Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 8

Capítulo 3: Aférrate A La Esperanza

Parte 6

50 cucarachas con forma humana cayeron en Hajime y Yue. Esto significaba que tenían que luchar contra 50 semejanzas de un apóstol. Todos los monstruos se fueron después de las imágenes a su paso mientras corrían hacia delante. Una vez que cerraron un poco la distancia, dispararon bolitas comprimidas de humo corrosivo. En vez de esquivar las esferas del tamaño de un puño, Hajime sacó un enorme escudo negro de su Tesoro escondido y las bloqueó de frente. El escudo era lo suficientemente grande como para cubrir tanto a él como a Yue y se acurrucaron tras él mientras la lluvia de humo negro les golpeaba.

“No me pasarás tan fácilmente.”

Como estas bolas de humo habían sido comprimidas, poseían más fuerza que las nubes de humo habituales liberadas por las cucarachas con forma humana. En segundos, el escudo de Hajime había empezado a erosionarse por el constante bombardeo. Viendo que no se movía, las cucarachas se apresuraron a atacarlo. Pero justo cuando llegaron a la pareja.

“Asura”.

Un muro de inmensa presión cayó sobre las cucarachas. Una hoja de pura gravedad los aplastaba desde arriba. Mirando hacia arriba, las cucarachas sólo ahora se dieron cuenta de que Yue estaba flotando por encima de ellos. El reluciente portal detrás y debajo de Hajime explicaba cómo había llegado hasta allí cuando había estado de pie junto a Hajime hacía un segundo. La ola de presión cayó también sobre Hajime, y dejó que la fuerza le llevase hacia abajo, hacia el aún abierto portal. Devolvió su escudo a su Tesoro escondido y se puso a salvo mientras las cucarachas seguían siendo empujadas hacia el suelo.

La razón por la que Hajime había elegido no esquivar y había usado su escudo había sido esconder el portal de las cucarachas. Había sido un movimiento estratégico para darles la ventaja de estar en lo más alto. Ahora eran las cucarachas las que estaban debajo de Hajime y Yue. Y esta vez le tocó a Hajime bombardear a las cucarachas con ataques.

Sacó 50 Cross Bits y disparó un torrente de balas explosivas. La única forma en que podía controlar a tantos a la vez era activar [Riftwalk] y concentrarse sólo en atacar y no en maniobrar.

Flores carmesí florecieron en el oscuro foso de abajo. Sin embargo, las cucarachas superpotentes tenían más que suficiente movilidad para escapar del aluvión de fuego infernal con la mayor parte de su grupo intacto. Eso no quiere decir que saldrían completamente ilesos. Siete de los monstruos habían sido derribados del aire por el anterior bombardeo de Hajime. De los 43 que seguían en estado de combate, bastantes habían sufrido heridas graves.

En represalia, las cucarachas restantes volaron hacia arriba en una línea, una pared de humo corrosivo desplegada frente a ellos.

“[Caída del cielo]”.

Ominosas esferas negras giraban alrededor de Yue como satélites. Sus campos gravitacionales superdenso absorbieron la pared de humo negro, impidiendo que alcanzara sus objetivos previstos. Tres cucarachas corrieron hacia Yue, intentando sacar sus esferas. Al mismo tiempo, tres rayas de luz roja dispararon a Yue. Ella agitó su dedo como si fuera un bastón de mando, y sus esferas doblaron la trayectoria de las balas de Hajime de modo que se estrellaran contra las tres cucarachas en su lugar.

“[Bola de fuego]”.

50 bolas de fuego guiñaron el ojo a la existencia. Brillaban de un azul pálido y estaban todas comprimidas al tamaño de las balas de Hajime. Yue había cogido el hechizo de fuego más fuerte, [Azure Blaze], lo había dividido, y había creado su propio hechizo con un poder destructivo mucho más amplio. Cualquier mago normal se habría quedado boquiabierto por un despliegue de habilidad tan divino. Naturalmente, Yue le había dado a este nuevo hechizo el mismo nombre que a uno de los hechizos de fuego más básicos a propósito.

