Dungeon ni Deai wo Motomeru no wa Machigatteiru Darou ka (NL)

Volumen 9

Capítulo 5: Herejes

Parte 8

 

 

— —¿Xenos?

Hestia susurró bajo la luz de las crepitantes antorchas.





Urano, todavía sentado en su trono, asintió en respuesta.

–Así es como nos referimos a ellos… Monstruos dotados de inteligencia.

En la <Cámara de Oraciones> debajo de la Sede del Gremio, el Dios anciano, que sabía todo sobre la situación, le informó a Hestia sobre la verdadera identidad de Wiene.

Xenos…

Una palabra que los Dioses y Diosas utilizaban para describir a los herejes.

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Eran anomalías borradas del sistema establecido.

–¿Estás diciendo que Wiene es también uno de estos Xenos, o como lo llames?

–En efecto. Todos comparten una cosa en común: un intelecto que supera con creces lo que es normal para los monstruos… Poseen la capacidad de comprender—pero lo más importante es que todos tienen corazones que de ninguna manera son inferiores a nuestros niños en términos de voluntad y emociones.

–…… ¡…!

–Monstruos anormales que no están dominados por el impulso de asesinar y destruir…

Hestia casi se olvidó de respirar mientras escuchaba a Urano sacar a la luz estos hechos.

Su voz siguió resonando en la <Cámara de Oraciones>, y agregó que los monstruos con forma humana casi no se diferenciaban de las personas que habitaban el Mundo Inferior.

–En cuanto a cuándo aparecieron por primera vez los Xenos, no se sabe. Sin embargo, aquellos de nosotros que los hemos observado con nuestros propios ojos y entrado en contacto con ellos les hemos ofrecido apoyo con el pretexto de “protección”.

–¿Apoyo…? ¿¡El Gremio está apoyando a los monstruos!?

¿¡Qué diablos estás pensando!?

Hestia estaba a punto de embarcarse en una diatriba cuando algo se le ocurrió.

Ella y sus dependientes habían hecho exactamente lo mismo con la chica <Vouivre>.

La habían albergado y continuaron protegiéndola.

Era tal como había dicho Urano. Esa chica pura e inocente tenía un corazón propio, no diferente de Bell o de cualquiera de sus otros niños.

El Dios anciano no se movió mientras veía que la boca de Hestia se cerraba. Luego continuó.

–El propósito de esta misión era devolver a un Xenos que había alcanzado la superficie de regreso a sus aliados en el Calabozo. Ese Xenos no es otro que la chica <Vouivre> que tú y tus niños han estado protegiendo, Hestia.

–… No me molestaré en preguntarte cuánto tiempo lo has sabido. Solo dime a dónde van Bell-kun y mis niños en este momento…

–Deben dirigirse al lugar donde residen los Xenos—su Aldea Oculta.

La misión había sido llevar a Wiene a casa.

La agitación que se extendió por toda la ciudad después de la conmoción de la otra noche debió haber sido el impulso para la creación de la misión.

Hestia dejó que la idea se asimilara. Al mismo tiempo, surgió una nueva pregunta. La Diosa no podía permanecer en silencio.

–Urano, ¿Por qué te molestaste en pedirnos que la realizáramos? ¿No podrías haber secuestrado a Wiene y haberla llevada a la fuerza? ¿Por qué permitirnos aprender sobre estos “Xenos” en absoluto?

–Hay varias razones, entre ellas que Bell Cranel y tus niños ya son conscientes de los monstruos que pueden comunicarse usando el lenguaje. Sin embargo, la más importante es…

Urano hizo una pausa por un momento antes de decirle a Hestia.

–Decidí que era posible que tu <Familia>, sin importar cuán minúscula sea la oportunidad… pudiera convertirse en nuestra esperanza.

–¿Esperanza?

–Sí.

Urano dijo asintiendo.

–Para cerrar la brecha entre las personas y los monstruos y llevarnos al camino de la convivencia.

***

 

 

–Esto es un sueño, ¿Verdad…?

–¿Te gustaría que Lili te pellizque la mejilla para comprobar…?

Welf y Lili hablaban como si estuvieran en trance.

Bell escucho sus murmullos, incapaz de ocultar el sudor frío que corría por sus mejillas.

