Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 7

Capítulo 2: El Rugido De La Revolución

Parte 1

 

 

Si le preguntaras a un residente de la capital de Hoelscher que describa la ciudad, todos te darían la misma respuesta: Es un desastre.

El centro de la capital tenía un diseño organizado con edificios sin adornos que se alineaban en las calles a intervalos regulares. Pero a medida que la ciudad había crecido, las casas y los edificios se habían levantado al azar, dejando los bordes exteriores como un laberinto desorganizado. Gracias a eso, las calles también estaban revueltas. Numerosos callejones traseros y calles laterales se mezclan y conectan con las principales vías de comunicación de forma desconcertante.

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La ciudad entera parecía una versión grande de Horaud, con la mayoría de los residentes pareciéndose a los aventureros. Los puestos al aire libre llenaban las calles, con sus dueños vendiendo sus mercancías en voz alta y ronca.

A pesar de ello, la ciudad no parecía de ninguna manera destartalada o sombría. En todo caso, había una abrumadora sensación de libertad en el lugar. Cualquiera y cada uno hizo lo que quiso como quiso. Cada uno era responsable de sus propias acciones, pero por lo demás hacía lo que quería. Como si se aferraran a la libertad como un credo por el que vivir.

El Imperio Hoelscher era una nación relativamente nueva, fundada hace sólo unos pocos cientos de años por el grupo mercenario que fue fundamental para ganar la última gran guerra. No es de extrañar que fuera una nación de luchadores que valoraba la fuerza por encima de todo. Casi todos los ciudadanos sabían cómo luchar, y consideraban su fuerza un punto de orgullo. Algunos pensaron que era una barbarie, pero otros lo vieron como algo heroico. El imperio también tenía la arena más grande del continente, y torneos de todo tipo se celebraban varias veces al año.

“¡Oye, qué demonios!”

Como siempre, gracias a Yue y los otros Hajime atrajeron mucha atención dentro de la ciudad. Varios matones ya habían intentado pelear con él, sólo para ser aplastados cada vez. El tipo que acababa de llegar a Hajime también había sido enviado girando por el aire, antes de plantarse en el suelo y llenarse la boca de tierra. Lo que sorprendió de esta ciudad fue que nadie se fijó en las ostentosas muestras de violencia de Hajime. Las peleas estallaban cada dos horas aquí, así que los ciudadanos estaban acostumbrados.

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“Había oído rumores, pero… la capital no es un buen lugar.”

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“Sí, este lugar me pone la piel de gallina. Me alegro de haber sido convocada en el reino.”

“Bueno, Hoelscher es conocido como una nación militarista. No me sorprende que ni siquiera los que no forman parte del ejército sean luchadores experimentados. Es lógico que la ciudadanía aquí sea más beligerante que en otras naciones. Aunque debo decir que este no es el tipo de lugar en el que me gustaría vivir.”

Por lo que parece, a Shea, Kaori y Tio no les gustó nada la capital. Yue no dijo nada, pero asintió en silencio. Kouki y Ryutarou, por otro lado, no parecían preocuparse por el ambiente. Shizuku, sin embargo, mantuvo una estrecha vigilancia sobre lo que la rodeaba mientras Suzu se escondía detrás de ella. Parecía que este país no era popular entre las chicas.

Dicho esto, a Kouki y a los otros tampoco les gustó mucho. Era demasiado arenoso para ellos, sobre todo porque venían de un país pacífico como Japón.

La mayor diferencia entre el imperio y la capital, sin embargo, era la presencia de esclavos. Shea miró con expresión de dolor mientras un grupo de ellos pasaba.

“Sólo ignóralos, Shea. Tenemos cosas más importantes de las que preocuparnos ahora mismo.”

“Sí, lo sé…”

Pero Shea no pudo evitar mirar. No podía soportar ver a sus hermanos encerrados en jaulas o siendo sacados para ser comprados y vendidos. Debido a las políticas laxas de Hoelscher, la trata de esclavos había florecido. Incluso niños bestia eran capturados y vendidos. Aunque quisiera apartar la vista, Shea no podría. Dondequiera que iban, veían que se estaban llevando a cabo la venta de esclavos o a grupos de esclavos.

“Shea, ¿estás bien?” Preguntó Yue preocupada y apretó la mano de Shea. Hajime también se acercó y le pellizcó las mejillas. Viendo su preocupación por su animada Shea, y sus orejas de conejo caían felices.

