Dungeon Defense (NL)

Volumen 4

Capítulo 3: El Día en que las Flores de Cerezo Caen

Parte 3

 

 

El Rey de los Campesinos, Dantalian. Rango 71º.

Calendario Imperial: Año 1506, Mes 4, Día 7.

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Llanuras de Bruno – Armada de la Alianza Creciente – Prisión Sencilla.

 

— Holis, Dantalian. Señor Genio Auto-Proclamado.

La noche era calmada. La lluvia que había dejado de caer en el atardecer se mantenía viajando hacia algún lugar a través del aire. Aunque la antorcha hacia que las sombras parpadearan como vapor, haciendo que los perfiles parecieran débiles, en lugar de mantenerse en pie sobre el suelo, parecía como si la mitad de los pies de Barbatos fuesen engullidos por un pantano netamente negro.

— Gyaa. Parece que la vida en prisión debe encajar muy bien con tu cuerpo. Mira la complexión en tu rostro. Esa cara tuya, la que siempre ha pesado debido al cansancio, ha florecido. Realmente lo ha hecho. Ay, que niño tan adorable. No fue una pérdida de tiempo enviarte a prisión.

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Aunque eso era vago y ambiguo, la ocasión de la presencia distinta de Barbatos desapareciendo no ocurrió. Su voz. Era porque su voz fue cubierta por risas. Aunque a ella se le hacía fácil reírse, cada carcajada estaba llena de viscosidad y densidad que fue construida desde lo más profundo de su corazón. Cada vez que reía, se sentía como si yo pudiese ver un poso que no tenía un fondo visible.

—………

Yo sabía que vendría.

Mi mente ya estaba preparada para ello.

Sin embargo, había una cosa. Algo que no predije, y ese era el hecho de que Barbatos no había venido sola. Al acercarse se podía ver que traía a alguien arrastrado por el cabello. Mi corazón se congeló al instante. Me preguntaba si había sentido la temperatura de mi mirada, pues sonrió.

— Ah, ¿ella? Venia para acá cuando tuve una grandiosa idea. Cuando esta chica y tú estuvieron flirteando hace tiempo atrás, te di una terapia de pareja, ¿no? sin embargo, sentí que ustedes no estaban pasando mucho tiempo juntos últimamente.

Lapis.

Lapis Lazuli. Mi amor.

Mi amante, cuyo cabello rosa era hermosísimo, y sus ojos azules eran bellos, estaba postrada débilmente allí, desnuda, azotada por un latico y con marcas de quemadura por todo su cuerpo. Barbatos tocó la cabeza de Lapis.

— Es por eso que usé esta oportunidad para ser un poco más formal.

—……………

— Wow. Maldito, mírate el rostro. Parece que podrías terminar siendo asesinado “accidentalmente” por mí, ¿sabes? ¿Hm? Cierto, ya me has jodido en el campo de batalla, entonces ¿por qué no ser capaz de hacer algo como tomar tu vida?

Barbatos.

Realmente eres…

— ¿Qué?

Sonrió ampliamente.

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— ¿Es la primera vez que ves a una puta?

Cerré mi boca.

La otra parte tenía un rehén. Uno que era una herramienta que podía ser tratada de cualquier forma que su captora desease. Por eso, era un método de demostrar su poder ante mí. En otras palabras, como si fuese una bomba que pudiese explotar en cualquier momento, debía ser tratada de la forma más rápida posible, e incluso yo debía tratar de no molestar a la individua que trataba de alardear sobre su fuerza. Ya que yo seguía sin mostrar respuesta, Barbatos emitió un “hmm” con su nariz.

— Bien. Me gusta que te comportes bien. Parece que has comprendido tu lugar. Bueno, ya que tú y yo estamos en una relación donde hemos visto todo lo que se puede ver, no voy a extenderme. Discúlpate.

— ¿Disculparme?

— Si. Discúlpate por cambiar a tu oradora como te plació. Discúlpate por solicitar un juicio militar, y por encima de todo, discúlpate por tratar las vidas de mis soldados como juguetes, como si este campo de batalla fuese un parque de juegos, Dantalian.

Barbatos exclamó un “ah”, y añadió algo más.

