Dungeon ni Deai wo Motomeru no wa Machigatteiru Darou ka (NL)

Volumen 8

Capítulo 5: El Secreto de la Chica de la Ciudad

Parte 2

 

 

–Ahora, ¿Qué hago hoy…?

El brillante cielo azul estaba sobre mi cabeza. Caminaba entre los muchos demi-humanos en la Calle Principal Oeste, disfrutando de las vistas y sonidos.


Hoy no entraremos al Calabozo.

Para ser honesto, Kami-sama y Welf insistieron.

–Has ido todos los días por un tiempo, así que descansa.

Dijeron eso, y prácticamente me prohibieron ir a cualquier lugar cerca de la entrada del Calabozo.

Welf pasaba mucho tiempo en la fragua, y las chicas eran muy cuidadosas de no trabajar demasiado y pasar mucho tiempo lejos del equipo de batalla. Supongo que el que yo vaya al Calabozo cada día sin falta realmente dejo una impresión. Pero ella estaba muy por delante de mí. Alcanzarla tomara todo lo que tengo…

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–… Sin embargo, un día o dos como este no harán daño.

Protegí mis ojos del brillante sol de principios de verano y trate de sonreír. Todos estaban cuidando de mí, y tenían un punto. No podré lograr nada en el Calabozo sin estar bien descansado. Incluso Eina-san me dijo que los días libres eran tan importantes como los días en el Calabozo.

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Era hora de extender mis alas. Debería probar algo nuevo y pasear por la ciudad para variar. Podría hacerme bien.

Vivo aquí, pero es increíble lo mucho de la ciudad que no conozco….

Las pequeñas tiendas gestionadas por familias que habían estado alineadas en las calles por generaciones, las tiendas de flores que estaban dirigidas por mujeres Beastman que no estaban afiliadas a ninguna <Familia>, los aleatorios puestos callejeros de croquetas de patatas fritas establecidos en los lugares más apartados… Casi no había Aventureros aquí porque estaban en el Calabozo. Todo lo que veía a mí alrededor era nuevo, y era dolorosamente evidente que no sabía nada de Orario en la superficie.

La Ciudad Laberinto era enorme.

Había muchos distritos diferentes en la ciudad, desde el Distrito Industrial hasta el Distrito Comercial, y con el que recientemente me había familiarizado, el Distrito del Placer.

Había vivido aquí por más de tres meses, pero aun había mucho que no había visto. Parecia haber un nuevo descubrimiento en cada esquina. Por otra parte, estaba seguro de que el hecho de que siempre estaba en el Calabozo tenía algo que ver con ello.

El brillante cielo azul estaba por encima. Estaba de buen humor mientras atravesaba las Calles Principales y los callejones.

Veía personas a la que nunca había conocido y lugares en los que nunca había estado, y atrapaba nuevos olores a cada paso.

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Realmente comenzaba a disfrutar de esto. Hoy era mi descanso del Calabozo, y finalmente parecia que estaba aprovechándolo.

¿Por qué no derrochar? Por casualidad encontré un lugar que vendía pinchos de carne en el borde de una de las calles laterales y decidí comprar uno. El Beastman detrás del mostrador estaba a punto de llamarme cuando dijo, “Hey, eres el <Pequeño Novato>, ¿Cierto?” estaba tan feliz que me dio otro pincho de forma gratuita.

Honestamente, no sabía si debería estar avergonzado, pero era una sensación increíble ser reconocido. Disfrute de la cálida felicidad instalándose en mi pecho mientras caminaba por la calle con un pincho de carne en cada mano.

–Phew…

El último de los jugos de carne goteo por mi barbilla cuando termine de satisfacer mi hambre, así que encontré un banco en el Parque Central y me senté.

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En medio de todos los árboles y fuentes construidas en el centro de la ciudad, en medio de todas las personas que iban y venían, mire hacia la Torre de Babel en todo su esplendor. La torre blanca de los Dioses se extendía todo el camino hasta el cielo azul, prácticamente en el Cielo. No podía creer que había olvidado lo increíble que era.

La veía todos los días, así que debería estar acostumbrado. Era sólo que… hoy parecia diferente de alguna manera.

–¿Huh…?

Había estado disfrutando del calor del sol en mi rostro durante un rato.

Estaba mirando a la distancia a nada en particular, mirando el ir y venir de muchos demi-humanos que pasaban a través del Parque Central, cuando vi a una chica.

Reconocí el cabello plateado ondeándose de un lado a otro e inmediatamente me incorpore.

