Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 7

Bonus 3: Cumpliendo Con Sus Promesas

En una noche oscura sin apenas luz de luna, dos niñas corrieron a través de una llanura vacía. Sus respiraciones se hacían agitadas, pero sabían que no podían detenerse o que sus perseguidores los alcanzarían.

“¡Ah!”

“¡Suzu! ¿¡Estás bien!?”

Estaban corriendo por el rocoso campo cerca de la capital imperial, lo que significaba que el pie estaba mal. Una de las niñas que huían, Suzu Taniguchi, tropezó con un guijarro caído. Usando su agilidad sobrenatural, la otra niña, Shizuku, agarró a Suzu antes de que cayera.

“Shizushizu, estoy acabada. ¡Tienes que escapar sola!”

“¡No seas ridícula! ¡Vamos a salir de esto juntas!”

Viendo la determinación de Shizuku, Suzu se reprendió mentalmente por ser tan débil, y luego se puso de pie. Desafortunadamente, su resolución significaba poco.

“¿Y adónde crees que vas?”

Gritaron Shizuku y Suzu. Se arremolinaron, y un viejo conejo canoso apareció de la oscuridad… Era el jefe del Haulia, Cam.

“¡Cam-san! ¡Por favor, detén esto!” Shizuku abrazó a Suzu, que temblaba de miedo, y rogó clemencia. Sin embargo, Cam simplemente sonrió y agitó la cabeza.

“¿Crees que alguna vez desafiaríamos las órdenes de nuestro jefe?”

“Yo no… ¡maldita sea!”

“Sh-Shizushizu, ¡no es propio de ti maldecir! ¡Contrólate!”

La cola de caballo de Shizuku se balanceó de un lado a otro mientras agitaba la cabeza, lágrimas saliendo de sus ojos.

Oh, no, se ha ido demasiado lejos. ¡Todo depende de mí ahora!

“Shizushizu… ¡Yo te protegeré! No menosprecies la más fuerte Mástil de la Barrera del grupo de héroes-” Antes de que Suzu pudiera terminar su frase, hubo un ligero silbido, y un dardo de soplo se incrustó en su frente.

“¡Suzu!”

Los ojos de Suzu se volvieron hacia atrás en su cabeza, y cayó sin fuerzas al suelo.

“¡Cómo te atreves a hacerle eso a Suzu! Yo nunca voy a.…” Shizuku, también, fue silenciada antes de que pudiera terminar. Un penetrante olor se metió en sus fosas nasales, y ella levantó la vista para ver a Cam agitando un abanico y sus orejas de conejo hacia ella.

“C-Cam-san. ¿Qué es…?” Los ojos de Shizuku se volvieron hacia atrás en su cabeza, y ella también cayó sin fuerzas al suelo.

“Misión completa. Te traeré los objetivos de vuelta, jefe”.

Los leales conejos de Hajime corrían por ahí en la oscuridad. En cuanto a por qué ellos, los guerreros que habían derribado la capital imperial en una noche, perseguían a Shizuku y Suzu.

“Hajime-san, sé que estás enfadado con ellas por reírse de ti cuando papá y los demás dijeron a todo el mundo sus apodos embarazosos, pero ¿tenías que ir tan lejos?”

“Sí, Hajime-kun. Todavía tenemos que devolver todos los Haulia al mar de árboles, así que dejémoslo así, ¿de acuerdo?”

Hajime se giró hacia Shea y Kaori, y luego respondió en voz baja.

“Siempre cumplo mis promesas.” Había prometido castigar a Shizuku y Suzu cuando conocieran a Par y a los demás, y Hajime era el tipo de hombre que era tan bueno como su palabra. Definitivamente no estaba haciendo esto sólo porque había estado tan avergonzado que nunca olvidaría ese incidente por el resto de su vida o algo así.

Kouki y Ryutarou también intentaron objetar, pero cuando vieron la mirada en los ojos de Hajime, lo pensaron mejor y miraron hacia otro lado.

Shizuku y Suzu quedaron indefensas. Y así, Hajime les dio su castigo.

“¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah esto es embarazoso! Mi falda es demasiado corta, se ve todo”.

“Sólo mátame ahora.”

Hajime les había forzado a ponerse ropa de Haulia. Los mismos que usaba Shea. Como se habían reído más que los demás, había hecho de su castigo el más extremo. Suzu intentó desesperadamente bajar el dobladillo de su falda con una mano mientras se cubría los modestos pechos con la otra. Con los ojos llorosos y la cara roja, se veía linda incluso para los Haulia, que estaban acostumbrados a ver a sus mujeres con esos trajes. Por otro lado, Shizuku ni siquiera se molestó en esconder su encantadora y bella figura, que podía hacer que hasta Shea corriera por su dinero.

“Sólo mátame ahora.” Sus ojos estaban vacíos y desprovistos de emoción. Se veía tan lastimosa que nadie se atrevía a mirarla. Un número de flashes llenaron la habitación.

“El castigo de Shizuku y Suzu, tomado en las afueras de la capital imperial… Ya está, todo etiquetado”.

Hajime sonrió malvadamente mientras sacaba fotos con su artefacto especialmente diseñado y etiquetó cada una. Kouki y Ryutarou le gritaron, llamándole demonio. Los Haulia cantaron sus alabanzas, diciendo cosas como “Eres increíble, jefe. ¡Ni siquiera te apiadas de las mujeres!” Y Yue y las demás solo miraban con expresiones de preocupación en sus caras. Sin embargo, Hajime no se dio cuenta de nada, ya que estaba demasiado ocupado divirtiéndose.