–¡Comida! ¡Bebidas! ¡Saquen todo lo que tenemos! ¡Hoy tenemos que celebrar a nuestra nueva camarada y a las primeras personas que hemos tenido como invitados!

Los monstruos estallaron de emoción tan pronto como escucharon la ruidosa voz del Hombre Lagarto Lyd—la habitación tembló por todo el ruido.

Una amplia variedad de alimentos, incluyendo frutas, nueces y hierbas que se podían encontrar en el Calabozo, estaba circulando. Barriles de alcohol tallados con marcas que decían “RIVIRA” fueron desplegados. Personas y monstruo por igual estaban sentados en un gran círculo que rodeaba varias Lámparas de Piedra Mágica brillantes.

Toda la escena era una reminiscencia de la noche que pasaron con la <Familia Loki> alrededor de una fogata. Realmente era un banquete.

–¡Bellchi, come todo lo que quieras; no seas tímido! ¡Prueba esto!

–¿Q-Qué es…?

–Ustedes los humanos lo llaman “Mruit”. ¡Se supone que es una verdadera delicia en la superficie!

Lyd, sentado a la derecha de Bell, sostuvo lo que parecía ser una fruta roja en la palma de su mano. Muy lentamente, Bell lo levantó y tomó un cauteloso mordisco. Se sentía como si estuviera mordiendo una gruesa porción de carne blanda, pero sus papilas gustativas no estaban de acuerdo ya que un sabor suave y con sabor a frutas le cubría la lengua. La textura era diferente a cualquier carne de res, cerdo o pollo, y solo podía describirlo como la mejor carne de algún tipo, provocando su reacción de sorpresa.


–Es muy bueno…

Frutas de Miel y más también se colocaron frente a Lili, Welf y los otros Aventureros. Monstruos más pequeños como el Goblin de gorra roja y el Al-Miraj estaban a cargo de distribuir hongos gigantes asados por las llamas de los Hellhounds sobre hojas anchas en lugar de placas.

–Um, perdón por golpearte tan duro allá atrás…

–Ni siquiera te preocupes. Todo volverá a crecer pronto. Y tampoco me contuve exactamente.

Bell menciono con cautela la mejilla izquierda de Lyd—específicamente la herida de aspecto doloroso que su puño había hecho. Se disculpó culpablemente, pero el Hombre Lagarto guerrero simplemente se sacudió las escamas desgastadas con su brazo.

–No hay nada por lo que perder el sueño.

Lyd dijo, con sus ojos amarillo sulfuroso formando semi-lunas. Lo más probable era que estuviera sonriendo.

Bell estaba llegando al punto en que podía reconocer sus expresiones faciales, incluso si no se parecían a las personas. Al principio había sido una verdadera lucha, pero el chico sentía que lo estaba entendiendo.

La voz grave y el aspecto feroz de Lyd lo hacían parecer mucho más intimidante que muchos de sus camaradas, pero era sorprendentemente agradable. Fue gracias a su risa constante que Bell pudo mantener un poco de calma a pesar de su compañía.

Se sentía orgulloso de sí mismo por adaptarse tan rápido—por otra parte, quizás también se había vuelto insensible.

Esos pensamientos lo hicieron querer reír sin querer.

–Ahora que lo pienso, ¿Beben licor …?

–Sí. ¡Al principio pensé: “¿Qué demonios es esto?” pero luego lo probé y me gusto, y ahora se ha convertido en un hábito! Las personas realmente hacen cosas muy interesantes.

Lyd estaba bebiendo de lo que probablemente era una botella que había sido desechada en algún lugar del Calabozo. Su aliento olía a alcohol mientras palmeaba a Bell en la espalda varias veces. A su alrededor, una Lamia increíblemente hermosa tenía el rostro tan rojo como el Hombre Lagarto, y varios otros monstruos tampoco se quedaban atrás.

–Nunca he estado menos borracho en mi vida…

Al mismo tiempo, Welf y los otros Aventureros no eran tan sociales.

Un Troll pasó, repartiendo tarros de madera llenos con cerveza barata.

Welf había esperado que el coraje líquido lo salvaría, pero fue en vano. Lili estaba sentada junto a él, hundiéndose aún más en el silencio.

