Dungeon ni Deai wo Motomeru no wa Machigatteiru Darou ka (NL)

Volumen 7

Capítulo 2: Corre, Cranel

Parte 4

— —¡Whoa!

Y cuando seguí a Hermes-sama a la vuelta de la esquina—

Una persona vino hacia mí desde la otra dirección. Doble la esquina con tal vigor que casi choco con ella.

–Cuidado.

Patee el suelo y me las arregle para evitar golpear a la sorprendida mujer de frente, usando mi Agilidad para limitar el contacto a sólo rozar su hombro.

No podía perder a Hermes-sama, pero no podía irme sin disculparme. Gire sobre mis talones y trate de volver a perseguirlo lo más rápido posible.

–¡L-Lo siento por eso! ¿Estás bien…?

Perdí las palabras en el momento en que pude ver bien a la mujer con la que casi me estrello.

Lo primero que saludo a mis ojos fue un par de piernas largas y bellamente cinceladas.

Las líneas y curvas del suave músculo se abrían camino hasta sus caderas. No creo que un maestro escultor pueda diseñar algo más elegante y hermoso que esa piernas.

La mujer no usaba mucha ropa. Llevaba una banda púrpura de tela alrededor de su pecho que de alguna manera contenía el escote lo suficientemente grande para rivalizar con Hestia-sama. Sus hombros y estómago estaban completamente expuestos. En cuanto a sus piernas, estaban cubiertas por una tela transparente que no era mucho más gruesa que un velo… Podía ver claramente sus muslos, junto con cualquier otra característica de esas increíbles piernas, a través de él. Me resultaba difícil creerlo, pero estaba descalza. Sin embargo, tenía bastantes accesorios, especialmente alrededor de su cuello y muñecas.

Ella era más alta que yo, por lo menos de 170 cm.

Su cabello negro suelto llegaba hasta más allá de sus caderas. Sus músculos eran una cosa, pero su piel cobriza realmente podría hacer que la sangre de la mayoría de los hombres se enfriara.

Una Amazona vestida de bailarina—y trabajaba aquí.

–… Lo siento, pero estoy apurado. Así que, bueno, um… ¡Adiós!

De todas las mujeres que había visto hoy, fácilmente era una de las más atractivas. No podía respirar, y tenía que escapar.

Su atractivo era tan intimidante que no podía articular mis palabras en absoluto. Mis mejillas ardían lo suficiente como para encender un incendio, logre exprimir unas cuantas palabras más sobre seguir a Hermes- sama de mi garganta estrecha y girarme para salir.

–Espera.

Pero antes de que pudiera dar otro pasó y comenzar a gritar de nuevo… Sus dedos se envolvieron alrededor de mi codo.

–¿Eh?

–Eres un rostro nuevo.

Ella tiro mi cuerpo contra el suyo y envolvió su otro brazo alrededor de mi cintura.

Estaba siendo retenido—no, presionado—contra ella. Sus ojos se fijaron en los míos.

–… ¿¡…!?

Me miró fijamente a los ojos en medio de la calle.

No podía moverme. Sentía como si cada pulgada de mi cuerpo estuviera en llamas. Los músculos de sus muslos se empujaban contra mí a través de mis pantalones, su tonificado abdomen se presionaba contra mi camisa, y en algunos lugares, estábamos piel contra piel. Sus húmedos labios estaban justo delante de mi nariz. Estaba seguro de que vería el tremendo valle de su escote si miraba hacia abajo.

¿Cómo podía mi cuerpo estar generando tanto calor, pero mis brazos y piernas sentían frío? Estaba congelado y ardiendo al mismo tiempo.

–¿Nnn?

No parecía ni un poco consciente de sí misma. Ella separo su mano izquierda de mi espalda y pellizco mi mejilla.

Forzándome a levantar la cabeza, me miro hacia abajo con sus poderosos ojos, con sus labios a punto de devorarme en cualquier momento.

Esos ojos, parecía que me estaban comiendo vivo… Ella sonrío.

