Seishun Buta Yarou Series

Volumen 3: Un Adolescente Bribón No Sueña con una Bruja Racional

Capítulo 3: La Amistad se Mueve a 40km/h

Parte 1

 

 

El día siguiente, lunes cuatro de Agosto, amaneció brillante y claro.

Sakuta salió al balcón para colgar la ropa limpia. Había nubes blanco puro flotando a través del cielo, de oeste a este. Había una ligera briza, pero la deslumbrante luz del sol bañaba el área entera, así que parecía que este día terminaría siendo un día caluroso otra vez.

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El reloj mostraba las diez AM, usualmente, a esa hora hubiera sonado la alarma, pero hoy no lo hizo. En lugar de eso, sonó el celular.

—Ya voy, ya voy. —dijo Sakuta mientras veía la pantalla monocromática LCD, en el cual se mostraba un número familiar. Once dígitos, empezando con ‘090’, era al número de Shouko—. Hola, habla Azusagawa.

—Buenos días, habla Makinohara. —se escuchó en respuesta.

—Días. —respondió.

—Um… Lo siento. —se disculpó de la nada.

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—¿Hm…?

—No podré ir a visitarte hoy. —dijo. Parecía que algo había pasado, y Sakuta estaba un poco preocupado por el tono derrotado en su voz. Ellos solo habían hablado por unos momentos, pero claramente algo la estaba molestando.

—Ya veo, me aseguraré de alimentar como se debe a Hayate entonces.

—Está bien, gracias. Y, um…

—¿Sí?

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—No es solo por hoy… No podré ir en toda esta semana, o quizá por mucho más tiempo.

—¿Irás al extranjero? —preguntó Sakuta. Incluso así, ella estaba haciendo extrañamente indirecta, el ‘quizá por mucho más tiempo’ y la falta general de seguridad parecía decir que sus planes no se habían arreglado.

—No, no me iré de viaje, pero tengo que estar lejos de casa por un tiempo.

Así que no era por un viaje que ella no estaría en casa por un tiempo. Después de pensar un poco, solo una conclusión llegó a la mente de Sakuta. Él tuvo esa experiencia antes en una ocasión, pero no quería hacerle la pregunta que confirmaría que tenía la razón a Shouko.

Ella había estado escogiendo sus palabras cuidadosamente desde el principio de la conversación, probablemente quería mantener a Sakuta en la oscuridad, por ahora, no había necesidad de molestarla haciéndole preguntas para sacarle la verdad.

—Entiendo, llámame cuando puedas venir otra vez. Cuidaré a Hayate por ti.

—Lo haré, lo siento —escuchó a una mujer llamarla por su nombre del otro lado del teléfono, y ella respondió que ya iba antes de hablarle a Sakuta de nuevo—. Hasta que pueda llamar de nuevo.

Aún con su voz derrotada, desde el principio hasta el final de la conversación, Shouko colgó, y Sakuta alejó el teléfono también.

—Kaede. —la llamó.

—¿Qué pasa? —preguntó Kaede, observando felizmente desde donde estudiaba hacia la mesa del comedor.

—Makinohara-san no vendrá por un tiempo, así que asegúrate de cuidar a Hayate también.

—Está bien, ¡déjamelo a mí! —Kaede gritó, inflando su pecho inexistente.

Más tarde, después de un almuerzo ligeramente temprano, Sakuta se puso el uniforme para ir a la escuela.

—Así que realmente irás. —le dijo Rio  mientras Sakuta avanzaba  al pasillo con el uniforme puesto. Nasuno rodaba en sus pies, bastante acostumbrara a ella ahora.

—¿Vendrás también?

—Sería sabio no hacerlo.

—¿Por qué?

—La leyenda urbana. La que dice que mueres si te encuentras con tu doble, o alguien que tiene la misma cara que tú.

—Ah, sí.

—Ambas de nuestras existencias siendo arregladas al mismo tiempo es impensable con teletransportación cuántica, así que… solo por si acaso.

—Si sigues esa hipótesis, ¿qué crees que pase si te encuentras con tu otra yo?

—Supongo que una sería removida para resolver la paradoja… o quizá la paradoja colapsaría y ambas desapareceríamos —ninguna de esas teorías sonaba ni un poco divertida—. También hay un rumor que dice que un literario famoso ganador de premios murió así… Quizá hay realmente otra persona que experimentó el mismo fenómeno doble como yo.

Ese autor de hecho había escrito una novela acerca de un doble. De vuelta a la escuela primaria donde la leyenda urbana se había formado… Sakuta recordó a sus compañeros de clase emocionarse por el grado de fiabilidad en la historia.

—Es por eso que sería sabio de mi parte quedarme. —finalizó Rio.


—Cuida la casa entonces. —respondió Sakuta, dirigiéndose a la puerta y colocándose sus zapatos.

