Dungeon ni Deai wo Motomeru no wa Machigatteiru Darou ka (NL)

Volumen 12

Capítulo 5: La Novia de la Capital del Agua

Parte 2

 

 

El sonido de la catarata retumbaba interminablemente.

Podía decirlo por las vibraciones que me llegaban. Aunque el fondo del estanque era frío y oscuro, todo mi cuerpo estaba caliente como si estuviera en llamas. Hacia un sonido burbujeante mientras me hundía.

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Cuando deje de moverme, sacudí la mano del agua fría que intentaba arrastrarme hasta el borde de la muerte y me empuje hacia arriba con un solo golpe.

Una fuente de burbujas rompió la superficie del agua manchada de luz.

–*¡Cough!* ¡Phuag!

Cuando mi rostro rompió a través del agua, fui atormentado por un ataque de tos. Mi garganta se convulsionaba mientras escupía el enorme volumen de agua que había tragado. El constante y potente rugido y las duchas de agua eran increíblemente irritantes. Pero esa misma irritación era una prueba de que yo, Bell Cranel, estaba vivo.

Estaba en el centro del enorme estanque en la base de la <Gran Catarata>, y apenas había escapado de la muerte.

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–¡¡Aaah, ooooh, errrgh…!!

Un agónico gemido idiota se escapó de la brecha entre mis dientes. Obedecí la pulsante voz de mis instintos y agité mis brazos como un niño ahogándose, dirigiéndome hacia la orilla del estanque mientras salpicaba el agua ruidosamente. En el instante en que mis pies luchando intensamente tocaron el suelo, lo patee con fuerza y empuje la mitad superior de mi cuerpo fuera del agua. Camine hacia adelante, casi tropezando y cayendo de cara en el agua, hasta que llegue a las aguas poco profundas que llegaban alrededor de mis espinillas.

–¡Aaaaaahhh…!

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Caí sobre mis brazos y comencé a gatear. Me dolía tanto todo el cuerpo que sentía que mis vasos sanguíneos habían explotado. El mundo se veía rojo. Ni siquiera quería imaginar en qué condición estaba. Probablemente me había fracturado varios huesos. Para escapar de este intenso dolor que hacia gritar a todos los nervios de mi cuerpo, tome las pociónes superiores que metí en las fundas reforzadas de mi pierna y las bebí. Lo hice una y otra vez, con quién sabe cuántos viales.

Después de haber vertido pociones en mi cabeza y beberlas hasta que todas habían desaparecido… finalmente levante la cabeza y mire hacia la <Gran Catarata>.

… Así que desde ahí fue de donde caí.

La inmensa catarata vertía sus aguas color turquesa hacia abajo. Cuando llegamos por primera vez a este piso, el magnífico flujo de agua me pareció tan hermoso que no podía quitarle los ojos de encima, pero ahora que estaba a menos de cincuenta metros de distancia, parecía un monstruo horrible. Más que nada, su inmensidad era aterradora. No pude evitar temblar ante la sensación de que la naturaleza era un enemigo que miraba fijamente a mi ser insignificante.

Creo que caí desde algún lugar cerca de la mitad de las cataratas. Dado que fui arrastrado por la corriente de un río que atravesaba el laberinto de varias capas dentro del acantilado, eso tendría sentido. Si hubiera caído desde lo más alto de la catarata por el techo de este piso… incluso mi cuerpo Lv. 4 probablemente se habría hecho pedazos.

Un escalofrío recorrió mi cuello mientras me levantaba y miraba alrededor.

El estanque era tan grande como un lago. Llenaba aproximadamente la mitad de la enorme caverna, y el color azul profundo del área directamente debajo de la catarata insinuaba su profundidad. Gotas de agua danzaban incesantemente en la base, levantando una niebla blanca. El rugido de la catarata era tan poderoso que me preocupaba que mis tímpanos estallaran. A unos cien metros al sur del estanque de inmersión estaba la cima de otra catarata que conducía al 26º Piso. Si cayera desde ahí, no habría manera de sobrevivir de nuevo.

Cuando le di la espalda al estanque de inmersión—o, mejor dicho, al lago—quedé frente a un paisaje mágico. Había orillas de cristal que parecían planos rocosos, valles cristalinos y acantilados de cristal. Todos estaban hechos del mismo cristal azul. La única planta a la vista era un árbol Ajura que derramaba sus pétalos blancos azulados. Mientras miraba el árbol, el cual había visto una vez antes en el Distrito del Placer, olvide el paso del tiempo.

