Goblin Slayer

Volumen 5

Capítulo 6: Corona de Goblins

Parte 6

 

 

Goblin Slayer, empuñando la pala como una lanza, redujo a otro goblin.

— ¡Diecinueve!

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Seis aventureros y cuatro prisioneras rescatadas contra una verdadera marea de goblins liderados por un paladín: esa era la esencia de la batalla mientras se retiraban bajando por la montaña nevada. Todos los involucrados estaban absolutamente comprometidos, listos para luchar hasta la muerte. Sus alientos se mostraban color blanco en el gélido aire, nublando sus visiones. Sus pies comenzaban a entumecerse por la nieve, pero sus cuerpos estaban calientes.

La espada había matado a veinte goblins, luego las flechas de la elfa elevaron el total a veinticuatro; Goblin Slayer había usado un hacha para el vigésimo quinto y el vigésimo sexto, luego le lanzó el hacha al vigésimo séptimo, el cual fue seguido por otra flecha.

Esta batalla, la cual había comenzado con la salida del sol, había producido hasta el momento treinta cadáveres de goblins, y no mostraba señales de detenerse aún. El halo de la luz de la mañana brillaba sobre la nieve manchada de rojo por la sangre de los goblins, corriendo en grandes líneas como si hubieran sido hechas por el pincel de un artista.

La contienda era desesperada; no terminaría hasta que un lado, sean aventureros o goblins, haya sido asesinado hasta la última persona. Esa era la horrible verdad de la cacería de goblins.

—Sigan adelante —, dijo Goblin Slayer cuando llegaron a la entrada del valle.

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Las palabras como tal podían sonar como si él se ofreciera a sí mismo como sacrificio, instando a los demás a dejarlo atrás y escapar mientras pudieran. Sin embargo, no hubo ningún sonido trágico en su voz, la cual era tan fría y mecánica como siempre.

—Los detendré aquí. — Su declaración provocó una mirada de todo el grupo.

—¿Puedes… puedes de verdad? — Preguntó el sacerdote lagarto. Él había movido a sus dos prisioneras, por lo que ahora las sostenía frente a sí mismo. Si fuese necesario, él podía protegerlas con su espalda.

—Puedo. No tengo ninguna intención de dejar que lleguen al pueblo.

Después de esta breve respuesta, Goblin Slayer le asintió al chamán enano. El enano soltó una risita fatigada y se encogió de hombros. —Lo siento, Corta Barbas, esa fue mi última arma.

—Entonces, Goblin Slayer-dono, tome la mía.

—Gracias.

En lugar de uno de los armamentos del chamán enano, él recibió una espada-colmillo, Afilada con un hechizo de afilamiento, lanzado sobre ella. Este fue el cuarto y último milagro que el sacerdote lagarto pudo realizar.

La elfa, quien había estado disparando tan rápido como podía recargar, dejó escapar un suspiro. —Me gustaría cubrirte, pero… ¿Por casualidad tienes algunas flechas, Orcbolg?

Los elfos eran amigos del bosque; si hubiera habido al menos una rama frondosa a la vista, ella podría haberse hecho una flecha para sí misma. Pero en el todo este mundo blanco plateado no había ningún árbol que encontrar.

—Usa mi honda —, dijo Goblin Slayer, sacando una bolsita fuera de su bolsa de objetos, mientras le daba unas cuantas oscilaciones de prueba a la espada-colmillo.

La elfa atrapó la bolsita en el aire, escuchando el sonido de piedras dentro mientras lo hacía.

—No soy muy buena lanzando… — Hubo un ceño fruncido en su rostro y un decaimiento en sus orejas. Aun así, ella sabía que no tenía opción, y colocó una piedra en la honda.

—No te gusta porque no eres buena con eso. — El chamán enano dijo con una risita. —Creo que es hora de que conjure mis hechizos, Corta Barbas. ¿Qué dices?

—Dudo de que haya alguna utilidad en seguir conservándolos. ¡Haz lo que creas conveniente!