–¿No es esa Seal-san?

La conversación en <La Señora de la Abundancia> fue sólo hace unas horas. Me moví al borde del banco.

Ella llevaba un vestido blanco puro con un sombrero de paja.

Normalmente la veía vestida para trabajar, así que esta apariencia fresca de principios de verano me quito el aliento. Era muy linda.

Seal-san venía desde el suroeste, caminando hacia el norte en el Parque Central. Pero no paso por el centro, sino bordeando el borde hacia la Calle Principal del Este. La vi comenzando a desaparecer en la multitud desde mi banco en el borde norte del Parque Central y me levante.

Las voces de Anya-san, Chloe-san, Runoa-san y Ryuu-san pasaban por mi cabeza. Todo lo dicho esta mañana estaba repitiéndose.

Pensé en ello, pero la curiosidad saco lo mejor de mí y la seguí hacia la multitud.

Ya sin estar somnoliento, atravesé la entrada a la Calle Principal del Este.

–¿A dónde se dirige Seal-san…?

Evite el camino de los taxis tirados por caballos y permanecí cerca detrás del cabello plateado y el vestido blanco.

El Gremio controlaba muchos de los edificios e instalaciones ubicados en el Distrito Este. El masivo coliseo se destacaba entre todos los hoteles de lujo de ladrillo rojo que se extendían hasta donde podía ver. Tenía una fuerte sensación de que esta área era para alojar eventos, así como turistas y viajeros cuando visitaban la ciudad.

Seal-san tenía algo en sus manos—una gran canasta, tal vez. También había una tapa muy grande en ella.

Debía estar llevando algo a alguna parte… se me ocurrieron algunas conjeturas en cuanto a lo que podría ser, cuando de repente se desvío de la Calle Principal y entro en una calle lateral.

La seguí hacia el sureste, asegurándome de estar lo suficientemente cerca para verla, pero lo suficientemente lejos como para no ser notado, lo que significaba que tenía que correr para alcanzarla cada vez que ella desaparecía en una esquina.

Espera un segundo, conozco esta calle…

Había visto este estrecho callejón antes. Aun así, la seguí más allá.

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Unas cuantas vueltas más por otros caminos y mis sospechas se confirmaron.

–¿La Calle Dédalo…?

Todo el lugar se extendió frente a mí después de salir del último callejón, y mis ojos se ensancharon.

Calle Dédalo. Se dice que fue construida por un arquitecto que se volvió loco y remodelo los alrededores muchas veces, era una zona residencial con absolutamente ningún sentido de orden o dirección. Con sus edificios y escaleras de piedra y sinuosos caminos que subían y bajaban sin orden ni concierto, era fácil entender por qué este lugar había sido llamado “Segundo Calabozo” de Orario.

Me detuve para recuperar el aliento y ver como Seal-san casualmente pasaba a través de la entrada.

Ya había llegado tan lejos… ahora no podía regresar exactamente.

Recuerdos de las malas experiencias en este lugar me detuvieron por un momento, pero ya me había decidido.

Pasando a través de las puertas de la Calle Dedalo, volví a comprobar para asegurarse de que podía sentir la <Daga de Hestia> perfectamente metida en mi cinturón.

Para empezar, este lugar era un barrio pobre donde vivían los ciudadanos más pobres de Orario, y aquí me habían pasado muchas cosas, así que tener un arma lista era tranquilizador. Manteniendo mi guardia alta, avance a través del laberinto de ladrillo y piedra ennegrecida.

¿Qué estará haciendo Seal-san aquí…?

Subí a la parte superior de unas escaleras, sólo para que mi camino fuera bloqueado por una habitación sobresaliendo de una casa de piedra. Me di la vuelta, buscando el camino hacia adelante, sólo para ver una calle oscura y estrecha donde no podía llegar el sol. La única luz provenía de una vieja Lámpara de Piedra Mágica. Había personas aquí, pero no creo que hayan tomado un baño en un tiempo; estaban lavando al lado del pozo o disfrutando de un juego de ajedrez al lado de la calle. Avance hacia caminos aún más complicados.

Todavía podía ver Seal-san, pero la forma en que se movía por aquí sin ninguna vacilación planteaba más preguntas que respuestas. Se sabía que los desafortunados y menos respetables Aventureros se escondían en este barrio; la tasa de criminalidad de esta zona era la más alta en Orario. Una chica sin la <Falna> de un Dios no debería estar caminando sola aquí. Eso sólo era pedir problemas…

Pero tales preocupaciones parecían no ser nada para ella porque estaba llevando esa canasta y seguía adelante sin un cuidado en el mundo.