… ¡Concéntrate! Este no es el momento para soñar despierto. ¡Tienes que reunirte con los demás!

Aclare mi cabeza y revise mi equipo. La <Daga Hestia> y <Hakugen> estaban a salvo en las fundas donde los había metido apresuradamente. Aparte de algunos antídotos, mis Ítems se habían ido. Pero mi armadura solo tenía algunos rasguños, y me quedaba mucha Mente.

En este momento, estaba en el lado este de la caverna. Si me dirigía hacia el sureste a lo largo de la orilla, alcanzaría el pasaje de conexión al 26º Piso, y si iba en dirección opuesta a lo largo del lado noreste el cual estaba mirando ahora, llegaría a una cueva que conducía al laberinto dentro del acantilado

La Especie Mejorada había desaparecido por un afluente.

Probablemente haya asumido que me ahogué en la <Gran Catarata> y perseguirá a Lili y al resto del equipo. Tenía que apresurarme.

Espero que estén bien…

Las aguas poco profundas donde estaba ahora tenían tantos racimos de cristal sobresaliendo de ellos que parecían arrecifes. Muy por encima de mi cabeza vi algunos puntos, probablemente Harpías y Sirens. Parecia que todavía no me habían notado. Para evitar batallas innecesarias, me dirigí hacia la cueva hacia el noreste, más allá del árbol Ajura. Justo entonces, escuche algo.

——

Era un sonido sibilante, como algo cortando atraves del viento.

Salte reflexivamente hacia un lado. Se podría decir que fue mi intuición de Aventurero la que me dijo a tiempo que me alejara.

Al instante siguiente, algo rasgo mi hombro y caí al agua poco profunda.

–¿¡Huh…!?

El agua ataco mi rostro mientras la sangre fluyendo de mi hombro ensuciaba la superficie color turquesa. Mire hacia arriba hacia <La Gran Catarata> que se elevaba detrás de mí. Innumerables líneas escarlatas se inclinaban a través del aire brumoso.

–¡Mierda… Iguazu…!

Murmure, irritado.

Monstruos golondrina que aparecían en la <Capital del Agua> que se extendía desde el 25º al 27º Piso. Vivian en el acantilado detrás de <La Gran Catarata>, y los Aventureros los llamaban “monstruos invisibles”.

La razón de su apodo era la increíble velocidad que poseían.

Cada vez que alguien aparecía cerca de la catarata, se lanzaban lo suficientemente rápido como para atravesar esa violenta catarata de agua y bombardearlos. Se veían exactamente como proyectiles disparados al aire.

Algunos Aventureros incluso les habían conferido el nombre “Destello”. ¡Eran los monstruos más temidos en este piso—y los más rápidos en los Pisos Inferiores!

— —¡¡…!!

–¿¡Eh!?

Ni siquiera tuve tiempo para maldecir mi propio descuido por estar parado cerca del estanque de inmersión antes de que otro destello escarlata se dirigiera hacia mí. Incluso con mi agudeza visual dinámica mejorada por mi <Aumento de Nivel>, no pude evitarlo del todo. Rasgo mi mejilla, y la presión del viento a su alrededor me hizo perder el equilibrio.

Entonces otro se disparó.

Este se dirigía al centro de mi torso, pero mientras estaba allí con los ojos bien abiertos, levante un brazo para bloquear el diabólico proyectil con el dorso de mi mano, que estaba cubierto de un protector de doble Adamantita.

–¡Agh!

Se escuchó un tremendo *¡Thud!* y sentí un impacto como si hubiera sido golpeado con un enorme martillo. Volví a caer torpemente sobre mi trasero en las aguas poco profundas.

Cuando miré la mano que bloqueó el ataque… vi que el cadáver de una golondrina estaba aplastado en ella. Las plumas escarlatas mojadas estaban cayendo, y su Piedra Mágica era visible debajo de la carne rosada. Mis ojos se encontraron con un ojo sangriento que se había salido de su cavidad, y me estremecí.

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Este era el destino de un Iguazu que fallaba en su ataque.

En el instante en que chocaban con un escudo u otro objeto duro, su propia velocidad se convertía en su maldición y aplastaba su cuerpo hasta la muerte.

La visión de esta vana y extraña manera de morir me asusto. Mientras estaba pensando en ello, escuche ese sonido otra vez.

*Whiz, whiz*

Un aterrador coro de cuerpos cortando a través del viento.