El chamán enano conjuró otra Trampa. El paladín goblin simplemente volvería a usar Contra Hechizo, pero al menos se vería forzado a desperdiciar uno de sus milagros. No ralentizaría mucho a la horda, pero podría comprar solo un poco de precioso tiempo a los aventureros…

Goblin Slayer estaba tomando profundamente aire cuando la sacerdotisa corrió hacia él.

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—Goblin Slayer-san, aquí hay una poción.

—Gracias. Conserva tu milagro.

—Por supuesto. Confiaste en mí para saber cuándo usarlo.

Él le sacó la tapa a la botella que ella le entregó y la bebió. Mientras lo hacía, la sacerdotisa se ocupó de verificar los amarres de la armadura de Goblin Slayer, limpiando la nieve o suciedad que pudieran limitar sus movimientos. Entonces ella hizo una seña y comenzó a rezar.

—Oh Madre Tierra que rebosas de piedad. Que tus bendiciones caigan sobre nosotros…

Esta oración no produciría ningún milagro; esta solo era una oración, una bendición. Sin embargo, Goblin Slayer de ninguna manera lo vio como algo inútil o sin sentido. Él nunca habría sido tan arrogante como para rechazar cualquier cosa que alguien pudiera hacer por él.

Él arrojó la pequeña botella a la nieve al sentir los efectos de la poción extendiéndose por su cuerpo. Él inclinó su casco de metal como si no supiera que decir; se quedó mirando a la horda de goblins cada vez más cerca.

Finalmente, solo dijo, —Hay una oportunidad.

—Sí, señor — respondió la sacerdotisa. Ella no lo cuestionó: no por amor, dependencia o una obediencia ciega. Era una simple fe… confiaba en Goblin Slayer, el hombre delante de ella.

Él le devolvió la misma mirada que ella le dio. Y luego asintió. Eso fue suficiente.

—Te dejo a ti cuando usar Protección. Y… — Su mirada se desvió lentamente hacia Noble Fencer.

—…

Su generoso pecho se agitaba mientras aspiraba, pero ella estaba controlando su respiración. Preparándose para usar magia, tal vez. Goblin Slayer podía suponer eso.

Entonces, no hay necesidad de que él explique los detalles.

—Cuando de la señal, dispara.

Ella asintió, enviando una onda a través de su cabello color miel. Él añadió una o dos cosas más. Al principio, Noble Fencer lo miró sin comprender, pero luego ella dijo, —…Entiendo.

Eso era todo lo que él necesitaba escuchar.

En poco tiempo, él había hecho lo que se necesitaba hacer.

Ahora, no había nada más que hacer.

Goblin Slayer miró el cielo. ¿Las manos celestiales seguían lanzando los dados allá arriba?

—Entonces, comencemos.

Apenas habló, Goblin Slayer echó a correr a través de la nieve. Él se dirigía hacia el ejército goblin. El grupo asintió, luego empezaron a distanciarse, llevando a las prisioneras a cuestas.

Las rocas de la honda de la elfa pasaron silbando. Una, luego dos. Ella no tenía práctica en esto, pero los goblins cayeron bajo su bombardeo, y eso era suficiente.

Entonces surgió el inevitable oponente de Goblin Slayer.

—¡IGARURUARARA!!

El paladín goblin.

—¡Hrmph!

—¡IGRUAA!!

De este modo, la batalla los unió por segunda vez. Hubo una resonancia de metal contra metal cuando sus espadas se encontraron, chispas se dispersaron sobre el campo de batalla. La espada de aluminio del paladín envió a abajo la extendida espada-colmillo de Goblin Slayer.

*¡Fwsh!*  A sus pies, la nieve se alzaba como neblina. El paladín se precipitó hacia Goblin Slayer de nuevo, pero el guerrero barrió su ataque y retrocedió. Goblin Slayer se lanzó en respuesta, pero su hoja fue golpeada hacia abajo nuevamente por la espada de aluminio.

—Así que has aprendido.

—¡IGAROU!

Goblin Slayer pateó la nieve directamente a la aullante cara del paladín goblin.