Me había perdido completamente aquí durante el <Festival de Monstruos> y durante mi huida del Distrito del Placer. Sinceramente, dudaba poder salir de aquí solo. Había flechas rojas—llamadas Ariadne—en las esquinas de las calles que debían guiar el camino, y trate de memorizarlas. Desafortunadamente, perdí de vista a Seal-san en esos momentos preciosos y me precipite a la última dirección en que la vi en un desesperado intento de alcanzarla.

Arriba y abajo, izquierda y derecha, y adelante a través de muchas calles.

Los destellos del vestido blanco de Seal-san me guiaron al frente de un edificio.

—¿Una iglesia?

De hecho, este edificio escondido en el corazón del laberinto de la ciudad me recordaba mucho al lugar al que Kami-sama y yo solíamos llamar hogar.

Estaba construido de madera, y era muy grande. Había un patio abierto frente a ella con una fuente quebrada que ya no rociaba agua. Los edificios alrededor de la iglesia la rodeaban en los lados restantes. Cuidadosamente asome la cabeza alrededor de la esquina de la calle lateral que me trajo aquí y vi a Seal-san abrir la puerta de la iglesia con un fuerte crujido. Ella desapareció en el interior.

–…

¿También hay una iglesia en este lugar…?

Muchas preguntas llenaban mi mente mientras miraba la vieja estructura.

Había varias ventanas de cristal rotas en la parte superior de las paredes exteriores. Pasaron unos momentos mientras las miraba, tratando de decidir si seguir adelante o no. Tenía que ver esto hasta el final. Fui a la puerta principal y puse las palmas de las manos en la manija de la puerta.

–¿Hay alguien aquí…?

Dije suavemente mientras empujaba la vieja puerta de madera a un lado y entre.

–¡Este lugar es enorme!

Claro, parecía grande desde el frente, pero la verdadera sorpresa era su profundidad.

La cámara principal tenía que ser de al menos diez metros de diámetro, y las paredes a mi izquierda y derecha estaban llenas de puertas que conducían a otras habitaciones. Había un altar todo el camino en la parte de atrás. Las baldosas bajo mis pies tenían tantas grietas que la hierba silvestre amenazaba con recuperar el suelo. El techo también era alto. El propio arquitecto Dédalo estaría como en casa.


Cerca, varios bancos de madera largos estaban apilado uno encima del otro.

–Eso parece como…

Una fortaleza que los niños harían.

El patrón de ida y vuelta de la pila de bancos hacia que se viera como un pequeño castillo. Pensé para mí mismo, mientras lo pasaba y buscaba pistas sobre a dónde fue Seal-san, que… No estaba solo.

Los Aventureros que habían pasado algún tiempo en el Calabozo habían agudizado este sentido hasta el punto en que podíamos notarlo muy rápidamente. Mi cuerpo reacciono a la sensación de ser observado antes de que los ruidos llegaran a mis oídos. Mire en esa dirección, preparado.

Estaba casi en el altar cuando sentí que venía de mi derecha. Efectivamente, un pequeño rostro estaba asomándose desde detrás de una de las puertas.

–… ¿Quién eres tú?

Vi a un niño, un Elfo rubio con una expresión vacía.

–Yo… um, no soy alguien malo ni nada. S-Sólo estoy buscando a alguien…

–¿Alguien…?

Irrumpí aquí, ¿No es así? Agitado, trate de explicarme al niño. El Elfo me miró fijamente y salió de detrás de la puerta.

Cabello rubio sucio y orejas puntiagudas.

Tal vez no un Elfo ¿Un semielfo?

El niño mantenía sus ojos en mí mientras se acercaba más sin ningún tipo de preocupación.

Un niño… o tal vez una niña. Realmente no podía decirlo, pero el niño llego hasta mí.

No tenía ni idea de cómo reaccionar a su mirada continua. Pero tal vez sabía algo sobre Seal-san. Decidí preguntarle y abrí mi boca, pero antes de que pudiera salir cualquier sonido—

–Yo, Ruu, Seal Onee-chan va a tener un ataque si ve—Tú. ¿Quién eres tú?

–¿Qué sucede, Lai?

Las voces de otros dos niños atravesaron el aire.


Mire hacia arriba y los vi precipitarse desde la puerta y agarrar al niño semielfo, protegiéndolo de mí.

Uno era un chico humano con cabello marrón, la otra era una chica Dogman con su cola colocada contra su cuerpo.