— Oh, cierto. No te permitiré dar excusas. Algo como, “esa no fue mi intención”, o cualquier otra cosa tan estúpida como esa. Cada vez que escucho tonterías, siento como si la otra persona también sea estúpida; pero por otro lado, también siendo que me están tratando como basura. Quizá sea que mis emociones están destrozadas, pero bueno, eso no es cierto. Algo no me parece bien cuando eso pasa. Si una persona es una persona, entonces debería mostrar respeto mutuo. Ambas partes no deberían ser unos hijos de puta, ¿cierto?

Barbatos lanzó a Lapis al frente. ¿Se había desmayado? Lapis no exclamó ni gimió, simplemente cayó al piso.

— La forma de disculparse es simple. Primero, decapita a esa chica humana con tus propias manos. Luego, degollar a esta paria. Finalmente, sería mi turno de arrancarte uno de los brazos. ¿Qué te parece? Simple, ¿no? Las disculpas necesitan poseer relevancia, sinceridad, y cordialidad, después de todo. Aunque alguien tan imprudente como tú podría no entender muy bien esto, disculparse originalmente era algo así. Difícil, ¿no? Ya que lo es, es la razón por la que, en primer lugar, no debiste cometer un error.

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—………

— Cuatro mil personas murieron.

Barbatos pisó la cabeza de Lapis con su pie derecho. Ella era la que se jactada diciendo tener una gran fuerza entre los Lores Demonio. Si en este preciso instante, ella colocase un poquitico más de fuerza en su pie, entonces es probable que la cabeza de Lapis terminase siendo aplastada.

— Son 4 mil personas, ¿sabes? Cuatro mil solo de mi ejército fueron asesinados por los jueguitos tuyos y de la puta esa. ¿Acaso no les parece extraño?

— Barbatos, todos mueren en la guerra.

— Si, pero no mueren como un juguete. Esa es la parte importante. El hecho es que en la muerte se requiere un significado. Con solo esa idea, la gente como nosotros es capaz de ir a la guerra.

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Barbatos sacó una daga de sus ropas. Luego tomó y levantó la cabeza de Lapis nuevamente y colocó el arma en la mejilla de mi amante. Fue en ese momento en el que ella abrió los ojos lentamente.

Nuestros ojos se encontraron.

—…………………

—…………………

Aunque no dijimos nada.

Tanto Lapis como yo terminamos nuestra conversación en un instante.

Independientemente de si lo sabía o no, Barbatos continuó con su actitud sangriento-humorística. Aunque fue ligero, el filo del arma perforó la piel de Lapis. La sangre carmesí que se formó fue distinta en mis ojos.

— Particularmente no confié en ti desde un principio, Dantalian. La confianza nunca existió en nuestra relación.

— Es decepcionante oírlo. Yo estaba bastante confiado de que éramos capaces de levantar una relación bastante buena. Aunque no deseo lograr un beneficio con algo que ya ha terminado, te salvé a ti y a tus fuerzas una vez, ¿no?

— El Lenguaje de Habsburgo.

Barbatos sonrió.

— Realmente se cómo hablar algunos lenguajes humanos, idiota.

—…………

— Hay algo que te está dando vueltas en la cabeza, ¿cierto?

Inmediatamente recordé una risa aguda en mi cabeza.

– Oye, ¿Ven eso? Dantalian, ¿qué están balbuceando?

Antes del inicio de la guerra. Durante el tiempo donde Barbatos y yo estábamos en nuestra glorificación de quemar la cordillera, cada vez que castigábamos a los aldeanos “tala y quema”, Barbatos me dejaba las traducciones. Eso era porque los orgullosos Lores Demonio no creían que era necesario familiarizarse con los lenguajes humanos. Sin embargo, ¿este no era el caso? ¿Ella lo conocía? A pesar del hecho de saberlo, se hizo la loca y simplemente observó cómo yo interpretaba sus palabras. Ella había estado probándome con el fin de saber si yo era de confianza, para ver hasta dónde podía confiar en mí. ¿Ese era el caso…?

En ese tiempo, no interpreté las palabras tal cual los aldeanos las decían. Traté a los campesinos con simpatía en todas las oportunidades. Sin embargo, ante los ojos de Barbatos, eso debió parecer como “distorsión a sus palabras”. Alguien en quien no se puede confiar por completo. No podía discutir si estábamos viendo eso… Sin embargo, tuve algo para protestar.