“No los perdonaré. ¿Cómo pueden los humanos hacer algo… tan vil?” Tras Hajime, Kouki se detuvo y apretó los dientes. En Heiligh, la influencia de la iglesia estaba en todas partes, lo que significaba que el prejuicio de la gente contra los hombres bestia era fuerte. Sin embargo, debido a que su odio por los hombres bestia era tan grande, ni siquiera podían soportar mantenerlos como esclavos. De ahí por qué Kouki y los otros no habían visto ninguno en el reino, y por qué verlos aquí les afectó tanto.

Aun así, no hay nada que podamos hacer ahora mismo… Juro que, si Amanogawa intenta hacer algo, voy a fingir que no lo conozco. Bueno, mientras Shizuku la Racional esté con ellos, no les dejará hacer nada estúpido. No lo hará… ¿verdad?

Hajime miró a Shizuku. Al darse cuenta de su mirada, ella le miró. Señaló subrepticiamente a Kouki. Aguda como siempre, Shizuku se dio cuenta de lo que Hajime intentaba decir con eso. Ella puso una mueca de dolor, y con un suspiro agotado, asintió. Shizuku se acercó a Kouki y le susurró algo. La expresión de Kouki se volvió agria, pero asintió de mala gana. Shizuku respiró otro suspiro, esta vez de alivio, y acarició su pecho. Entonces se dio cuenta de que Hajime le sonreía irónicamente, y le miró con ira. Hajime fingió no darse cuenta y apartó la mirada.

En un intento de remendar la atmósfera tensa, Kaori dijo, “Oh sí, ¿no se te propuso el emperador cuando visitó el reino, Shizuku-chan?”

“…Ahora que lo mencionas, recuerdo que algo así pasó,” contestó Shizuku frunciendo el ceño. No quería que le recordaran ese recuerdo. El objetivo de su mirada cambió de Hajime a Kaori. ¿Por qué tuviste que sacar eso a relucir? Kaori rápidamente inclinó su cabeza en una silenciosa disculpa.

Todas las chicas se giraron hacia Shizuku con sonrisas diabólicas en sus caras. Mientras tanto, la expresión de Kouki se volvió más agria. Por una vez, Shizuku parecía tan infeliz como él. Normalmente, ser propuesta por la realeza sería algo que celebrar, pero Shizuku no parecía nada encantada de recordar ese recuerdo en particular. Parecía que no era fan del emperador Gahard.

“Más importante aún, Nagumo-kun. ¿Adónde nos dirigimos exactamente?” Con el fin de defenderse del ejército de chicas que sin duda querían entrometerse en los detalles, Shizuku cambió de tema. Sabía que estaban aquí para encontrar al padre de Shea, pero no había oído como Hajime planeaba hacer eso.

“Bueno, por ahora, vamos al gremio de aventureros. Si les enseño mi rango de oro, probablemente estarán dispuestos a compartir toda su información conmigo”.

“¿Crees que han sido capturados?”

“No estoy seguro. Es posible que los metieran en la cárcel, o que los convirtieran en esclavos… pero también podrían estar escondidos en algún lugar. Incluso si la capital no está en alerta máxima, se nota que los guardias se mantienen extrañamente vigilantes. Es posible que hayan podido entrar a hurtadillas, pero ahora no tienen forma de salir…”

Como había mencionado Hajime, los guardias de la capital parecían estar patrullando las calles en vigor. Además, estaban examinando minuciosamente a todos los que entraban en la ciudad, y habían enviado escuadrones enteros para vigilar las murallas. Las patrullas dentro de la ciudad estaban siendo realizadas por equipos de tres hombres, y estaban revisando cada rincón de la ciudad, incluyendo los callejones traseros.

Hajime supuso que el aumento de la seguridad se debía a las recientes invasiones de demonios. Fue porque la seguridad había sido tan estricta que Par y los demás aún no habían encontrado un punto de infiltración. A ningún hombre conejo que no fuera esclavo se le permitiría entrar en la ciudad, y había un límite en cuanto al número de esclavos que podía traer Hajime. Por eso, los refuerzos que había traído Hajime le esperaban a la sombra de un afloramiento rocoso en las afueras de la ciudad.