Chasqueó los dedos, y las 50 bolas de fuego se dirigieron hacia Hajime. Guardó sus cross bits y atacó a Yue. Luego, utilizó Aerodinámica para ponerse justo enfrente de la barrera de bolas de fuego y desató una barrera de chakras para contrarrestarla. La mitad de ellos se dirigieron a las bolas de fuego mientras que la otra mitad fue en una dirección completamente diferente.

Como estaba planeado, las bolas de fuego pasaron a través de los portales de los chakrams y golpearon a las cucarachas que volaban hacia Yue desde tres lados. Dos de las cucarachas apenas lograron esquivar el peligro, pero la última estaba demasiado cerca del campo de gravedad de Yue para maniobrar correctamente y terminó recibiendo un golpe directo.

Luego, Hajime entretejió las bolas de fuego que le quedaban y sus chakrams no captaron, y se abalanzaron sobre las cucarachas que lo habían estado acechando por detrás. No prestó atención a los enemigos que derribó y continuó corriendo hacia delante, volando justo por delante de Yue y plantó un puño en una de las cucarachas que aún se acercaban a ella. Y después de eso, activó la oscilación de su brazo artificial y envió ondas de choque mágicas desde su puño. Su puñetazo sopló directamente a través de las defensas de la cucaracha y la pulverizó antes de que el humo comenzara a pudrir su brazo.

Otra cucaracha trató de atacarlo por la izquierda mientras su brazo aún estaba extendido. Sus cuatro brazos se movieron tan rápido que por un momento pareció un Buda de 100 brazos. Hajime desenvainó a Donner con su brazo derecho libre y disparó a la cucaracha por debajo de su izquierda. Usó su velocidad sobrehumana para salir del camino. En el momento en que se detuvo su ataque, Hajime dirigió su atención a la cucaracha que venía de la derecha.

Mientras tanto, Yue miró a la cucaracha que Hajime había dejado atrás, y le disparó una ráfaga de chispas doradas. Estaba en medio de un contraataque cuando las chispas cayeron sobre su frente. Un segundo más tarde hubo una explosión ensordecedora, y la electricidad envolvió cada centímetro de la cucaracha. La explosión de alto voltaje hizo que la cabeza del monstruo volara antes de que pudiera gritar. El otro monstruo a la derecha de Hajime estaba demasiado sorprendido por el hecho de que estaba ignorando el ataque con pinzas e iba directo a por él, ya que no pudo esquivar a tiempo el aluvión a quemarropa de Hajime, y que fue destrozado en pedazos.

“¿Qué les pasó a tus dragones?”

“Estos enemigos son demasiado rápidos para ataques grandes. Seguro que hasta un imbécil como tú puede entenderlo”.

Otro enjambre de cucarachas atacó a la pareja desde arriba. Hajime y Yue salieron corriendo en direcciones opuestas, y el enjambre pasó inofensivamente entre ellos. Yue los mantuvo en su sitio con una esfera de gravedad, y Hajime les disparó a todos.

“Ya has dividido tus otros hechizos, ¿por qué no convocar a miles de pequeños dragones?”

“Porque no es eficiente. ¿Cuán estúpido puedes ser? ¿Quieres que te mate?”

Los dos se miraron entre sí con odio mientras se ocupaban sin esfuerzo de los monstruos que había detrás de ellos.

“Si eso no funciona, entonces tiene que haber otro hechizo, ¿verdad?”

“¿Y qué si lo hay?”

“¡Date prisa y úsalo, entonces!”

Cuatro brazos en forma de hoz cayeron sobre Hajime mientras le gritaba a Yue. Los bloqueó con Donner, Schlag y dos de sus Cross Bits, usando [Piel de Diamante] sobre sus armas para evitar que se pudrieran. Yue luego dio la vuelta en el aire y disparó una bola de fuego a través del hueco entre sus piernas. La cucaracha trató de huir a un lugar seguro, pero Hajime instantáneamente puso a Schlag en su Tesoro escondido y agarró con su prótesis uno de sus brazos, manteniéndolo en su lugar. Gritó de dolor mientras las bolas de fuego lo incineraban de pies a cabeza.

