Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 8

Bonus 7: Síndrome De Deficiencia De Hija

Hajime se había metido tanto en su práctica de transmutación que no se daba cuenta de cuánto tiempo había pasado. Y tampoco se había quedado despierto hasta tarde. No, había trabajado hasta el mediodía del día siguiente. Desde que él había estado practicando la magia de evolución en un rincón tranquilo cerca del borde de Verbergen, nadie más había venido. Cansado como estaba, por un momento pensó que había perdido el tiempo. Dándose cuenta de que estaba demasiado cansado como para pensar correctamente, Hajime empacó su mineral y empezó a caminar de vuelta a su posada.

“Aún así, Yue o alguien podría haber venido a buscarme…. Bueno, supongo que estaban tratando de ser consideradas…” Hajime recordó vagamente a los miembros de su grupo que venían a verle hace algún tiempo. Había estado tan concentrado en su trabajo que su presencia apenas se había notado, y probablemente pensaron que era mejor no molestarlo. Había sido un mal hábito de su pasado que se absorbiera tanto en algo que estuvo despierto toda la noche absorto en ello.

Y parece que incluso después de venir aquí, no he sido capaz de dejar ese hábito. Hajime se rascó la mejilla y agitó la cabeza. La idea de dormir en una cama blanda lo impulsó hacia adelante, y aceleró sus pasos. Al pasar por una calle lateral, el sonido de los niños jugando llegó a sus oídos.

“¿Suena como si estuvieran jugando?”

Tomó un pequeño desvío para ver mejor, y de hecho, un grupo de niños bestias corrían por ahí jugando a la pelota. Estaban jugando en un pequeño parque que se había hecho uniendo las ramas de unos pocos árboles de altura similar. Todos eran de diferentes razas, pero eso no parecía molestar a ninguno de ellos. Hajime se quedó donde estaba y vio a los niños jugar un rato.

“Me pregunto cómo estará Myu…” Hajime pensó en la joven chica Dagon de la que se había convertido en guardián temporal. Los niños que jugaban en el parque tenían aproximadamente la misma edad que Myu, quizás un poco más grandes. Ver sus caras sonrientes le trajo recuerdos de los momentos divertidos que había pasado con Myu. De repente, se agarró al miedo irracional de que Myu se olvidara de él. O que ella no querría ir a visitar la tierra con él cuando él regresara a recogerla.

¿Y si me odia porque la abandoné por tanto tiempo? Hajime padecía la enfermedad que todos los padres contrajeron en algún momento de sus vidas, el síndrome de deficiencia de hija.

Hajime estaba tan absorto en preocuparse por Myu que tardó un rato en darse cuenta de que había alguien cerca. Se dio la vuelta y vio un par de bonitas orejas de conejo que salían de detrás de un árbol cercano. Su dueño estaba escondido en el tronco del árbol. Miró fijamente al árbol durante unos minutos, y finalmente, la dueña de las orejas de conejo sacó su cabeza por detrás del árbol. Sus ojos se encontraron con los de Hajime, y se puso rígida inmediatamente. Por lo que parece, también tenía la misma edad que Myu; 4, tal vez 5 años como mucho. Su cabello azul marino estaba tejido en trenzas que terminaban un poco por encima de su hombro. Hajime y la chica se miraron fijamente durante unos segundos. Parecía nerviosa, como si moverse o hablar fuera a hacer que la mataran. Sin embargo, no podían quedarse ahí para siempre, así que Hajime decidió romper el silencio.

“¿Qué pasa?”

“¡Ah!” La niña saltó y miró a ambos lados, buscando la salvación. Al no encontrar ninguna, ella lloriqueó, lágrimas brotando en sus ojos. Hajime sonrió irónicamente, se apoyó en un árbol cercano, y se sentó. Relajó su cuerpo y volvió a ver a los niños jugando a la pelota. Viéndolo así, la chica se fue poniendo menos nerviosa. Se acercó un poco más, sus ojos llenos de curiosidad. Y después de eso, ella se movió, claramente queriendo preguntar algo, pero también demasiado nerviosa. Hajime no la culpó. Era miembro de la raza más tímida, y además una chica. Si hubiera sido un adulto el que se le acercaba, Hajime probablemente les habría disparado con unas pocas balas de goma. Sin embargo, tenía debilidad por los niños. Y así, le sonrió a la chica y le habló.

“¿Has conocido alguna vez a un dagón?”

La chica se movió y volteó a mirar a su alrededor. Después de asegurarse de que Hajime no hablaba con nadie más, agitó la cabeza.

“Viven lejos, al oeste. Si intentabas caminar hasta allí, te llevaría un año llegar a la zona. Pero ya sabes, la ciudad en la que viven está construida en esta isla flotando en el mar”.

“¿El mar?” La niña se acercó unos pasos más e inclinó la cabeza.

“Veamos… Se podría decir que el mar es un charco realmente grande. Es tan grande que no se puede ver el otro lado, y el agua es aún más profunda de lo que estos árboles son de altura.”

Las orejas y colas de la joven se animaron. Sus ojos brillaban de curiosidad, y su nerviosismo casi desapareció. Se sentó junto a Hajime e inclinó sus orejas hacia él.

“Tengo una hija dagón que tiene la misma edad que tú.”

“Huh” Ella lo miró confundida. Nunca antes había oído que un padre humano tuviera una hija hombre bestia. Sin embargo, era porque nunca había oído hablar de tal cosa por lo que sentía curiosidad al respecto.

