Dungeon ni Deai wo Motomeru no wa Machigatteiru Darou ka (NL)

Volumen 8

Capítulo 4: Amado Guardaespaldas

Parte 5

 

 

El siguiente día fue el cuarto día consecutivo que Bell había servido como guardaespaldas de Eina.

También fue el día en que todo cambió.

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–B-Bell-kun, ¿Qué pasa? Estás sudando mucho…

–El observador… quiere matar…

Ambos se habían encontrado detrás de la sede del Gremio como de costumbre en las horas finales de la tarde. Sucedió cuando estaban a mitad de camino a casa.

Bell giraba la cabeza de un lado a otro, inspeccionando incesantemente sus alrededores.

–¿E-Estás seguro?

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–Sí… aunque la intención asesina parece estar dirigida a mí y no a nosotros.

Bell no hizo ningún intento de exagerar la situación. La expresión de su rostro revelaba cuán fuerte era la presión que se dirigía hacia él.

Comprendiendo la severidad de la situación, Eina echó un vistazo rápido a su alrededor antes de inclinarse cerca de la oreja de Bell.

–Bell-kun, entremos en ese callejón.

–¿Huh?

–Atraeremos a quien quiera que sea lejos de otras personas. No hay duda de que nos seguirá.

Quien quiera que estuviera emanando esa poderosa aura probablemente no estaba pensando con claridad.

Considerando las circunstancias, su perseguidor los seguiría a cualquier parte, especialmente si había menos personas.

Al mismo tiempo, las posibilidades de que comenzara una batalla tan pronto como se encontraran con el acosador aumentaron inmensamente.

Bell entendió todo esto sin que Eina tuviera que decir una palabra. Conocía el peligro, pero se decidió en un instante y asintió afirmativamente. Había llegado el momento de que Bell cumpliera su papel de guardaespaldas.

Ambos salieron de la concurrida calle y entraron en el oscuro callejón. Después de caminar por un buen tiempo, encontraron un lugar ideal para estar al acecho, bien oculto por las sombras.

Unos instantes más tarde escucharon poderosos pasos apresurados. Eina se aferró a Bell mientras los ecos resonaban en sus oídos. Hizo todo lo posible para estar lo más callada posible, respirando sólo cuando era necesario.

Entonces llego—una sombra negra pasó por delante de su escondite. Siguió avanzando aún más por el callejón hacia un callejón sin salida. Bell saltó de las sombras en el momento en que su perseguidor se detuvo.

–¿¡Eh!?—¿¡Dormul!?

Eina entró en la tenue luz detrás de Bell y jadeó en el momento en que vio al hombre mirando a su guardaespaldas.

El Enano llevaba una túnica encapuchada que apenas era lo suficientemente grande para él. Sin embargo, no debió haber escuchado la voz de Eina porque su hirviente mirada estaba fija únicamente en Bell, con todo su rostro ardiendo de rojo.

–¿¡Qué demonios piensas que estás haciendo, trayendo a Eina un lugar como este!? ¿¡Huh—!?

Dormul rugió mientras sacaba un Martillo de Guerra de la funda en su espalda.

Lo sujeto con ambas manos, levantándolo por encima de su cabeza y cargó antes de que Bell pudiera decir una palabra.

–¡B-Bell-kun! ¡Dormul! ¡Alto—!

El ensordecedor impacto del martillo de Dormul ahogó la última parte del desesperado grito de Eina.

Fragmentos de piedra volaron hacia el aire; una tremenda onda de choque atravesó la calle. Bell supo en ese momento que no podía contener nada contra este oponente y rápidamente sacó dos Dagas.

Saliendo del camino, se movió para contraatacar.

–Cabello blanco, ojos rojos, humano… ¡Lo sé, eres el <Pequeño Novato>!

–¡…!

–¡Pero no tienes oportunidad contra mí!

Dormul bloqueó fácilmente el ataque de Bell con su Martillo de Guerra como si fuera un juego de niños. Él sonrió mientras balanceaba la enorme arma.