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Para ser honesto, me pregunto cómo se las arregló Cam para entrar aquí. Aunque Hajime había dicho que no estaba seguro de lo que les había pasado, era más probable que se los hubiesen tomado. Los hombres conejo poseían las mejores habilidades de sigilo entre los hombres bestia, y la familia de Cam había perfeccionado esos talentos hasta el límite. No importa lo estricta que fuera la seguridad, deberían haber sido capaces de transportar mensajes dentro y fuera de la ciudad. El hecho de que no significaba que probablemente habían sido capturados o incapacitados.

Naturalmente, Hajime no esperaba que el gremio de aventureros le dijera dónde estaba Cam. Pero había una buena posibilidad de que encontrara algunos rumores sobre su paradero, o las circunstancias de su captura allí.

Hajime extendió su mano y volvió a pellizcar las mejillas de Shea. Aunque su estado de ánimo había mejorado considerablemente, Shea todavía parecía un poco preocupada.

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“No te preocupes, Shea. Incluso si los atrapan, no hay forma de que el imperio ejecute a tan raros hombres conejo. Probablemente querrían interrogarlos primero, al menos. Y si han sido capturados, eso significa que todo lo que tenemos que hacer es liberarlos de nuevo. Te prometo que, aunque tenga que quemar toda la ciudad, los sacaré de aquí”.

“Sí… Déjanoslo a nosotros, Shea. Los moleremos hasta convertirlos en polvo”.

“Hajime-san, Yue-san…”

A lo largo de su viaje, los lazos de Shea, Hajime y Yue se habían hecho muy fuertes. Después de todo, Shea había estado con los dos más tiempo.

“Espera, espera, espera, realmente no vas a quemar la ciudad, ¿verdad? Sus expresiones parecen serias, pero eso fue una broma, ¿verdad? ¿Verdad? ¡Por favor, di que era una broma!” Gritó Shizuku, pálida. Podía apreciar la lealtad que los tres se mostraban el uno al otro, pero eso no significaba que pudiera ignorar su declaración de matar a miles.

Kaori puso una mano sobre el hombro de Shizuku y agitó la cabeza. Con voz triste, dijo algo bastante deprimente.

“Shizuku-chan, lo siento, pero parece que la capital está acabada…”

“¿¡Te estás rindiendo!? ¡Kaori, eres una sanadora! ¡No puedes ignorar la difícil situación de la gente! Curaste a toda esa gente en Verbergen, ¿verdad? ¿Por qué te rindes ahora?”

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De verdad odias tanto al imperio, Kaori… Shizuku había pensado que las tendencias violentas de Kaori solo aparecían cuando Hajime estaba afectado, pero parecía que ese no era el caso. Antes de preocuparse por sanar a los demás, debe concentrarse en sanar su propio corazón.

Mientras el grupo continuaba bromeando y caminando por la calle principal, notaron que su entorno comenzaba a cambiar.

Muchos de los edificios por los que pasaban habían sido reducidos a cenizas, y escombros cubrían las calles. Según los fragmentos de conversación que escucharon de los transeúntes, parecía que los monstruos que habían estado encerrados en el coliseo se habían transformado repentinamente en poderosas bestias viciosas y habían arrasado la ciudad. Estos monstruos, algunos de los cuales tenían más de treinta metros de altura, habían destruido secciones enteras de la capital, y masacrado a los escuadrones enviados para eliminarlos.

Los demonios se habían aprovechado de la confusión para asaltar el castillo en un intento de quitarle la vida al emperador Gahard. En Hoelscher, el emperador era efectivamente la persona más fuerte del país. Por eso, el intento de asesinato de los demonios había sido frustrado, y les habían dado la vuelta a la situación. Después de lo cual el emperador había llevado personalmente una carga a la ciudad y aniquilado también a los monstruos. Sin embargo, hubo un gran número de víctimas civiles antes de que Gahard pudiera matarlos a todos. Para reparar el daño a la ciudad, el imperio había capturado una gran cantidad de esclavos hombres bestia. Dondequiera que miraba Hajime, estaban trabajando como esclavos, sentando las bases para la restauración de la ciudad.

Parecía que el gremio de aventureros estaba al otro lado de la devastación, por lo que tendrían que cruzarla tanto si lo deseaban como si no. Lo que significa que tendrían que pasar por el campo de los esclavos también.

