Arifureta Shokugyou de Sekai Saikyou (NL)

Volumen 6

Capítulo 4: Traición

Parte 1

Volvamos a hace unas horas. Justo cuando Kaori y Liliana se habían colado en el palacio.

¡Craaaaaaaaaaaash!

“¿¡Eh!? ¿¡Qué está pasando!?” Shizuku se despertó al escuchar el sonido de un cristal rompiéndose. Tiró sus sábanas, agarró su katana, y se puso en pie. Su reacción instantánea dejó claro que siempre estaba en guardia, incluso cuando dormía.

“…..” Shizuku se puso tensa y contuvo la respiración, preparada para un ataque. Sólo después de haber comprobado que no había nadie más en su habitación se permitió a sí misma relajarse.

Había estado aún más vigilante de lo habitual estos últimos días. La gente había empezado a desaparecer misteriosamente del palacio.

Las desapariciones habían comenzado unas semanas después de haber sido salvados de la muerte en el Gran Laberinto de Orcus y Kaori se había ido con Hajime.

Shizuku había estado preocupada por ellos desde el primer día. No podía decir exactamente lo que estaba mal, pero su sexto sentido le había dicho que algo no estaba bien.

Al principio, lo había atribuido al estrés. Su mejor amiga ya no estaba a su lado, los demonios eran mucho más fuertes de lo que esperaban, y todo el mundo estaba luchando con el problema de si realmente podían o no matar. Era posible que estuviera nerviosa.

Pero finalmente se dio cuenta de que sus sentidos no la engañaban. Algo estaba definitivamente mal.

Pero no fue hasta hoy que tuvo pruebas.

Hacía tres días que Aiko había vuelto y le había dicho a Shizuku que tenía algo importante que contarles a todos esa noche. Justo después de eso, ella había desaparecido. La cena iba y venía, y ella no estaba por ningún lado.

Además, Liliana desapareció ese mismo día. Los guardias del palacio y los sirvientes entraron en pánico.

Dos personas que Shizuku conocía bien habían desaparecido sin dejar rastro. Yuka y el resto del escuadrón de guardia de Ai-chan empezaron a buscarlos frenéticamente. Kouki y los otros ayudaron, por supuesto.

Fue entonces cuando Ishtar apareció y les dijo que Aiko había subido a la Montaña Divina para argumentar en contra de que Hajime fuese declarado hereje.

Naturalmente, Shizuku y los demás habían pedido a Ishtar que les permitiese unirse a ella, pero él se había negado. El ascensor que se dirigía a la catedral principal en la cima de la montaña no funcionaba, y no había otro camino al templo.

Llevaron sus quejas al rey Eilheid, pero él simplemente les dijo que Aiko volvería en tres días y que debían esperar. A regañadientes, los estudiantes se echaron atrás.

Las preocupaciones de Shizuku continuaron creciendo. Aún no tenía pruebas de que algo estuviera pasando, pero estaba segura de que algo malo estaba pasando. Peor aún, el Capitán Meld también había desaparecido, así que ella tampoco podía pedirle consejo.

Tres días. Si nos quedamos aquí tres días… Habían pasado tres días y la mañana de la invasión comenzó a sonar.

Ni Aiko ni Liliana regresaron.

Ishtar y los otros sacerdotes también habían desaparecido. No sólo eso, sino que los guardias que habían asignado a Aiko, David y su escuadrón también habían desaparecido. El ascensor a la catedral principal todavía no funcionaba.

Tanto el rey como el primer ministro se negaron a reunirse con los estudiantes.

En un día más, pasaron cuatro días desde que Aiko y Liliana desaparecieron.

Sin embargo, parecía que solo Yuka y Shizuku estaban preocupadas por eso.

Aunque Kouki pensó que era extraño que Aiko no hubiese vuelto, no podía entender que algo peligroso estuviese pasando dentro del propio palacio. Pensó que la discusión sobre la herejía de Hajime se estaba alargando.

Shizuku podía ver que los sentimientos conflictivos de Kouki hacia Hajime nublaban su juicio. Además, su mente estaba demasiado preocupada por los pensamientos de Kaori, y si realmente podía o no matar, como para pensar en otra cosa.

Como la mayoría de los otros estudiantes todavía lo admiraban, el hecho de que no estuviera preocupado por Aiko era suficiente para asegurarles que ellos tampoco necesitaban estarlo. Si él dijo que ella estaba bien, estaba bien.

Así que Shizuku había decidido consultar a Yuka y a sus amigos. Ellos eran los únicos otros estudiantes que compartían su sensación de malestar.