–Ahhh… ese es un tentador rostro el que tienes allí.

Lamió sus labios rojos.

Me estremecí audiblemente mientras escalofrío corría por mi espina dorsal.

–¿Tienes nombre? El mío es Aisha.

–¿Eh…? Um, bueno…

–¿Qué tal comprar una noche conmigo?

Se inclinó muy cerca de mi oído. Podía sentir su cálido aliento corriendo por mi cuello.

Una mezcla de temor y vergüenza atravesó mis venas.

Me romperé a la mitad a este ritmo.

No, esto es malo. ¿¡Cómo puedo salir de aquí!? Mis instintos finalmente se pusieron en marcha y comencé a luchar, pero…

—¡No puedo liberarme!

Sólo había un brazo alrededor de mi cintura y uno alrededor de mi hombro. Pero su agarre era demasiado fuerte.

Un agarre lo suficientemente fuerte como para contenerme después de que alcance el Lv. 3—eso significa…

¿Esta mujer tenía una <Gracia> como yo?

“Fácil” dijo Aisha-san con una sonrisa confiada mientras apretaba sus brazos alrededor de mí.

Increíble fuerza física y tenacidad emparejadas con una belleza abrumadora. Ella era la encarnación física de todo lo por lo que son conocidas las Amazonas.

–La cosecha fue lamentable esta noche.

–¿Huelo la sangre de un hombre virgen?

–¿Quién es ese, Aisha?

Voces detrás de mí, apareciendo una tras otra.

Más figuras a la izquierda y a la derecha—más Amazonas.

Pude echar un vistazo en ambas direcciones. Tal como temía, más mujeres hermosas y escasamente vestidas estaban viniendo hacia aquí.

–Lo encontré aquí mismo. Tiene una mirada inocente en sus ojos, ¿No es así?

–No he visto a un hombre así desde hace mucho tiempo.

–Fufu, ¿Es tu primera vez en el Distrito del Placer?

La mujer… Aisha-san probablemente salió a buscar clientes cuando casi choque con ella. Creo que estas otras Amazonas estaban haciendo lo mismo. Me rodearon antes de saber lo que estaba sucediendo.

Siendo Amazonas, su ropa era similar a la de Aisha-san, aunque algunas estaban usando incluso menos que ella. Atrapado en el abrazo de Aisha-san, sólo podía ver piel besada por el sol en todas direcciones. Con mi mente corriendo, sentía que iba a desmayarme.

Momentos después…

Vi saltar los hombros de una de las Amazonas.

–Hey, esperen un minuto. Este chico humano… ¿No es ese <Pequeño Novato>?

De repente, todas dejaron de moverse. Una brisa recorrió el callejón ahora silencioso.

— —Cabello blanco, ojos rojos.

–¿El que derrotó a Jacinto en el <Juego de Guerra>…?

–¿El Aventurero más rápido en alcanzar el Lv. 3?

Sabía que las personas de todo Orario miraron el <Juego de Guerra> a través de los Espejos Divinos. Así que no debería ser una sorpresa que alguien pueda reconocer mi rostro… Pero aun así.

Podía escucharlas susurrar entre sí, con todos sus ojos pegados a mi cabeza.

La mirada más fuerte de todas venia directamente de encima de mí—de Aisha-san.

—Su aura, cambió.

Antes, parecía estarse divirtiendo un poco atormentándome. Pero ahora sus ojos ya abrumadores tenían un tipo diferente de brillo en ellos.

Las otras también me miraban como un pedazo de carne fresca en un pincho.

La atmósfera juguetona de hace un momento se había ido… sudor se derramaba de mi cuerpo como una cascada.

Así debía ser como se sentía un conejo cuando era rodeado por una manada de lobos hambrientos.

Pero estas no sólo eran lobos. Éstas eran leonas y tigresas, con saliva goteando de sus colmillos descubiertos. Estaban lamiéndose los labios, se podía ver el hambre en sus ojos.