Hajime ni siquiera se molestó en verlo morir y puso su atención detrás de él. Unos cuantos disparos bien colocados de Donner derribaron a la cucaracha que intentaba atacar a Yue.

“Estoy trabajando en ello. No es tan fácil como parece.”

Yue se mofó mientras daba la vuelta y confiaba su retaguardia a Hajime. La razón por la que Yue no había usado ningún hechizo a gran escala desde que derrotó a la primera cucaracha fue porque había estado enfocando su atención en construir uno nuevo. Mientras observaba el campo de batalla, Yue vio a otra cucaracha construyendo otro círculo mágico a una distancia segura. Los instintos de su mago le decían que cualquiera que fuera el hechizo, era una mala idea dejar que la cucaracha lo terminara.

Mientras tanto, Hajime tuvo que lidiar con una avalancha de cucarachas que atacaban desde la formación. Dispararon bolas de humo al azar, haciendo sus ataques difíciles de predecir.

Yue necesitaba más precisión, mientras que Hajime necesitaba más poder destructivo. En el momento en que se dieron cuenta de ello, Yue y Hajime ignoraron la amenaza que tenían ante ellos y cambiaron de sitio. No se escuchaba nada entre ellos, pero sus movimientos eran tan casuales que parecía que no estaban preocupados por los enemigos que tenían a sus espaldas.

Ambos confiaban el uno en el otro para manejar el desastre que habían dejado atrás. Una vez que completaron su turno, presionaron de nuevo sus espaldas entre sí y hablaron simultáneamente.

“Como si te fuera a dejar.”

“No está pasando”.

Los dos estaban en su elemento ahora. Cada hechizo poseía un núcleo, y si ese núcleo era destruido, el hechizo se desenredaba. Normalmente ese núcleo era invisible, pero el Ojo de Demonio de Hajime podía verlo claramente. Y así, su bala se hizo realidad, golpeando el núcleo del hechizo de la cucaracha con una precisión milimétrica.

Por otro lado, Yue creó otra esfera giratoria de energía oscura. Se arremolinaba alrededor de ella como las otras, pero ésta absorbía todas las cucarachas cercanas. Esta no fue una [Caída del Cielo], sino una [Separación Espacial]. El intento de las cucarachas de dispersarse fue frustrado, y todas fueron absorbidas por la esfera de la muerte de Yue.

“Parece que sólo nos quedan 30 o más.”

Al darse cuenta de que estaban en desventaja, las cucarachas pusieron cierta distancia entre Yue y Hajime y ellos mismos. Empezaron a dar vueltas alrededor de los dos, buscando una abertura. Hajime golpeó impacientemente a Donner contra su hombro y se giró hacia Yue.

“Yue, ¿cuánto tiempo va a durar tu hechizo?”

“Mmm…. Si puedes protegerme todo el tiempo, Hajime, 20 segundos”.

Hajime sonrió al notar el cambio en su tono.

“Parece que el hechizo ha desaparecido.”

“Sí…. ¿También se ha ido para ti?”

“Puedes apostar. No te odio ahora, sólo pienso que eres una pequeña mocosa molesta”.

“Qué mezquino… Hic….”

“Oye, ¿qué pasa con esa reacción?” Hajime esperaba que le devolviese la broma, por lo que se puso nervioso cuando ella empezó a llorar. Tan nervioso que cometió uno de los pecados cardinales de la batalla y quitó los ojos del enemigo. Pero cuando se giró hacia ella, encontró a Yue sonriendo.

“Jeje, te estás poniendo muy nervioso.”

“……”

Él no había herido sus sentimientos, ella sólo había estado jugando con él. Hajime sabía que debía estar enfadado, pero no podía encontrar en sí mismo la manera de enfadarse. La mirada juguetona y alegre que Yue le daba era demasiado preciosa. Sintió que su corazón empezaba a latir con fuerza, pero centró su atención de nuevo en la lucha que tenía entre manos.

“Está bien, te cubriré, así que prepara ese hechizo”.

“Okay…”

Hajime suspiró, irritado consigo mismo por dejar que Yue le guiase con tanta facilidad de un lado a otro.