Bell no tuvo más remedio que retroceder. Los musculosos brazos del Enano guiaron el ímpetu del martillo en una serie de poderosas oscilaciones, convirtiendo el callejón trasero en una tormenta cuando comenzó su ofensiva.

¡Esto no es bueno!


Pensó Eina.

Bell y Dormul eran Aventureros de Segunda Clase. Sin embargo, Bell sólo recientemente había conseguido un <Aumento de Nivel>, mientras que Dormul había alcanzado el Lv. 3 hace casi tres años. En términos de fuerza y habilidad, el Enano era un verdadero veterano. Por lo tanto, poseía una clara ventaja.

Eina temía lo peor, lamentando instantáneamente su decisión de poner a Bell en peligro. Pero esos miedos pronto demostraron ser inútiles.

— —¡¡…!!

–¡WAAH!

Bell fue atrapado en el callejón sin salida sin ningún lugar a donde escapar. Dormul levanto su martillo para dar el golpe final, pero una Daga negra interceptó su camino. Dibujando un arco violeta a través del aire, forzó al Martillo de Guerra a ir a un lado y hacia el suelo.

El aturdido Dormul lo miro con los ojos abiertos cuando Bell acelero.

¡E-Es rápido—!

Eina estaba igualmente sorprendida.

El chico era demasiado rápido para que ella lo viera. Saltando de las paredes y a través del aire como un conejo, Bell encontró su camino en los puntos ciegos del Enano—y atacó por detrás y por los lados. Justo cuando Eina pensó que Dormul tenía una oportunidad para contraatacar después de bloquear uno de los ataques de Bell, el chico ya se había ido. Sus ojos giraron, tratando de mantenerse al día con sus movimientos.

La sorpresa de Eina provenía del hecho de que Bell se parecía a un verdaderamente Aventurero de Segunda Clase.

Incluso comparado con el experimentado Dormul, la nitidez de sus acciones no era inferior de ningún modo. No estaba confiando en el poder directo de su <Estado>; en cambio, su forma evocaba imágenes de un ex-maestro de los Aventureros de Primera Clase.

Incluso cuando estaba acorralado en una parada completa, movía su cuerpo extremadamente bien y ejecutaba técnicas que lo ponían en igualdad de condiciones con su oponente. Este era un combate cuerpo a cuerpo en su máxima expresión.

Eina no pudo evitar recordar sus hazañas en el <Juego de Guerra>. El conejo blanco contra el general enemigo, el Jacinto de un nivel superior—el más débil volcando la situación contra un favorito abrumador con habilidades y técnicas tan agudas como una espada.

Al verlo con sus propios ojos, Eina se dio cuenta de que el maestro que había perforado técnicas de combate en él era extraordinario.

–Detente… ¡Deja de estar saltando alrededor, MALDITA SEA!

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Dormul estaba perdiendo su capacidad de mantenerse al día con Bell con cada momento que pasaba. Cada una de sus oscilaciones sólo golpeaba el aire vacío, y el chico aprovechaba aún más las aperturas para contraatacar.

El conejo blanco ejecutaba tácticas de golpear y correr. Dormul rugía con frustración mientras él se movía de un lado a otro.

La Agilidad de Bell—su velocidad estaba en un nivel diferente.

Los Enanos eran conocidos por su fuerza y poder, pero ésos eran un horrible partido para Bell.

–¡¡MALDITO SEAS! ¡Intenta esquivar esto, roedor!

La frustración de Dormul había alcanzado su punto de ebullición. Extendió su mano detrás de su hombro y sacó otro martillo gigante.

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—¿¡Una Espada Mágica!?

Eina supo de inmediato que la brillante energía amarilla que envolvía el arma no era sólo para mostrar.


Las Espadas Mágicas se producían en todas las formas diferentes, pero cada una tenía la capacidad de convocar Poder Mágico increíble en un instante. Si una de esas poderosas armas liberara su poder en este espacio confinado, alcanzaría a su objetivo sin fallar. Dormul sabía lo que estaba haciendo.

Eina se olvidó de respirar. Tenía que parar esto, pero antes de que pudiera intentarlo—

Bell, con los ojos abiertos cargó hacia Dormul de frente.

