. Se acarició la mandíbula y dijo: “Esto es sólo una suposición, pero si Freid conquistó este laberinto, estos son probablemente sus soldados. Apuesto a que envió a su ejército después de despejar la zona para ver si alguno de ellos también lo lograba”.

“Eso tiene sentido. Si la ventaja de los demonios era que pueden controlar a los monstruos, entonces probablemente querían asegurarse de que tantos de ellos tuvieran ese poder como fuera posible”.

Apoyando esa teoría estaba el hecho de que la mayoría de los demonios que habían pasado hasta ahora habían estado usando el mismo uniforme militar que los demonios que habían atacado la capital de Heiligh. Aquellos que llevaban trajes de aventureros o uniformes más antiguos eran probablemente personas que habían intentado desafiar el laberinto por su cuenta, o de expediciones conjuntas hace siglos.

“Supongo que se creían capaces, ya que sabían qué esperar. Sin embargo, es evidente que no terminó bien para ellos. Considerando cuántas otras rutas hay, una gran cantidad de demonios deben haber muerto aquí.”

“Pero si todo el ejército demoníaco desafió este laberinto, ¿no significa que otras personas, aparte de ese Freid, podrían haberlo conquistado también? En ese caso, es solo cuestión de tiempo que reconstruyan sus fuerzas, dijo Kaori preocupada. Estaba pensando en los compañeros y amigos que había dejado en Heiligh. Incluso sin la traición de Eri, el ejército demoníaco probablemente habría podido invadir la capital. Si no fuera por Hajime, la raza humana estaría en graves problemas.

“No te preocupes, Kaori. No creo que vuelvan a atacar tan pronto. Además, la barrera ha sido reparada y Yuka está vigilando por si hay otros espías. Pero lo más importante es que los demonios no saben que el arma láser de Hajime ha sido dañada. Incluso si logran reconstruir su ejército, serán cautelosos”.

“Shizuku-chan… Sí, tienes razón. Estarán bien”.

Kaori respiró aliviado. Sin embargo, aún parecía un poco preocupada, algo que Shizuku no dejó de notar. Está contenta de poder regresar finalmente a casa, pero probablemente esté preocupada por lo que le pasará a Lily y a los demás cuando lo haga. Volver a la Tierra con Hajime significaría abandonar a Liliana. Por supuesto, la interminable guerra entre humanos y demonios junto con los dioses manipulando los eventos desde el fondo eran cosas que habían estado ocurriendo mucho antes de que Hajime y los otros fueran convocados a Tortus. Sin embargo, sólo porque eso fuera cierto no significaba que Shizuku pudiera justificar el abandono de los amigos que había hecho aquí.

Al mismo tiempo, Shizuku lo entendió. Sabía que se necesitaría poder a la par de un dios para obtener todo lo que quería. Los seres humanos estaban limitados en lo que podían hacer, y siempre tenían que tomar decisiones sobre qué proteger y qué abandonar. Y Shizuku no tenía derecho a tomar esa decisión, no cuando dependía así del poder de Hajime. Si ella pidiera algo más, ya no estaría tomando una decisión, sino mendigando simple y llanamente. Justo entonces, Kouki se metió en la conversación.

No te preocupes, Kaori. Una vez que tenga en mis manos esta magia antigua, derrotaré a Dios. Protegeré a Lily… No, no sólo Lily. Protegeré a todos en este mundo, humanos y demonios. Eso significa que tendré que quedarme un poco más, pero podré regresar por mi cuenta una vez que haya despejado todos los demás laberintos. ¡No abandonaré a nadie!”

“Kouki-kun…”

Esas eran exactamente el tipo de palabras que diría un héroe. Sin embargo, por alguna razón, carecían del puro optimismo que había estado presente en las antiguas declaraciones de Kouki. Estaba claro desde donde miraba que Kouki no estaba diciendo esto por el bien de Kaori. Aunque hablaba de protección, sus palabras eran como una lanza, lanzada al blanco de su animosidad. Ese objetivo era naturalmente Hajime.

