Tate no Yuusha no Nariagari (NL)
Volumen 11
Prólogo: Hacia el Mercado
“Por aquí.”
Los seguimos, descendiendo por las escaleras. Mi nombre es Naofumi Iwatani. Yo era un estudiante universitario hasta que fui invocado a otro mundo para servir como el Héroe del Escudo, y en este momento, estaba con mis compañeras en Zeltoble, el país de los comerciantes y los mercenarios. Vinimos aquí a comprar esclavos adicionales, lo cual explica el por qué estábamos siguiendo a un par de comerciantes de esclavos hacia el mercado de esclavos subterráneo.
Luego de que terminó todo el calvario de la Tortuga Espíritu, supe que necesitábamos incrementar nuestra capacidad ofensiva antes de la aparición de la siguiente bestia guardiana—el Fénix—y antes de la próxima ola. Decidí establecer mi propia aldea, así que le pedí a la Reina de Melromarc que me otorgara un territorio y por lo tanto el título de nobleza requerido. Ahí fue cuando terminamos envueltos en todo el problema con Lurolona, la aldea de la que era Raphtalia.
A pesar de ser ciudadanos de Melromarc, los residentes de la aldea habían sido forzados hacia la esclavitud en su propio país y estuvieron siendo abusados simplemente porque eran semi-humanos. Gracias a mis esfuerzos, los instigadores principales de la discriminación hacia los semi-humanos—Basura y la Iglesia de los Tres Héroes—fueron detenidos y la reina emitió una proclamación de emancipación. Pero debido a una seguidilla de eventos desafortunados, esa proclamación fue ejecutada un momento muy tarde y los esclavos terminaron siendo vendidos a otro país, donde estaban siendo comerciados a unos precios ridículamente altos. Varios intentos fueron realizados para proteger a los aldeanos, pero funcionaron en nuestra contra. El resultado fue que ciertos comerciantes, tomando ventaja de la situación, incrementaron los precios aún más.
Fue una situación realmente miserable. Aparentemente los rumores acerca de mi mano derecha, Raphtalia, fueron otra razón para los precios sobrevalorados, pero como sea. De cualquier forma, una seguidilla de eventos desafortunados había resultado en el incremento de los precios de los esclavos de Lurolona. Como resultado, fuimos forzados a luchar en los coliseos subterráneos de Zeltoble para ganar dinero. Y, bueno… lo pasamos mal, pero afortunadamente logramos ganar un torneo y comprar satisfactoriamente a los esclavos de Lurolona.
“Pequeño Naofumi, ¿así que todavía quieres más personas?”
“Estoy seguro de que la cantidad que tenemos ahora no será suficiente. También sabes que estamos reconstruyendo el territorio, ¿cierto?”
La mujer colgada de mi brazo era Sadina. Ella era como una hermana mayor para Raphtalia, y había entrado al torneo de batallas del coliseo por su cuenta en un intento de rescatar a los esclavos de Lurolona. Ahora ella estaba en su forma semi-humana, pero también podía transformarse en una teriántropo que se asemejaba a una ballena asesina. En cuanto a su apariencia… ella era hermosa y tenía cierto aire japonés a su alrededor, mientras su expresión sugería una alcohólica despreocupada.
Incluso aunque Raphtalia, Filo, y yo actualmente estábamos en un estado debilitado debido a los efectos de una maldición, estaba seguro de que éramos más fuertes que un aventurero común. Y aun así Sadina fue lo suficientemente fuerte como para ser necesarios nosotros tres para apenas derrotarla en el torneo. Ella insistió en que no era tan fuerte y que fue porque nos habían debilitado mientras ella había tenido su poder potenciado durante el combate a través de magia de apoyo. Pero juzgando por sus habilidades y capacidad de lucha, yo todavía estaba seguro de que ella era formidable.
Ah, y también había una razón por la que no dejaría de colgarse de mi brazo. Ella aparentemente decidió hace mucho tiempo que su corazón pertenecería al hombre que pudiera beber más que ella. Ella comenzó a interesarse en mí cuando vio que no me afectaba comer la fruta de rucolu, la cual era una especie de alcohol concentrado.
