Re:Zero Ex (NL)

Volumen 2: La Canción de Amor del Demonio de la Espada

Capítulo 1: Primera Estrofa

Parte 2

 

 

No fue hasta algunos días después, cuando se le confirieron honores por la batalla en la que Grimm había perdido tanto y no había logrado nada, que aprendió el nombre de Wilhelm Trias.

Se encontraba en el cuartel del ejército real luego de la ceremonia, cuando uno de los otros soldados se le acercó y le dijo, — ¿Era aquel tipo del que dicen que mató a dos de los capitanes enemigos? Era muy joven, ¿no?


El orador era un hombre de pelo dorado, opaco y corto, Tholter Weasily. Él y Grimm se habían vuelto cercanos desde que se unieron a las filas, y ahora eran hermanos de armas que habían sobrevivido a su primera batalla juntos.

Tholter fue bendecido con un físico excelente, pero se vio a sí mismo con más aptitud para el tiro con arco, y no dudó en deleitar a Grimm con la historia de cómo había ayudado a mantener la retaguardia. De hecho, se había comportado admirablemente en su primera batalla.

— ¿Lo era? —, preguntó alguien. —A nosotros los soldados de a pie nos colocaron muy lejos en los flancos durante la ceremonia. No podía ver nada.

—Confía en mí —, replicó Tholter. —Soy arquero. Si no tuviera buenos ojos, no sería capaz de golpear nada. Lo vi, y era muy joven, prácticamente un niño.

En respuesta a las burlas de su audiencia, Tholter se tocó las cejas con orgullo. Pero esto sólo causó que la gente que le escuchaba se mirara unos a otros y rieran. Fue una reacción natural. Tholter tenía diecinueve años, y Grimm dieciocho; ellos estaban entre los soldados más jóvenes. Si Tholter consideraba a alguien un niño, eso significaba que podría tener quince o dieciséis, años suficientes para luchar por su exhausta nación en una guerra civil, pero difícilmente una edad para lograr grandes hazañas militares. ¿Dos capitanes enemigos? Eso era ridículo.

Publicidad M-M2

— ¿Qué? ¿Ninguno de ustedes me va a creer?

—Oye, Tholter, ¿estás seguro de que viste bien a ese tipo?

Publicidad G-M1



— ¡Te lo digo, lo hice! No me digas que ni siquiera tú me crees, Grimm. Eso duele. ¡Lo vi con mis propios ojos! Odio decirlo, pero un gran luchador es un gran luchador, no importa lo joven que sea.

Tholter parecía molesto por la reacción de la multitud. Grimm bajó los ojos y dijo en voz baja, —No, yo te creo.

En su mente, Grimm estaba dibujando lo último que había visto en el campo de batalla varios días antes: la montaña de demi-humanos muertos y el niño espadachín que muy probablemente los había matado. La guerra no era lugar para expectativas normales, incluyendo la edad. El recuerdo fue suficiente como para enviarle escalofríos por la espina dorsal incluso ahora.

El fuego infernal de su primera noche de guerra había consumido todos sus sueños de hacer grandes hazañas. Ahora todo lo que recordaba era a ese chico.

“Si es verdad que los héroes se forjan en las llamas del combate”, pensó Grimm, “entonces él debe ser uno de ellos”.

De repente, la puerta del vestuario se abrió de golpe, y una áspera voz gritó:

—¡Hombres, atención!

Grimm había absorbido completamente los hábitos de la vida militar. Se enderezó, golpeó el piso con sus pies, y se volvió hacia la puerta, todo prácticamente en un abrir y cerrar de ojos. Los otros en la habitación hicieron lo mismo.

Un hombre con una barba bien recortada entró, asintiendo aprobatoriamente esta muestra de disciplina. Su rostro les era familiar, él era Razaac, un íntegro caballero del ejército real. Tenía treinta años, más o menos, con el pelo corto y verde sobre un rostro profundamente cincelado. Era conocido por su severidad incluso entre las filas de los instructores. Grimm le reconoció porque había pasado sus primeras semanas en el ejército entrenando con él.

—Listos para reaccionar en todo momento. Buen trabajo, muchachos. Nunca lo olviden.

— ¡Sí, señor! ¡Gracias, señor! —Grimm y Tholter corearon junto al líder del escuadrón.