A su señal, Yue cerró los ojos, la otra acción que normalmente no debería hacerse en una batalla. Hajime podía ver que se estaba concentrando intensamente. Lo que significaba que ella le había confiado toda su vida a él. Los últimos rastros de emociones negativas que aún persistían en su mente fueron borrados. Las tinieblas que habían envuelto su corazón fueron arrasadas, y la luz tomó su lugar.

Al mismo tiempo, las cucarachas decidieron su próximo plan de ataque. Unos pocos de ellos permanecieron a distancia, mientras que el resto corrió hacia Hajime y Yue. De sus mandíbulas salieron tornados y esferas de humo negro, amenazando con devorar a la pareja.

“No dejaré que ustedes, bastardos, se acerquen a Yue. [Ruptura de límite], habilidad derivada final, [sobrecarga]”.

Una columna de maná carmesí salió disparada de Hajime, llegando hasta el techo. Durante el tiempo en que la sobrecarga estuvo activa, sus estadísticas se multiplicaron por cinco. Mana surgió de su cuerpo en oleadas, enviando ondas de poder a través de la habitación. Había mejorado el maná desencadenado cuando activó “[Sobrecarga]” con las propiedades de las ondas de choque, por lo que esas ondas mantenían el poder real detrás de ellas. A medida que se esparcían, soplaban el aluvión de humo negro.

Incluso alguien con tanto maná como Hajime sólo podía mantener activada [Sobrecarga] durante un tiempo limitado. Y una vez que ese límite de tiempo terminara, se quedaría tan agotado que apenas podría moverse. Sin embargo, no estaba preocupado en lo más mínimo. Después de todo, su compañera le había dicho que veinte segundos era todo lo que necesitaba para terminar su hechizo. Hajime confió en ella para que terminase la batalla, por lo que no tenía motivos para pensárselo más de veinte segundos antes.

Todo lo que necesitaba era proteger a Yue hasta que ella estuviera lista, por eso enfundó a Donner y a Schlag, y luego sacó dos Metzeleis. Tenía una en cada mano, y dejó que las pistolas se rompieran. Sus cañones giraban en acción, cada arma disparaba 12.000 balas por minuto. Las balas viajaron tan rápido que parecían lanzas de luz carmesí. Las cucarachas restantes se dispersaron. Considerando su velocidad, la imprecisa barrera de un arma de ametrallamiento no debería haber sido demasiado difícil de esquivar.

“¿¡Kiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!?”

Sin embargo, la corriente de balas rebotó entre sí, cambiando las trayectorias en el aire, y golpeando con precisión a las cucarachas que huían. Hajime había activado [Riftwalk] en combinación con [Sobrecarga], elevando sus sentidos a niveles inigualables. Tal como estaba ahora, podía disparar incluso con una pistola de ametrallar.

Algunas de las cucarachas que quedaban volaron detrás de Hajime, esperando atacar desde su punto ciego. Pero incluso allí fueron recibidas por 14 de los 14 Cross Bits de Hajime, cada uno disparando con perfecta precisión. Delante de ellos yacía una tormenta de balas, mientras que detrás de ellos yacía un ejército de armas autónomas. Hajime había creado una verdadera fortaleza alrededor de Yue. Ninguna de las cucarachas podía esperar acercarse. Sin embargo, eso no les planteó demasiados problemas. Después de todo, el grupo que atacaba a Hajime y Yue era solo una distracción.

En ese momento, el grupo que se había escondido a salvo detrás del Gran Árbol emitió un grito desgarrador. Innumerables alas golpeaban las paredes, creando una estruendosa melodía que ni siquiera el rugido del Metzeleis de Hajime podía ahogar. Por su sonido, las cucarachas en forma humana habían convocado a todas las cucarachas dentro del laberinto.

“Por supuesto que al final sacarías algo así.”

Ahora que la emoción que revertía la magia estaba desapareciendo, Hajime no sintió nada más que asco por el sonido de miles de millones de cucarachas corriendo hacia delante. Sus labios temblaron y murmuró: “¿Se supone que esto es una especie de advertencia? ¿Como si hubiera tantos apóstoles como bichos?”

