Dungeon Defense (NL)

Volumen 2

Capítulo 4: Juego Barroco de Verdad o Reto

Parte 1

 

 

Lord Demonio más Débil, Dantalian. Rango 71.

Calendario Imperial: Año 1505, Mes 9, Día 17.

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Cercanías del Castillo del Lord Demonio Dantalian.

 

— Una persona que parece ser un noble está escapando. ¿Está bien no ir tras él, milord?

— Déjalo. Ese hombre es el Margrave de Rosenberg. Un gran noble que está compitiendo por la precedencia en la región norte del Imperio de Habsburgo. Si capturase al margrave aquí, entonces las consecuencias serían innecesariamente enormes –declaré.

No había razón para nosotros resaltar más de lo necesario. No aun.

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‘El inferior Lord Demonio, de rango 71, ha tenido éxito en capturar al margrave más grande del imperio…’, eso se convertiría en un escándalo excesivamente grande. Llamaría rápidamente la atención de todo el continente. También aparecerían las facciones que me vigilarían día y noche. Eso era algo que no quería.

El territorio del Aristócrata de Rosenberg estaba ubicado en el borde entre el mundo humano y demoníaco.

Para lograr que los ejércitos demoníacos invadan a los humanos, y los humanos invadan a los demonios, este era el camino que ambos bandos tenían que cruzar. Si tocabamos una zona tan peligrosa sin pensarlo, estaríamos despertando a un lobo durmiente.

Mantener un perfil bajo era la mejor elección.

— Aunque puede que hayamos ganado, si lo mirabas objetivamente, esta no era una victoria impresionante. No son más que 3,000 soldados que suprimieron a unos 1,000. Además de eso, he perdido mi Castillo de Lord Demonio. Con todo esto, los demás demonios lo que harán es ridiculizarme.

Un Lord Demonio que perdió su Castillo, a pesar de haber tenido una ventaja militar 3 veces mayor.

Planeaba hacerlo para ver cómo la gente me evaluaba.

En conclusión, mientras yo era un nuevo rico que tuvo suerte vendiendo la hierba negra con el fin de prosperar, también era despreciado como el tonto entre los tontos que había aceptado a una paria mestiza como mi amante. Si esta no fuese la táctica fingida perfecta, entonces no sabía que era.

Reí con satisfacción.

— Ese margrave ha hecho un trabajo bastante impresionante. Y pensar que él derribaría mi Castillo de Lord Demonio… Esperaba que pudiese, al menos, llevarse las hierbas de mi castillo, pero fue más allá e hizo algo más. Qué esplendido.

— No importa cuán grande sea el mundo, el único Lord Demonio que se alegraría de ver su castillo destruido es usted –Miss Farnesio habló con un tono estupefacto–. Aunque ésta damisela cree que los demás Lores Demonio lo menospreciarán completamente, milord.

— Si me llegan a despreciar, solo podría estarles agradecido –esto era exactamente lo que yo quería–. Piénsalo, De Farnesio. El Margrave de Rosenberg pudo haber movilizado fácilmente 10,000 soldados. Sin embargo, la cantidad actual de tropas que trajo consigo apenas alcanzó los 1,000. Una fuerza militar que consistía principalmente en infantería y caballería ligera, mas nada. ¿Cuánto pudo haberme subestimado como para haber hecho esto?

Pero gracias a esto, pude sobrevivir.

Si el margrave hubiese liderado un ejército de 10,000 soldados para invadir mi castillo, entonces no habría tenido posibilidad de defenderme.

Incluso si yo estaba rebosante de dinero, se requería tiempo reclutar tropas. Se requerían muchos meses antes de poder reunir la cantidad necesaria para acercarme a los 10,000. De haber sido afortuandos, habríamos tenido que reclutar tropas durante 6 meses mientras nos manteníamos al trote.

Sin embargo, el Margrave de Rosenberg terminó movilizando una tropa de 1,000. Allí, una ruta de escape fue creada. El descuido del margrave me permitió seguir vivo.

Era una regla que incluso los leones tenían en mente al momento de cazar conejos. Ese margrave no conocía una verdad tan simple, lo cual lo llevó a su propia derrota.

— ¿Dar todo de ti cuando cazabas conejos, eh…? Es una línea bastante profunda. Ésta damisela lo tendrá en mente.

— ¡Ay, qué linda! Como recompensa, te presionaré la coronilla.

— Ay, ay, ay, ayyyyyy, pero, ganamos… Logramos la victoria como usted quería, ¿por qué está masajeando nuevamente a esta damiseeeelaaaaa…?