Fue casi como el intercambio de una promesa. Sus opiniones de los instructores habían cambiado completamente después de su primera batalla. Durante los entrenamientos, trabajando hasta el punto de vomitar, los nuevos reclutas no sintieron nada más que odio por aquellos hombres, pero ahora que habían sobrevivido a una batalla, solo había gratitud. Todos aquí sabían por qué había sido todo ese castigo.

—Muy bien. Supongo que no quieren ver la cara de un caballero mientras intentan hacer sus tareas. Surgió algo de lo que había que ocuparse.

Publicidad M-M1

— ¿Qué pasa, señor? Nuestra unidad acaba de reorganizarse y estamos ansiosos por hacer lo que podamos.

Publicidad M-M4

—No te preocupes, soldado. Sé que acaban de ser unificados, y puede que no sea el mejor momento, pero quiero añadir una persona más al escuadrón. Todo el papeleo está hecho; sólo lo dejaré con ustedes.

—Sí, señor. Si me permite preguntar, señor, ¿es un luchador decente? Con el debido respeto, le pido que no nos sobrecargue con nadie que no pueda hacer su propio esfuerzo.

Publicidad M-M5

—Cálmate. Es un poco joven, pero es capaz. Esa última participación fue su primera batalla, pero aun así mató a un par de capitanes enemigos e incluso lo escogieron para honores.

Grimm, junto con el resto de la unidad, tragó saliva al oír esto. Tenía que ser la persona de la que acababan de hablar. Razaac, detectando el cambio de humor, asintió y dijo:

—Veo que ya tienen los detalles.

Entonces, volviéndose hacia la puerta, dijo:

—Pasa. Esta es tu nueva unidad.—La puerta se abrió.

Un chico con cabello castaño y un semblante duro estaba allí. El uniforme del soldado estándar de alguna manera no le quedaba bien, pero su postura y comportamiento no mostraban nada de la suavidad de un nuevo recluta. No había ningún error. Él era el sujeto.

—Este es Wilhelm Trias —, dijo Razaac. —Tiene 15 años y aprendió a luchar por su cuenta, pero creo que tiene un futuro brillante. Que todo el mundo se porte bien con él.


Wilhelm estaba con la postura de atención, soportando silenciosamente las miradas de los otros soldados. Cuando la introducción terminó, Razaac inspeccionó el nervioso vestuario y asintió satisfecho. La concentración de las tropas había disminuido un momento antes, pero ahora estaban absortos. Quizás ese había sido su objetivo. Un nuevo soldado era nuevo incluso después de su primera batalla. A los ojos de un caballero, seguían siendo sólo polluelos.

Esta reunión tendría una influencia para la nación más grande que cualquier otra cosa que Razaac pudiera haber planeado. Pero en ese momento, ni siquiera las dos personas en el corazón del asunto sabían sobre ello.

***

 

 

Dos años antes, una guerra civil, la llamada Guerra Demi-humana, había estallado en el Reino Dragonfriend de Lugunica.

Por más de cuatrocientos años había existido un prejuicio persistente contra los demi-humanos, infundido por una “bruja” todos esos siglos antes. Lugunica no fue una excepción; las relaciones entre humanos y demi-humanos eran frías, el statu quo sólo se había mantenido gracias a un entendimiento tácito de que tendrían poco que ver los unos con los otros.

Esa frágil paz quedó destrozada por la colisión de una caravana mercantil demi- humana y guardias fronterizos humanos.

La historia cuenta que la caravana mercantil, dirigida por el Imperio de Volakia hacia el sur, era sospechosa de cruzar la frontera con fines de espionaje, pero los hechos no estaban claros. Lo que sí estaba claro era que, cuando la caravana se topó con los guardias fronterizos, los civiles fueron aniquilados. Estos comerciantes eran bien vistos por los demi-humanos en todo el país, y sus muertes en manos humanas inspiraron una revuelta armada entre sus compatriotas. Así comenzó el embrollo de la guerra civil.





El infructuoso conflicto se había prolongado durante dos años, y tanto los ciudadanos como los soldados estaban cansados de eso.

—Pero es gracias a esa guerra que llegamos a ser soldados. No voy a decir que me encanta pelear ni nada de eso, pero al menos comemos todos los días.—Tholter drenó su jarra de un solo trago y la volvió a colocar sobre el mostrador mientras reía con un poco de espuma aún pegada alrededor de su boca.

Grimm se sentó junto al ligeramente borracho Tholter, tomando pequeños sorbos de su alcohol y asintiendo.