Los hombres bestia trabajaban sin descanso mientras sus supervisores imperiales les lanzaban maldiciones. Fue un espectáculo trágico. Se habían visto obligados a soportar el peso de las consecuencias de los daños causados a la capital. No importa cuán fuertes físicamente puedan ser los hombres bestia, incluso ellos no durarían mucho tiempo bajo condiciones tan duras.

El hecho de que continuaran asaltando el mar de árboles para reemplazar a todos los hombres bestia que murieron por exceso de trabajo en lugar de dejarlos descansar dejó claro que el imperio ni siquiera pensaba en ellos como humanos. Aunque era difícil saber si eso se debía a prejuicios religiosos, o a su doctrina arraigada de “supervivencia del más fuerte”. Mientras caminaban, Hajime y los demás vieron a un joven perro, de apenas diez años de edad, tropezarse con un ladrillo, enviando la carretilla de escombros que sostenía cayendo a un lado y derramando su contenido por todas partes.

Parecía que se había lesionado la pierna en la caída, mientras se acurrucaba de dolor y no hacía ningún movimiento para levantarse. El supervisor más cercano le miró enfadado y caminó hacia él, levantándose su bastón. Sus intenciones eran claras. Naturalmente, el aliado favorito de la justicia no podía permitir que esto se mantuviera.

“Detente justo…” Kouki corrió hacia el soldado. Pero se detuvo mientras veía lo que sucedía después. Hubo un leve silbido, y un segundo después el soldado imperial se lanzó hacia delante, cayendo de cabeza al montón de escombros. Hubo un doloroso ruido sordo, tras el cual yacía inmóvil en el suelo. Lo habían dejado inconsciente.

Sus compañeros soldados corrieron hacia él. Después de un rápido examen, agitaron la cabeza confundidos. Entonces, molestos y tratando de que su sangre les llegara lo menos posible, agarraron a su camarada por los brazos y se lo llevaron. Todos se habían olvidado del hombre-perro.

Los vio irse, estupefacto, durante unos segundos antes de volver a sus cabales y ponerse en pie. Rápidamente recogió todos los escombros que había derramado y reanudó el transporte como si nada hubiera pasado.

Kouki miró fijamente, tan sorprendido como estaba el chico. Se puso en pie cuando Hajime le gritó por detrás.

“Realmente no me importa si quieres arriesgar tu cuello por otras personas, pero ¿podrías al menos hacerlo de una manera que no nos cause problemas? O mejor aún, hazlo de una manera que no se note”.

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“Ah… ¿Hiciste eso, Nagumo?”

Hajime asintió en silencio. Usó la aguja de su brazo protésico para noquear al soldado. Aunque Hajime había conseguido salvar al chico antes de que Kouki pudiese siquiera mover un dedo, su actitud irritó a Kouki. Peor aún, Hajime había apagado el interruptor de sermón de Kouki.

“¿Qué quieres decir con que no te cause problemas? ¿Qué tiene de malo querer salvar a la gente? ¿No acabas de salvar a ese chico tú mismo?”

“Más bien resolví un problema antes de que pudieras ampliarlo. Si escoges una pelea con los imperiales aquí, vas a tener que lidiar con todo su ejército. Estamos tratando de buscar gente aquí, y hacer un gran alboroto no va a ayudar con eso. Te lo ruego, pero no hagas una escena”. Una vez más, Hajime enfatizó que no quería que nadie hiciera un escándalo. Hizo un gesto de desprecio a Kouki, indicando que la conversación había terminado. A Kouki no le gustó mucho eso, y una vez más intentó inculcar sus ideales a Hajime.

“¿No sientes nada por esos pobres hombres bestia que están siendo abusados allí? ¡Mira! ¡Incluso ahora están sufriendo!”

“Oye, Yaegashi. Haz algo con este imbécil. Se supone que tú estás a cargo de él, ¿no?”

Por supuesto, Hajime no era completamente despiadado. Ya había salvado a Myu antes, y si veía niños sufriendo, sentía que debía ayudarles si podía. Adultos que no podrían importarle menos.

Sin embargo, también tenía la disciplina para priorizar adecuadamente las cosas. Ayudar a unos cuantos esclavos aquí haría más difícil encontrar a Cam, o posiblemente resultaría en que le matasen, por lo que acudió a Shizuku para que le ayudase a manejar a Kouki. Shizuku se frotó las sienes, frustrada, y se giró hacia Kouki. Pero antes de que ella pudiera decir algo, la interrumpió. Parecía que Hajime también se irritaba al volverse hacia Shizuku en busca de ayuda.