Ríndete.

A partir de ahora, esta damisela era mi pastelito de arroz personal. Le había agarrado bastante cariño a esta sensación insoportablemente suave en su cabeza. Jugaré contigo tanto como lo hice con mi segunda media hermana.

Luego que la batalla terminó, capturamos una considerable cantidad de prisioneros. Aproximadamente 600 de las 1,000 tropas enemigas habían perdido su voluntad para luchar, y se rindieron. Ya que, tanto para mí como para Miss Farnesio, esta era nuestra primera vez en tratar asuntos de post-guerra, estábamos perplejos.

— ¿Tiene una instalación para acomodar a los prisioneros, milord?

— ¿Qué esperas de un Lord Demonio al que le acaban de destruir su Castillo?

— Hmm. Ya que sería problemático dejarlos aquí, encarguémonos de ellos.

Me encogí de hombros. No tenía razón para rehusarme.

600 humanos fueron masacrados ese día en la colina.

Mientras despreciaba la imagen de la masacre que sucedía ante nosotros, compartimos una conversación amistosa (se le dice así, pero se lee ‘castigo de amasado). Los prisioneros nos gritaban y rogaban que los salváramos, pero los ignoramos.

— Ah, ahora que lo pienso –recordé algo importante–. De Farnesio. Aún no has cometido un asesinato con tus propias manos, ¿cierto?

— ¿Hm? Si fuese a entrar en detalles, entonces sí, tiene razón.

— Recomiendo que uses esta oportunidad para experimentar el acto de asesinato. La diferencia entre matar a alguien mentalmente y ‘realmente’ matar a alguien es considerablemente vasta. Si vas a ganar experiencia de antemano, entonces no terminaras en una situación delicada luego.

— Ciertamente, tiene sentido.

Laura De Farnesio asintió y se dispuso a bajar la colina. Recibió una espada larga de uno de los soldados e inmediatamente la osciló hacia el cuello de uno de los prisioneros con un movimiento suave. Como el cuello no fue cortado con un solo golpe, tuvo que repetir el movimiento de 5 a 6 veces.

Con la cabeza del prisionero en su mano izquierda, Miss Farnesio se regresó hacia donde yo estaba. Me miró e inclinó su cabeza.

— Ésta damisela no sintió ninguna sensación realmente notable.

— Ohh. Parece que tienes un corazón más fuerte de lo que imaginé.


En mi caso, yo quedé un poco aturdido luego de mi primer asesinato.

Podía recordar distintivamente el temblar de mis manos luego de haber matado a mis dos secuestradores. Eso fue cuando estudiaba el tercer año de la primara.

Aunque, en realidad, la persona que incitó el secuestro fue una de las mujerzuelas de mi padre.

En ese tiempo, uno de mis secuestradores gritó de miedo: ‘¡No hice nada malo! ¡Tu familia dijo que me pagaría! ¡Perdóname, por favor!’.

Quizá yo estaba más sorprendido por esa declaración que por mis asesinatos.

La persona cegada por amor estaba atada a hacer algo loco.

Mi padre cerró sus ojos para siempre sin darse cuenta de la verdad de este incidente. Me quedé en silencio a propósito. Se sentía como si yo fuese un soplón si le decía, por eso no era de mi agrado. Así pensaba yo entonces.

No quise prestar la mano de mi padre.

Personalmente, yo castigaría a cualquiera que amenazara mi vida.

Así como un león no le pide al tigre que pelee en su lugar.

A la edad de 10 años, fue el momento en el que mi sentido fundamental de la ética fue sellado en mi cerebro.

— Milord. Ésta damisela desea convertir la cabeza de este prisionero en un cráneo y quedárselo –Miss Farnesio abrazó la cabeza y dijo–. Por una u otra razón, esta es la primera persona que ésta damisela ha matado. Es un evento monumental. Debido a usted, ella fue capaz de descubrir que hacer historia uno mismo es mucho más divertido que estar viendo la historia del pasado. Por eso, la cabeza de este tipo será el primer sacrificio que marcará el nombre de ésta damisela en la historia… Deseo atesorarlo.

— Bueno, ¿no está bien? Un pasatiempo de coleccionar cráneos es tan sofisticado que es asombroso.

— Hmm. Ésta damisela sabía que usted lo entendería, milord.

No era como si lo hubiese entendido del todo.

Yo la estaba respetando.

Luego que Laura De Farnesio hubiese dado la orden de limpiar el resultado post-guerra –le di esta tarea porque, sinceramente, eso era algo muy agotador para estar haciéndola yo–, fui a ver a Lapis Lazuli.