En vez de tranquilizar a Kaori, Kouki solo consiguió darle algo más de lo que preocuparse. Se giró hacia Shizuku, esperando tener una solución para esto. Sin embargo, Shizuku parecía tan incapaz de saber que hacer como Kaori. Era la primera vez que veía tanta oscuridad en su mirada. En la Tierra, nunca había estado así. Celos, dudas, impaciencia, irritación, frustración, todo tipo de emociones negativas se arremolinaban en la cabeza de Kouki. Necesitaba toda su fuerza de voluntad para mantenerlos bajo control, y su fuerza de voluntad se estaba desvaneciendo. Notando la mirada de Kouki, Hajime miró hacia atrás por encima de su hombro. Después de mirarle a los ojos durante unos segundos, Hajime giró su mirada hacia Kaori. Honestamente, estaba acostumbrado a tratar con Kouki. Pero no quería ver a Kaori así. Así que se rascó la mejilla torpemente y murmuró: “Está bien, está bien”. Retornó su mirada a Kouki y dijo: “Amanogawa, ¿qué pasa? Si tienes algo que decir, escúpelo”.

“Ah… No, no es nada.”

Kouki pensó que sería ignorado, por lo que se sorprendió cuando Hajime se enfrentó a él. Kouki se puso tenso durante un momento, pero luego levantó las cejas y una vez más empujó hacia abajo sus emociones. Su cara pasó por una serie de expresiones mientras luchaba por dominarse a sí mismo.

“¿Ah, sí? Muy bien entonces.”

Ignorando la confusión interior de Kouki, Hajime se giró hacia Suzu y le dio una palmada en el hombro, haciéndole saber que era hora de continuar. Luego se giró hacia Kaori y añadió: “Si estás preocupada por la princesa, olvídate de ella. No es como si no me importara para nada. Al menos le dejaré algunos regalos antes de irnos. Estoy seguro de que estará bien con un Hyperion, algunos ICBMs, algunos tanques blindados y un par de aviones de combate que ignoran la gravedad”.

“Hajime-kun… Fufu, ¿no crees que son regalos poco apropiados para una princesa?”

El compromiso de Hajime funcionó donde las palabras de Kouki no lo habían hecho, y tras un momento de sorpresa, Kaori sonrió alegremente. Por supuesto, todavía estaba preocupada por dejar a su amiga atrás en momentos tan peligrosos. Pero le alegró el corazón saber que

Liliana y los demás no estarían completamente indefensos sin los estudiantes. Shizuku
también sonrió, aliviada. Se giró hacia Hajime y dijo en broma: “Ya sabes, Nagumo-kun. A este paso, vas a destruir el equilibrio de poder de este mundo. Creo que deberías quedarte con los artefactos defensivos, o le darás a Lily un ataque al corazón antes de que los demonios puedan llegar a ella. Probablemente se preocupará hasta la muerte preguntándose si usar o no armas como ésa”.

“Ese no es mi problema. Además, el ataque es la mejor defensa. Si matas a tus enemigos, no pueden hacerte daño. Esa princesa es más dura de lo que parece, así que estará bien. Imagínense a una princesa derribando a los Apóstoles de Dios con un rifle de francotirador…. Se me acaba de ocurrir, pero se vería muy bien llevando un rifle de francotirador. Tal vez debería hacerle uno a medida”.

Si Liliana hubiera estado presente, seguramente habría gritado: “¡Soy una princesa, no una guerrera! ¡Deja de tratarme como tal!” Yue, Shea y Tio observaron el intercambio con sonrisas en sus caras. Antes, Hajime habría abandonado a Liliana y a los demás a su suerte, pero ahora había sido lo suficientemente amable como para dejarles al menos algo con lo que defenderse.

Por supuesto, eso no significaba que Hajime se había convertido en un buen tipo que estaba dispuesto a ayudar a cualquiera y a todos los que lo pidieran. Dibujó una línea clara entre aquellos a los que ayudaría y aquellos a los que no ayudaría. Tuvo que hacerlo. Si no lo hiciera, todo el mundo vendría en busca de su fuerza y estaría atrapado luchando por las causas de otras personas por el resto de su vida. Por eso decidió que no lucharía para salvar este mundo. No iba a desperdiciar su tiempo y energía en gente que no conocía. Especialmente si esa pelea pondría en peligro a la gente que le importaba.