—Supongo que tenemos eso en común, Tholter. Si no fuera por la guerra civil, nunca hubiera pensado que llegaría a ser soldado. Incluso si hubiese querido, apuesto a que me habrían rechazado en la puerta.

—Solía haber algunas pequeñas disputas con Volakia, pero las cosas eran en su mayoría pacíficas. Supongo que una bestia demoníaca puede causar problemas de vez en cuando. ¿Pero tipos como tú y yo? Si nosotros alguna vez queremos ser más que campesinos, la guerra es el nombre del juego. Un hombre se prueba a sí mismo haciendo grandes hazañas en la batalla.

Mientras su compañero ansiosamente ordenaba otra jarra de cerveza, Grimm murmuró:

—Grandes hazañas en la batalla, ¿eh?

Tholter se dio cuenta de la expresión abatida del joven que estaba a su lado y sacudió amistosamente su cabeza.

— ¿Sobreviviste a tu primera batalla y aún no estás feliz? ¿No es hora de que empieces a divertirte? ¿Qué, te sientes mal por nuestros camaradas caídos o algo así?

—No es eso. Llámame insensible, pero en lo que a mí respecta, esa batalla nunca ocurrió. Sólo… siento no poder soñar como antes.

— ¿Soñar?

—Como de lo que estabas hablando, Tholter. Haciendo grandes hazañas, mostrando mi valentía… convirtiéndome en un héroe. Solía pensar que podía hacer eso. Calmada y fácilmente. Pero ahora… —Grimm soltó el vaso y miró su mano. Tembló un poco. Habían quedado cicatrices blancas de quemaduras en su palma y muñeca. Esa primera batalla lo había marcado. No sólo en su carne, sino también en su corazón y mente, y nunca podría escapar de ella—. No puedes sobrevivir con un sueño —dijo Grimm—. Todo lo que pensaba sobre mi futuro… se ha ido.

— ¿Y… qué? —Preguntó Tholter—. ¿Vas a dejar el ejército? ¿Vas a rendirte sólo porque nunca serás un héroe?

—Desafortunadamente, enfrentar la realidad no llena tu estómago. En todo caso, cuando ya no puedes soñar, sólo te queda pensar en lo hambriento que estás. Así que no, no voy a renunciar. Voy a seguir haciéndolo. —Grimm sonrió a Tholter, tratando de ocultar el temblor de su mano sosteniendo la jarra. Estudiando a Grimm con los ojos muy abiertos, Tholter empezó a rascarse vigorosamente la cabeza.

—…Hrmph. De alguna manera, todo eso suena como tú. Vale, haz eso. Déjame las cosas de héroe a mí. Sólo tienes que seguir adelante, incluso puedes ser el ayudante del héroe.

—Pero, Tholter, eres un arquero. Yo soy el que está al frente con una espada.

—Sé que estás avergonzado, pero sólo asiente con la cabeza.

Tholter tomó la nueva jarra que le habían traído la alzó hacia Grimm. Siguiendo su ejemplo, Grimm también levantó su taza, y hubo un tintineo de cerámica mientras golpeaban sus recipientes entre sí.

Grimm venía de un pueblo llamado Fleur, en algún lugar fuera de la capital. Era un pequeño puesto de avanzada en uno de los principales caminos y había ganado cierto renombre como escala en el camino a la capital. Pero una pequeña ciudad con sus pequeños caminos no le convenía a Grimm, y a los quince años dejó su casa y se fue a la capital.


Pasó los siguientes años haciendo trabajos serviles en tiendas y tabernas, hasta que, seis meses atrás, se había enterado de que el ejército buscaba más soldados para la guerra civil en constante expansión.

Grimm se enlistó, pero no por patriotismo. Quería ser un héroe. Había huido de su aldea por el aburrimiento, y se había unido al ejército sin otra razón que el deseo de la gloria. Había aprendido a ser soldado bajo la severa tutela de Razaac, luego sobrevivió a la lección aún más dura de su primera batalla, y ahora estaba aquí.

Tholter tenía una historia similar, o eso había oído Grimm. Nacido como el segundo hijo de un tendero, se había unido al ejército en busca de libertad y de un futuro, y allí fue donde los dos se conocieron.

—Así que tú pasaste por el combate y decidiste que has encontrado la realidad—, dijo Tholter—. Y yo paso por ello y todavía tengo mi corazón puesto en ser un héroe. Es como el día y la noche. ¿Qué hay del tipo nuevo? Me pregunto qué pensará…

— ¿Te refieres a Wilhelm?