Decidieron que, si Aiko no regresaba esta noche, escalarían la montaña, con o sin elevador.

Después de terminar sus preparativos para la escalada de mañana, Shizuku se había acostado en plena alerta. Aiko no había vuelto, y cada vez sospechaba más de todos los que estaban en el castillo. Lo que nos lleva al presente.

Shizuku se puso en silencio su equipo y salió de su habitación.

Silenciosamente maldijo mientras su puerta hacía un ligero chirrido cuando la abrió.

Mirando por el pasillo, Shizuku se dio cuenta de que Yuka, Taeko y Nana también estaban fuera de sus habitaciones. Estaban de pie, tímidamente examinando sus alrededores.

“¡Ah, Shizucchi!” Nana vio a Shizuku y la llamó sin pensarlo. Shizuku instantáneamente puso una mano sobre su espada. Yuka y Taeko golpearon a Nana en la cabeza, susurrando furiosamente “Idiota, ¿y si fuera un intruso?”. “¡No seas tan descuidada, idiota!”

Nana se disculpó con lágrimas en los ojos, mientras Shizuku agitaba su mano para hacerles saber que la zona estaba despejada.

Yuka y las demás salieron al pasillo mientras Shizuku corría hacia la habitación de Kouki y golpeaba.

La puerta se abrió inmediatamente. Kouki estaba allí de pie, completamente vestido. Detrás de él, Ryutarou estaba en proceso de levantarse. Parecía que el sonido también los había despertado.

Shizuku suspiró, y miró a Kouki con expresión de dolor.

“Kouki, realmente necesitas tener más cuidado. No le abras la puerta a cualquiera que llame… Mira, al menos deberías asegurarte de que la persona del otro lado es un amigo. ¿Y si hubiera sido un enemigo?”

“Pero estamos en el palacio. ¿Por qué habría enemigos aquí?”

Kouki ladeó la cabeza, confundido. Aunque también había oído el ruido antes, parecía creer que el palacio era completamente seguro.

A juzgar por sus ojos llorosos, tampoco estaba completamente despierto.

“Bueno, algo no está bien, así que mantente en guardia.” Ryutarou gritó desde detrás de Kouki. “Está bien, está bien. Pero creo que estás pensando demasiado, Shizuku”. Ninguno de ellos hizo ningún movimiento para prepararse.

“De todos modos, Shizuku. ¿Qué fue ese ruido? Sonaba como algo que se rompía…”

“No estoy segura. Voy a despertar a los otros y veré si alguien sabe algo. Tengo un mal presentimiento sobre esto…”

Shizuku se giró hacia Yuka. Yuka asintió con la cabeza y ella y sus amigas se separaron para despertar a los demás.

Como era de esperarse, los que luchaban constantemente en el frente ya estaban preparados. Jugo Nakayama, Kentarou Nomura, Kousuke Endou, Ayako Tsuji, Mao Yoshino, Daisuke Hiyama, Reichi Kondou, Shinji Nakano y Yoshiki Saitou respondieron inmediatamente a la citación de Shizuku.

El resto del escuadrón de guardaespaldas de Aiko estaba fuera antes de que Shizuku llegara a sus habitaciones.

Lamentablemente, el resto de los estudiantes no estaban tan preparados. Aquellos que no habían luchado en meses eran extremadamente lentos para responder, y algunos todavía estaban dormidos. Shizuku tuvo que golpear a algunos de ellos hasta que se despertaron. Otros, tuvo que persuadirlos para que salieran de sus habitaciones porque habían oído el ruido y estaban demasiado asustados para salir.

“Siento haberlos despertado en mitad de la noche, chicos. Pero la mayoría de ustedes escucharon ese ruido, ¿verdad? Debería estar a salvo dentro del palacio, pero creo que deberíamos ir a ver qué pasa todavía. Podría ser peligroso, así que vayamos todos juntos”. Las palabras de Kouki dieron vida a los estudiantes, y aquellos que aún estaban medio dormidos finalmente se despertaron.

Todos asintieron nerviosos, preguntándose qué podría haber pasado mientras dormían.

En ese momento, unos pasos se acercaron al grupo desde el final del pasillo.

Los estudiantes se dieron la vuelta y vieron a Nia, la sirvienta personal de Shizuku, corriendo hacia ellos. La que regañó a los otros estudiantes por confiar demasiado en Shizuku.

“¡Nia!”

“Shizuku-sama…”

El tono de Nia estaba desolado.