— Es cierto. Hay algo que me está dando vueltas en la cabeza. ¿Y qué? Querías que la guerra se librara. Por eso, acordemente te la dí. Querías obtener la victoria. Acordemente te di una. Te he ofrecido todo lo que has deseado hasta ahora. A pesar de eso, ¿estás dudando de mí solo por unos errores de traducción netamente triviales? Existen límites para tener una mente cerrada.

— Huh, ya deja la ridiculez, Señor Dantalian. Sea la guerra o la victoria, eso es algo que ambos queríamos. ¿Por qué tratas de actuar todo amable por decir que “obsequiaste” algo o lo que sea? ¿Quieres ver una marca muy bonita en el cuello de esta puta?

Barbatos acercó la daga a la garganta de Lapis mientras hablaba sarcásticamente. Lapis me miró mientras permanecía como siempre, no se dejaba intimidar por eso.

Ah, Barbatos. Has cometido un error crucial. Lapis no era mi debilidad. Ella era una gran mujer que absolutamente no se perdonaría a sí misma si llegase a ser degradada a algo como mi debilidad. Ella y yo nos hemos hecho fuertes el uno al otro. Fui capaz de seguir con vida debido a su mirada incambiable.

— Tienes razón, Barbatos. Tú y yo ansiamos la guerra y deseamos la victoria.
Como ese es el caso, no debes matar a mis vasallas.

— ¿Ahhh?

— ¿Finges demencia? ¿O realmente no lo sabes? Ya que has experimentado la batalla de hoy, ya deberías estar consciente de ello.

Hablé calmadamente. Coloqué en mis labios la verdad que Barbatos nunca deseó escuchar. Más que complacido vocalicé la realidad que la Reina de Plata no deseaba enfrentar.


— Mi general y la Princesa Imperial son más competentes que tú.

Clic.

El cuerpo de Barbatos se heló al instante.

Pude sentir que su respiración también se había congelado. Un silencio nos rodeó por completo. La humedad formada en los barrotes de hierro de mi prisión se reunió en una gota de agua y se deslizó. Barbatos estaba quieta, por eso, Laura, Lapis y yo simplemente soportamos el viento frio en silencio. Ya que no hubo respuesta inmediata, fui el primero en abrir la boca.

— Ya una vez estuviste preocupada hasta el punto donde casi enfrentabas la derrota a manos de la Princesa Imperial. Aunque declaraste que fue debido a la derrota aplastante de Su Excelencia Marbas, si fueses más competente que la Princesa Imperial, entonces no te habrías visto forzada a entrar en una posición defensiva. Mi general y yo. Es decir, si Farnesio no hubiese llegado a salvarte, a estas alturas, los humanos nos habrían arrebatado a nosotros, la Alianza Creciente, la última área del llano.

—…………

— Más que eso, incluso hoy fuiste incapaz de predecir el ataque sorpresa de la Princesa Imperial. Si supieses hablar el lenguaje de Habsburgo, entonces eso se habría convertido en una burrada muy costosa. ¿Por qué es que el ejército imperial de Habsburgo no pudo ser visto aunque los ejércitos de cada nación estaban reunidos? Debiste haber sido capaz de notar la amenaza que se acercaba a través de esa pesada lluvia. Aunque tuviste la oportunidad de hacerlo, no lograste comprenderlo.

Me disculpo Barbatos.

Pero ustedes los Lores Demonio requieren algo de terapia sorpresiva. Si el tiempo sigue fluyendo de esta forma, entonces nunca serán capaces de predecir la verdad de que toda la raza demoniaca será aniquilada por los humanos. Estuvieron tan confiados de su competencia. Mi rol simplemente fue quebrar esa arrogancia suya. Por eso le dije lo siguiente:

— Es cierto, ¿dijiste que murieron 4 mil soldados? Es un infortunio. Tienes mis condolencias. Sin embargo, ese no fue error de Farnesio, ni mío, y mucho menos de la Princesa Imperial. Todo lo que hemos hecho es adoptar nuestras posiciones correspondientes. Barbatos, el hecho de que perdiste a tus cuatro mil soldados hoy…

—…………

— Es simplemente porque eres menos competente que nosotros.

Aunque eso era increíblemente lamentable.