Lala estaba organizando documentos en la sede en el extremo posterior de nuestras fuerzas. Una vez entré a la habitación, dejó de hacer lo que estaba haciendo y me miró.

—……

—……

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El momento en que estuve a punto de abrir mi boca, ella tomó la iniciativa:

— Ésta está decepcionada.

—……

— Ésta estaba decepcionada.

Lapis Lazuli bajó la pila de papel, y me miró fijamente.

— Usted trató a ésta como una amante común. Lo que ella deseaba era que la tratase como una compañera autoritaria, Alteza. Ésta nunca deseó una relación amorosa encadenada a otro. ¿Por qué trató de robarle el juego y la presa?





—…lo siento.

— Ayer, dijo que me amaba, ¿no es así, Alteza? –yo asentí–. ¿Aún sigue amándome?

— Sorpresivamente, así parece.

—…huh –Lapis Lazuli soltó un pequeño suspiro–. Establezcamos reglas.

— ¿A qué te refieres con reglas?

— No pida afecto de ésta, y ella también optará por no solicitárselo, Alteza. Lo más importante para ambos es tomar todo el poder en el mundo demoníaco. Con el fin de lograr eso, una actitud fría es capaz de superar las lágrimas y la sangre si es necesario.

— Estoy completamente de acuerdo.

—…las cosas se han vuelto un lío –Lapis Lazuli presionó sus dedos en su frente y cerró sus ojos–. El amor no es más que una debilidad. La carga excesiva de emociones no tiene ningún propósito. Que usted, Alteza, considere a ésta como una mujer, es una completa sorpresa. Ante de ser una mujer, ésta es una simple campesina súcubo que desea asegurar el éxito.

— Lala. También tengo algo que decir con respecto a eso –sonreí débilmente–. No soy el único con una carga excesiva pegada a sus emociones. Lala, tú también estás así. Es lamentable, pero no te encuentras en posición de estar reprochándome eso con tanta confianza.

— Mil disculpas, pero ésta es incapaz de comprender lo que usted está diciendo.

— ¿Acaso no estás enamorada de mí también?

—……

Lapis Lazuli lentamente frunció el ceño.

— ¿Se encuentra bien, Alteza? Existe un límite para el ego excesivo.

— Piénsalo cuidadosamente. Si yo terminase siendo un esclavo del amor, si llegase a pasar, sería beneficioso para ti. Si estuviese atado, subyugado y forzado a arrodillarme por todas y cada una de tus palabras, entonces, eventualmente, tomarías una posición superior a la del Lord Demonio Dantalian. Por eso, el día en que yo obtenga el puesto del poder, tú, ya habiéndome tenido en tus manos, serías la real y más grande autoridad, ¿o me equivoco? –Lapis Lazuli cerró su boca. La sonrisa en las comisuras de mi boca se amplió–. Pero no lo hiciste. No, fuiste incapaz de siquiera considerar esa noción. En lugar de deleitarte al verme obsesionarme contigo, te sentiste disgustada. ¿Por qué pensaste así?

—……

Un rato pasó. Mucho tiempo, diría yo.

Un poco de sorpresa estaba contenida dentro de los ojos azules de Lapis Lazuli. Era como si fuese la primera vez que presenciara un paisaje natural bastante abrumador.

—…tiene razón, Alteza. Ésta no tiene razones para rechazar cortejo. ¿Por qué ésta…?

— Eso es porque me amas –di un paso hacia donde estaba ella. Nuestras miradas se acercaron bastante también–. Sin embargo, antes de amar a alguien más, amamos a la autoridad. Por eso, amamos a la persona que ama la misma autoridad que nosotros. Al igual que un músico siente atracción por su amante que aprecia la música. Al igual que un poeta que se siente atraído por su amante que se obsesiona con los poemas…

Era exactamente como nosotros.

Hacia la persona que anhelaba fuertemente la autoridad más que ellos mismos.

Hacia la persona que comprendía la autoridad tanto como ellos lo hacían.

El que nosotros fuésemos juntados era inevitable.

— Lala, amo ese tú que ama la autoridad.

—……

— Esa fría tenacidad que tienes, ese pragmatismo despiadado tuyo, y tu actitud que no permite siquiera el más mínimo descuido y tolerancia. Amo todo eso. Sin embargo, el momento en que pierdas esa aspiración tan pura hacia el deseo de poder, dejaré de amarte.

—…ésta lo entiende.