Antes de que pudiera pensar más, las paredes de su caverna subterránea estallaron. O al menos, parecía que lo hacían. Las cucarachas que se aferraban a cada centímetro de las paredes salieron disparadas hacia afuera, haciendo que pareciera como si la habitación misma se estuviera encogiendo. La masa de cucarachas borró las paredes, el techo e incluso el Gran Árbol. Hajime ni siquiera podía ver a Shea y a los demás, así que no tenía forma de saber lo que les había pasado.

Desde fuera, parecía como si una enorme y retorcida esfera negra hubiese atrapado a Hajime y a Yue. Estaban dentro de una jaula viviente. Instintivamente, Hajime pudo darse cuenta de que se trataba de un mensaje del Libertador que había creado este laberinto.

“No pelees con los apóstoles de frente. Elimina su fuente, o te encontrarás abrumado”. Ese era el mensaje que parecía ser.

“¿Me estás diciendo que hay una especie de ‘fuente’ de donde vienen todas estas cosas? ¿Y eso es lo que tengo que destruir?”

Como mínimo, esa parecía ser la conclusión lógica. Haltina parecía estar diciendo que la única manera de ganar contra tales números y completar este juicio era descubrir la ubicación de la fuente de las cucarachas y destruirla. Sin embargo…

“No veo por qué tengo que jugar con tus reglas.”

Hajime se puso al lado de Yue y la abrazó por detrás. Luego juntó sus cross bits alrededor de él y creó una barrera de tres capas para proteger a los dos.

“Sólo quedan cinco segundos”.

Un instante después, la prisión de cucarachas se contrajo a su alrededor con un crujido enfermizo. Había tantas cucarachas que combinadas pudieron ejercer más presión que un océano entero. Incluso el metal más duro no podría sobrevivir en condiciones tan duras. Las veinte cucarachas humanas restantes observaban impasibles desde fuera de la jaula.

Después de unos minutos, uno de ellos voló hacia adelante. Las minicucarachas se separaron a ambos lados, creando un túnel por el que podía pasar la cucaracha con forma humana. Avanzó lentamente por el túnel, hasta que finalmente llegó al centro donde esperaba encontrar a dos personas aplastadas…. así que lo que vio fue una sorpresa.

“¿Kiii?” Con un grito de confusión, se acercó a la luz azul pálido que brillaba al final del túnel. La luz era tenue y parpadeante, como la de la voluntad de una mecha, pero al mismo tiempo tan clara como un cielo azul puro.

Un segundo después, instintivamente se alejó de la luz. Ignoró su deber de guardián laberíntico y sus impulsos asesinos de monstruo, eligiendo huir tan rápido como pudo. Algo primitivo e instintivo en su interior le decía que la luz azul era peligrosa. El miedo se apoderó del monstruo en olas. La última parte del túnel se deslizó para revelar a Hajime y Yue.

Dos de las tres barreras que puso Hajime habían sido destruidas. La última que quedaba había sido compactada por la presión, y Hajime se había visto forzado a sostenerla con su cuerpo para evitar que aplastara a los dos. Los vasos sanguíneos de sus ojos habían reventado, dándoles una mirada inyectada de sangre, y la sangre goteaba de las comisuras de su boca. Débiles mechones de maná carmesí parpadeaban a su alrededor, los últimos rastros de su activación de la [Piel de Diamante]. El humo blanco salió de su brazo artificial, prueba de que había asumido una enorme carga. Hajime había sacado hasta el último gramo de su fuerza para proteger a Yue del ataque de las cucarachas. El monstruo del abismo había vuelto a tener éxito.

“…Se acabó el tiempo.”

Enclavada a salvo entre los brazos de Hajime, sin un solo rasguño, Yue abrió los ojos.

“[Sacrificio]”.

Esa fue la única palabra que dijo cuando abrió los ojos. Se acercó las manos al pecho, como si estuviera rezando. La vívida luz azul que se derramaba de las grietas de sus dedos latía. Ondas invisibles de poder se extendieron hacia afuera, impactando el miedo en los corazones de las cucarachas en forma humana. Yue lentamente extendió sus manos, como si estuviese descubriendo algo frágil. Una pequeña llama se sentaba en sus palmas. Brillaba con una luz azul profunda, una gota de zafiro ardiente.