“¡Shizuku no tiene nada que ver con esto! ¡Te estoy hablando ahora mismo, Nagumo! Si te preocupas tanto por Shea-san, ¿cómo es que no puedes compartir ni siquiera un poco de esa preocupación por esos hombres bestia que sufren ahí fuera?” Las cabezas se volvieron ante el fuerte arrebato de Kouki. Algunos de los supervisores imperiales también vinieron a ver lo que estaba pasando. Mientras Cam pudiese estar en manos enemigas, lo último que quería Hajime era una pelea con el imperio. Pondría su vida en peligro.

Hajime entrecerró los ojos y miró a Kouki. Una poderosa ola de intimidación le bañó.

“Amanogawa. Lo dije antes, pero realmente no me importa tu opinión, y no me apetece discutir contigo sobre lo que está bien y lo que está mal. No somos camaradas, no somos amigos, y definitivamente no creemos en las mismas cosas, así que no tengo ninguna intención de hacer algo sólo porque tú lo digas. Todo lo que hice fue dejar que me acompañaras un rato. Te sugiero que dejes de intentar pelear. La próxima vez que hagas algo estúpido… Te romperé los brazos y las piernas y te enviaré de vuelta al reino.”

“¿Qué…?”

Hajime canceló su Intimidación y continuó suspirando.

“Por otro lado, no tengo intención de convencerte de que cambies de opinión. Mientras no nos estés causando problemas, eres libre de hacer lo que quieras. Pero no permitiré que hagas nada que pueda poner a Cam y a los demás en peligro. Además, no hagas preguntas estúpidas. No hay forma de que vea a otros hombres bestia de la misma manera que veo a Shea”.

Hajime agitó la cabeza y se giró. La esclavitud era una parte natural de la vida en este mundo. Si bien era cierto que los hombres bestia de aquí estaban siendo terriblemente maltratados, los ciudadanos de aquí verían a Hajime y a los demás como los malos si trataban de salvarlos. Para ellos, liberar a un esclavo era como robar.

Si uno quería ayudar a los esclavos en estas circunstancias, necesitaba estar preparado para ver hasta el final. Necesitaban la resolución de luchar contra todo el imperio y obligar a una sociedad a no volver a utilizar esclavos. A menos que sean capaces de lograrlo, sus esfuerzos sólo empeorarán las cosas. Incluso si lograban liberar a algunos esclavos ahora, el imperio caería aún más duro sobre los hombres bestia después, y harían sus vidas más infernales de lo que ya eran.

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Hajime no tenía ni idea de si Kouki lo entendía o no, pero parecía que no estaba dispuesto a rendirse. Incluso ahora, seguía mirando con ojos de daga a la espalda de Hajime.

“Sé que apesta, Kouki. Pero tenemos que irnos, al menos por ahora”.

“Ahora mismo tenemos que centrarnos en la familia de Shea-san.”

Kouki suspiró. Sabía que Ryutarou y Suzu sólo intentaban consolarle, y eso sólo le hacía sentirse peor. Viendo que no se movía, Shizuku también le llamó.

“Kouki”.

“…lo sé.”

Asintió a regañadientes. Hajime era más que capaz de enviarlos a todos de vuelta a casa con un chasquido de sus dedos. Kouki sabía que necesitaba hacerse más fuerte. Lo suficientemente fuerte para mantener sus ideales. Incluso más fuerte que Hajime.

Pero para eso, para obtener la magia antigua, necesitaba a Hajime. No importaba cuanto le asqueasen los métodos de Hajime, Kouki no tenía más remedio que sonreír y soportarlo. Como seguir con Hajime era la forma más rápida de hacerse más fuerte.

Kouki se tragó sus quejas, se repitió para contenerlo, y silenciosamente siguió a Hajime.

“Ese chico parece estar luchando para resolver sus emociones.”

Tio caminó junto a Shizuku y le mostró una sonrisa.

“…Nadie es tan simple como parece.”

“De hecho, no lo son. Me imagino que alguien como tú, que se da cuenta más de lo que la mayoría tiene su parte justa de dificultades también. Especialmente cuando pareces incapaz de abandonar a alguien que necesita ayuda”.