“Eres un humano, pero tienes una hija de hombre bestia… ¿Es porque eres un príncipe?”

“¿Qué quieres decir con príncipe?”

Aparentemente, los padres de la joven le habían hablado de la relación entre él y Shea. Sus padres, por supuesto, habían leído todo sobre el floreciente romance entre una hombre conejo y un humano en la revista Verbergen Monthly de Mao. Y como la revista había descrito a Shea como una princesa, el chico que la rescató y luego se convirtió en ella debe haber sido un príncipe. O al menos, ese era el razonamiento de la niña.

“Entiendo por qué Shea se sintió tan avergonzada cuando la revista la llamó princesa. Esto es bastante incómodo…”

“¿No eres un príncipe?” La chica inclinó la cabeza con curiosidad.

“Sí, no soy un príncipe.”

“¿Eso significa que no eres el novio de la Princesa Shea?”

“No, si lo soy.”

Viendo su creciente confusión, Hajime alargó la mano y se erizó las orejas de su conejita. La chica se puso tensa durante un segundo, pero cuando se dio cuenta de lo suave que era el toque de Hajime, se relajó.

“No importa si tiene orejas de conejo, o si soy humano o no.”

“¿No lo hace? ¿Pero la Princesa Shea tiene orejas de conejo?”

“Ella también tiene la cola. Pero me gustan”.

La joven miró hacia otro lado e intentó procesar lo que Hajime acababa de decir. Después de un rato, ella se giró hacia él con una sonrisa. Entonces, ella se subió a su regazo y se apoyó en él. Al principio, Hajime se sorprendió, pero luego le devolvió la sonrisa.

Ahora que lo pienso, a Myu también le gustaba sentarse en mi regazo. Le dio palmaditas en la cabeza a la niña como solía hacer con Myu, y las orejas de la niña se movieron hacia adelante y hacia atrás.

“Cuénteme más sobre su hija. Quiero saber.”

“Veamos aquí. Bueno, su nombre es Myu-” Hajime le contó a la curiosa chica cómo conoció a Myu y todas las aventuras que había tenido desde entonces. Mientras él hablaba, los otros niños también vinieron, más interesados en escuchar sus historias, y sobre sí mismo, que en jugar a las cartas. En poco tiempo, su regazo se llenó con una tigresa de fuerte voluntad y un joven lobo, mientras una joven arpía se posaba sobre su cabeza. Jugó con todos ellos, sin perder ni una vez la dulce sonrisa que le había mostrado a la chica antes.

“Vamos, chicos, no se muevan tanto. ¡No le tires de las orejas, mocoso! ¡Tienes que tratar las orejas de conejito con más delicadeza que eso! ¡Si eres travieso, no te daré ningún caramelo!”

Hajime consoló a la niña que lloraba después de que el niño lobo le tirara de las orejas. En un intento de atraer la atención de todos, sacó algunos dulces de su Tesoro escondido. Funcionó como un encanto, y todos los niños centraron su atención en los dulces.

“No peleen, chicos. Cada uno de ustedes tiene uno.” Hajime distribuyó los dulces y los niños se calmaron instantáneamente.

Parece que los niños de todo el mundo se calman una vez que les das de comer, ¿eh? Como él esperaba, a la conejita le robaron su caramelo y regresó llorando a él. Suspirando, Hajime sacó otro caramelo y se lo ofreció. La chica sonrió y mordió sin dudarlo. Hajime entonces le dio un empujoncito al niño lobo que le había robado su caramelo original en la frente, lo agarró y comenzó a hacerle cosquillas como castigo.

“¡Ahahahahaha!”, gritó. Pero Hajime siguió adelante, y muy pronto la chica se unió a nosotros. Todos los otros niños la siguieron, y por unos minutos, el niño lobo fue arrojado al infierno. Poco después, los niños volvieron a trepar sobre él.

Hajime transmutó unos cuantos juguetes de la vieja escuela como yoyos y tops para ellos, con los que los niños jugaban mientras él les contaba más historias de sus aventuras. Eventualmente, los niños se cansaron y se durmieron en su regazo, en sus hombros o en su cabeza. La chica con la que había hablado inicialmente estaba acurrucada entre sus brazos mientras dormía.

“Realmente necesito apresurarme a regresar al lado de Myu…” La cara dormida de la chica le recordaba a Hajime la de Myu. Agonizó durante un tiempo sobre si Myu lo odiaba o no ahora, y antes de que se diera cuenta, también se había quedado dormido con los niños.

Unos diez minutos después.

“Tan precioso…”

“¡Yue-san, te sangra la nariz!”

Yue había estado caminando cuando vio a Hajime rodeada de un grupo de niños dormidos. La vista había sido tan entrañable que le sangraba la nariz.

“Shea, mira a esa niña en los brazos de Hajime. ¿No es ese el futuro que te espera?”

“¿¡Qué!? Quieres decir que un día, Hajime-san abrazará a nuestro hijo como…. ¡Bwah!”

A Shea le sangró la nariz para que coincidiera con la de Yue, y la pareja continuó observándolo en silencio mientras dormía la siesta. Cuando Kaori y Tio lo encontraron… Bueno, sus reacciones fueron similares.

“¿Hajime-kun rodeado de niños? ¡No tiene precio!”

“Así que así es como se ve su utopía, Maestro…”

Cuando los padres de los niños finalmente vinieron a recogerlos, encontraron a sus hijos durmiendo con Hajime, mientras que un grupo de cuatro niñas estaba en un charco de su propia sangre a corta distancia.

– FIN DEL VOLUMEN 8 –