Fue sorprendente verla tan abiertamente deprimida. Nia era de una familia de caballeros, y normalmente estaba mucho más calmada y tranquila, como Shizuku.

Shizuku abrió la boca para preguntar qué le pasaba, pero antes de que pudiera decir algo, las palabras salieron de la boca de Nia.

“La primera capa de la barrera ha sido destruida.”

“¿¡Qué!?”

La razón de su inusual solemnidad rápidamente se hizo evidente.

“Los demonios han lanzado un ataque. Tienen un ejército fuera de las puertas, y ya han roto la primera barrera”.

“¿Cómo ellos…”

El informe de Nia fue tan impactante que ni siquiera Shizuku pudo mantener la calma. Los otros estudiantes estallaron en un alboroto.

Todos ellos habían creído que los demonios nunca llegarían a la capital. Estaba en el extremo norte del continente. Todos habían asumido que los demonios necesitarían conquistar todas las demás ciudades y fortalezas humanas antes de poder asaltar la capital.

E incluso si llegaban a la capital, los estudiantes habían creído que la barrera se mantendría. Después de todo, no había sido violada en siglos.

Su conmocionada reacción fue natural.

“Nia. Hay un total de tres barreras protegiendo la capital, ¿verdad?” Preguntó Kouki con expresión adusta.

Había un total de tres barreras, siendo cada una de ellas más pequeña y robusta que la anterior.

“Eso es correcto, Kouki-sama. Los demonios destruyeron la capa más externa con un solo ataque. Es sólo cuestión de tiempo antes de que rompan el resto…” Kouki asintió y consideró sus opciones. Después de unos momentos de deliberación, decidió hacer un ataque.

“Saldremos e intentaremos ganar algo de tiempo. Mientras tanto, evacuen a todos los residentes. Si podemos aguantar lo suficiente para que los soldados y caballeros entren en formación…” Sólo unos pocos estudiantes parecían estar de acuerdo con la propuesta de Kouki; sólo los de los otros frentes y los guardias de Aiko.

Los otros miraron hacia otro lado, avergonzados. Hacía tiempo que habían perdido la voluntad de luchar. Sus espíritus habían sido aplastados ese día en el Gran Laberinto de Orcus.

Incluso si era sólo una batalla defensiva para ganar tiempo, no tenían la confianza para enfrentarse a todo un ejército.

Kouki se dio cuenta de que no podía forzarlos y cerró los ojos en resignación. Tendremos que hacer lo que podamos con la poca gente que tenemos. Pero antes de que pudiera decir algo, Eri interrumpió.

“Espera, Kouki-kun. En lugar de salir corriendo sin preparación, creo que deberíamos encontrar primero a Meld-san y a sus caballeros”.

“Eri… Pero…” Eri pasó de Kouki a Nia.

“Nia-san. Dijiste que tenían un ejército, pero… ¿sabes sus números exactos?”

“No estoy segura, pero parecía ser alrededor de cien mil.”

Todo el mundo tragó saliba. No fue una redada pequeña. Fue una invasión a gran escala.

“Kouki-kun. No hay forma de que podamos tener un ejército tan grande por nuestra cuenta. Tenemos que conseguir más gente primero. Somos el recurso más fuerte que tienen los humanos, no podemos desperdiciarnos imprudentemente. Por eso creo que sería más inteligente encontrar primero a Meld-san”. Aunque hablaba en voz baja, sus palabras eran firmes. Después de todo, seguía siendo miembro del grupo de los héroes. Además, su sugerencia era lógica.

“Sí, estoy de acuerdo con Eririn. Eso es lo inteligente que hay que hacer. ¡Sabía que esas gafas no eran sólo para mostrar!”

“Las gafas no hacen a la gente inteligente automáticamente, Suzu.”

“Fufu. También estoy de acuerdo con Eri. Parece que era la única que pensaba racionalmente entre nosotros. ¿Qué dices, Kouki?”

Kouki dudó un momento, pero al final, cedió. Como el resto del grupo, confiaba en el juicio racional de Eri.

“Tienes razón. Es especialmente en tiempos como estos cuando necesitamos mantener la calma. Vamos a unirnos con Meld-san y sus caballeros primero.” Nagayama, Hiyama y Yuka también estuvieron de acuerdo con esa evaluación. Y así comenzó la búsqueda del Capitán Meld.

Primero, se dirigieron al área de montaje donde imaginaron que estarían los caballeros.

En su apuro, nadie se dio cuenta de que uno de los miembros de su grupo sonreía malvadamente