¡Bell-kun!

Juzgando por su ángulo de ataque, Eina vio enseguida que estaba atrayendo el ataque lejos de ella para que no quedara atrapada en la explosión.

Dormul frunció los labios en una sonrisa mientras observaba cómo su objetivo se le acercaba. Oscilo la Espada Mágica directamente en la trayectoria del chico.

Todo lo que Bell podía ver mientras zigzagueaba a través del pavimento de piedra era al Enano poniendo cada músculo de su cuerpo en la oscilación.

–¡¡COMETE ESTOOOO!!

— —¡Hah!

Bell oscilo la Daga carmesí en su mano izquierda para enfrentar al martillo.

Dejando un rastro de luz escarlata en su estela, la cuchilla de la Daga paso por debajo de la cabeza del crepitante martillo y cortó limpiamente a través de la empuñadura.

— ——

La parte pesada de la Espada Mágica en forma de martillo giró en alto en el aire.

El resto del arma, la empuñadura cortada en la mano de Dormul, no pudo golpear a su objetivo. El as en la manga había fallado.

Bell pasó justo al lado del Enano y saltó frente a la sorprendida semielfo con una velocidad cegadora. Tomó una postura defensiva con ella a su espalda, protegiendo a Eina como un guardaespaldas debería hacerlo.

Dormul se congeló en su lugar, absolutamente asombrado de que su ataque con la Espada Mágica había fallado.

Recuperándose rápidamente, tomo su Martillo de Guerra una vez más y se giró hacia Bell, listo para más.

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–¡Esto no ha terminado!

Sin embargo—

El resto del martillo descabezado descendió del cielo justo encima de él con un ruidoso *¡Whoosh!*

Eina y Bell vieron en estado de shock como la parte plana del martillo golpeaba la cabeza de Dormul.

— —¡GWAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!

Un grueso rayo impactó en el momento en que su grito resonó por el callejón.

La palpitante energía amarilla dentro de la Espada Mágica tipo martillo había sido liberada en un poderoso destello, trayendo un pilar de energía eléctrica por encima del Enano.

Bell y Eina fueron mandados a volar. Chocando en el aire, cayeron al suelo uno sobre el otro.

–¡B-Bell-kun! ¿Estás herido?

–E-Estoy bien… estoy más preocupado por él, para ser honesto.

Eina había aterrizado sobre su espalda, Bell boca abajo sobre ella. Apoyándose en sus codos, Eina pudo ver que la espalda del chico estaba chamuscada. Bell, por otra parte, señaló el origen de la explosión con una mano temblorosa.

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Una sensación de alivio inundó sus venas mientras ambos se ponían de pie. Luego fueron a revisar Dormul.


–Ehh…

Cada uno de los muros que componían el callejón sin salida había sufrido considerables daños. El Enano yacía en medio de montones de escombros de piedra calcinados, quemado de la cabeza a los pies.

Al lado de su cuerpo ardiendo estaba la gran cabeza del martillo. Con su energía gastada, se agrietó y cayó en pedazos.

–¿E-Está vivo…?

–Sí… Está respirando.

Al llegar a su lado, ambos comprobaron los signos vitales. Viendo que estaba bien, el chico finalmente dejó que sus hombros se relajaran.

Eina, sin embargo, tenía una expresión más nublada.

No podía creerlo. ¿Dormul era su acosador? Eso no podía ser verdad.

Se había encontrado con todo tipo de Aventureros en sus años trabajando como recepcionista en el Gremio.

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Estaba bastante confiada en su capacidad de ver el verdadero carácter de una persona. ¿Cómo podría un Enano torpe con un alma amable y gentil hacer algo como esto…?

Eina aparto la mirada, con una mirada sombría en sus ojos.

–…

Bell estaba parado a su lado, mirando alrededor del callejón sin salida y en las paredes que los rodeaban.

Su mirada inquisitiva cayó sobre Dormul y luego hacia arriba en la noche. Era incapaz de librarse de una extraña sensación.

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