Shizuku engulló cuando vio la seria mirada de Tio. Su habitual personalidad pervertida no se veía por ningún lado.

“Siéntase libre de ignorar el parloteo de esta anciana si lo desea, pero… Creo que deberías relajarte. Si pasas todo tu tiempo cuidando a los demás, perderás de vista tus propios deseos. Además, ¿ves eso? Seguirás preocupando a los que se preocupan por ti si no te relajas a veces”.

“¿Eh?”

Shizuku siguió la mirada de Tio.

“Shizuku-chan, ¿estás bien? Sigues poniendo esa cara de miedo.”

Kaori estaba justo delante de ella, una mirada de preocupación en su cara. Solo cuando miró hacia abajo, Shizuku se dio cuenta de que Kaori le cogía las manos.

“Gracias por preocuparte por mí, Kaori. Pero estoy bien. Bueno, estoy un poco preocupada por Kouki. Pero ahora que mi mejor amiga tiene el cuerpo de un apóstol de Dios, puedo contar contigo si pasa algo, ¿verdad?”

“¡Sí, déjamelo a mí, Shizuku-chan!”

Gracias a las palabras de Tio y a la presencia de Kaori, Shizuku pudo liberar la tensión que se había ido acumulando en su interior. Siguió a Hajime, sus pasos más ligeros que antes.

Con Kouki y los otros todavía luchando con sus pensamientos, el grupo llegó al gremio de aventureros. La rama del gremio del imperio era más un bar que un gremio apropiado. Las mesas estaban esparcidas al azar entre la amplia sala principal, y había dos mostradores en el frente. El primero era un mostrador de recepción estándar, aunque la chica que lo atendía tenía un aspecto mucho más salvaje que las chicas que habían estado en otros gremios que Hajime había visto. El otro mostrador era un bar completamente abastecido. Aunque todavía era mediodía, la mitad de los clientes ya estaban borrachos. Si tienes tanto tiempo libre, ¿por qué no ayudas con la reconstrucción? Hajime pensó para sí mismo.

Como siempre, cuando Hajime y los demás entraron por la puerta principal, todos se giraron para mirarles. Más específicamente, todos se volvieron para mirar a Yue y a los demás. Hajime no quería lidiar con esto ahora mismo, así que activó su Intimidación desde el principio y se acercó al mostrador de recepción. Sin embargo, los aventureros en el imperio fueron cortados de un diverso paño que ésos en Horaud o el capital. En vez de desmayarse, instantáneamente se pusieron en guardia. La señora del mostrador no tenía ninguna de las alegrías que tenían las otras recepcionistas del gremio. Ella miraba perezosamente a Hajime, su mirada decía claramente “adelante”.

“Estoy buscando información. ¿Hubo algún hombre bestia en un alboroto en este pueblo recientemente?”

La recepcionista lo miró sospechosamente. Hajime sabía que era una pregunta extraña. Si hubiera querido encontrar esclavos, habría sido mejor para él ir al gremio de comerciantes. Además, ningún esclavo podría hacer un alboroto. Sus collares de esclavos pondrían fin a cualquier resistencia que pudieran intentar. Además, no había hombres bestia en la ciudad que no fueran esclavos. Lo que significaba que lo que Hajime estaba preguntando debería haber sido algo imposible.

Al final, la recepcionista señaló al mostrador del bar del otro lado. Hajime no sabía si estaba cansada de tratar con él, o si ese era el procedimiento habitual aquí.

“Pregúntale al tipo de allí.” Hajime miró hacia donde estaba señalando y vio a un anciano de pelo gris que pulía silenciosamente las gafas. Bueno, supongo que es lo normal en los RPGs reunir información en los bares. Después de endosarle el trabajo a su compañera de trabajo, la recepcionista se dio la vuelta, señalando que había terminado de hablar. Hajime sonrió irónicamente y se dirigió al bar.

Los aventureros miraron intensamente a Hajime y a los demás, evaluándolos. Ryutarou respondió, como siempre, mirando a todos y cada uno de ellos. Por otro lado, Suzu se escondió detrás de Shizuku y se agarró a sus mangas. En realidad fue bastante lindo.

Hajime se detuvo frente al camarero y le hizo la misma pregunta que le había hecho a la recepcionista. Sin embargo, el camarero lo ignoró y continuó puliendo su copa de vino. Hajime entrecerró los ojos peligrosamente, lo que finalmente hizo que el hombre respondiese.