Barbatos, resulta que incluso tú, la individua que brilla tanto como los campos nevados durante la noche lunar oscura, eres menos competente que alguien más. Quizá seas capaz de adoptar un rol secundario en el escenario, por no puedes ser protagonista. Ese es tu límite.

Incluso tú debes haber sentido vagamente el hecho de que tu personal militar enfrentó la muerte porque fuiste incapaz de notar el movimiento de las tropas enemigas. El hecho de que la vida de tus hombres simplemente colgaba en tus hombros y de que eras incapaz de pasarle esa responsabilidad a otro. Has terminado airada solo porque te lamentas y te detestas.

Ahh, Barbatos. Lord Demonio cuya risa es despiadada. La sagrada e inviolable Lord Demonio que se llama a sí misma “la majestad absoluta”, la maestre entre el consejo de 72 que dirigen la raza demoníaca. Fuiste incapaz de manejar esta era por ti misma. Fuiste programaba para ir a través de las crueles temporadas de los próximos diez años. Más que eso, los individuos que estaban destinados a ser los protagonistas ya fueron decididos. Elizabeth von Habsburgo, Laura De Farnesio, y el héroe que llegará algún día… Ellos escribirán un poema épico sobre la unificación del continente en un solo imperio, y tú solo serás una canción, la cual ya ha cesado, conoció su final e instantáneamente desapareció.

Sin embargo.

— Déjame vivir.

Yo estaba aquí.

— Te daré la guerra. Te otorgaré la victoria. Te presentaré un futuro sin derrota. Le mostraré a nuestra raza demoniaca los campos cálidos. No me importa si tomas la posesión exclusiva del honor y la gloria, Barbatos. Incluso puedes tomarte cada trozo de eso llamado orgullo y fama. Solo deseo una cosa.

Simplemente.

Por eso.

— Perdóname a mí y a mis vasallas.

Hubo un silencio.

Barbatos abrió su boca. Esos eran labios que ya no podían albergar ningún tipo de humor.

— Esas palabras.

—………

— ¿Puedes responsabilizarte por ellas?

Asentí.

Trabajemos juntos, incluso si tienes la oportunidad, si nos tomamos de las manos podemos superar cualquier cosa –rechacé dulces palabras como esas. Al otro lado de esta llanura se encontraba una Princesa Imperial que iba a propinar la peor pesadilla en la historia. Si yo iba a ir contra ella, entonces son tenía más opción que convertirme en una pesadilla también.

Y yo no encontraba el convertirme en una pesadilla como algo asqueroso o verlo como una tarea difícil, simplemente era una ocasión divertida para mí. ¡¿Cuán afortunado era que yo fuese en el que tomase el rol protagónico?! Debes estar deleitándote, Barbatos. Aunque parece que te lamentabas por la muerte de 4.000 soldados, puedo seguir riendo como si fuese yo el que masacrase a 4 millones de personas. Recibe el hecho de que soy un hijo de puta honesto. Te guiaré. Tomaré la responsabilidad.

— Cuatrocientos años.

Hablé.

— Por menos de cuatrocientos años, las expediciones de la Alianza Creciente han pasado por fracasos continuos. La razón detrás de esto no es porque fuiste débil. Al contrario. Es lo opuesto. Fuiste muy fuerte.

— ¿…de qué estás hablando?

— Mira. Incluso si estamos en la Alianza Creciente, como mucho, solo la mitad de los Lores Demonio que viven en el continente demoníaco están participando. Los Rangos del 1º al 4º no se presentaron en las expediciones. Los únicos individuos entre los Lores Demonio de mayor rango involucrados en los conflictos son tú, Paimon y Su Excelencia Marbas. A pesar de eso, sorpresivamente tenemos un ejército masivo de cien mil.

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Incluso si una nación fuese a destrozar cualquier personal militar que puedan, les sería difícil exceder un poder de 40.000. Los Cruzados, una fuerza que fue creada luego que cada nación se uniese y exprimiese cualquier fuerza militar que pudiese, no tenían más que cien mil soldados. Claro, esa probablemente no sea su mayor fuerza. Sin embargo, si consideras el hecho de que los demonios son más fuertes que los humanos a nivel regular, en términos de poder militar, la brecha entre la Alianza Creciente y los Cruzados se incrementó muchísimo.

— Diré esto con la mayor honestidad posible. En todo el continente demoníaco, los Lores Demonio que sinceramente desean la victoria son los que participan en esta guerra. Al resto, la tierra que pertenece a los humanos no es más que un nido de insectos que pueden aplastar fácilmente si se lo proponen.