Los ojos de Lapis Lazuli lentamente se tornaron delgados.


— Ésta se había sentido decepcionada de la visión que usted tiene acerca de algo más preciado que la autoridad. Pues había percibido que la parte que ésta ama de usted, Alteza, estaba decayendo –Lapis Lazuli cerró sus ojos. Lentamente, como si tratase de apreciar algo–. Por eso, esto es… mi amor.

— Así es –otro paso–. Somos iguales. Tanto tú como yo amamos mucho la autoridad. Por eso, cuando vemos a la otra persona despreciar el poder, una ira incontenible surge de nuestro interior.

— Lo que ha dicho es correcto, Alteza. La autoridad tiene el valor primordial. Nada puede contradecir esto.

Lapis abrió sus ojos. La mirada fría que Lala siempre tenía estaba presente.

— Aunque ésta admite que lo ama, aun así, tiene que disculparse, Alteza. Al final, usted no es más preciado que la autoridad.

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Somos iguales.

Un paso más cerca.

Quizá era inapropiado referirse a esta emoción como amor.

No era amor.

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Mucho menos amistad.

La misma relación.

La sensación de establecer el hecho de que una persona puede relacionarse perfectamente conmigo realmente existía en este mundo.

No como Laura De Farnesio, quien recientemente acababa de levantarse, sino dos personas que ya se habían descubierto a sí mismas y que estaban completamente desarrolladas. Esos dos encontraron y reconocieron lo que la otra persona era, y confirmaron su relación.

Hasta ahora, yo era una raza única en mi propio mundo.

Solo yo existía, y solo yo formaba otro tipo de raza humanoide ajena a los demás homo sapiens.


Pero ahora, había encontrado a Lapis Lazuli y descubierto a la segunda de mi tipo.

En otras palabras. Amor por la humanidad.

Actualmente estábamos percibiendo un amor por la humanidad que consistía únicamente en nosotros 2.

— ¿Sabes cuál es la mejor parte de ser un Lord Demonio? Es el hecho de que apenas tengo que dormir. Hubo un tiempo en el que me mantuve despierto por cuatro noches seguidas, agonizando sobre algo. En ese entonces, me disgustaba mucho la idea de quedarme dormido y hacer que mis preocupaciones se cortaran a medio camino –di el último paso para acercarme a ella. Finalmente nos habíamos alcanzado el uno al otro–. La gente normal diría que esos sueños son inútiles. Que entre las cosas de la vida, algo como los sueños no era necesario. Sin embargo, soy un poco diferente. Los sueños no solo hacen que mi vida se sienta inútil, sino que también la hacen impotente. Siempre he estado sumergido en esa emoción.

— Aunque solo pueda ser la mitad, ésta sigue siendo una súcubo –sin nadie que tomara la iniciativa. Ella y yo juntamos nuestros cuerpos.

Mientras envolvía mi brazo alrededor de su espalda, ella movió su propio brazo alrededor de la mía también.

Al igual que dos serpientes venenosas enrollándose una cerca de la otra.

— Ésta puede controlar sus ‘sueños’, Alteza.

— Eso lo hará todo perfecto.

— Si. Ésta hará que usted sea perfecto, Alteza. Y ésta, también será perfecta a través de usted.

Nuestras miradas se acercaron. Nuestros alientos también.

— Eres mi debilidad. Sin embargo, si prestamos la atención suficiente, si no olvidamos de qué raza venimos originalmente, entonces ni siquiera una relación revelará los defectos del otro, sino una relación donde cubramos las deficiencias del otro.

Solamente por una autoridad poderosa.

Solo por una autoridad más grande.

Por eso, no una prometida, sino una compañera.

Ambos éramos compañeros.

— Lapis Lazuli, te amo.

— Ésta también lo ama, Majestad. Lord Dantalian.

Nuestros labios se unieron.

Dungeon Defense Volumen 2 Capítulo 4 Parte 1 Novela Ligera

 

Un efecto de sonido virtuoso sonó en mi oído.

 

[¡Han logrado sinceramente una conexión con la otra persona!]

[¡El afecto de Lapis Lazuli ha aumentado por 50!]

 

En lugar de prestar atención a algo como una ventana de notificaciones, aumenté la presión en el toque de Lala.

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Su piel suave pero fría era placentera.

Un poco más profundo.

Mientras exploramos la calidez del otro, mientras confirmábamos la existencia del otro.

Yo para mí, y ella para ella, cada persona simplemente llenaba a la otra.

Al igual que un perro persigue su sombra. Avariciosamente.

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