No se sentía culpable en lo más mínimo, y no dudaría en abandonar a los que no le importaban. Puede que Hajime haya sido más amable, pero aún así tenía sus prioridades. Algunas personas valen más que otras. Proveer a Liliana con municiones de un ejército era lo máximo que él estaba dispuesto a hacer por ella. Yue y los demás lo entendieron, y ya estaban satisfechos con el hecho de que Liliana era al menos alguien a quien Hajime estaba dispuesto a ayudar. No tenían intención de pedirle más. Por la misma razón por la que Shea no había querido pedirle a Hajime que ayudara a salvar a su familia, y Kaori se había separado de sus amigos de la infancia para viajar con Hajime.

“Aparte de eso, ustedes tres tienen que decidir qué van a hacer también. ¿Vas a quedarte en este mundo o vas a regresar con nosotros? Como dije antes, no voy a esperar”.

“Sí, lo sé.”

“Sí. Lo decidiré después de hablar con Eri”.

“Voy a quedarme con Kouki.”

Shizuku, Suzu y Ryutarou asintieron. Su discusión se detuvo cuando el grupo llegó a una intersección. Cada sendero era idéntico, de diez metros de diámetro y diez metros de altura.

En el centro de la intersección había un feroz torbellino que soplaba la nieve que caía desde
el techo hacia los cuatro corredores.

“Taniguchi. Prepárate para cambiar la barrera. El camino correcto es el que cruza directamente, así que vamos a ser golpeados por el viento de cola una vez que pasemos ese torbellino”.

“Rooooger, lo deslizaré hacia atrás”.

Hajime miró la brújula y Suzu empezó a ajustar la posición de la barrera. Pero un segundo después, las orejas de Shea se levantaron y dijo: “Hajime-san… algo se acerca. Un montón de cosas, en realidad.”

“¿Monstruos? Ya era hora de que aparecieran. ¿De dónde vienen?”

“Las cuatro direcciones”.

“¿Qué? ¿Quieres decir detrás de nosotros también?”

Hajime ladeó la cabeza dubitativamente mientras preparaba sus armas. Su confusión era comprensible. En su camino hacia aquí, el grupo no había encontrado ni un solo monstruo. Así que si había enemigos que se acercaban por la retaguardia, significaría que tanto Shea como Hajime habían pasado junto a ellos sin sentirlos. Al darse cuenta de lo que eso significaba, Kouki y los demás se pusieron nerviosos. Sus expresiones se volvieron sombrías y agarraron con fuerza sus armas.

“¡Nagumo! Sabemos en qué dirección debemos ir, ¿no? ¡Sólo vámonos!”

“Espera, no salgas del pasillo. No quiero que me rodeen mientras no sepamos lo fuertes que son nuestros enemigos. Kaori, protege la retaguardia de Taniguchi. Si es necesario, empiece a usar sus ataques de desintegración. Dentro de un pasillo recto, tus habilidades son las más poderosas”.

“¡Está bien! ¡Déjamelo a mí!”

“Tío, tú también pones una barrera. Taniguchi necesitará apoyo. Sólo tienes que hacerlo lo suficientemente fuerte para desviar la nieve”.

“Entendido”.

Mientras Hajime gritaba una serie de órdenes de fuego rápido, Yue y Shea tomaron naturalmente las posiciones que sabían que él quería que tomaran. Kouki, que había querido entrar antes de ser pinzado dentro del pasillo, frunció el ceño infelizmente. Sin embargo, Shizuku consiguió calmarle y se puso en la retaguardia. No tuvo mucho tiempo para pensar en su ira ya que las oleadas de enemigos que se acercaban requerían de toda su atención. Después de unos segundos, el grupo escuchó un ruido extraño. Sonaba como un gemido. Más específicamente, como los gemidos de los condenados, llenos de desesperación y odio. Un escalofrío corría por la columna vertebral de todos. Los gemidos resonaron por el oscuro pasillo, su intensidad amplificada por las suaves paredes. Posiblemente debido a los nervios, el otro extremo del pasillo parecía incluso más oscuro que hace unos momentos. Alguien tragó, el sonido parecía más fuerte de lo que debería.

“¡Aquí vienen!” Dijo Hajime en voz alta, intentando disipar el miedo que se asentaba en los corazones de todos. Un segundo después, empezaron a salir de la oscuridad. Lo primero que todos vieron fue a una persona. Llevaba un uniforme militar negro y tenía orejas largas. Un demonio. Sin embargo, había algo raro en él. Por un lado, su piel era más pálida que oscura. Por otra parte, sus ojos estaban nublados, y se movía rígidamente, como una muñeca de madera. Pero lo más sorprendente de todo fue el hecho de que todo su cuerpo estaba cubierto de escarcha. Obviamente estaba muerto.