El monstruo retrocedió, cegado y balbuceando. Goblin Slayer le asestó un golpe con su escudo.

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Sin embargo, un sonido metálico fue el único resultado.

El paladín goblin también tenía un escudo. Apenas lo aprovechaba, pero lo había alzado a tiempo para repeler el ataque.

—¡……!

—¡GROOB!!

Los dos empujaron sus escudos, uno contra el otro, y dieron vueltas. Sus alientos salieron arremolinados y blancos.

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Goblin Slayer tenía la ventaja en la fuerza física, pero el pequeño tamaño del paladín era intimidante en su propio derecho. La criatura golpeó la espinilla de Goblin Slayer con su espada, pero el aventurero saltó hacia atrás, fuera de su alcance.

Mantuvo sus ojos fijos en su oponente, cuya respiración echaba vapor, incluso mientras luchaba por mantener el equilibrio en la nieve y ajustaba su agarre en la empuñadura de su arma con su mano empapada.

—¡GRARAB!!

—¡¿Hrk?!

Hubo un golpe seco, y una flecha rebotó en su cabeza. Debió de haber venido de uno de los arqueros goblins, su ejército se estaba acercando.

Este era el por qué un casco era tan importante.

Sacudió su cabeza para despejar el eco del impacto, luego hizo un análisis de la situación.

— ¡¿Dónde está tu honor?! — reclamó la elfa, lanzando otra piedra. Esta sobrevoló la cabeza del arquero, golpeando al goblin detrás de él. La elfa chasqueó su lengua y disparó otro proyectil, esta vez clavando en el hombro de su objetivo, rompiendo el hueso.

—¡GRAORURURU…!

Sin embargo, ella estaba en una posición complicada para mantener a raya a la horda de goblins. El ejército estaba observando la lucha del paladín goblin, pero sólo porque resultó ser una entretenida diversión para ellos.

Eso no significaba que los efectos de Locura habían desaparecido. Simplemente estaban esperando, seguros de que, independientemente de que el aventurero saliera victorioso o fuera asesinado, el resultado no cambiaría. Los goblins naturalmente no tenían ni idea de lo que podríamos llamar “orgullo de caballero”. Su lógica era dictada solo por las circunstancias cambiantes frente a ellos. Si la victoria o derrota le esperaban a este retador, ellos caerían sobre él en el momento en que se decidiera el combate.

Goblin Slayer no tenía tiempo que perder.

—Bien, entonces —, murmuró Goblin Slayer. Hizo girar la hoja alrededor de su mano, se dejó caer en una postura baja, y levantó su escudo. El paladín goblin reconoció esta postura, e hizo una espantosa sonrisa satisfecha. Sin duda, él recordó su batalla anterior. El escudo de Goblin Slayer estaba enfrentándolo, con el borde hacia afuera.

—¡ORAGARARARA!!

Lanzó un terrible grito de guerra y se lanzó hacia Goblin Slayer. Su espada de aluminio estaba lista. Perforaría esa defensa a medias con facilidad.

¡Mira! Sí, mira a la punta de la espada enterrarse en el escudo de Goblin Slayer. ¡Mira con qué facilidad pasa a través de esa confección de cuero, madera y tela!

Atraviesa el escudo, desgarra el brazo, perfora el guante, apuñala la carne. La sangre corre por el borde de la hoja, goteando sobre la nieve y la vuelve rosa.

La espada de aluminio golpeó de verdad, incluso desgarró el hombro de Goblin Slayer.

El paladín goblin escuchó el suave quejido de alguien tratando de reprimir el dolor. Él sonrió de forma satisfecha, pensando que había ganado.

—Caíste.

Pero, de hecho, ese fue el final para él.

La hoja de aluminio no fue más lejos. Él puso toda su fuerza en ella, pero no pudo hacer que se moviera.

Fue por la empuñadura. La empuñadura de su espada, que era lo suficientemente pesada como para ser un martillo de guerra, se había quedado atrapada en el escudo de Goblin Slayer.