“¿Oh? Entonces supongo que realmente hablas en serio acerca de reconstruir la aldea.”
“Bueno, sí. Solo comprar y asegurar a los esclavos no va a resolver el problema.”
También estaba el incidente de los cazadores de esclavos atacando la aldea debido a los precios sobrevalorados de los esclavos de Lurolona. Afortunadamente, habíamos estado entrenando a los aldeanos de antemano para eso y fueron capaces de repeler a los atacantes. Eso era todo. Necesitábamos hacer que comprendieran que no podían seguir aferrándose a las esperanzas ingenuas de que alguien siempre estuviera ahí para salvarlos, y que realísticamente dependía de ellos proteger su propia aldea.
Las personas de este mundo tenían el mal hábito de depender de los héroes cada vez que estaban en problemas. Si realmente se tomaran un minuto para pensarlo, ellos habrían comprendido lo absurdo que era invocar personas de otro mundo para resolver sus problemas. A pesar de que había ciertos aspectos de este mundo que lo hacían sentir como un juego, como los conceptos de niveles y derrotar monstruos para incrementarlos.
“¡Oh, pequeño Naofumi! ¡Eres tan genial! ¡Creo que me estoy enamorando de ti una vez más!”
“¡Quítame las manos de encima! ¡Ya te dije que no tengo interés en esa clase de cosa!”
“¡Sadina! ¡Por favor, compórtate!”
La que regañó a Sadina fue Raphtalia. Raphtalia era una chica semi-humana y una ex esclava que ahora lucha a mi lado como mi compañera más confiable. Ella fue escogida como la portadora de la katana de las armas vasallas por la katana misma, la cual representaba el estado de héroe en otro mundo que habíamos visitado. Ella había probado su destreza en batalla, y de hecho dependía de ella derrotar a los enemigos por mí, ya que ser el Héroe del Escudo significaba que yo era incapaz de atacar a otras personas por mi cuenta.
Raphtalia no quería tener nada que ver con el romance o las relaciones sexuales, probablemente debido a priorizar su misión de salvar el mundo de las olas. Yo también estaba asqueado de la idea de las relaciones románticas. Por supuesto, lo que me hizo pensar así fue haber sido inculpado por esa perra despreciable.
Por cierto, Raphtalia se veía muy, muy bien en un traje de sacerdotisa. Pero se rehusó a usarlo debido a su naturaleza utilitaria. Ella era bastante atractiva, y su cola y orejas de tanuki le daban el énfasis perfecto, lo cual probablemente era la razón por la que el traje de sacerdotisa se veía anormalmente bien en ella. Habría estado feliz si eso fuera todo lo que usara, así que estaba considerando secretamente mandar a hacer un traje de sacerdotisa personalizado para ella con efectos poderosos.
“¿Oh?”
Por último, Sadina había tratado de acercarse a mí constantemente y siempre jugaba con Raphtalia en el proceso. Realmente deseaba que pensara en lo que significaba siempre tener que calmar a Raphtalia.
“Fuehhh…”
La que hizo ese sonido realmente patético detrás de nosotros fue Rishia. Había veces donde ella se convertiría en la heroína—ella podía ser una fuerza real a reconocer cuando se ponía emocional. Pero usualmente se encargaba de manejar por nosotros el lado más intelectual de las cosas. Se sentía como que últimamente su desempeño había sido mediocre, incluso aunque aparentemente ella había estado haciendo toda clase de cosas. Por supuesto, hacerla luchar en un lugar como el coliseo, mientras todavía era una debilucha, básicamente habría sido sentenciarla a muerte. Así que supongo que recientemente no había tenido la oportunidad de impresionar.
“¿Hmm?”
La que inclinó su cabeza al costado con una mirada confundida en su rostro fue Filo. Filo era una niña pequeña que en realidad era una Filorial, un tipo de monstruo que no amaba nada más que tirar de carros. Los Filoriales exhibían un patrón de desarrollo especial cuando eran criados por un héroe que les permitía transformarse en un humano parecido a un ángel con alas en su espalda.