Mikoto y Haruhime estaban sentadas sobre sus talones, increíblemente tensas, mientras un grupo de Harpías se reunía a su alrededor con ojos brillantes de curiosidad. Parecían estar más interesados en el aroma de Haruhime, olfateando el aire a su alrededor mientras la Renart parecía estar a punto de desmayarse.

–Y luego Bell regresó para salvarme.

–¿Lo hizo? Eso me pone celosa. Bell es ciertamente extra—Ahem, muy amable.

–¡Sí!

Wiene estaba sentada a la izquierda de Bell. Recibiendo cálidas bienvenidas de todos los monstruos, a pesar de su desconcierto, de vez en cuando mostraba una sonrisa despreocupada. Por el momento, ella estaba hablando con la Siren Rei, relatando los eventos hasta el día actual.

Aunque era un poco vergonzoso para Bell escuchar su nombre mencionado algunas veces, todo el equipo se vio abrumado por la hospitalidad de los monstruos.

–Entonces, este licor y equipo…. ¿Todo es de Aventureros…?

Sus anfitriones continuaron distribuyendo más comida y bebidas. Bell observaba con temor, mirando la armadura que cubría el cuerpo de Lyd antes de preguntar con cautela.

El Gremio había publicado avisos en el tablón de anuncios sobre monstruos que se apoderaban del equipo de los Aventureros. Bell estaba bastante seguro de que estaba mirando a los culpables en este momento.

–Bueno~ sí y no. El licor fue un regalo, pero estas espadas pertenecieron a un Aventurero que de repente me atacó.

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Lyd dejó que su mirada cayera sobre la Cimitarra y la Espada Larga que yacía junto a sus pies mientras dejaba la botella en el suelo.

–Pero los dejó caer y se escapó tan pronto como comencé a defenderme… Pensé que también podría probarlos. Los Aventureros se llevan garras y colmillos de monstruos a casa después de matarlos, ¿Verdad?

–E-Eso… sí, es verdad.

–Las personas parecen quererlos de vuelta incluso después de que están muertos, así que tratamos de devolver lo que pudimos… Pero los Aventureros se enojaron con nosotros por llevar sus armas. Es difícil saber qué hacer.

Lyd habló con aire nostálgico, como si recordara un incidente específico en el Calabozo. Bell no pudo responder.

–¡Tengo que decirte, el licor es increíble, pero las armas creadas son realmente otra cosa! Cortan mejor que esas flores de allí y son mucho más duras. ¡No hay forma de que podamos hacerlas!

Con palabras saliendo de su boca con entusiasmo, Lyd habló con un gran respeto por las personas y sus creaciones.

Muchos otros monstruos usaban algún tipo de ropa de batalla, Lyd incluido, incluso si no tenían armadura. Algunos de ellos vestían ropa normal, como la bufanda que el Goblin de gorra roja había envuelto alrededor de su cuello.

Tal vez estaban tratando de imitar a las personas… copiar lo que vieron.

Bell sintió que cada uno de ellos se había encariñado con las creaciones de los habitantes de la superficie por una razón u otra.

— —Lyd, detén esta tontería de una vez.

El hablante lanzando palabras venenosas hacia ellos se abrió camino a través de la conmoción del banquete.

–Son personas. ¡No son dignos de confianza!

–¿Sigues con eso, Gross? Viste cómo Bellchi y sus amigos protegían a Wiene con todo lo que tenían. Solo tuvimos que pasar por todo eso porque insististe en probarlos. ¿No es así?

Aparte de los monstruos que se habían unido a Lyd para darles la bienvenida al equipo, había otros que se habían separado del grupo.

Una Gárgola, una Arachne y un Grifo, entre otros, estaban sentados sobre un acantilado cercano. Todos miraban a Bell. Con su cuerpo compuesto de roca color ceniza, la Gárgola llamada Gross le imploró a Lyd que entrara en razón. En cambio, el Hombre Lagarto se giró hacia Bell y rechazó las palabras de Gross.

–No te preocupes por él.

Dijo tranquilizadoramente.

–Lo siento, ellos… Todos nosotros hemos pasado por mucho. La noticia de que personas vendrían aquí tenía a todos nerviosos.

–E-Eso es, um… está bien.