–… Mierda.

Mire hacia arriba, y una escena que rompía la esperanza apareció ante mis ojos.

Un increíble número de esas líneas escarlatas estaban inclinadas en el aire.

No estaba hablando de uno o dos. Incluso contando las trayectorias que podía ver de un vistazo, había al menos veinte de ellas. Sí, de hecho, una cantidad incontable de Iguazu estaba volando por allí.

¿Podría ser este un evento Irregular en el Calabozo—un brote masivo de monstruos? ¿Y sólo mi suerte—un brote de Iguazu?

Un escalofrío me recorrió la espalda. Mire fijamente cuando una de las líneas escarlatas se me acercaba y salte para evitarlo.

–¡Whoa!

— —¡¡…!!

Los Iguazu habían comenzado su bombardeo.

Decenas de ataques llovían a mi alrededor. Los monstruos pasaban a máxima velocidad medio paso delante de mí, rozando mis brazos y piernas antes de explotar en la superficie del agua como géiseres en miniatura.

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¡Era inútil—todo lo que podía ver eran líneas!

Corrí por las aguas poco profundas y me lance con toda mi fuerza detrás de un cumulo de cristales que sobresalían de su superficie.

–… ¿¡…!?

*¡¡Bambambambambam!!*

Inmediatamente, escuche el sonido del cristal destrozándose. Me quede boquiabierto mirando la lluvia de fragmentos de cristal volando por el aire y las poderosas vibraciones que podía sentir porque mi espalda estaba presionada contra el cúmulo de cristal.

¡Increíble!—¡Este grueso cúmulo de cristales que era duro como una roca estaba siendo destrozado ante mis ojos!

Algunos de los monstruos golondrina morían cuando chocaban contra la superficie, pero aun así intentaban demoler el obstáculo que se interponía entre ellas y su presa. Mientras me bañaban con esta lluvia de proyectiles de fuego rápido, el sonido de sus cuerpos cortando el aire ahogaba sus amenazadores gritos.

Segundo a segundo, el cumulo de cristales se acercaba a la destrucción total. Mi corazón latía bajo y distante.

Una gota de sudor cayo de mi frente.

Estaban apostando sus vidas para infligir un solo golpe mortal. Eso tenía que ser poderoso. Todos los Aventureros de Clase Alta decían que si te encontrabas con un Iguazu, debías dejar caer cualquier cosa que estuvieras sosteniendo y correr. Era razonable pensar que podrían abrir un agujero directamente a través de ti con sus cuerpos. Mis enemigos eran cazadores puros dispuestos a ofrecer sus propias vidas fugaces para asesinar al invasor.

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Supongo que esta era la segunda parte de mi bautismo en los Pisos Inferiores, justo después de la batalla bajo el agua.

El Calabozo no tenía piedad para los Aventureros que perdían el equilibrio.

¿Qué hago? ¿Qué hago? ¿Qué hago?

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El grupo de cristales donde me estaba refugiando estaba demasiado lejos de la cueva que conducía al interior del acantilado. Si trataba de escapar de esa manera, seria ensartado por el equivalente de un nido de avispas en el camino. Si nadaba hacia el estanque y me escondía debajo del agua, los monstruos viviendo en ella me matarían. Retirarse era imposible. Todo lo que podía hacer era resistir este ataque usando algún tipo de equipo de protección grande y duro. Pero no tenía un escudo ni armadura pesada. Bien podría estar desnudo. No había manera de que pudiera soportar el ataque. Estaba indefenso.

—Odio esto. No lo aceptaré. No podía salir así.

No moriré aquí. Este destino de destrucción absoluta podía irse a comer un montón de basura. Maldita sea, estaba desarrollando una boca sucia. Lo que sea, a quién le importa. A mí no. No si podía salir de aquí vivo.

Mis amigos estaban ahí fuera. Mi promesa de ayudar a los Xenos estaba ahí fuera.

El rival que quería vencer y la persona que admiraba a quien quería alcanzar estaban ahí afuera.

¡Aún no había hecho nada!

Un segundo después de que ese pensamiento paso por mi cabeza, el último de los pilares de cristal en el cúmulo se estrelló en el agua.

–… ¡…!

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Me lance bajo el agua para evadir la estampida de los Iguazu.

En medio de las salpicaduras, me di la vuelta y rápidamente me levanté de nuevo.

La mitad de la bandada de Iguazu había muerto, y el resto estaban volando por el aire mientras unían sus fuerzas de nuevo. Mientras observaba las innumerables líneas escarlatas inclinadas… me decidí.