–Eeeek…

Un sonido lamentable escapo mi boca embobada, mis ojos estaba muy abiertos.

Tenía que correr. Un instante más tarde—

*¡¡WHOOSH!!* Todas ellas se acercaron a mí al mismo tiempo.

–¡Hasta que llegó uno fuerte!

–¡Hey, te haré pasar un buen rato!

–¡Ignora a estas debiluchas, ven conmigo!

Un tsunami de Amazonas cayó sobre mí.

Hombros, brazos, ropa, cabello, piernas—sus manos agarraban todo. Mi cuerpo se contorsionaba en todas direcciones, atraído por sus incesantes agarrones. Ninguna de sus manos oscuras me soltaba.

–¡¡Ouch, ow, oww, OW, OWWWWW!!

Estaba completamente indefenso mientras estas mujeres Amazonas venían angustiantemente sobre mi desgarrándome en pedazos.

Ya no había ninguna esperanza de escapar. No podía ver nada excepto curvas bronceadas y destellos ocasionales de tela brillante.

Mi cabeza comenzaba a empañarse. Ni siquiera podía gritar mientras estaba enterrado bajo montañas de músculo femenino. Hasta que—*Shloop*

Algo le dio un fuerte tirón a mi brazo extendido.

— —Lo encontré primero, él es mi presa. Nadie más puede tenerlo.

Aisha-san me libero del frenesí de las otras Amazonas y me sujeto fuertemente contra su robusto pecho.

–¡Buuuu! ¡Buuuu!

Luche para recuperar el aliento con mi nariz y boca apretadas profundamente en su escote.

Se estaba moviendo, girando como un huracán. Las otras manos se soltaron, una por una. Pude mirar hacia arriba, tratando de ignorar mi situación. Los ojos de una leona me fulminan con la mirada, descubriendo sus “colmillos” en una sonrisa ominosa.

¡Mi rostro es libre! Me las arregle para jadear por aire alzándome lejos de su pecho.

–¡P-Por favor, escúchame! N-N-No estoy aquí para hacer nada amoroso. La única razón por la que vine aquí fue para buscar a mi amiga. ¡E-E-Ella es de mi <Familia>! ¡Pero me perdí, a-a-así que por favor…!

Comencé a suplicarle a ella, a ellas, después de poner un poco de distancia entre nosotros.

Pero no fue suficiente. La Amazona era muy rápida, y giro alrededor a mí con facilidad. *¡Whap!* Agarro un objeto que todavía estaba de alguna manera en mi mano.

–Oh, ¿En serio? ¿Entonces por qué estás listo para un “largo recorrido”? ¿Hm?

La botella… La que un Dios en particular forzó en mí. El afrodisíaco.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Hermes-sama———!!!!!!!!!!

Mi alma grito en silencio. Por alguna razón, una imagen del Dios inclinando su sombrero emplumado y dándome un pulgar hacia arriba apareció en mi cabeza.

No hay forma de que me escuche ahora…

–Ya deja de actuar. Ahora ven.

–E-Espera en un segundo. ¡H-Hey, espera!

Engancho mi brazo con su agarre estrangulador y tiro de mí.

Las otras leonas, tigresas y lobas formaron una manada alrededor de nosotros. ¡Estaba en medio de un desfile de Amazonas de ojos brillantes…!

Esta era la primera vez desde que Hermes-sama salio de la zona roja que tenía la oportunidad de mirar alrededor. Esta zona parecía un oasis en medio de un desierto. Los edificios en su mayoría eran de piedra, pero los tejados y aleros estaban cubiertos con un estilo de ladrillos secados al sol. Los exteriores de algunos burdeles estaban decorados con alabastro de alta calidad. En cuanto a las mujeres que trabajaban por aquí, la mayoría estaban usando algo similar a la ropa de bailarina de Aisha-san. El estilo era diferente, pero estaban mostrando la misma cantidad de piel.

–¡No es así! ¡Por favor, escúchame!