Juzgando por su apariencia, podrías pensar que ella era solo una pequeña niña ángel con el cabello rubio y ojos azules—hasta que abría la boca. Ella era simple e inocente, pero cuando se trataba de un combate sus instintos eran impresionantes. Su desempeño en nuestra batalla más reciente todavía estaba fresco en mi mente. Nos habíamos encontrado en una situación incapaces de usar magia, pero aun así Filo había logrado arrinconar a nuestro oponente al… cantar. Ella había aprendido una técnica de canto que era similar a la magia mientras estuvimos en el mundo de Kizuna. Sabía que podía confiar en ella en un combate.
“¿Rafu?”
Esa cosa pequeña sentada en el hombro de Filo y gritando era un shikigami—conocido en este mundo como un familiar—que hice usando un mechón de cabello de Raphtalia. Le puse el nombre de Raph-chan. Si Raphtalia tuviera una forma de teriántropo como la de Sadina, imaginaba que sería como Raph-chan.
“¿Naofumi-sama? De nuevo está pensando en algo grosero, ¿cierto?”
“¡Oh! ¡La pequeña Raphtalia puede entender lo que está pensando el pequeño Naofumi! ¡Estoy celosa!”
“Cállate.”
Pensar en Raph-chan restauraría algo de mi salud mental que había estado declinando. Raph- chan siempre estaba dispuesta a pasarlo bien y unirse cada vez que yo comenzaba con mis travesuras. Este escudo maldito, el cual había estado pegado a mí desde que fui invocado a este mundo, tenía habilidades que me permitían incrementar el poder de un familiar. Aunque, últimamente, le había estado poniendo más atención a experimentar con cualidades que no tenían nada que ver con el combate, como la calidad del pelaje de Raph-chan. Quería acercarme tanto como sea posible a una textura ideal que se sentiría simplemente maravillosa cuando la acaricie. Pero tenía que asegurarme de que Raphtalia nunca lo descubriera.
Umm… Supongo que me salí del tema por un segundo. Como sea, necesitábamos más esclavos para continuar el desarrollo de la aldea, y estábamos aquí para comprar esos esclavos a un buen precio.
“Ya llegamos. Sí señor.”
“Bien. Ya era hora.”
Habíamos terminado de bajar la escalera y llegamos al mercado de esclavos subterráneo. Miré alrededor a las jaulas sorpresivamente lujosas en donde los esclavos estaban siendo mantenidos. Sentada dentro de una de las jaulas estaba una mujer semi-humana que tenía cuernos como los que esperarías ver en un ogro. Ella tenía una piel café oscura y un rostro agraciado. Su figura estaba más del lado grueso, y también tenía pechos grandes. Supongo que sería merecedora de ser llamada una belleza extraña. También tenía una complexión saludable, lo cual era extraño. Me hacía creer que ella probablemente había estado comiendo bien. Pero ella no era la clase de esclavo que estaba buscando. Ella parecía como del tipo que sería tratada como una esclava sexual o algo así.
“No estoy interesado en esclavas sexuales.”
“Por el contrario, este es uno de los tipos de semi-humanos más prominentes en combate conocidos como kiki.”
“¿Lo es?”
La esclava estaba saludando hacia mí con una sonrisa grande y falsa en su rostro que me hacía pensar que quería venderme algo. Algo acerca de ella realmente me daba escalofríos. Ese rostro me provocaba ganas de golpearlo. Pero estaba seguro de que eso no haría feliz a nadie de los que estaban aquí.
“Se ve costosa. Pasaré.”
Cuando ella escuchó mi respuesta, la expresión de la esclava pasó a una de molestia.
“Para nada. Le daré un precio muy bueno.”