Lleve mi mano derecha hacia mi cadera y desenvaine una Daga. Sosteniéndolo en un agarre inverso mientras me agachaba ligeramente, me prepare para enfrentar a la bandada de monstruos.

—Voy a cortarlos a todos.

Ya que no podía escapar y no podía defenderme, había decidido interceptarlos de frente. Mis compañeros Aventureros con más experiencia podrían desmayarse si pudieran verme ahora.

No era porque me hubiera vuelto loco o desesperado.

Solo acababa de pensar en algo.

Si ella estuviera aquí—si la <Princesa de la Espada> Aizu Wallenstein estuviera aquí—probablemente esto era lo que haría.

Y si ella podía superarlo… entonces demostraría que yo también podía.

— —¡Comencemos!

Había elegido a <Hakugen> como mi arma. Incluso entre mis Dagas, esta Daga hecha de cuerno de Unicornio era incomparablemente liviana y se manejaba increíblemente bien. Era la Daga adecuada para acabar con esos monstruos ultra veloces.

No necesitaba ninguna otra arma. Enfocaría toda mi energía en la única cuchilla en mi mano derecha. Si esperaba hasta que los viera, reaccionaria demasiado tarde. Tenía que sentir—el flujo del viento y su instinto asesino. Tenía que predecir sus trayectorias.

–…

Rocío blanco volaba desde la catarata mientras el sonido del agua golpeando se enredaba con el zumbido de monstruos cortando a través del aire.

Después de un momento, el color se dreno del mundo y todo se volvió silencioso. Incluso los latidos de mi corazón y las ondulaciones en mis pies desaparecieron. Esta mentalidad de concentración extrema me estaba llevando a alguna parte.

Mis labios aspiraron un pequeño aliento y lo exhalaron.

Al siguiente instante—

Todas al mismo tiempo, las líneas escarlatas de arriba se volvieron hacia mí.

— —¡Haaah!

Concentre toda mi energía en un solo empuje, y luego oscile la brillante cuchilla blanca hacia el veloz proyectil que lideraba la bandada hacia mí.

No hizo ningún sonido. Ni un chillido, ni un grito de muerte. El cuerpo del Iguazu simplemente se dividió en dos y cayó al agua detrás de mí.

Esa fue la señal para que comenzara el enfrentamiento frontal.

— —¡¡…!!

Un remolino de parpadeantes alas se precipito hacia mí.

Los intercepte a todos, sujetando a <Hakugen> fuertemente en mi mano. Tan pronto como mi brazo derecho se oscilo hacia abajo, volví a cortar hacia arriba. Un instante después, el próximo proyectil se me acercaba e incline la cabeza para esquivarlo. Al mismo tiempo, corte tres atacantes suicidas con una sola oscilación de mi Daga. Treinta y siete veces, intercepté los ataques frontales y altamente veloces. La primera oleada de golondrinas asesinas se abalanzo sobre la superficie del agua y luego se elevó hacia arriba antes de lanzar un segundo ataque desde todas las direcciones.

Empuñe mi Daga ante los destellos de luz que caían desde la cúpula como estrellas fugaces hasta que se volvían borrosas debido a su velocidad y fuerza.

— —¡¡…!!

El afilado pico de un Iguazu me rozo justo por encima de mi armadura. Chispas volaron de mi protector de hombro de doble Adamantita, y mi ropa interior de <Tela de Undine> se rasgó mientras un chorro de sangre salía a borbotones hacia arriba. La herida se amplió cuando corte el ala del enemigo.

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Una vez más, estaba goteando sudor. Todo mi cuerpo estaba caliente. Sentía que mi cabeza estaba a punto de quemarse. Mis extremidades me gritaban como para preguntar, ¿No había otra manera? Mi corazón me lo discutía. El <Firebolt> no podía destruir una bandada de aves porque se dirigía a un solo punto, no a un área amplia. A cambio de matar un par de aves, mi cuerpo quedaría perforado con docenas de agujeros. Realmente esta era la única manera.

Mi velocidad, la cual había recibido tantos elogios, era mi única ventaja.

Pero mis enemigos también estaban apostando sus vidas en esta batalla—

Cada destello de luz era una vida puesta en la línea. Un golpe mortal hecho a gran velocidad. La razón por la que el impacto era tan fuerte era porque estaban convirtiendo sus vidas en ataques. No pensaban en las consecuencias, sino que simplemente volaban hacia adelante con el objetivo de perforar a su enemigo.