—………

— De cualquier forma, a lo que ellos le temen es a ustedes.

— ¿…los Lores Demonio le temen a sus mismos parientes?

Así es.

Nunca pensé que era aburrido.

Volverse un rey era el pináculo de la autoridad que tenía el rol de guiar a la gente. Sin embargo, había una enorme cantidad de 72 personas que estaban de pie en ese zenit dentro del continente demoníaco. No fue por gusto que denuncié que este lugar era similar a esas naciones tribales.

La única razón por la que esta estúpida sociedad seguía en pie era por el enemigo en común, es decir, era porque la humanidad sobresalía. ¿Qué pasaría si esta desapareciese? Tal como Barbatos lo deseaba, ¿qué sucedería luego que realmente seamos capaces de subyugar a todo el continente humano?

— Es simple, Barbatos. Tras aplastar a toda la humanidad, los Lores Demonio, sin duda alguna, comenzarán una guerra civil con el fin de distinguir quien tiene mayor autoridad entre ellos.

Barbatos frunció el ceño. Ciertamente, ella era una mujer que había entregado su vida a la conquista del continente. No había considerado las emociones ni posiciones de las demás basuras de Lores Demonio que no tenían interés en algo como la justificación y simplemente desviaban su atención a su propia seguridad.

— Cuando ese día llegue, ¿cuál crees que será el Lord Demonio que tendrá la ventaja? ¿1º Baal? ¿2º Agares? ¿El 3º o quizá el 4º? No. Ese no es el caso. Sin importar cuán poderoso pueda ser el individuo, no puede soportar un asalto grupal. Uno del grupo al que más le teme.

Sonreí.

— Son ustedes.

—…………





— Barbatos. Paimon. Los comandantes de armada como ustedes, quienes utilizan a los demás Lores Demonio como su propio poder militar. Los Lores Demonio entre los Lores Demonio. Durante la anarquía inevitable que se presentará luego de la exterminación de la raza humana, ellos no tendrán más elección que temerle a gente como ustedes, quienes se mueven en grupo.

Ciertamente, esa era una verdad muy evidente.

Pues sabían que sería su turno luego que los humanos cayesen en la ruina.

Yo estaba seguro que los Lores Demonio, quienes no participaban en esta expedición de la Alianza Creciente, estaba planeando desesperadamente como hacer que la guerra falle.

El hecho de que la Alianza Creciente experimentase fracaso tras fracaso durante los últimos 400 años no era una coincidencia. Como mucho, Paimon solo trató de detenerme, ella nunca había tratado de desarmar a la Alianza por sí sola. La gente que era más vil y astuta que Paimon era la que estaba al acecho en la parte trasera del continente demoniaco.

— Traidores. Estamos rebosantes de traidores. Me acusaste de haber cometido traición racial. Sin embargo, algo de mi grado puede considerarse humilde. Esto se encuentra a un nivel moderado sin límites. Aunque te jodí solo por unos 20 minutos durante el tiempo del discurso, esos Lores Demonio estuvieron jodiendo a su propia raza durante los últimos 400 años.

—………

— ¿Comprendes por qué debes mantenerme con vida?

Nuestros enemigos nos rodean.

Al frente, la única heroína conocida como la Princesa Imperial Elizabeth.

Atrás, los poderosos Lores Demonio comenzando por los rangos 1, 2, 3 y 4.

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Ellos nos presionan, nos amenazan, y nos intimidan por ambos frentes hasta que finalmente terminemos enfrentando una destrucción mutua.

Saqué mi brazo por entre las barras de hierro.

— No tenemos tiempo para estar luchando entre nosotros. Toma mi mano. Tomemos las cabezas de los traidores, y si tenemos que salvar algo de tiempo, hundamos el barco de la Princesa Imperial también. Una vez que lo hayamos hecho, estableceremos una sociedad en la que gobernemos.

A pesar de estar atrapado por estos barrotes de hierro, esas personas que deben venir a mí han venido. Desde el principio, la persona que tuvo que ser enviada estaba constantemente en ese lado. Como no era necesario que yo estuviese caminando de aquí para allá, yo estaba libre.

Aquí estaba yo, dentro de esta prisión.

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