Re:Zero Ex (NL)

Volumen 2: La Canción de Amor del Demonio de la Espada

Capítulo 8: Estrofa Final

Parte 2

El baile, el encuentro, y finalmente el beso, terminaron.

Carol, absorta en la danza, observando el encuentro y viendo el beso, lloró abiertamente. Delante de ella se mostró el verdadero rostro de Theresia, el que había perdido la esperanza de volver a ver.

“Miren”, ella quería exclamar. “Miren eso”, ella quería gritar. Quería que el mundo supiera lo amable que era esta persona, que supieran que cuando Theresia tomaba la espada era más fuerte que nadie y, sin embargo, aún era amable. Carol quería que todos vieran eso que en presencia del hombre que ella amaba, que Theresia era sólo una niña dulce y cariñosa.

—…

Grimm había encontrado el camino al lado de Carol. Él también estaba mirando el abrazo, entrecerrando sus ojos como si mirara una luz brillante.

De repente, un recuerdo llegó a Carol. Una conversación que ambos tuvieron antes de que Grimm perdiera su voz. De alguna manera, el tema acerca de ese hombre había surgido, y Carol lo había criticado ferozmente.

—Hmph. Un apodo como “el Demonio de la Espada” es deshonroso para un espadachín. Si se le puede confundir con un demonio, significa que hay algo retorcido en su forma de vida.

Grimm rió.

—Ciertamente eres despiadada, Carol. Supongo que no puedo negar lo que estás diciendo. Pero…

— ¿Pero qué?

Grimm parecía un poco indeciso mientras reía, pero la estaba contradiciendo. Ella miró a Grimm interrogativamente. Su respuesta vino con una sonrisa afligida, pero con verdadera confianza.

—Es posible que la primera persona en llamar a Wilhelm el Demonio de la Espada fuera yo. Cuando vi cómo luchaba contra los demi-humanos en Castour Field, me aterrorizó tanto que lo llamé así.

— ¿Qué hay de malo en eso? Ciertamente describe la forma de cómo actúa en el campo de batalla.

—Es cierto, parece un demonio cuando pelea. Estoy de acuerdo en eso. Pero… —Se rascó la mejilla—. Es un espadachín que lucha como un demonio, así que lo llamamos el Demonio de la Espada. Pero creo que sólo estamos diciendo lo obvio.

— ¿Qué quieres decir con eso?

—Tal vez cuando realmente te has comprometido a ti mismo a algo, hay momentos en los que tienes que convertirte en un demonio… Tal vez Wilhelm nos parezca uno de ellos sólo porque es muy dedicado. No conozco a nadie más que se vea tan mal cuando pelea. No conozco a nadie más que sea tan serio sobre su forma de vida.

Su voz era tranquila pero apasionada. Carol se sintió celosa. ¿Podría ser esto? ¿Podría ser por eso que ella estaba resentida con ese hombre?

—Tal vez “Demonio de la Espada” es realmente el nombre correcto para él —, dijo Grimm—. Wilhelm está absolutamente dedicado a la espada, completamente absorto sobre cómo vive, y por eso lo llamamos así. Y estoy seguro de que es porque…

***

— ¡Demonio de la Espada! ¡Demonio de la Espada Wilhelm Trias!

Mientras Theresia le pedía su corazón, y mientras Wilhelm miraba hacia otro lado, alguien lo llamó por su nombre, un nombre que no había oído en lo que parecía ser un largo tiempo. Wilhelm se dio la vuelta.

En ese instante, el hechizo que había sido lanzado sobre el salón se rompió, y todos los soldados y militares presentes volvieron a sí mismos.

— ¡Wilhelm, eres un gran idiota furioso!

—… ¡rrr!

Entre los soldados que venían corriendo hacia él, vio a un familiar hombre joven y corpulento, y sus hombros se relajaron. No se iba a resistir. Pero la idea de lo que vendría después lo cansó profundamente. Tanto es así que consideró simplemente huir con Theresia y desaparecer en la distancia.

— ¡Escucha, tú! —Mientras consideraba la posibilidad, Theresia había inflado sus mejillas, aún aferrándose a él. Era una mujer que se entregaba a todo lo que hacía, ya fuera reír, gritar o hacer pucheros, y seguía siendo la misma persona que lo había encantado en ese campo de flores.

— ¡Hay ciertas palabras que una persona quiere oír en voz alta! —, dijo Theresia.

—Ahh —, gimió Wilhelm, dándose cuenta de que ella todavía estaba tratando de continuar la conversación de antes. Estaba profundamente avergonzado de tener que poner sus verdaderos sentimientos en palabras. Incluso si uno se pregunta cómo puede permanecer tan reticente después de haber compartido un beso frente a toda la sala de audiencias.

—…

Después de un segundo, él agitó su cabeza. No podía rechazar su petición directa.

Wilhelm respiró hondo y se volvió hacia Theresia, inclinándose hacia su oído. El rostro de Theresia se puso rojo, y sus ojos expectantes. Se quedó sin aliento al ver su belleza, y las palabras se le atascaron en la garganta.

Finalmente dijo:

—Te lo diré alguna vez, cuando esté de humor.

Era la primera vez en su vida que el Demonio de la Espada había sido atrapado por la cobardía.

***

Y así la historia llega a su fin.

Una historia de lazos forjados en medio del conflicto civil de una nación, la Guerra Demi-humana.

Una historia de los días en que un niño, embelesado por la belleza de la espada, se dedicó a sí mismo a la nobleza del acero.

De cómo este niño se convirtió en un joven, cómo conoció a una chica, y encontró un amor que nunca podría haber alcanzado con la espada.

De un Demonio de la Espada, un hombre que se encontró de pie ante una mujer, que una vez quiso ser una espada, que vivió con tanta dedicación como para ser llamado demonio, y que, a través del calor de la vida, se volvió humano.

También de una chica, la Santa de la Espada amada por el dios de la espada, que había superado a todos los demás, y a la que el joven la regresó a lo que una vez ella fue: una joven enamorada.

Relacionar todas estas cosas es trabajo de esta humilde canción del amor del Demonio de la Espada.

Una historia de amor suficiente como para marearse con pasión, un romance que arde en el corazón.

La gente la llama “La Canción de Amor del Demonio de la Espada”.

No es ni nada más, ni nada menos.

– FIN DEL VOLUMEN 2 –