–Por lo que hemos visto de ti en tu camino hacia aquí y en la batalla, sabemos que todos ustedes son diferentes de los Aventureros normales. Eso los incluye a ellos.

–Espera un segundo, ¿En nuestro camino aquí…? ¿Eran ustedes quienes nos observaban en el Calabozo…?

–Oh, ¿Lo notaste? Así es, nuestros camaradas los han estado vigilando hasta su llegada.

Lyd continuó diciendo que, además de probarlos, los miembros de los Xenos habían seguido a los Aventureros para asegurarse de que pudieran rescatar a Wiene en el peor de los casos.

Eso explicaba por qué Bell sentía que estaban siendo observados en el Calabozo.

–¿Ustedes solo nos estaban observando en el Calabozo? ¿Había alguien en la superficie…?

–No, Lett y su equipo comenzaron a observarlos arriba, en el 19° Piso.

Lyd se rascó su escamosa barbilla, indicando claramente que no sabía de nadie que fuera más allá de eso.

La mente de Bell comenzó a girar una vez que se dio cuenta de que los primeros observadores eran otras personas.

–… Hey, ¿Es cierto, lo que dijiste hace un segundo? ¿Están en alianza con el Gremio?

*¡Slam!*

Un tarro de madera se puso en el piso con más fuerza de la necesaria.

Welf había estado siguiendo su conversación y no pudo contenerse más.

Sorprendido de que Welf había hablado por sí mismo, Lyd parpadeó un par de veces antes de mostrar sus colmillos en una sonrisa.





–Sí, todo es verdad. Hicieron un montón de esfuerzos para mantenernos ocultos, además de proporcionarnos alimentos y equipos… Han hecho más que suficiente por nosotros.

–… Lili no puede aceptar tu palabra de que el Gremio se ensucie las manos para mantener este secreto. El riesgo de descubrimiento es demasiado grande, y el beneficio… ¿Qué beneficio podría haber?


–No somos simplemente parásitos que dependen de la caridad del Gremio. Aceptamos sus solicitudes para investigar situaciones o incidentes extraños mientras suprimimos los levantamientos en las sombras… Nuestra relación es “dar y recibir”, como dicen en la superficie.

Lili hizo saber su escepticismo mientras Rei intervenía para apoyar la explicación de Lyd.

El Gremio le pedía a los Xenos que respondieran a los <Irregulares> antes de que los Aventureros fueran alertados del peligro o cuando la situación era demasiado difícil para que los Aventureros lo manejaran por sí mismos.

–Tenemos objetivos similares, eso es todo.

Lyd desestimo la noción casualmente.

–Pero yo diría que estamos más conectados con un Dios llamado Urano que con el Gremio mismo. La mayoría de los empleados del Gremio no tienen idea de que estamos aquí abajo.

–U-Urano-sama

El Dios fundador de Orario. Varios de los Aventureros se quedaron boquiabiertos ante el nombre.

El Gremio afirmaba carecer de cualquier forma de poder militar, sin embargo, aquí estaba su—no, el ejército privado de Urano. De repente, Lili y los demás se dieron cuenta de dónde estaban Lyd y el resto de los Xenos en la jerarquía.

–Entonces, es justo como dijiste. Esta misión…

–Eso es, Bellchi. Urano-sama nos contactó y acordamos poner a prueba a las personas que ayudaron a uno de nuestros camaradas.

La misión no había sido emitida por los niveles superiores de la administración del Gremio, sino por el propio Urano, su verdadero líder.

Habían estado bailando en la palma de su mano—siendo evaluados. Bell y su equipo sabían toda la verdad ahora.

–Sin embargo, escuchar sobre ti hizo que nuestras esperanzas aumentaran un poco.

Justo cuando Bell estaba a punto de pedir una aclaración—

Una voz retumbante llegó desde el otro lado de su improvisada fogata de Piedra Mágica.

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–¡REI! ¡CANTA!

–“ “ “ “¡OOOOOOOOOOO!” ” ” ”

Un par de monstruos borrachos comenzaron a exigir una canción, y más aullaron en aprobación.

La Siren, todavía sentada cerca de Bell, suspiró y miró a Lyd. Él asintió, con sus ojos brillando con expectación.

Rei sonrió y se levantó.

–Supongo que debo hacerlo. Cantaré y añadiré un poco de color a este banquete.