Era por eso que también tenía que seguir oscilando mi brazo sin detenerme a pensar.

—¡¡Esta era una batalla de resistencia!!

–¡HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!

Me entregue completamente a mi instinto de Aventurero mientras dibujaba un brillante arco blanco tras otro a mi alrededor.

La velocidad de mi Daga se aceleró.

Al mismo tiempo, mi habilidad para percibir con precisión al enemigo mejoro.

Era como si mi intuición hubiera estado apagada, pero ahora que me había sido empujado a una situación difícil, mi ser físico y mental se estaban fusionando—

¡Más, más, más!

Recordé el continuo ataque que experimenté a manos de la persona que admiraba esa noche en el Distrito Laberinto.

Mientras recordaba a la feroz y hermosa <Princesa de la Espada>, entrelace la canción de mi Daga, oscilándola lo más rápido posible.

Justo en ese momento—

— —¡¡…!!

Corte la última ave tratando de perforarme desde arriba.

La brillante cuchilla blanca corto eficientemente su Piedra Mágica, e instantáneamente el cuerpo del Iguazu se convirtió en ceniza y se dispersó en el viento.

Me detuve, todavía posicionado con mi Daga al final de su trayectoria. Un rocío de agua cayó como una lluvia suave en mis mejillas enrojecidas.

Mi nivel extremo de concentración disminuyo, y el sonido de <La Gran Catarata> lleno mis oídos. Relaje mi postura y mire a mi alrededor.

Cientos de Botín—las plumas cortadas de los Iguazu—flotaban en las aguas poco profundas que me rodeaban.

–…Lo… hice…

Había sobrevivido a un brote masivo de Iguazu.

Limpie los rastros de sangre de mis mejillas y brazos y baje la mano que aún sostenía a <Hakugen>. Mi cuerpo se sentía lento.

Me había visto obligado a tomar una posición, y no había duda de que había gastado bastante tiempo y energía en el proceso.

Pero había comenzado a entender algunas cosas…

Tomar medidas drásticas era diferente de ser imprudente.

Sin embargo, llegaría un momento en el que tendría que arriesgarme—en otras palabras, cuando tendría que aventurarme.

Podría ser dentro de un año, o un día a partir de ahora, o tal vez dentro de un par de segundos. No tenía idea. Tenía que prepararme para ese momento, de muchas maneras.

Siempre tenía que buscar lo mejor de mí. Tenía que prepararme física y mentalmente.

Eso definitivamente era lo que hacían los Aventureros de Primera Clase. Era la única forma de evitar el arrepentimiento.

Ahora que había experimentado este bautismo del Calabozo, sentí que había crecido como Aventurero.

Deslice mi nueva arma, <Hakugen>, en su vaina.

En ese momento, escuche un sonido que me tomo por sorpresa.

Un sonido que estaba totalmente fuera de lugar en la tensa atmósfera del Calabozo—el sonido de aplausos.

–¿Huh?

Balbucee idiotamente.

No había forma de que un monstruo pudiera estar aplaudiéndole a un Aventurero. Normalmente supondría que era otro Aventurero. Pero no había señales de que alguien más estuviese cerca del estanque.

Mientras mi mente buscaba otra respuesta, lentamente miré por encima de mi hombro y vi—

— ——

La parte superior de la enorme catarata que conducía al 26° Piso.

Y allí, en una ribera de cristal, dándole la espalda al magnífico paisaje, había una cola de pez cubierta con escamas verdes translúcidas. En contraste con la parte inferior del cuerpo del mismo tono que el color turquesa de <La Gran Catarata> había un cuerpo superior humano azul índigo.

Ella tenía piel suave y clara; un par de pechos desnudos y bien formados; cabello largo del mismo color que la parte inferior de su cuerpo; y en lugar de orejas, dos lindas aletas. Sus ojos eran de un resplandeciente color jade.

Jadee al ver a esta hermosa “chica” mientras ella sacudía las conchas y perlas que decoraban su cabello.

–Una Sirena…

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Murmure.

Danmachi Volumen 12 Capítulo 5 Parte 2 Novela Ligera

 

No podía apartar los ojos de esta criatura que estaba dotada de una belleza tan alejada de un monstruo.

Como para elogiar mi demostración de habilidades marciales contra los Iguazu, o quizás por pura admiración, ella sonrío y aplaudió inocentemente.

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