“Esto es un bar. Los niños no pertenecen aquí. Y a menos que estés aquí para pedir alcohol, no tengo nada que decir. Ahora vete.”

Cielos, eso es lo más cliché que hay. Pero a Hajime personalmente le gustaba este cliché en particular. El camarero tenía todo el acto abajo, incluyendo continuar puliendo su vaso mucho después de que estaba resplandeciente. Apuesto a que esto significa que le gustaré si me tomo una botella entera delante de él. Emocionado ante la perspectiva de representar el papel de un protagonista de RPG, Hajime frunció el ceño estoicamente y puso algunas monedas sobre la mesa.

Hajime no se dio cuenta de lo mucho que sus tendencias chuuni se estaban filtrando en ese momento. Ni se dio cuenta de la mirada exasperada que le dirigió Yue. Después de todo, a Hajime le encantaban los clichés como este.

“Está bien, lo haremos a tu manera. Camarero, deme una botella de lo más fuerte que tenga”.

“Si vomitas, tiraré tu lamentable pellejo fuera de aquí.”

Las cejas del camarero temblaron de sorpresa, pero no rechazó la petición de Hajime. Cogió una botella de la estantería que había detrás y la puso delante de Hajime. La razón por la que había estado de acuerdo era porque el aura de intimidación que desprendía Hajime, junto con las cautelosas miradas de los aventureros de los alrededores, habían hecho saber al camarero que Hajime no era un chico normal.

Hajime rozó la botella con sus dedos, cortando la tapa. La gracia con la que lo hizo hizo que todos los que miraban se quedaran boquiabiertos. Hasta el camarero se sorprendió.

El penetrante olor a alcohol surgió de la botella abierta, y tanto Kaori como Shea arrugaron sus narices. Kouki y los demás se taparon la boca y dieron unos pasos hacia atrás.

“¿N-N-Nagumo-kun? ¿De verdad estás planeando beber eso? Yo no lo recomendaría”.

“S-Sí. Vas a vomitar. Tengo ganas de vomitar sólo con olerlo”.

“Si vas a beber Hajime-kun, ¿no puedes al menos escoger algo que sepa mejor?”

“Kaori-san tiene razón, Hajime-san. ¿Por qué tuviste que elegir la que peor huele…”

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Shizuku, Suzu, Kaori, y Shea intentaron disuadirle. Incluso Yue tiró suavemente de la manga de Hajime cuando se dio cuenta de lo mal que olía.

“Apenas puedo pedir alcohol de calidad si planeo tragarlo. Eso es como una blasfemia.” Hajime miró a hurtadillas al camarero mientras decía eso.

Como esperaba, el viejo sonreía un poco. ¡Sabía que lo entendería! ¡Este camarero es un cliché! Hajime ignoró las quejas de las chicas y empezó a engullir el maloliente brebaje. Hajime y el camarero estaban perfectamente sincronizados.

¿Estás viendo esto, camarero? Me aferro al cliché, así que mejor te gusto después de esto. El alma chuuni de Hajime se manifestó en la forma de un mini-Hajime dentro de su mente. Dijo mini-Hajime empezó a agarrarse del brazo izquierdo como si tratara de agarrar un mal indescriptible.

El tragar de Hajime era el único ruido dentro de la vasta sala del gremio. En el lapso de unos segundos, lo había vaciado todo. Golpeó la botella vacía contra el mostrador y sonrió al camarero. “¿Feliz ahora?”

“Está bien, está bien. Ahora eres un buen cliente”.

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El camarero levantó ambas manos al rendirse, pero su sonrisa se hizo más amplia. Qué maravilloso y amargado anciano.

“Hajime. ¿Estás satisfecho?”

“Sí.”

Hajime se giró hacia Yue y asintió, la misma sonrisa de vértigo aún en su cara. Sabía que era un cliché, pero poder representar una escena como ésta había sido uno de sus sueños.

Como un aparte, no importaba cuanto bebía Hajime, nunca se emborrachaba. Una de sus habilidades era la Resistencia al Veneno, que contrarrestaba los efectos del alcohol. De vuelta en Japón, su padre le había enseñado lo maravilloso que podía saber el licor, y se había convertido en un fanático de la bebida. Así que fue un poco decepcionante que nunca más pudiera experimentar la embriaguez.

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