Dando unos pasos hacia adelante, *¡Whoosh!* un aleteo de sus alas y Rei aterrizo en la cima de la Lámpara de Piedra Mágica más alta con la gracia de una pluma.

Giró sobre sus talones para enfrentar a Wiene, Bell y los demás, con una sonrisa.

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–Una nueva camarada e invitados de la superficie están aquí. Hagamos de esto algo especial.

Con eso, Rei cerró los ojos y tomó aliento.

El silencio floto en el aire por un momento fugaz antes de que una hermosa voz lo reemplazara.

–¡Wow…!

–Esta canción…

Al escuchar las agudas notas, Wiene de repente sonrió de alegría, mientras que Bell y los demás reaccionaron con sorpresa.

Era la gentil soprano que los había guiado a través de esta <Frontera>.

La Siren llevó una de sus alas doradas a su pecho, cantando alegremente y disfrutando de su solo con una sonrisa en su rostro. No había instrumentos o letras.

La melodía pura por sí sola fue suficiente para atrapar los corazones de sus oyentes.

Una sola Siren, tejiendo una canción con los ojos cerrados, rodeada de personas y monstruos sentados uno al lado del otro.

La escena, iluminada por lámparas de cuarzo y Piedra Mágica, era tan elegante y hermosa que parecía provenir de otro mundo.

Apenas parecía el mismo laberinto oscuro lleno de monstruos en las profundidades de la tierra—pero, por otra parte, tal vez era uno de esos momentos en que el Calabozo le permitía a su audiencia darle un vistazo a los sagrados misterios e ilusiones.

La canción reverberó profundamente en el laberinto.

Bell y los demás nunca habían escuchado una canción tan cautivadora, tan hermosa, y el paso del tiempo se fue de sus mentes.

–¡Bailemos, moradores de la superficie! ¿Puedo tener este?

–¿Eh? ¿Qué…? Espe—¡Por favor, no, yo no soy una bailarinaaaaa!

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–¡M-Mikotooo!

Una joven Harpía arrastró a Mikoto, dejando a Haruhime gimiendo mientras las perseguía. En el centro del círculo, dos sombras bailaban juntas. Una chica monstruo curiosa y enérgica giraba de la mano con Mikoto, o tal vez era más exacto decir que hacia girar a su compañera. Una mano humana y una mano alada estaban estrechamente unidas.

La Siren cantante se rió entre dientes por un momento antes de cambiar la melodía.

Su hermosa canción se convirtió en un ritmo alegre y punzante similar a un vals.

Xenos completamente borrachos se apresuraron a unirse a Mikoto. Se llamaron el uno al otro, formando parejas. El Goblin de gorra roja y una Lamia se tomaron de las manos, los Hellhounds corrían a zancadas con los Al-Miraj, y los Formoires se unieron a los Trolls, usando sus gigantescos puños para golpear el piso como si fueran tambores. Otros monstruos se acercaron a Wiene y le susurraron al oído que se uniera.

–¡Está bien!

Respondió alegremente, dirigiéndose hacia Haruhime. Mientras tanto, la Gárgola y su grupo observaban el tumulto desde sus lejanos asientos, poco divertidos.

La canción, las aclamaciones y las risas no se detenían.

Wiene arrastró a la nerviosa Haruhime hasta donde estaban Mikoto y su compañera, antes de comenzar su propio baile.

Las largas sombras de personas y monstruos se extendían por el suelo, mezclándose.

–… Las cosas nunca se vuelven tan locas.

Los ojos de Lyd se llenaron de placer mientras murmuraba. Y sus labios definitivamente formaron una sonrisa.

Bell, Lili y Welf estaban convencidos de que estaban soñando y todavía no sabían qué decir. Pero antes de que se dieran cuenta, todos se reían.

La tranquilizadora canción de la Siren y los ecos de alegres aullidos los hacían sonar.

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–Lyd, ¿Qué quisiste decir antes cuando dijiste que tenías un poco de esperanzas…?

–¿Hmm? Ahh…

Bell observó a Wiene y a las chicas durante un momento antes de volver a Lyd.

El guerrero reptiliano no apartó la mirada de sus compañeros bailando mientras respondía.

–Nos diste esperanza—de que tal vez las cosas puedan cambiar…

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