Es como si tuviera una pequeña tierra en sus manos, pensó Hajime. Los crecientes pulsos de luz ciertamente hicieron que pareciera que un planeta estaba naciendo en sus manos.

Yue levantó las manos, ofreciendo su joya azul al cielo. Iluminada por la luz de su propia creación, Yue parecía casi divina. Hajime la abrazó por detrás, y ella se apoyó en sus brazos.

Finalmente, las cucarachas volvieron a sus sentidos. Gritando de pánico, una vez más ordenaron a sus sirvientes que aplastaran a Hajime y Yue. Desafortunadamente, llegaron demasiado tarde.

“[Purgatorio Divino]”.

Una bella pero cruel voz resonó por toda la habitación. Al momento siguiente, su hechizo de aniquilación tomó forma. Su esfera azul emitió su pulso más fuerte hasta ahora. Luego se hizo tan brillante que cada centímetro de la habitación, desde el techo hasta el suelo, estaba bañado en luz azul pálida. Ondas silenciosas, tranquilas y despiadadas se extienden a través del océano de luz, convirtiendo en cenizas a las cucarachas que las rodean. En menos de un segundo, todas las cucarachas pequeñas habían sido incineradas.

Las cucarachas en forma humana se dieron la vuelta para huir, pero antes de que pudieran correr a unos cuantos pasos, la luz los alcanzó y los destruyó instantáneamente. Sin las cucarachas, Hajime pudo regresar a ver a Shea y a los demás. Por lo que él pudo ver, todos estaban bien. La luz llegó a su ubicación, cremando también a todas las cucarachas con forma humana.

Shea y los demás miraron a su alrededor confundidos mientras sus oponentes se desmoronaban ante sus ojos. Un segundo después, se dieron cuenta de lo extraño que era que habían sobrevivido lo suficiente como para estar confundidos en primer lugar. Pero no fue sólo Shea y los otros a los que la luz no tocó. Ni el Gran Árbol ni ninguna de sus ramas fueron afectados por la magia de la destrucción. Sólo las cucarachas fueron incineradas. Pero eso sólo confundió más a Shea y a los otros.

El extraño y aterrador fenómeno había sido causado por otro de los hechizos compuestos de Yue. [Purgatorio Divino] fue un hechizo que combinaba fuego, gravedad y magia espiritual. Primero, usó magia gravitacional para comprimir diez veces el hechizo de fuego [Azure Blaze] en un solo punto, luego usó la magia espiritual [Sacrificio] para elegir a las únicas criaturas que se verían afectadas por su hechizo o a las únicas criaturas que no se verían afectadas por su hechizo. Fue un hechizo de aniquilación que funcionó a gran escala y salvó a los que Yue consideró adecuados. Los demás fueron incinerados en una ola de llamas despiadadas e ineludibles. La fuerza de Yue empezaba a acercarse a la de un dios de verdad. El nombre que le había dado a su hechizo, [Purgatorio Divino], era muy apropiado. A juzgar por el hecho de que las cucarachas en forma humana no se estaban regenerando, Hajime asumió que sus llamas habían destruido cualquier fuente que las había estado alimentando también.

“Ese es un gran hechizo. Sabía que podía contar contigo, Yue.”

“Hajime…”

Sus voces resonaron en voz alta en la ahora vacía habitación. Yue se tambaleó, totalmente exhausto después de usar un hechizo tan grande. Hajime la cogió antes de que cayese, y la levantó suavemente entre sus brazos. Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello y le miró a los ojos. Como si tratara de asegurarse de que sus sentimientos y los de él volvieran a la normalidad.

Tras una breve pausa, Yue sonrió. Ella había visto exactamente lo que esperaba reflejar en sus ojos. En ese momento, si Hajime hubiese dicho que su sonrisa era la más bonita del mundo, nadie se habría atrevido a refutarlo.

“Hajime…” volvió a murmurar, su voz empapada de afecto.

“Gracias por la comida.”

“¿¡Bwah!?”

Comenzó a chuparle la sangre, tanto para restaurar su maná como para expresarle su amor. Ella era una vampiresa, después de todo.