Mis chillidos y gritos al borde de las lágrimas no hacían nada para persuadir a mi captora. Tuve suerte antes, pero ahora no podía liberarme.

Lo que era peor, podía decir por el anterior remolino tira y afloja que por lo menos algunas de las veintitantas Amazonas a nuestro alrededor eran Lv. 2, o incluso Lv. 3.

Estaba tan atrapado revolcándome en mi propia desesperación que me tomo un momento darme cuenta de que nos habíamos detenido frente a un edificio extremadamente grande.

A juzgar por el exterior y la cantidad de mujeres escasamente vestidas a su alrededor, este también era un burdel—del tamaño de un palacio.

Parecía como si viniera directamente de un cuento de hadas situado en algún desierto místico. Cubierto en hojas de oro puro, el diseño era tan celestial que no me sorprendería si el arquitecto lo baso en un espejismo inducido por la insolación.

Un emblema apareció a medida que Aisha-san me acercaba aún más a la estructura circular.

El cuerpo de una mujer desnuda oculta por un velo—El símbolo de las prostitutas.

¿Esta era la base de operaciones de una <Familia>? ¿Su sede?

Otro tirón de Aisha-san y cruzamos el umbral de una gran puerta de madera.

–¿E-Este es un castillo…?

El interior del palacio brillaba tanto como el exterior.

Tenía un extraño parecido con el interior de la Torre de Babel, excepto que el interior estaba abierto como una rosquilla de varias capas. Había hombres en todos los diferentes pisos, tomados del brazo con sus compañeras elegidas para esta noche. Las parejas desaparecían en las habitaciones a cada segundo.

Aisha-san me guío a través de la increíblemente amplia entrada.

Jarrones de aspecto caro estaban alineados en las paredes blancas, pero mis ojos eran continuamente atraídos por la alfombra roja debajo de mis pies.

La atmósfera aquí era aún más sofocante que en el Distrito del Placer. La mezcla de olores obscenos hacia que todos los nervios de mi cuerpo gritaran de ansiedad. Estaba sorprendido de todavía estar consciente, y mucho menos caminar con mi propia fuerza.

–¿De verdad no sabes nada?

Aisha-san me miro a mí, su prisionero, con un toque de alegría en sus ojos.

–Esta es nuestra sede, <Belit Babili>.

Su agarre se mantenía igual de apretado mientras explicaba.

–Tampoco pienses que sólo es este edificio. Toda esta zona es nuestra isla… el territorio de Ishtar-sama.

¿Ishtar… -sama?

No conocía a muchos Dioses y Diosas, pero había escuchado ese nombre en algún lugar antes…

–Chicas, allá abajo. ¿Por qué no están trabajando?

Una aguda voz femenina se escuchó desde arriba.

Mire hacia arriba sin pensar. Lo que vi me quito el aliento. Era una hermosa figura que exudaba tentación. Usando casi nada, su absolutamente radiante piel bronceada era casi cegadora incluso desde esta distancia. Su cuerpo estaba decorado con un montón de baratijas de oro, incluyendo una corona, pendientes, un collar, pulseras, tobilleras, e incluso algunas cosas que colgaban extravagantemente de sus pechos. Todo sobre esta señora gritaba a <Reina>.

Su cabello oscuro casi púrpura colgaba hasta su cintura en varias trenzas.

Nos miraba, con un largo tubo en su mano izquierda.

—Una Diosa de la Belleza.

Lo supe inmediatamente.

Cualquiera que ponga los ojos en una, al instante se llenara de increíble deseo; sus encantos eran demasiado seductores para resistir.

Ya he conocido a una Diosa como esa, la dama de cabello plateado, Freya-sama. Me sentí hechizado en el momento en que la vi. Su belleza se introdujo en mí como el perfume más provocativo, anulando todos mis otros sentidos antes de que supiera lo que estaba sucediendo.

Las mujeres Amazonas hicieron un saludo al unísono. Trague saliva.