—Tendré la cena lista.

—Es casi como si estuviéramos viviendo juntos. —dijo, intentando hacer una broma pero haciendo que la cara de Rio se retorciera de disgusto.

—Ya es la segunda vez hoy.

La primera vez fue esa mañana. Rio había dicho que a cambio de dejarla quedarse, ella ayudaría a lavar la ropa. Parecía sorprendentemente familiarizada con el lavado y quitaba las arrugas bastante bien. Sus acciones mostraban que ella lavaba su propia ropa normalmente, y cuando puso a secar la ropa interior de Sakuta, le había dicho exactamente lo mismo.

Eso resultó en ella tirándole la ropa interior en la cara.

—Ahora solo debes venir a saludarme con un delantal y será perfecto.

—Eso no significa que estamos ‘viviendo juntos’, eso es estar ‘recién casados’.

—Ah, ¿era eso?

—Ten ese tipo de juegos con Sakurajima-senpai.

—Buena idea. —dijo, dejando la casa con el recuerdo de Mai con un delantal en su mente.

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El aire de verano era tanto húmedo como caliente, y el sol comenzaba a golpearlo gradualmente. Siguiendo el vapor que se hacía en el asfalto, Sakuta caminó por su ruta usual.

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Después de diez minutos, llegó a la Estación Fujisawa, goteando de sudor. Subió las escaleras y pasó por el corredor directo a la Estación Enoden.

Sakuta pasó a través de las barreras de los tickets mientras el tren verde con crema llegaba a la estación. Viendo al tren desde el frente, dejaba ver su cara retro encantadora, galantemente transportaba a pasajeros desde Fujisawa a Kamakura, incluso bajo el sol abrasador.

Tomando la oportunidad de sentarse en el lado frío del carril, con aire acondicionado y poder enfriarse, Sakuta vio una cara familiar abordar el tren en una estación cercana.

Ella usaba el uniforme de la escuela Minegahara, una blusa blanca sobre la falda azul marino. La corbata, hecha en su garganta, era roja. Era el uniforme estándar que era recomendado para la escuela, pero había muy pocos estudiantes que realmente lo usaban así.

Los ojos de Rio se encontraron con los  de Sakuta y  se sentó junto a él sin darle importancia.

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Un grupo final de chicas estudiantiles asustadas subieron al tren mientras la campana anunciaba la salida. Las puertas se cerraron un momento después y luego el tren dejó la plataforma.

—¿Encontraste… algo? —preguntó Rio, observando el escenario de afuera.

—Que eres asombrosa debajo de tu ropa —pausó para dejarla responder, luego continuó cuando no hubo respuesta—. Aunque sé que eres asombrosa incluso sino te la quitas.

Ver hacia su pecho ahora solo terminaría siendo una  burla, así que siguió su ejemplo y se enfocó en ver el escenario de afuera también. De reojo pudo observar que tenía atado su cabello otra vez y que hoy no estaba usando sus lentes. De hecho, la otra Rio los estaba usando, así que tal vez esta Rio no tenía un par para ella.

—Así que, ¿viniste a decirme que no hiciera cosas estúpidas?

—Como si fuese a hacer eso, es demasiado esfuerzo.

—No puedo salir con Mai-san, y he tenido mucho tiempo libre, así que supuse que podría venir a hablar contigo para pasar el día.

Rio pensó por un momento.

—Ya veo, así que viniste a hacer algo que te traerá aún más esfuerzo —Sakuta no respondió y dirigió su mirada a su cara— ¿Qué?

—¿Has tomado más fotos? Aparte de las que ya has subido.

—Sí, ¿por?

—Muéstramelas.

La expresión en la cara de Rio se volvió de disgusto.

—Mostrármelas ahora no debería importar, ¿verdad? —preguntó Sakuta.

La luz provocativa la hizo darle el celular en la mano sin importancia alguna. Sakuta abrió la carpeta de fotos y desplazó la pantalla por las miniaturas.

—Realmente las tienes…

Había cerca de trescientas fotos ahí, diez veces lo que él había imaginado.

Como fuese, no eran solo fotos eróticas. Había fotos que simplemente mostraban la palma de su mano, o de sus tobillos, junto con registros de lo que estaba en su bolso.

Yéndose a otro folder, encontró a Rio usando un uniforme escolar que no se le hacía familiar. Estaba usando una chaqueta azul marino y una falda al largo de la rodilla. Se veía más joven de lo que actualmente era, y su cabello era corto, pero era ella sin lugar a dudas.

—¿Qué es esto? —preguntó, mostrándole la pantalla.

—Es de la escuela primaria.

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Así que se tomaba selfies incluso en ese entonces, eso sí que era una fuerte tradición.

—Hay apenas unas cuentas que muestran tu cara o tu cuerpo completo.

