Re:Zero Ex (NL)

Volumen 1: El Sueño que Vio el Rey León

Capítulo 5: El Sueño Del Rey Lion

Parte 2

 

 

—…Crusch, ¿eres tú?

Crusch se sorprendió un poco al ver a Fourier abrir los ojos cuando la sintió entrar en su habitación. Ella había intentado caminar lo más silenciosamente posible para no perturbar su sueño. Él no solamente pudo decir que alguien estaba allí, sino que incluso sabía quién era.

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—Me sorprende, Su Alteza. Tengo la sensación de que no hay nada que pueda ocultarle.

—Y… quizás no lo haya. Eso simplemente es cuan bien nos conocemos. Incluso con los ojos cerrados, incluso en las profundidades del sueño, sé que eres tú… Ha pasado tiempo. ¿Has estado bien?

—He estado terriblemente ocupada, pero mi salud está bien. Su color se ve bien hoy, Su Alteza. Eso es un alivio. –Crusch se sentó en una silla junto a la cama y estudió la cara de Fourier.

Su última visita había sido hace solo unos días antes, pero ahora parecía aún más delgado. Y Fourier nunca había sido la persona más fornida de por aquí. Estaba terminando de quemar su grasa; ahora su cuerpo se estaba consumiendo a sí mismo. Sus pómulos sobresalían un poco. Era imposible no ver cómo la enfermedad le estaba causando estragos.

—Crusch… quiero… sentir tu tacto.

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—Sí, Su Alteza. Con su permiso.

Suavemente metió la mano bajo las sábanas y cogió la temblorosa mano de Fourier. Sus dedos siempre habían sido delgados, pero ahora estaban desesperadamente frágiles. Ella frotó la palma de su mano y entrelazó sus dedos con los de él.

—Ah. El tacto de tus dedos es agradable. La mano de una mujer.

—La mano de Su Alteza se siente un poco delgada, para ser un hombre. Uno nunca pensaría que hubiera practicado tanto con la espada.

—La espada… Sí, la espada… Supongo que soy el único que podría vencerte. Aunque he descuidado mi entrenamiento durante muchos días.

—Su Alteza se recuperará de los días de descanso en poco tiempo. Aunque dicen que se necesitan tres días de trabajo para compensar uno perdido.

—¿Me estás diciendo que trabaje tres veces más el tiempo que he descansado…? ¡Despiadada!

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Y luego, como tantas veces antes, tuvo un ataque de tos. Crusch lo volteó apresuradamente de lado y le frotó suavemente la espalda hasta que se le pasó. Su respiración era tan áspera, y su espalda parecía tan pequeña.

—Ah, sí, ¿qué tal…? ¿Qué hay de los Argyles? ¿Y Ferris? ¿Va todo bien?

Como Crusch no decía nada, Fourier habló como si se le acabara de ocurrir algo.

Sintiéndose salvada por el cambio de tema, Crusch asintió con la cabeza y dijo…

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—Sí, gracias a la influencia de Su Alteza. Me alegra decir que lo que ocurrió en la propiedad Argyle no ha ido más allá de los pocos de nosotros. La muerte de la madre y el padre de Ferris ha sido catalogada como un accidente. Así que Ferris…

—Puede heredar con seguridad el apellido Argyle. Bien. Eso es bueno. Él puede decir que no lo quiera, pero no puede tirar por la borda todo para lo que nació. No debe hacerlo.

—¿Cree que será capaz de aceptarlo?

—¡Por supuesto… él es mi amigo, y tu caballero, después de todo!

Fourier se volvió hacia ella y sonrió, mostrando sus dientes. Casi volvió a toser, pero se lo aguantó en su garganta. Eso causó que le lloraran los ojos, pero se mantuvo sonriendo. Viéndolo, Crusch se encontró incapaz de formar palabras. Pero ella reunió toda la fuerza que tenía para devolverle la sonrisa.

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Este nunca había sido su talento particular, pero Fourier a menudo quería ver su sonrisa.

—Mm… sabía… que tu sonrisa era… hermosa.

Ella no debería haberle dejado toda la alegría a Ferris. Al menos debería haber aprendido a sonreír. Crusch intentaba vivir su vida sin arrepentimientos, pero esta era la única cosa que deseaba que fuera diferente.

***

 

 

Durante los últimos meses, Ferris había encontrado cada vez más difícil creer que él era uno de los Caballeros de la Guardia Real. Había estado yendo a la academia de sanadores para revisar a los miembros de la familia real, y para cuidar a Fourier. ¿Cómo es que esto era el trabajo de un caballero? Parecía mucho más lo que haría un lanzador mágico de la Real Academia de Sanación.

—El tercer príncipe falleció anoche. Es la séptima persona…

Otro se había ido, todos los esfuerzos de los sanadores fueron en vano. Ferris no quería oír el nombre de otra realeza muerta, pero en la academia le iban a llegar las noticias, lo quisiera o no.

Siete víctimas, y aún así no sabían la causa de la enfermedad. Todo lo que habían aprendido era que una vez que el paciente desarrollaba fiebre y se volvía comatoso, estaban más allá de toda ayuda. Todo esto, y sólo un grano de conocimiento sin valor.

—…

Afligido, Ferris dejó el cuarto del rey después de otro día de intentar varias magias curativas sin ningún efecto. Siempre había contemplado este lugar con asombro, pero después de pasar tanto tiempo allí, ya no se sentía ansioso por ello. Su emoción inicial, algo así como un niño entusiasmado, había dado paso hacía mucho tiempo a una sensación de impotencia.