Tholter no pareció notar la sacudida de ansiedad que sufrió Grimm cuando mencionó al joven espadachín. Wilhelm había sido la causa principal por la que Grimm había renunciado a su sueño de heroísmo.

—Creo que es bueno, aunque sólo sea un niño —, dijo Tholter—. Quiero decir, no dan honores militares por nada. Apuesto a que lo veremos en el patio de armas como un caballero en poco tiempo.

—Escuché que ni siquiera tuvo que hacer los ejercicios por los que hacen pasar a todos los chicos nuevos —, dijo Grimm—. El propio instructor Razaac dijo que no era necesario. Mucha gente no podrá creer que tenga 15 años.

Era la verdad. Tantas cosas estaban por delante de un niño de su edad, y pensar en lo que podría llegar a ser era suficiente como para inquietar a cualquiera. Héroe. Así lo llamarían cuando eliminara enemigo tras enemigo y llevara a su nación a la victoria. Grimm no podía olvidar lo que había visto en los ojos del niño. ¿Esos eran los ojos de alguien que debería ser aclamado como un héroe? La sospecha de que él podría convertirse en algo mucho más terrible persiguió a Grimm.

—Definitivamente entiendo la preocupación —, dijo Tholter—. Él es el chico de 15 años menos amigable que has conocido.

—Espera, ¿qué?

—No, es verdad. Lo invito cada vez que vamos a comer y cada vez que vamos a tomar algo, pero nunca viene. Si tiene un minuto de tiempo libre, está practicando con la espada. Mañana, tarde y noche. Lo juro, eso lo va a enfermar. ¡O tal vez ya lo está!

—Huh. Tal vez tengas razón —.Tholter probablemente había exagerado el asunto, pero Grimm se encontró de acuerdo con él.

— ¿No la tengo siempre? —Dijo Tholter, completamente ajeno a los oscuros matices del comentario de Grimm.

— ¿Pero crees que podría estar tras algo? —Grimm continuó—. ¿Usando su tiempo libre para entrenar en lugar de beber?

Publicidad M-AB

—Aw, no empieces. De todos modos, ¡quien se divierte más es el ganador en la vida! Ni siquiera el primer Santo Espada, Reid, pasaba todo el tiempo agitando su espada. ¡También le gustaban su vino y sus mujeres! Los héroes se divierten más que nadie. ¡Divirtiéndonos demostramos que tenemos lo que se necesita para ser leyendas!

A medida que la lógica de Tholter se hacía más y más ruidosa, escuchó algunos gritos de “¡Sí! ¡Así es!” de los bebedores a su alrededor. Mientras el humor se extendía por toda la habitación, Tholter se paró ágilmente sobre una silla y levantó su jarra.

— ¡Amigos míos! ¡Mis hermanos de armas! ¡Aquí, por todos los futuros héroes sentados en esta taberna ahora mismo! ¡Salud!

— ¡Salud! —Todos los hombres levantaron sus jarras con un coro de estridentes risas. El alcohol y el sonido de las tazas llenaron el aire. Tholter hizo un insistente gesto a Grimm con su jarra. El joven finalmente levantó su propia jarra, y las chocaron, sonriendo y disfrutando de la atmósfera.

Mientras tanto, Grimm pensaba que las bebidas no parecían saber muy bien hoy, pero no sabía por qué.

Mantente Enterado
Notificarme
guest
This site uses User Verification plugin to reduce spam. See how your comment data is processed.

INSTRUCCIONES PARA LA ZONA DE COMENTARIOS

1- No Puedo Comentar: Toca los botones que estan debajo del recuadro de comentarios, aquellos que le cambian el estilo a Negrita, Cursiva, etc. (B, I, U, S)

2- No Aparece Mi Comentario: Es por nuestro sistema de moderación, luego de revisar y aprobar tu comentario, este aparecera. NOTA: Usa un correo real o no se aprobara tu comentario.

3- ¿Como Escribo un Spoiler?: Toca [ + ] (es el botón spoiler) y aparecera una ventana, ahí debes poner el TITULO de tu spoiler (recomendamos poner simplemente SPOILER), luego en el codigo que aparecera en el recuadro del comentario debes escribir dentro de los simbolos ] [

[spoiler title="Titulo de tu spoiler"]Aqui va tu spoiler[/spoiler]

Nota: Todo el texto que coloques antes o despues del codigo del spoiler sera visible para todos.

0 Comentarios
Respuestas en el Interior del Texto
Ver todos los comentarios