Ambos me miraban como si fuera un monstruo recién salido del Calabozo, pero también tenían una luz extremadamente nerviosa en sus ojos. Esto no era bueno. Tenía que convencerlos de que no era una amenaza, explicar mi situación, y rápido.

–¡Lo siento! ¡No quería asustarlos y no voy a hacer nada! Sólo estoy buscando…Espera un momento, ¿No dijiste “Seal” ahora mismo?

–… ¿Y que si lo hice?

–¡Es a ella a quien que estoy buscando! ¿Sabes dónde está?

El niño y la niña se miraron el uno al otro, aparentemente sorprendidos, en el momento en que dije su nombre.

No se movieron, pero el semielfo al que estaban protegiendo los alejo, golpeando con fuerza sus manos.

–Lai, Fina… Esta persona no es… mala.

Nunca nos habíamos visto antes, pero sonaba muy seguro de sí mismo.

El humano y la chica Beastman dejaron que sus hombros se relajaran después de escuchar eso, pero todavía estaban muy alerta.

–… Entonces, ¿Conoces a Seal Onee-chan?

–Ah, sí. Realmente siento haberlos asustado. ¿Puedo preguntarte quién eres? Y tambien sobre esta iglesia…

Me agache a su altura, un poco más baja que la de Kami-sama. Yo diría que eran tan altos como Lili. También fue entonces cuando vi varios rostros pequeños asomándose desde la puerta detrás de ellos. No decían nada, sólo miraban. La chica Dogman estaba más cerca de mí cuando hice mi pregunta, pero fue el niño semielfo quien respondió en su lugar.

–Lai, Fina, y yo, Ruu… Vivimos aquí, en la casa de la Madre María.

El niño los señalo a todos alternadamente y luego hablo de la iglesia.

Madre María… Me pregunto qué quería decir con “casa”.

Bueno, eso no me dijo mucho.

–Okay, um… ¿Qué estabas haciendo?

–… Huyendo de la caja de almuerzo de Onee-chan.

La niña, Fina, respondió esta vez, pero podía decir que todavía estaba nerviosa.

–¿Huh?

Respondí, sin saber cómo procesar lo que dijo.

Tome un momento para pensarlo—cuando el chico, quien me había estado observando con ojos sospechosos todo este tiempo, de repente se estremeció. Extendió su brazo, con su dedo apuntando directamente a mi rostro.

–Cabello blanco y ojos rojos—¡Eres Bell Cranel, el Aventurero de Segunda Clase!

–¿¡El <Pequeño Novato>!?

–¿¡Del Juego de Guerra>!?

La puerta se abrió en el momento en que Lai grito, los niños se derrumbaban unos sobre otros mientras salían corriendo hacia la cámara principal.

Mis ojos se abrieron como platos mientras la ola de niños me consumía.

–¡Increíble, realmente es él!

–¡No es un hombre conejito, pero se parece a un conejo!

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–¿¡Puedo ver tu Daga!?

El golpe inicial me hizo perder el equilibrio. Eso habría estado bien, pero más y más niños saltaban sobre mis piernas, con algunos de los más grandes tratando de taclearme.

–¡Ouch!

¿¡Eso de ahora fue un cabezazo!? Sus gritos y risas llenaban mis oídos mientras intentaba desesperadamente mantener el equilibrio.

Era una ola de humanidad juvenil, con el niño llamado Lai en el timón. Incluso la chica Dogman se había emocionado y se unió al anillo que se formó a mí alrededor. El semielfo, que parecía distante como siempre, estaba fuera del anillo, observándonos tranquilamente.

Completamente rodeado de muchos pares de manos sobre mí desde todos los ángulos, agarre mi Daga para protegerla. ¿Pero que podía hacer? No podía simplemente quitármelos de encima por la fuerza, y a este ritmo—

–Espera, wa—¡WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!

Caí de espaldas en medio del suelo.

–¿¡Q-Qué está pasando aquí!?


–¡Niños!

Mi lamentable grito y todas las risas de los niños sacaron a dos mujeres de la habitación directamente detrás del altar.

Una era una anciana humana, y la otra era… Seal-san.

Ella me miro con sorpresa. Debía ser un gran espectáculo, yo acunando la <Daga de Hestia> en ambas manos mientras estaba debajo de un montón de niños emocionados.

Todo lo que pude hacer fue reírme secamente cuando la mire, mientras intentaba hacer todo lo posible para ignorar todas las pequeñas manos tirando de mi cabello y mejillas.

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