“Espera… ¿no me digas que estos son los cadáveres en las paredes?”

Como si respondiera a la pregunta de Hajime, una ola de gente no-muerta vino detrás de la primera.

“Mmm…. Eso parece. Tampoco son todos demonios”.

También había humanos vestidos de aventureros e incluso hombres bestias. Una cosa era cierta, no se trataba de otro de los intentos del ejército de demonios de conquistar el laberinto.

“No están…. vivos, ¿verdad? No oigo ningún latido”.

Shea inclinó sus orejas hacia delante, confirmando que realmente estaban muertos.

“¿Qué demonios… ¡Son como zombis!”

La escena ante ellos se parecía a las que Shizuku había visto en las películas de terror. Y de hecho, los cadáveres se movían como los zombis en las películas. La única diferencia es que estaban completamente congelados. Supongo que eso los convierte en zombis de hielo. Hajime pensó para sí mismo. Kaori, la robusta retaguardia del grupo, se puso blanca como una sábana. El desarrollo de una película de terror como esta era lo único que no podía manejar. Suzu tembló junto a ella, casi tan aterrorizada como ella. Los zombis de la escarcha se dirigieron uniformemente hacia las dos chicas, sus ojos brillando de color carmesí oscuro. “Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah.”

Con una serie de fuertes gemidos, los zombis atacaron. Corrían como velocistas olímpicos, sus primeros movimientos de tambaleo no se veían por ninguna parte. Como sus cadáveres habían sido congelados, su carne no se había podrido, pero por lo demás eran tan aterradores como los zombis normales. Sus bocas se abrieron de par en par, revelando filas de dientes esmerilados. Y así que—

“¡Aléjate de miiiiiiiiiiiiiiiiiii!”

Kaori se transformó en una berserker. Corrientes de maná plateado se elevaron a su
alrededor y ella empujó ambas manos hacia delante. Mana convergió alrededor de sus palmas y un segundo después un rayo de desintegración lo suficientemente grande como para llenar todo el pasillo. Con un estruendoso rugido, el rayo borró todo lo que se encontraba a su paso, sin dejar ni siquiera polvo. La ola de los Zombis de Escarcha nunca tuvo una oportunidad. Para cuando el rayo de Kaori se desvaneció, no quedaba nada. En un solo ataque, el ataque de pinza de los Zombis de Escarcha había sido derrotado. La ruta de escape del grupo estaba despejada, por si la necesitaban. Los labios de Ryutarou temblaron y murmuró: “Cuando regrese a la capital, mejor le advierto a Endou que no se ponga de pie detrás de Kaori si él valora su vida”.

“Sí. Estoy haciendo una nota mental para no llevar a Kaori a una casa embrujada otra vez.”

Podría volar todo el edificio si algo la asusta demasiado…. Así de aterrorizada estaba Kaori con las casas encantadas y los fantasmas.

“Waaaaaaaaaaah, Shizuku-chaaaaaaaan! ¡Estaba tan asustada!”

¡Tú eres la que da miedo aquí! Todos pensaron simultáneamente.

“Bueno, de todos modos. Buen trabajo, Kaori. Ahora no tendremos que preocuparnos por los enemigos de nuestro…”

Pero Hajime se cortó a mitad de camino.

“¿Qué pasa, Hajime-kun?”

Su mirada estaba fija en el suelo, a los pies de Kaori. Confundido, Kaori también miró hacia abajo. Había un zombie de hielo justo debajo de ella. Miró fijamente a los ojos de Kaori, y su sonrisa se congeló en su sitio. Un segundo después, el zombi se deslizó suavemente a través del hielo del suelo y lanzó su mano al aire. ¿Para qué? Obviamente para agarrarse a la pierna de Kaori.

“Awaah…”

Los ojos de Kaori se volvieron hacia atrás. Aunque había estado lloviendo muerte de plata hace unos momentos, ahora el miedo la abrumaba y casi pierde el conocimiento.

“¡Kaoriii! ¡No te duermas! ¡Morirás si lo haces!” Gritó Shizuku, desenvainando su katana. Esa era la línea estándar para alguien en un grupo varado en el frío, pero la razón del peligro era muy diferente. De un golpe limpio, Shizuku cortó el brazo del Zombie de Escarcha. Luego se dio la vuelta y le dio una palmada a Kaori en la cara.