“Aun así…”
Había algo que no me gustaba acerca de ella. O más bien, simplemente no quería que fuera una de mis esclavos. No era como si hubiera decidido solo comprar esclavos que fueran niños, así que no era un problema de estándares. Pero algo acerca de ella estaba mal. Luego lo comprendí. Era porque me recordaba a Perra. Sí, ella se parecía a la ex princesa de Melromarc, quien me había acusado falsamente de violarla justo después de haber sido invocado a este mundo. Cielos… En ese entonces me había visto envuelto en un verdadero disparate.
“¿Entonces deberíamos continuar con el siguiente esclavo?” preguntó el comerciante de esclavos.
“Si. Lo siento, pero pasaré de este.”
“¿Oh? ¡Eso es muy malo!” dijo Sadina mientras se presionaba contra mí de una manera bastante provocativa, asegurándose de que la esclava lo notara.
“¿¡Por qué esa mujer está bien y yo no!?”
La esclava me gritó enfadada. Supongo que había herido su orgullo o algo así. Su comportamiento de seguro era confuso para una esclava sexual. Pero esperen… ¿por qué quería que la comprara?
“No eres la clase de esclavo que prefiero. Eso es todo.”
“¡Siento no ser una niña linda!”
Su estallido de seguro era molesto. Miré hacia el comerciante de esclavos.
El comercio de esclavos era un negocio familiar para los dos comerciantes de esclavos delante de mí. Uno de ellos administraba el comercio de esclavos en Melromarc, mientras el otro tenía su base en Zeltoble, y eran la imagen esculpida del otro. Si fuera forzado a buscar las diferencias entre ellos, el color de sus fracs probablemente sería lo único que podría encontrar.
Cuando los miré, ambos de pronto apartaron sus miradas. Como sea. Después de todo, ellos estaban haciendo demasiado para ayudarme. Miré hacia la esclava.
“¿Niña linda? Casi suena a que sabes quién soy yo.”
Cuando ella escuchó mi respuesta, la esclava de pronto se quedó en silencio. ¡Aja! Sabía que algo no cuadraba.
“¿Oh? ¿Realmente luzco tan joven?” se burló Sadina.
“¿Y qué edad tienes?” pregunté.
“Veintitrés. ¡Tee-hee!”
Ella estaba guiñando un ojo hacia mí. Sentí que iba a vomitar. Y, además, la forma en la que estaba actuando hacía parecer que estaba mintiendo.
“Estoy muy segura de que es verdad. Recuerdo que mi padre mencionó la edad de Sadina.”
Raphtalia corroboró la respuesta de Sadina.
“Creí que las mujeres mentían acerca de su edad.”
“Algunas de ellas lo hacen, pero hace varios años mi padre estaba hablando acerca de que ya era la hora de que Sadina comenzara a conocer prometidos potenciales. Añadiendo el número de años que han pasado desde entonces a la edad que él mencionó ciertamente serían 23 años.”
“¿Oh? ¿Recuerdas eso? ¡Los niños de seguro tienen una memoria impresionante!” exclamó Sadina.
Decir cosas como esa es exactamente por qué supuse que era mucho mayor. Honestamente, ella usualmente sonaba como una anciana.
Como sea, no tenía ninguna ilusión, a pesar de cómo pudo haber parecido. Si, la mayoría de los esclavos que había comprado eran niños. Y mujeres. Así era como había resultado, ya que estaba enfocado solo en reunir a los esclavos de Lurolona.
“Juzgando por su pronunciación y el lenguaje usado, diría que esa esclava es…”
Supuse que Rishia había descubierto de dónde era la esclava. Eso me recordaba el hecho de que mi escudo tenía habilidades de traducción. Muchos lenguajes eran hablados en este mundo, al igual que en mi propio mundo… como en la Tierra. Convenientemente para mí, mi escudo podía traducir todos esos lenguajes para mí. En cuanto al lenguaje de Melromarc, estaba muy seguro de que era usado en países con… una gran población de humanos.
“De todas formas no importa. Rishia, solo olvídalo.”
“Oh, umm, entendido.”
“Hacia el siguiente.”
“Entendido. Sí señor.”
“¿¡Por qué!? ¿¡Por qué no me eliges!?”
Ignoré los gritos de la esclava y seguí a los comerciantes de esclavos.
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