Ferris llevaba un libro negro mientras caminaba por los pasillos del castillo real. El libro estaba cubierto de sangre y huellas dactilares. Eso podría haber sido llamado, en cierto sentido, un regalo de su padre.

El Sacramento del Rey Inmortal…

Un conjuro secreto desarrollado por una bruja que podía resucitar a los muertos, otorgando a los cadáveres el poder de volver a caminar. Su padre no había sido capaz de reproducir el conjuro con éxito, pero si se pudiera lograr con éxito, incluso los que se habían ido se podían salvar…

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—Su Alteza… Si algo le pasa a Su Alteza…

Ferris pensó en Fourier, que aumentaba su delgadez y enfermedad con el pasar de los días y, no por primera vez, se imaginaba a sí mismo haciendo que el sacramento funcionara. La muerte de Fourier, entre otras, no era algo a lo él simplemente le diera la espalda.

Necesitaría un milagro para salvar al cuarto príncipe. Y nunca pareció obtener un milagro cuando pidió uno. El sacramento era la única otra cosa en la que Ferris podía pensar.

Cuando entró al cuarto de Fourier, el príncipe postrado en cama se rio débilmente y dijo…





—Ferris, el maquillaje funcionó muy bien. Crusch pensó que mi color era bueno… Ha-ha, la engañamos. Es tan confiada.

El maquillaje era algo que Ferris había aplicado para que la palidez de Fourier se viera más saludable. Fourier le había rogado a Ferris que no lo dejara verse mal frente a Crusch cuando ella vino de visita. Ferris estaba dolorosamente consciente de que esto no tenía nada que ver con el orgullo de Fourier, sino con su consideración por Crusch.

Ferris no dijo nada. Fourier habló como si pudiera leer la mente del chico.

— ¿Algo… te preocupa respecto a los caballeros, Ferris? No olvides apoyarte en tu amigo… Sí, en Julius. A veces tratas de tomar demasiadas cosas por tu cuenta.

Había momentos durante estos días en los que Ferris no estaba seguro de quién consolaba a quién en estas visitas.

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—Mis… Mis amigos. Usted, Usted Su Alteza… Usted es mi único amigo. ¿No es así? Así que cuando no se siente fuerte, termino… solo.

—Ciertamente… no. No te preocupes, Ferris. Eres amable, y en el fondo eres fuerte. Todo el mundo te ama… y será tu amigo, como yo. Puede que haya sido tu primer amigo, pero no tienes que dejar que sea el último. Recuerda esto: No te obligues a ti mismo a estar solo.

—Su Alteza…

¿Por qué estaba hablando así, como si fuera el final? Este no era el final. ¿Y cómo podía parecer tan en sintonía con lo que sentía Ferris? Las palabras de Fourier han tenido mucho poder últimamente. No el poder mundano, sino el poder penetrante de la verdad. Esto hizo que Ferris tuviera miedo.

—¡Su Alteza…! Su Alteza, si algo le pasara… Yo…

—¿Traerme de vuelta a la vida? Por favor, no digas esas cosas.

—…

Fourier lo había leído como un libro. Estaba acostado en su cama y no podía haber visto el tomo en la mano de Ferris. Sin embargo, había adivinado exactamente lo que Ferris tenía en mente y lo había rechazado.

—Yo soy yo, tú lo entiendes. Mi vida comenzó cuando yo nací, y debería terminar cuando muera. Que siga después de que yo muera… eso no está bien.

—Pero… pero ¿por qué? ¿Es tan extraño que quiera que viva? ¿El querer que alguien que es tan importante para mí siga vivo?

Sólo cuando Ferris pronunció las palabras se dio cuenta de que eran exactamente las mismas que las que su padre había balbuceado junto al cadáver de su madre. No lo dijo palabra por palabra, pero por lo menos el espíritu era idéntico.


—No te lamentes, Ferris. Tu corazón es precioso. Enorgullécete de tus habilidades… Tienes el poder más bondadoso del mundo. No cuentes las heridas que no pudiste curar, sino las que pudiste salvar. No trates de mirar atrás todo el tiempo mientras caminas hacia adelante… No lo permitiré.

—Su Alteza…

Lentamente, tan lentamente, Fourier se sentó en su cama. Se había consumido tanto que ya no podía mantenerse así sólo con su fuerza, pero quería que Ferris viera la chispa de la vida arder en su interior. Los ojos escarlata recuperaron algo de su fuerza anterior.

—Y de todos modos, aún puedo superar esta cosa. Yo… Sí. Yo soy tu amigo, y el cuarto príncipe del Reino de Lugunica. Incluso derroté a Crusch en una batalla de espadas. Una pequeña enfermedad debería ser… un paseo por el parque.

Fourier levantó su mano y le dio a Ferris un suave golpecito en la frente. Su tacto era tan ligero, pero su dedo estaba caliente.

—No abandones tu deber como miembro de la Guardia Real… Fui yo quien te asignó como caballero de Crusch. No traiciones el juramento que hicimos el uno al otro. La promesa que hicimos… como amigos.–Tomando respiros profundos, Fourier volvió a sonreír y se recostó en su cama.

—Me he cansado de tanto hablar. Pero pude sonreír contigo por primera vez en mucho tiempo. Eso es bueno.


Ferris no había sonreído. Todo lo que había hecho frente a Fourier ese día fue llorar. Pero Fourier nunca habló mal. Lo que decía a veces parecía equivocado, pero siempre resultaba ser cierto.

—Fue divertido, Ferris.

Así que Ferris hizo todo lo que pudo para hacer una sonrisa con sus mejillas congeladas.

—Cierto. Ha sido divertido, ¿verdad, Su Alteza?

Re Zero Ex Volumen 1 Capítulo 5 Parte 2 Novela Ligera

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