—¡Hr-grr!

—¡¿ORAGA?!

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Y en un simple concurso de fuerza, ningún goblin esperaría vencer a un humano. Goblin Slayer tiró del escudo perforado por la espada; prácticamente se llevándose el brazo del goblin.


Sería correcto decir que él había permitido que atravesaran su escudo. De otro modo… de otro modo, ¿por qué habría revelado deliberadamente su mejor movimiento para matar al paladín goblin? ¿Por qué habría intentado interceptar y atacar con su propio escudo incluso después de que su espada se rompiera?

—Los goblins son estúpidos, pero no tontos.

Por primera vez, el paladín goblin vio el rostro de su oponente. En lo profundo de la oscuridad dentro de ese casco de acero, él vio un resplandeciente ojo rojo.

—Pero tú eres tonto.

—¡AGARARARARARA!!

Goblin Slayer retorció su espada-colmillo, desgarrando despiadadamente la garganta del paladín.

Hubo una erupción de sangre de goblin, contaminando el mundo plateado. Goblin Slayer, que había torcido su cuerpo para proteger la espada de aluminio, estaba empapado en sangre.

—¡¿GORA, u…?!

—¡GROB! ¡¿GROB?!

Miró fijamente a los goblins, quienes estaban congelados de miedo allí en el valle.

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No hubo mejor momento que este. Este era precisamente el momento que había estado esperando.

— ¡Fuego! — gritó Goblin Slayer.

—Tonitrus… oriens… —, respondió Noble Fencer. Y luego: —… ¡Iacta!

Relámpagos destellaron.

La montaña se sacudió.

El aire se expandió cuando la electricidad lo atravesó, pero los rayos no cayeron sobre los goblins. Todos siguieron al rayo con sus ojos; arriba, arriba.

El rayo golpeó la cumbre de la montaña.

Hubo un estruendo y un gran estremecimiento.

Eso solo podía significar una cosa.

—O-oye, eso es un poco peligroso, ¿no? —, dijo el chamán enano con el ceño fruncido.

—Tengo un mal presentimiento sobre esto —, añadió la elfa, sus largas orejas se movían nerviosamente.

Ciertamente lo entendieron: este sería definitivamente el fin de los goblins.

—Mm —, asintió el sacerdote lagarto adrede. —Parece que ha llegado.

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Un ruido violento como el de tambores de guerra, o como los cascos de la caballería de un ejército aproximándose, venía hacia ellos. Y, de hecho, la muerte, vestida de blanco, estaba viniendo en una estampida hacia el valle.

Era una avalancha.

—¡……!

El sonido de sorpresa ahogada, y el grito, podrían haber pertenecido a la elfa o a Noble Fencer.

La que exclamó, —¡Oh, por el amor de dios! — fue probablemente la elfa.

— ¡¿GARAOROB?!

— ¡¿ORARAGURA?!

Lanzando aullidos insoportables, los goblins fueron tragados por la embestidora nieve. No había nada que ellos pudieran hacer, ninguna posibilidad de correr; ni siquiera dejaron huellas.

En medio de este caos, una persona saltó adelante, actuando más rápido que cualquier otro: era la sacerdotisa.

 Ahora. La palabra vino a su mente como una revelación.

No hubo ninguna vacilación, ni renuencia. Ella sujetó su bastón y ofreció una oración que consumía el alma a los dioses.

— ¡Madre Tierras que rebosas de piedad, por el poder de la tierra, concédenos seguridad a nosotros que somos débiles!

El tsunami blanco se estrelló contra una barrera invisible, separándose pulcramente a ambos lados.

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Desde dentro de la protección milagrosa que la Madre Tierra les otorgó, ella lo miró.

Él estaba tan lejos. Un hombre solo, entre el ejército goblin, fuera del milagro de la Madre Tierra.

Ella quería alzar su voz, estirar su mano, a pesar de saber que no lo alcanzaría…

— ¡Goblin Slayer-san!

Entonces el blanco acabó con todo; todo despareció de la vista.

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