Entre más antiguas eran las fotos, más fuerte era esa tendencia. Y entre más nuevas eran las fotos, menos aparecía su cara. En contraste, había más fotos mostrando las líneas de su ropa interior o partes donde se veía su piel con fuertes incrementos de sexualidad.

—Al principio, no se lo iba a mostrar a nadie o subirlas.

—¿Sólo es un álbum de fotos tuyas?

—¿Estás tratando de que me vea como una mujer que solo trata de ser mujer?

—Ya lo eres, ¿no?

—Tal vez — Rio sonrió burlonamente para sí. Sakuta pensó que era una mala sonrisa, y que no quería verla hacerlo otra vez—. Cuando comencé, creo que solo quería verlas objetivamente y pensar que estaba haciendo algo estúpido.


—¿Para qué? —preguntó.

—Ver mi estupidez por mí misma me tranquilizaba.

Se alejaba más y más de lo que Sakuta podía entender.

—Sería divertido llamarlo autoanálisis —ella continuó—, pero de hecho creo que es un tipo de autolesión.

Las cosas que estaba diciendo estaban lejos de ser divertidas, pero decirlo sobre ti podría ser de hecho gracioso. Incluso estando consciente de eso, Rio estaba continuando, y ciertamente cada vez subía más de nivel.

—Quizá no puedas entenderlo, Azusagawa… pero me odio.

—La otra Futaba dijo eso también.

El crecimiento de su cuerpo lo había causado, había experimentado la reacción de los chicos a eso y dijo que la hacía sentir culpable. Desde ese punto, había crecido odiando su naturaleza femenina.

—Es por eso que me lastimo a mí misma, porque me odio.

—Así que te reprimes a ti misma, ¿y eso te hace sentir mejor incluso si solo es por un momento?

—Eres más inteligente de lo que aparentas.

—Pero el que se reprime, al final, eres tú, ¿no?

Y eso no resolvería nada. Una vez que haya pasado el tiempo, ella por supuesto, se daría cuenta que volvería a ser ella misma. Vería lo que hizo en el pasado y odiaría su debilidad. Luego se odiaría a sí misma aún más, y repetiría la misma cosa otra vez para herirse a sí misma. Cada vez sus acciones se harían más graves y se volverían extremas.

Esa espiral viciosa asaltó su corazón con inestabilidad. El resultado era esto, el comienzo del Síndrome de la Adolescencia y una división de su propia consciencia… juntos trajeron a dos Futaba Rio a la existencia.

Rio estaba cargando con ella una paradoja que no podía reconciliarse por sí misma.

Sakuta no tenía la intención de decir que podía entenderlo, pero había algo con lo que podía empatizar. Kaede estaba en su primer año de la secundaria cuando fue acosada. Sakuta no pudo hacer nada cuando estaba sufriendo justo frente a él. La cobardía y falta de poder que se había formado en su corazón en ese entonces habían destrozado a Sakuta por dentro y no fuera.

Consumido por el enojo consigo mismo, Sakuta siguió condenándose a sí mismo, y al final de esos días de llenos de odio, Sakuta obtuvo tres cicatrices en su pecho. Si había una sola razón para esas heridas, diría que fue un castigo que se dio a sí mismo, el recuerdo de no haber podido ayudar a su hermana menor.

—Dime, ¿Azusagawa?

—¿Hm?

—¿De qué lado estás?

—Estoy del lado de Futaba Rio —respondió sin ninguna señal de duda.

—Respuesta inteligente. —le dijo.

—Woah, eso es un cumplido.

—Como sea, ‘nosotras’ no podemos entendernos la una a la otra.

—No seas egoísta.

—No lo seas tú tampoco.

—Soy el tipo de persona que no le esconde nada a sus amigos. —dijo Sakuta, a pesar de la vergüenza, sabía que Rio insistiría, pero en lugar de eso sonrió levemente.

—Entonces diré esto sin ocultar nada tampoco… Renunciar a una de nosotras sería mejor.

—Ya deja ese tipo de cosas que dan miedo, me mojaré.


—Si estás respondiendo de esa forma, deberías entenderlo, ¿verdad?  —el tren se detuvo en Shichirigahama— el mundo no necesita dos Futaba Rio.

Su voz sonaba de aluna forma fría mientras hablaba, antes de levantarse de su asiento y descender del tren. La campanilla de salida sonó inmediatamente después de eso.

Mientras Sakuta buscaba una respuesta, las puertas se cerraron y el tren continuó con Sakuta aún en su asiento.

—En serio, ya deja eso, de verdad me haré en los pantalones —dijo para sí mismo. La única que lo pudo escuchar fue una mujer sentado junto a él, quien discretamente se alejó, haciéndolo añadir—. Solo bromeo.

Por supuesto, ya no se acercó a él de nuevo.

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