“¿¡Huh!? ¿Qué estaba…?”

Espera, ¿qué es eso en mi pierna…? ¿Un brazo amputado? Oh no…. Kaori se desmayó de nuevo, y esta vez Yue tuvo que abofetearla para que se despertase. ¡Smack!

“Y-Yue…”

“Haaah… Tranquilízate, Kaoridiota”.

Yue suspiró mientras miraba a Kaori. Cientos de zombis llenaban ahora la intersección de Hajime y los otros habían retrocedido. Y aunque Kaori había destruido al ejército que había detrás de ellos, más habían empezado a salir arrastrándose de las paredes y del suelo.

“Yaegashi, quédate con Kaori. Ustedes dos cuiden de todos los enemigos detrás de nosotros. Taniguchi, pon barreras al lado de las paredes y el suelo a nuestro alrededor. Todos los demás, ¡concéntrense en el frente!”

Hajime se giró hacia el ejército de Zombis de Escarcha que avanzaba y apretó el gatillo de Donner. Yue y Tio desataron ráfagas de viento mientras Shea transformaba a Drucken en un modo de bombardeo y comenzaba a descargar proyectiles. La hoja de luz de Kouki trazó un arco solitario a través del caos y Ryutarou lanzó ondas de choque una tras otra. Había tantos zombis de escarcha que no había necesidad de apuntar. Zanjas de destrucción abren camino entre la multitud, destruyendo grupos de desventurados zombis.

“Parece que han sido empapados en nitrógeno líquido. ¿Cómo diablos se están moviendo?”

Hajime vio con asombro como los Zombis de Escarcha se desgarraban, grietas que se formaban en sus cuerpos congelados. Por el aspecto de las cosas, se habían congelado por completo, e incluso cuando explotaron, salieron cristales sólidos de sangre, ni una gota de sangre.

“Sin embargo, su frigidez los hace frágiles. No siento ninguna magia especial de ellos, así que… Imagino que deben estar esperando abrumarnos con números.”

La evaluación de Tio fue acertada.

“¡Eh, se están regenerando! ¿Cómo se supone que vamos a parar eso?” gritó Ryutarou, agitado. Trozos de carne de zombies empezaron a deslizarse por el suelo, reuniéndose y reformando a los Zombis de Escarcha de los que originalmente habían formado parte.

“Ugh, que es eso, es tan espeluznante! Nagumo-kuuuun, hay algo que se retuerce por aquí!”

Esta vez era el turno de Suzu de gritar. Hajime se giró para ver motas de polvo rojo juntándose cerca de Suzu, formando una abominación de color carne.

“Supongo que se pueden regenerar de ser desintegrados también. Maldita sea.”

“¡Éste no es el momento de impresionarse! ¡Los ojos de Kaorin se han vuelto a nublar!
¡Estoy asustada!”

“¡Kaoriiii! ¡Mantengan la calma! ¡Mira, soy yo! Shizuku, la chica que siempre te protege de los fantasmas!”

Kaori había superado a medias su miedo y ahora estaba disparando oleadas de plumas desintegrándose contra los zombis mientras temblaba. Suzu y Shizuku le tenían más miedo a ella que a los zombis.

“¡Fufufu, desintégrese! ¡Desintégrese! ¡Lo desintegraré todo!” Murmuró histéricamente Kaori. Suspirando, Yue se giró hacia Hajime y le preguntó: “Hajime, ¿ve algo tu Ojo de Demonio?”

“No. Están cubiertos de una pequeña capa de maná, pero eso es todo lo que puedo ver”.

“Espera, ¿eso significa que son iguales a la cosa que combatimos en el laberinto de
Melusine?”

Shea pensó en el enorme monstruo gelatinoso contra el que habían tenido que luchar en el océano: el Devorador del Infierno. Había sido un monstruo sin un cristal de maná, lo que significaba que podía regenerarse perpetuamente sin importar lo mucho que estuviera dañado. Sólo llenándolo de taurina licuada y quemándolo todo junto con la mitad del océano, Hajime había sido capaz de destruir al inmortal pez medusa. El solo hecho de pensar en luchar contra algo a un nivel similar hizo que la columna vertebral de Shea se estremeciera.